martes, 24 de junio de 2025

Se acabaron los caprichos

 



Nos levantamos tranquilamente cómo corresponde a un sábado. Desayunamos sin prisa y luego decidimos que hacíamos. Había que hacer la compra semanal y ella me propuso ir al centro, con la excusa que tenía que ir a cambiar unas compras. Me pareció buena idea y así mientras yo hacía la compra, ella hacía sus recados y ya que estábamos quedamos en una terraza para hacer el aperitivo. 

Llegué yo antes, pedí y la esperé, aún tardo en llegar una media hora, la vi acercarse caminado y con dos bolsas, lo cual me extrañó, se sentó en la mesa, las dejó en el suelo y pidió. 

- ¿ Que tal mucha gente en el súper? 

- Pues menos de la que esperaba 

- ¿ Me has comprado el acondicionador? 

- ¿Tú qué crees? ¿Y tú vienes muy cargada no? Pensaba que ibas a cambiar dos camisetas. 

- Si...he cogido un par más por el cambio y también he comprado un albornoz y unas alpargatas chulísimas de cuña.

- ¿Más ropa?

- Bueno...es que ya han empezado las rebajas...

- Ya y cuando no son rebajas, es online...cómo los vestidos de hace unos días.

- Pffff no empieces...

- Nena, tienes el armario lleno y con cosas con etiqueta aún 

- Y que más de te da, lo pagas tú ? Pues ya está.

- No se trata de eso, se trata de ser razonable, me apuesto lo que quieras, que se terminará el verano y no te habrás puesto un sólo día la mitad de los vestidos que has comprado está semana

- Ese no es tú problema

- Baja el tono nena, que no estoy hablándote mal. 

- Joder!!! Es que siempre es lo mismo, me compro cualquier tontería y ya estás en plan Pepito Grillo, ya te digo como si lo pagarás tú, es mi dinero, me lo gano yo!!!

En ese momento, me percaté que desde alguna mesa, nos observaban , y que aquel tono no era el más adecuado en público y cambié de tema, nos tomamos algo más y fuimos a buscar el coche que estaba en el parking del supermercado. 


Nos montamos y nos fuimos para casa, descargué la compra del coche y cargado con ella subimos a casa. Al entrar fui directo a la cocina y dejé las bolsas encima de la encimera. Ella entró dentro y fue directa a la habitación. 

- Nena, ven un momento. 

- Voy, espera que me pongo cómoda. 

- Ven ahora por favor..

- Pfffff...

Escuché sus pasos acercarse. Y al llegar, yo estaba apoyado en la encimera con los brazos cruzados. 

- ¿A ti te parece normal, esa forma de comportarte en público? 

- Es que cansa, siempre lo mismo, cada vez que me compro algo, sermón y cansa

- ¿Sabes que cansa realmente? Cansa y mucho que te comportes cómo una caprichosa incapaz de autorregularse y todavía cansa más aún que pierdas los papeles, que seas incapaz de dialogar cómo una adulta y que me contestes mal y levantes la voz en público!!!! Y eso sí que no lo voy a permitir. 

En ese momento la cogí del brazo, le di la vuelta y empecé a darle un ráfagas de palmadas sobre el vestido. 

- No pienso permitir, que me vuelvas a levantar la voz en público y cómo además no sabes regularte, te voy a poner un techo de gasto al mes, se acabó la tontería y me da igual que lo ganes tú, aquí hay normas y las vas a cumplir. Tira para el salón.

Le dije sin soltarla y guiándola por el pasillo, mientras caminábamos agarrados le iba soltando algún azote .

- Ya te aviso que hoy no hay piscina y ya te daré trabajo para que no te aburras esta tarde. 

Al pasar por el mueble del salón, paré un momento abrí una de la puertas y metí la mano en bote, allí había una de aquellas monedas antiguas de 50 pesetas, con la cara de Franco. Sin soltarle la llevé hasta la pared, puse la moneda a la altura de su nariz y le dije. 

- La punta de la nariz pegada a la moneda y pobre de ti que se caiga, pon las manos detrás de la espalda y aquí quieta, mientras coloco la compra, que luego vendré para dialogar con tu culo, que parece que así te entran las cosas mejor. Y allí la dejé, con las manos en la espalda y teniendo que sujetar pegada a la pared  con la nariz, la pesada moneda de 50 pesetas y me fui a guardar la compra tranquilamente, cuándo terminé, me fui a buscarla, antes saqué un silla de la mesa y la puse en el centro del salón y el significado de eso estaba claro.

Entonces la fui a buscar, la cogí del brazo, cogí la moneda que me puse en el bolsillo y la llevé sujeta hasta la silla, entre quejas, me senté sin soltarla y nada más sentarme le di un par de palmadas fuertes en el culo.

- Silencio!!! No quiero escucharte, para eso debes aprender antes a dialogar cómo una persona, entonces te escucharé, pero mientras lo único que voy a escuchar es como suenan los azotes que te voy a dar.

Ya no dije nada más , la puse sobre mi rodillas, le levanté el vestido, agarré las braguitas y las estiré hacia arriba, haciendo que se metieran entre sus nalgas y empecé a zurrarla con la mano. 

- Esto es lo que te espera, cada vez que te comportes cómo una caprichosa maleducada.

Durante unos cinco minutos le estuve calentando el culo, a la vez que con la mano izquierda sujetaba las braguitas bien estiradas, hasta que los dos cachetes del culo, estuvieron bien rojos, entonces paré y de un tirón le bajé las braguitas.

- Levántate.

Se levantó.

- Dame tus tarjetas, las voy a guardar yo una temporada y vas a estar un tiempo, ya te aviso con una cantidad a la semana para tus gastos, cómo la adolescente que eres. Si necesitas algo extra, me lo pides y me dices que y ya veremos si te lo concedo, según te portes y crea que es necesario ¿Está claro? 

Resignada fue al bolso, cogió el monedero y me entregó las tarjetas. 

- Las dejaré en la mesita de noche, pero de aviso, si detecto algún gasto raro, a parte de no sentarte en una semana, las guardaré yo ¿Me has entendido?

Asintió con la cabeza ruborizada. 

- Pues ahora ve al baño y mírate cómo tienes el culo. 

Suspiró profundamente y fue hasta el baño, tardó poco en volver. 

- ¿Crees que está lo suficientemente rojo?

Al escucharme lo que se puso rojo, fue su rostro.

- Contesta...

- Pffffff no me hagas decir eso...

- Eso es señal que aún no lo está. 

Me levanté, la cogí del brazo y la llevé hasta el sofá. La hice tumbarse por encima del brazo del sofá, nada más hacerlo le levanté el vestido, la cogí de la cintura y la elevé un poco más. Entonces le terminé de quitar las braguitas y las manipulé.

- Vaya, vaya, la señorita cochina, tiene las braguitas bien mojadas, eso es que aún no lo pica bastante el culo.

Empecé a desobracharme el cinturón, de un tirón lo saqué de las presillas del pantalón. Lo doblé y lo dejé un instante sobre su espalda, con mis pies le separé las piernas. Entonces cogí el cinturón de cuero doblado.

- No quiero tener que decirte, que no quiero que te muevas. 

Y sonó el primer azote cruzando su piel. Los azotes fueron cayendo metódicamente, cada tres o cuatro me detenía para acariciar y apretar sus nalgas, cada vez más calientes y rojas. Le di un par de docenas, suficiente para que el resto del día sintiera los efectos de su comportamiento, entonces me volví a poner el cinturón. Y "comprobé" con mis dedos como estaba su sexo...palpitante cómo su culo y mojado. Pero ahí se quedó, en la comprobación, le di un par de palmaditas en el culo y le dije.

- Ahora vuelve al baño, a ver cómo tienes el culo y antes de volver,te vas a la habitación, que quitas el vestido, te pones una camiseta y nada más y vienes. Ahhh y pon las braguitas para lavar...

La esperé pacientemente, sentado en la sofá, hasta que se presentó solo con la camiseta. 

- ¿ Crees que tienes el culo suficientemente rojo? 

- Si - contestó con voz floja-

- Date la vuelta 

Lo hizo

- Levántate la camiseta e inclínate un poco

Suspiró y lo hizo.

Y yo empecé a pasarle los dedos por las nalgas castigadas...

- Te va a quemar un rato, pero te vas a tener que aguantar.

Entonces le hice darse la vuelta, y poner las manos sobre la cabeza, le levanté la camiseta por encima del pecho y le rocé con los dedos los pezones, duros y sensibles.

- Vas a estar aquí quieta , mientras preparó de comer.

Y así fue, allí estuvo de pie en medio del salón, con las manos en la cabeza, el culo ardiendo y mostrando los pechos. Cuando estuvo la comida, nos sentamos a comer y al terminar, la envié a la cama a hacer la siesta, siesta a la que me uní yo, después de recoger y fregar los platos. 





miércoles, 18 de junio de 2025

Jugar con fuego

 



Hay un refrán español, que dice "después de las risas vendrá los lloros" y es que hay momentos en los que parece, que se busque y hasta que no llega no se para.

Tenemos por costumbre, escribirnos algún mail, cuando estamos en el trabajo y podemos. Así el día se no pasa más rápido, aquel día me escribió uno, en el que me venía a decir que la "ayudase" a volver a ponerse las pilas con el gimnasio, que lo tenia bastante abandonado. Obviamente cuándo en nuestra dinámica de relación te piden algo así, es para que te impongas. Y le contesté con un escueto:

- Está bien, pero luego no quiero quejas, no excusas.

Sus siguientes respuestas la podríamos calificad de provocadoras,.siendo generoso y ahí decidí cortar por lo sano y le escribí.

- No quiero leer ni una sola queja más, ya ayer me faltaste al respeto, pero lo dejé pasar porque tenías guardia y estabas agobiada, pero lo que no voy a permitir es que me pidas algo y acto seguido, te quejes si te pongo normas, y como no pienso permitirlo, estás castigada, cuando llegues a casa te pones el pijama y me vas a escribir una redacción sobre tu comportamiento, cuándo llegue la quiero terminada y me la vas a leer y luego al gimnasio ¿Está claro?

Su respuesta, fue un simple

- Pues vale!!!! 

Desde ese momento supe, que ya no pararía hasta acabar con el culo rojo. 

Cuando llegué a casa, estaba en el sofá, con cara de niña con pataleta, apenas me saludó, con toda la calma del mundo me cambié de ropa y al volver cogí una de las sillas la puse en el centro del salón y me senté.

- ¿No tenías que hacer algo?

- Ya está hecho 

- Pues ve a buscarlo y ven aquí.

Se levantó refunfuñando y fue hasta el despacho, de vuelta llevaba consigo el cuaderno y se acercó para dármelo, se lo cogí, sin abrirlo.

- Pon las manos detrás de la espalda

Otro soplido, pero lo hizo, le deseanudé el pantalocito del pijama, que cayó a sus tobillos y después le bajé las braguitas a medio muslo. 

- Toma , lee en voz alta.

Suspiró y dijo.

- Siento mucho haberte hablado así.

Y cerró el cuaderno

- ¿Eso es lo que has escrito en dos horas?

- Joder y que quieres que escriba!!!

- Señorita vigila esa boca y ese tono. 

Le di el cuaderno y le dije.

- ¿Sabes que he pensado? Que hoy no vas a ir al gimnasio, ya recuperarás, así que ahora te vas a sentar a escribir una reacción cómo dios manda. 

Dejé el cuaderno en la mesa, me levanté y puse la silla frente al cuaderno.

- ¿Venga a que esperas?

Cogió la braguitas para subírselas, pero le si un manotazo.

- Déjalas ahí 

Volvió a resoplar y quejarse, pero acabó por sentarse, yo fui a buscar algo fresco a la nevera y me senté en el sofá. Puse la tele y allí estaba vigilando. 

Un rato después golpeó con el bolígrafo en la mesa, la miré serio

- Es que no me sale nada!!!!

- Está bien

Me levanté, la hice levantarse y le subí las braguitas y el pantalón. 

- Sin hacer nada no vas a estar, así que tráete los trastos de planchar, que tienes un montón de ropa por planchar.

Yo sabía que odiaba planchar.

- Y el gimnasio?

- Ya te he dicho, que hoy no había.

Al final se puso a planchar allí delante de mi, eso sí todo el rato quejándose y refunfuñando.  La dejé allí enfadada consigo misma y me fui a hacer la cena, cuando estaba lista fui a ver cómo lo llevaba y ya estaba guardando ropa, así que empecé a poner la mesa. La cena siguió la tónica del día, respuesta monosílabas, cuando no directamente bordes, me dieron unas ganas de levantarla de la mesa a media cena y ponerle el culo ardiendo...pero me las aguanté. Al terminar la hice recoger la mesa, cuándo estuvo se vino para el sofá.

- ¿Que estás viendo?

- Nada ¿Por?

- Déjame el mando, que voy a poner una serie.

- De eso nada señorita, son casi las 10 y media , y llevas todo el día portándote como una niña caprichosa, así que vete preparando que te vas a la cama y deja el teléfono aquí, encima de la mesa.

- ¿ Pero por qué?!!!! No pienso irme a la cama no son ni las once y no soy una niña!!!

- No te lo voy a repetir, vete a lavar los dientes, y cuando estés dejas el teléfono aquí y me das un beso de buenas noches.

Se quedó cruzada de brazos apoyada en la mesa, la miré y me miró desafiante.

- Cuento a tres...

- Pues ya puedes contar a tres mil, no pienso irme a la cama antes de las 11 y media. 

- Se acabó la tontería.

Me levanté y me fui a por ella, la cogí del brazo y la arrastré hasta el sofá, me senté , la puse en mis rodillas y con energía le bajé el pantalón del pijama y las braguitas.

- Ahora no sólo te vas a ir a la cama, cuando te diga, es que además vas a dormir boca abajo.

Y le empecé a dar una azotaina con la mano directamente en el culo desnudo. 

- Anda que no sabía yo que te ibas a ir a la cama calentita hoy, parece que te morías de ganas, pues enhorabuena.

Le puse el culo rojo como un tomate.

Cuando paré, me levanté la llevé de la mano al cuarto de baño, con el pantalón y las braguitas en los tobillos, esperé a que se lavara los dientes y cuando estuvo, directos a la habitación, destapé la cama sin soltarla, la hice meterse boca abajo con el culo al aire, le cogí el móvil y le dije. 

- Voy a dejar la puerta abierta, así que ni se te ocurra poner la tele. 

Y allí la dejé. Me fui un rato a ver la tele al salón, en ello estaba, cuando me vino una intuición, sin apagar la tele y sigiloso, me asomé a la habitación y vi algo raro, encendí la luz.

- ¿Se puedes saber que haces con ese cojín entre las piernas?

Me fui para ella y se lo quité, entonces le cogí la mano.

- ¿Serás descarada y desvergonzada? Te estabas tocando!!!

La levanté de la cama a la fuerza, sin darle tiempo a nada, la puse sobre mi pierna izquierda y le separé las piernas. Llevé mis dedos entre sus piernas, estaba empapada, le metí dos dedos.

- Será posible!!!! 

- Joooo es que cuando te pones serio, es inevitable...

- Desde el momento que te portas cómo una niña, pierdes el derecho al placer adulto 

Quité le dos dedos y le di un par de palmadas en el coño desde atrás.

- Eres una cochina...te voy a enseñar a respetar los castigos.

Le di media docena de azotes más entre las piernas y al terminar le volví a meter un par dedos...

- ¿Te gusta que te meta los dedos con el culo rojo? ¿Y que te hiciera correrte?

No contestó, pero empezó a mover las caderas...

- No lo sueñes.

Le quité los dedos y le di media docena más de palmaditas entre las piernas, cuando termine le levanté y le dije.

- Túmbate boca arriba. 

- Pffff 

La miré y lo hizo, yo abrí el cajón de la mesita de noche y cogí el cepillo de bebé, era un cepillo más pequeño y ligero, no picaba tanto, pero le daba mucha vergüenza que lo usará.

- Levanta las piernas 

La ayuda cogiéndole los tobillos. Y en cuento lo hizo empecé a azotarla con el pequeño cepillo, en esa posición. 

- Las niñas desvergonzadas no tienen premios, tienen castigos. 

Aunque aquel cepillo era más soportable, que los otros más pesados y grandes, un buen rato de azotaina, le acabó de dejar el culo bien rojo y sin soltarle los tobillos, lo dejé en la mesita de noche. Entonces y en esa posición le volví a pasar los dedos por la rajita, en ese momento estaba mojada hasta por fuera. Le dejé caer las piernas un momento.

- No te muevas, fui al baño y cogí el paquete de toallitas, de vuelta le hice levantar las piernas otra vez, y con las toallitas la sequé, entonces abrí de nuevo el cajón de la mesita y busque un plug pequeñito de silicona, mas cómodo que los metálicos y el lubricante.

- Al final vas a dormir con algo dentro por descarada.

Sujetándole las piernas le puse lubricante en el culo y jugué un poco con mi dedo, antes de meterle el plug mirándole la cara. Al terminar ya con el plug, dentro la volví a secar, con las toallitas y la hice tumbarse boca abajo en la cama, con las manos sobre la cabeza, hasta que yo volviera. 

Cuando volví, me metí en la cama con un libro y aquella noche durmió con el culo ardiendo, sin crema, el plug dentro del culo y boca abajo. 

Al día siguiente desde el trabajo le envié un mail.

" Que sepas que tú comportamiento de ayer es inadmisible y sigues castigada, hoy cuando llegues a casa, te vas a poner a copiar hasta que llegue yo: Ayer fui una niña descarada, desvergonzada y cochina. Y cuando llegue me enseñas lo que has copiado y hablaremos "

Ya no le escribí más aquel día.

De vuelta a casa, estaba en el despacho así que me había hecho caso, la dejé y me cambié, al terminar desde el sofá la llamé y le dije que trajese el cuaderno.

Entró en pijama, con el cuaderno en la mano. Se lo pedí y me lo dió. Comprobé que había copiado suficiente y en buena letra, entonces se lo di y le hice leer la frase en voz alta, repetida todas las veces. Cuando terminó, le pedí el cuaderno y lo dejé en el brazo de sofá.

- Ahora quiero respuestas claras a las preguntas que te haga ¿Que les pasa a las niñas descaradas, desvergonzadas y cochinas?

Con la cara roja y mirando al suelo me contestó.

- Que las castigas.

- Muy bien...¿Y cómo las castigo?

- Les das unos azotes.

- Correcto y como tú fuiste descarada, desvergonzada y cochina ¿que te va a pasar ahora? 

- Que me vas a poner el culo rojo...

- Pues ya sabes que tienes que hacer.

Sin mirarme se desabrochó el pantalón del pijama, se bajó las braguitas y se puso en mis rodillas.

Nada más ponerse le acaricié el culo con la mano derecha, mientras con la izquierda la sujetaba de la cintura.

- Aún tienes mariquitas de ayer. Levanta bien el culo.

Me movió un poco y entonces mi mano empezó a caer rítmicamente sobre sus nalgas y ya no dejo de hacerlo hasta ponerle el culo bien rojo otra vez. Esta vez al parar si estuve un rato acarciándole el culo rojo y caliente, hasta que le dije.

- Levanta y ponte frente a la tele.

Lo hizo, entonces yo arranqué una de las hojas con las líneas, fui a por celo y se la pegué en la espalda, al terminar le dije.

- Abre los brazos y pon las palmas hacia arriba.

Lo hizo y le puse un libro en cada mano.

- Así con las manos ocupadas no tendrás tentaciones...




domingo, 8 de junio de 2025

En la piscina de la comunidad

 




 La observaba desde la terraza. Ella no me veía porque estaba de espaldas, pero la tenía perfectamente localizada. 


Habían inaugurado la temporada de piscina y se había bajado un rato a relajarse al sol. Yo no solia ir y mucho y de hacerlo era siempre a primera hora de la mañana o de la tarde,


Estaban conella con dos vecinos más. Un señor de mediana edad y una vecina mayor de esas pegigueras que le pone peros a todo ...  En las reuniones de vecinos siempre salía con alguna tontería, y, además se pasaba media vida con chismes de unos y de otros. 


Yo pasaba de la vieja,  pero ella no la tragaba y había tenido alguna que otra palabra con ella. 


El señor se fue y se quedaron las dos. Todavía había algo de sol y de repente y sin esperarselo la vi quitarse la parte de arriba del bikini y ponerse de pie en el césped para darse crema.

Me sorprendió , nunca había hecho topless en la piscina de la comuidad, en la playa o en algina piscina privada si, pero aquel no era el lugar indicado...


Al principio pensé que tal vez solo era para echarse crema, pero poco después la vió ir al agua caminando lentamente mientras la señora se ponía verde del enfado. 


Ahí decidí tomar medidas, no era lugar, ni momento, además me sonaba a provocación para con la vecina borde. Me calcé y bajé a la piscina antes de que llegara alguien más. 

Al entrar ella seguía sin verme. Se contoneaba pavoneándose como si quisiera provocar a la señora. 


- Hola nena. - lo dijo intentando sonar natural. 


A ella le cambió la cara en un segundo. Casi de forma instintiva llevó sus manos a sus pechos para taparse. 


- Tenemos que subir a casa, nos han llamado del centro comercial, que ya tienen el pedido.


Era una excusa como cualquier otra para sacarla de ahí. 


Ella salió de agua sin mirarle, con la cara roja, y se fue a la toalla. Se secó rápido y se puso la camiseta. No siquiera se colocó el bikini. 


Ya fuera de la zona de visión de la vecina la cara de él lo decía todo. Ella sabía perfectamente que no tenían que ir a ningún centro comercial... Y menos mal que no había bajado nadie más. 

 Hizo el gesto de recoger la toalla y la parte de arriba del bikini, pero no la dejé, la cogí de la muñeca firme y nos metimos para el bloque.

Fue entrar al ascensor y no se hizo esperar. 


- ¿Se puede saber qué estabas haciendo?? 


- Joder Santi! Es que estaba tocapelotas la señora!


PLAS! - un azote retumbó en el ascensor 


- Ojo con esa boquita! No te interesa sumarte más problemas!


Ella bajó la cabeza y aguardó a llegar a su piso. 


Al abrirse la puerta él la cogió de la mano y, como si de una niña pequeña se tratará, la llevó hasta la puerta de casa. 


Al entrar la llevé directa al baño.


Al entrar encendí la ducha con agua templada.


- Quítate el cloro. Te espero en la habitación. 


Ella se duchó sin perder el tiempo. Me veía decidido. Se le había ido de las manos el órdago y lo iba a pagar su culo. 


Al entrar en la habitación lo vió sentado en la butaca. Estaba mirando por un hueco de la ventana, pero tenía la persiana medio bajada. Era principio de verano y a esa horas todavía hacía algo de calor.


Ella llevaba la toalla alrededor del cuerpo y el pelo recogido en un moño alto.


- Quiero que me expliques ahora mismo qué ha sido la escenita de la piscina.


- Santi...la señora se ha tirado media hora al teléfono con no sé quién llamando de todo a las chicas jóvenes que hacen topless en la playa! Tendrías que haberla oído...y me ha dado rabia! 


- Y ya estás tú para, sin pensar en las consecuencias, enseñarle las tetas a toda la comunidad, no??


- Estábamos solas...y tengo el pecho pequeño...- su valentía empezaba a flaquear...


- ¿Y como es pequeño ya da igual? acaso sabías tú si iba a bajar alguien más?? Y el socorrista?? 


No había  ni pensado en el socorrista... Solía estar en una esquina y ni había caído.


- Santi...


- E igual que te he visto yo desde la terraza te ha podido ver todo la columna de pisos!  O no??


- Estábamos solas!! - fue una especie de defensa a la desesperada, en un tono "poco discreto"...


- Vuelve a gritar y te quedas sin piscina lo que resta de semana! 


Bajó la mirada y se quedó callada.


Él se levantó. Fue al armario y cogió unas braguitas. 


- Quitate la toalla. 


- Santi...


- Ahora. - le extendió la mano para que se la diera. 


Cuando se quedó desnuda le dió las braguitas. 


- Póntelas. 


Eran unas braguitas de algodón gris clarito con un lazo. 


Obedeció y se quedó así delante de él. 


- Te gusta estar así ?


- No... - se puso roja al instante 


- Pues no parecía lo mismo hace un rato! Parecías muy cómoda contoneándote y provocando a la señora! 


- Se lo merecía... - lo dijo bajito mirando al suelo avergonzada.


- Y crees que la forma más inteligente de enseñarle que está equivocada es hacerlo asi? Siendo una descarada? Si estoy abajo no lo haces y lo sabes! 


- Santi...


- Santi nada! En el fondo con tu comportamiento casi le has dado la razón! 


Empezaba a desinflarse... quizá tenía razón y no había sido buena idea actuar de forma tan irreflexiva...

- Ven aquí!

Le señaló su regazo. Tenía claro su destino, así que sin lucha se acercó y se tumbó sobre sus rodillas deja do su culo cubierto por la braguita a su alcance.


Notó su mano izquierda sujetandola de la cintura. No era habitual que la castigara sin parte de arriba y se sentía expuesta.


- A partir de ahora me pides permiso para hacer topless! Si esa cabecita no sabe distinguir dónde procede y dónde no ya decidiré yo. 


Y sin más empezó la azotaina. Aunque llevaba las braguitas el nivel de protección era nulo. Además empezó fuerte desde el principio. Esa niñería la iba a corregir a la primera. No quería que fuese la comidilla de la urbanización por un arrebato.


- Si te llega a ver algún vecino más qué? Te das cuenta de lo irresponsable que has sido?


Mientras la regañaba los azotes no paraban. Se veía los laterales de sus nalgas enrojecidos. 


- O es que querías enseñarle las tetitas a todos los vecinos?  


- No!!


- Seguro? Porque si es eso a partir de mañana bajas a la piscina como las niñas, con la braguita y se acabó! Te confisco las partes de arriba y listo!


- No Santi! Por favor ...


Ahí hizo una pausa. 


- Te da vergüenza?


- Sí...


- Debería! - lo acompañó de otro azote. A continuación metí la tela de las braguitas en la rajita de sus nalgas como si fueran un tanga


- Y no sé te ocurra poner las manos! Me has oído? Te voy a poner el culo ardiendo por descarada! 


- Santi...- ya empezaba a gimotear. Tenia el culo bastante caliente y le acababa que quitar protección , así que aún faltaba bastante. 


- Que la señora sea como es no justifica tu comportamiento. Qué pretendías levantándote de la toalla medio desnuda y yendo al agua sin quitarle el ojo de encima? 


- Nada...


- Nada no nena, que nos conocemos. Querías escandalizarla,verdad? 


Esta vez no contestó, pero otro azote la sacó de su silencio. 


- Verdad? 


- Sí...- su voz sonaba muy avergonzada. 


- Pero te ha salido mal la jugada y ahora estás con el culo rojo por descarada! Debería llamarla para que viera que les pasa en casa a las niñas provocadoras!


Continuó la tunda un buen rato. Solo estaba usando la mano, pero era suficiente para hacerla entender el mensaje. Pero aún que ya no había protección alguna paré un momento y le bajé las braguitas hasta los tobillos


Sus piernas se abrían dejando a la vista lo evidente, y es que es que la humedad inundaba su intimidad.


Cuando creyó que había sido suficiente paró. Ella lloraba en su sitio.Le quemaba el culo y la cara. Había sido un arrebato impropio y empezaba a darse cuenta de las consecuencias. 


- Mañana media urbanización va a saber lo que hiciste y, probablemente, exagerado por tres! Y todo por no pararte a pensar Nena!


Ahora ya la mano que le había hecho reflexionar la acariciaba dulcemente dándole seguridad. Ella seguía llorando, pero ya más tranquila. 


Él siguió sobándole el trasero. Se había empleado bien ..

Cuando estuvo más tranquila la hizo ponerse de pie entre sus rodillas. 


- Este fin de semana vas a estar así en casa. Con las braguitas nada más y el resto al aire, a ver si aprendes un poquito de autocontrol. 


- Santi no...


Él se puso de pié y llevó sus manos a sus pechos 


- Sí...vas a estar así, con las tetitas al aire y en braguitas y si te portas más te bajaré las braguitas y acabarás otra vez con el culo rojo...¿Está claro? 

- Si...está claro.


Dijo mirando el suelo. 

- Muy bien, pues ya que parecías disfrutar tanto exhibiéndote. Te voy a quitar las ganas. Ponte la camiseta, sin subirte las braguitas.

Caminó a la habitación y regresó con la camiseta puesta, nada más llegar la cogí del brazo y la llevé hasta la terraza, con las braguitas en los tobillos. Para salir fuera había una cristalera por dentro y por fuera dos hojas de persianas tipo mallorquinas. Abrí la cristalera y una de las hojas, dejando la otra cerrada.

- La nariz pegada aquí, le dije señalando la hoja cerrada. 

Lo hizo y nada más hacerlo le levanté la camiseta por encima del pecho, y allí estaba con el culo como un tomate, las braguitas en los tobillos y el pecho descubierto, castigada cara a la pared, y aunque no podían verla, tener la cristalera y la otra hoja abierta hacian que se sintiera muy expuesta y vulnerable. A esa hora había más gente en la piscina se escuchaban los gritos de los juegos de los niños.

Ahí la tuve un rato avergonzada y en silencio, mientras estaba allí castigada, fui a la habitación y cogí un braguita de bikini seca y las chanclas.

- Ven aquí.

Se acercó despacio y mirando el suelo, se quedó plantada frente mi. Sin decir nada, le quité las braguitas y le puse la del bikini, me miraba extrañada. 

- Ahora ponte las chanclas y baja a recoger tu capazo que está abajo.

Su cara cambió, aunque la camiseta tapaba casi todo el culo, era posible ver alguna zona roja de la azotaina..

- Santi...por favor.

Entonces cogí una de sus chanclas y la hice sonar contra mi mano.

- Si lo tengo que repetir te prometo que vas a bajar con la chancla marcada en el culo ¿Estamos? 

Por un momento dudó, pero enseguida entendió que nunca digo las cosas por decir y resignada bajó a por el capazo mientras la observaba con atención desde el balcón. Cuando la vi entrar fui para la habitación, puse las dos almohadas en el centro de la cama y la crema hidratante en la mesilla.

Llegó ruborizada...

- ¿Hemos aprendido la lección?

- Si...

- Bueno te voy a creer, desnúdate y túmbate en la cama.

Lo hizo, yo también me desnudé y empecé a ponerle crema en el culo primero, y una cosa llevó a la otra, las caricias derivaron a otras zonas, los dos desnudos y excitados...no hay que ser muy listo para deducir, cómo acabó todo...





sábado, 31 de mayo de 2025

Silencio (Por E )


 




Se le acercó con cara de niña buena. Estaba recién levantada y en pijama.


- Daddy... - le abrazó por detrás cariñosa.


- Buenos días Baby, qué tal has dormido?


- Bien...y tú?


- Muy  bien Nena, me he levantado hace nada también. Quieres un café? Acabo de hacer.


- Sí por favor...


Era viernes por la mañana. Ella tenía festivo, pero él debía teletrabajar.


Se sentaron en la mesa de la cocina y comentaron algunas cosas cotidianas, pero no tardó mucho en intentar su objetivo.


- Daddy...


- Dime.


- Me han escrito unos compañeros del hospital...quieren quedar a comer aprovechando que es fiesta, y...


No la dejó terminar.


- Baby, no. Sabes que estás castigada.


- Ya, pero es que tú vas a estar trabajando...


- Y?


- Que me voy a aburrir...


- Un castigo no es divertido Baby, se trata de que aprendas para la próxima vez. No vas a salir en todo el puente salvo que sea conmigo. No hay debate.


- Pero Daddy...- su tono empezaba a sonar infantil.


- Baby, ya. - se levantó intentando zanjar el tema.


- Daddy, piénsatelo al menos...


- Nena, me voy al despacho a trabajar. No hay nada que pensar. Éste puente si sales lo harás conmigo. Punto. La próxima vez seguro que tomas mejores decisiones. 


Ella le dió un manotazo con rabia a la bolsa de pan. No lo tiró, solo lo desplazó unos centímetros en la mesa.


- Ese comportamiento infantil no hace nada más que reafirmarme en mi decisión. Me voy a trabajar.


Ella se quedó enfadada en la cocina con medio café aún por tomar. Quería ir a la quedada. Él iba a estar ocupado hasta l tarde y no quería aburrirse, pero lo veía demasiado firme.


Todo empezó 48h antes. El miércoles después de un día de mucho trabajo decidió que sería buena idea desquitarse volviendo de mal humor y caprichosa a casa. Lo llevó al límite durante toda la tarde y él, después de varias advertencias, reaccionó. Le puso el culo rojo y lo peor, la castigó todo el puente. Nada de salir sin permiso, le escribiría una carta de reflexión sobre su comportamiento y le obedecería en todo sin rechistar. Un castigo severo, pero necesario. Eran ya demasiadas más veces que pagaba con él su mal humor.


Él se encerró en el despacho. No la oyó en toda la mañana. Cerca deas dos salió para preparar la comida y la vió sentada en el sofá, todavía en pijama, perdiendo el tiempo con el móvil.


- Has mirado qué vamos a comer?


- No.


- Qué te apetece?


- Nada.


Eran todos contestaciones cortas y en un tono displicente.


- Nena, es la hora de comer. Llevo toda la mañana trabajando, no te puedes encargar tú?


- No tengo hambre.


- Muy bien. 


Se dirigió a la cocina y sacó un tupper del congelador. Era un guiso de carne de caza que había hecho días atrás. A ella no le gustaba nada, le parecía muy fuerte, pero no estaba para contemplaciones.


Lo puso en la olla y con el fuego bajo lo fue descongelando. Cuando acabó se puso un plato y se fue a la mesa. 


Ella al ver que no tenía nada lo miró sorprendida. 


- y yo??


- Me has dicho que no tenías hambre.


- Así funciona esto ahora?? Tú por tu cuenta y yo por la mía? - empezaba a gritar.


- Nena, baja la voz.  


- Eres un egoísta!


- Controla esa boca Baby. En la cocina tienes guiso en la olla. Cuando tengas hambre te pones un plato.


- Sabes que no como eso!!


- Pues mira a ver qué quieres. Y controla esa actitud que no me está gustando nada.


Dió un pisotón en el suelo y se fue a la cocina. Se hizo un sándwich rápido de jamón y queso y se fue a la mesa con él. 

Era una sensación rara, de amor-odio...estaba rabiosa con él pero a la vez quería estar cerca. 


Se lo empezó a comer en silencio, pero con bastantes aspavientos. Se quería hacer notar.

Él la conocía perfectamente. Y hasta le hacía gracia esas formas infantiles, pero no sé lo iba a dejar ver.


Cuando acabó se cruzó de brazos enfadada. 


- Has acabado?


- Sí.


- Pues lleva el plato a la cocina y mételo en el lavavajillas Baby.


- También me vas a decir cómo tengo que recoger? - otra vez con esa subida de tono...


Ella se levantó bruscamente y él aprovechó y la cogió de la muñeca.


- Me parece a mí que alguien necesita una siesta ahora. Ve a la cocina, recoge tus cosas y vienes que te voy a acostar un rato.


- No!! No quiero siesta Daddy!!


- No te he preguntado lo que quieres... está claro lo que necesitas. Obedece.


Se fue a la cocina enrabietada. Sin embargo notaba una humedad delatadora en su sexo. Esa autoridad serena pero inflexible la excitaba y mucho, aunque su cabeza luchará para aceptarlo.


Recogió sus cosas en la cocina y volvió con él. Ya había acabado de comer, así que se levantó, la cogió de la mano y la llevó al dormitorio. Abrió la cama y le indicó que se metiera.


- Duerme un rato y en una horita vengo a por ti, de acuerdo? Dame el móvil.


Más dócil está vez se lo dió. La arropó bien y le dió un beso en la frente.


- Descansa un poco Baby.


Allí la dejó con todos esos sentimientos alborotando su cabeza y su cuerpo. Se sentía segura y protegida, y ese marco le permitía sacar sus sentimientos y sus necesidades sin miedo al juicio.


Consiguió dormirse. Un rato después notó una mano cariñosa.


- Baby... Son casi las seis. Llevas más de dos horas aquí. Despierta o está noche no dormirás...


Ella se agarró cariñosa a su mano.


- Daddy...


- Vena Nena, arriba. Tienes tareas pendientes...


- Mañana...


- No Baby. Hoy.  Levántate, lávate la cara y empieza. 


- No.... - remoloneaba en la cama.


- No lo digo más. Tengo que acabar unas cosas, me llevará media hora. Si cuando vuelva no estás haciendo la tarea tendremos problemas.


Se levantó y se fue. 

Ella tardó un poquito, pero se levantó. Se lavó la cara y se fue al salón. Allí vió preparado en la mesa un cuaderno y un boli. Sabía de sobra lo que tenía que hacer, pero si orgullo era demasiado terco a veces.


Pasaron diez, quince, veinte minutos y nada. No era capaz de empezar. 

Se sobresaltó cuando escuchó abrirse la puerta del despacho y sus pasos acercándose.


Se le acercó por detrás y le dió un beso en la cabeza.


- Ya estoy libre Baby! Empieza el fin de semana por fin!


Se fue a la cocina y volvió con agua.


- Quieres?


- No. - otra vez ese tono de pataleta de la mañana.


Decidió ignorarla y se sentó en el sofá.  

La veía dando vueltas al boli sin escribir nada.


- Nena, llevas ahí más de media hora. Empieza a escribir.


- Por qué Daddy?? Ya me has castigado y esto no es necesario!!


- Lo que es necesario o no lo decido yo, empieza que estás acabando con mi paciencia.


- No me sale! - y se cruzó de brazos 


- Por eso precisamente es necesario. Una parte importante de estos es aprender a controlar tu orgullo Baby. Cuando te equivocas tienes que saber reconocerlo y pedir perdón. Y vas a estar ahí sentada hasta que lo hagas. Me has oído?


No dijo nada. Miró hacía el suelo enfadada pero no sé atrevió a contestar. 


Él puso la tele un rato y la dejó margen, pero ese día las cosas no estaban fluyendo bien. Cada vez se sentía más enrabietada y necesitaba llevarlo al límite. Hacerlo saltar, aunque luego acabará llorando.


Pasó una hora, luego dos y él empezó con su rutina de ducha, pero antes se acercó a ella, la cogió de la cara para mirarla a los ojos y le dijo 


- Mira Baby, esto es muy fácil. Aquí hay unas normas que ambos aceptamos. Tú necesitas supervisión y yo me encargo de hacerlo, para lo bueno y para lo malo.

El miércoles te comportaste como una niña pequeña malcriada y por eso estás así. Si decides seguir portandote así el castigo seguirá. Daddy está aquí para poner unos límites claros. Piensa bien cómo quieres acabar la noche.


Se metió en la ducha confiando en tener la fiesta en paz. 

Cuando salió la vió escribiendo algo y se relajó.

Fue a cambiarse y volvió al salón. 

La vió ya con el cuaderno cerrado y el boli encima.

Se sentó en el sofá y la llamó.


- Coge el cuaderno y ven aquí.


Se acercó demasiado rápido...


- Bien, empieza a leer.


- El miércoles tuve mucho trabajo y llegué a casa muy cansada. Daddy venía de jugar al baloncesto con amigos y no me había hecho caso en todo el día. 

En la hora de la cena me preparó algo a sabiendas que no me gustaba y se enfadó porque no me lo quise comer, y no me dejó comerme un vaso de leche con galletas. Todo eso me hizo enfadas y se lo hice ver. Como no le gusta que le lleven la contraria me quiso mandar a la cama a las diez como si fuera una niña. Yo no quise y acabó castigandome con unos azotes. 

Fin. 


Al acabar de leer se lo quedó mirando desafiante. Estaba claro que le estaba buscando las vueltas.


- Eso es lo que pasó el miércoles? - le preguntó tranquilo 


- Sí Daddy. - respuesta un poco altiva 


- Creo que no has reflexionado lo suficiente...pero no te preocupes, queda mucho puente por delante. 

Ponte el pijama y a la cama.


No era la respuesta que buscaba. Eso la descolocó un poco.


- A la cama no Daddy...


- Sí. Vas a cenar rápido y a la cama. Parece que necesitas pensar más.


- Daddy...


Él se levantó y se fue a la cocina. Le hizo una Tortilla francesa con un poco de verdura. Lo puso en un plato y lo llevó a la mesa del comedor.


- Cómete esto, te lavas lo dientes y a la cama. 


- Daddy...son las nueve...


- Obedece y en silencio. No quiero oír más tonterías.


Estaban siendo días intensos de tira y afloja. Él sabía que todo eso se cortaría más rápido con unos azotes, pero quería hacerla ceder. Quería jugar con su mente.


Ella un poco desconcertada obedeció. Cenó, se lavó los dientes y se fue a la cama. Le costó un poco pero al final se quedó dormida. 


A l mañana siguiente se despertó pronto. Él seguía durmiendo. 

Hizo café y se subió a la terraza con la luz de la mañana.

Él le daba seguridad. Sentir que él tenía la última decisión le quitaba mucha presión aunque a veces le costará admitirlo. 

Se levantó serena y tranquila, pero tremendamente excitada.


Unos minutos después subió él con otro café. 


- Buenos días Baby...has dormido bien?


- Sí, Daddy...muy bien... Y tú?


- Yo también Nena...


Estaban sentados cada uno en una hamaca reclinable. 

Ella se levantó y se sentó a su lado.se acercó a su boca y le dió un beso largo y sensual.


- Mmmm... tenía ganas de que despertarás Daddy....


- Ah sí?? Y eso? - le puso su mano en el lateral del culo.


- Porque me he despertado con ganas...


- Con ganas de qué, Baby?


- De jugar un rato...- y empezó a pasar su mano por su pecho de forma juguetona...


Él metió su mano por la camiseta y empezó a acariciarle la espalda.


- Estás calentita Baby?


- Sí... - y bajó su mano hasta sus partes más íntimas por encima del pantalón.


Él vió el momento perfecto y sin brusquedad, pero serio le apartó la mano y le dijo 


- Antes tienes unos deberes por hacer...


Ella volvió a tocarlo por encima del pantalón insistiendo.


- Luego Daddy... ahora quiero jugar...


- Y yo también quiero, pero tienes una tarea pendiente, así que se buena, hazla pronto y jugaremos...


Era el tercer día castigada. Estaba cachonda y no poder salirse con la suya la enfadó más. Sin pensárselo dejó el café dando un golpe, saltó el líquido y se mancho parte de su pijama.


Ahí sí que reaccionó.


- Se acabó Nena, esto se acabó. 


Se levantó, la cogió del brazo, se la tumbó en sus rodillas y ahí mismo, en la terraza empezó a azotarla.


- Contigo no funciona otra cosa Baby! Pero ya verás tú lo suave que te quedas hoy. Vas a ir recta como un palo!! 


De un tirón le bajó el pantalón cortito del pijama y las braguitas.


- Daddy! Aquí no!! Me van a ver....!!


- A lo mejor es lo que necesitas! Un poquito de vergüenza para que aprendas a obedecer. Que sepan los vecinos que a ti edad todavía hay que calentarte el trasero como a una niña!


Los azotes resonaba en toda la terraza. Él sabía que por dónde estaban no los podían ver, pero el ruido sí se escucharía, aunque era pronto aún.


- Daddy por favor...me van a ver, Daddy... - intentaba taparse.


- Quita las manos Baby. Que te vean y sepan que eres una caprichosa. No te tapes!!


Siguió con la azotaina a mano un buen rato. Ella tenía casi más roja la cara que el culo.


- Levanta!


Se levantó avergonzada e intentó taparse su intimidad. 


- Las manos a los lados.


- Daddy, me van ver....por favor...


- Pues que te vean! Las manos fuera. 


Él se levantó y empezó a dar vueltas a su alrededor.


- A esto tenemos que llegar Baby? Tres días castigada y aún con insolencias y provocaciones?


Ella intentaba desaparecer del mapa.


- En casa funciona la disciplina doméstica, verdad? Y eso es algo que acordamos los dos, por lo tanto, hasta que alguno de nosotros decida romper el trato esto va a ser así. Yo te cuido, pero eso implica que yo tengo la última palabra. No es así!


- Sí Daddy...


- Quieres romper el trato?


- No...


- Pues entonces se acabó! Basta ya de provocaciones y de tonterías! Daddy manda y tú obedeces. Está claro?


- Sí Daddy...


- Bien, pues baja y traeme la zapatilla y el plug.


- Daddy aquí no por favor....


- Obedece!


Resignada bajó y subió poco después con lo que le había pedido 


- Túmbate sobre mi pierna izquierda a horcajadas.


Se tumbó con una pierna a cada lado de la suya. Es posición la dejaba muy expuesta. Enseguida vió el brillo entre sus labios.


- Dame el plug y el lubricante.


- Daddy...


- Te da vergüenza?


- Sí...


- Debería!!


Cogió el lubricante y embadurnó bien la cabeza del plug. Le separó un poquito las nalgas y se lo acercó a su orificio más íntimo.


- Relájate Baby y deja que te lo ponga. Vamos.


Empezó a hacer fuerza de forma suave pero constante hasta que consiguió pasar esa primera barrera. Aguantó ahí un poquito y luego ya se lo introdujo del todo 


- Para qué es esto Baby?


- Para qué recuerde a quién pertenece mi culo Daddy...


- Bien...cuando estás así sueles ser más obediente Nena... Ahora dame la zapatilla.


La cogió del suelo y se la acercó.


- Vamos a calentar bien este culo travieso a ver si tenemos el fin de semana en paz....


Los golpes de la zapatilla empezaron a sonar. Ahora sí inundaban toda la azotea. No los podían ver, pero el ruido era un poco extraño para los no iniciados. 

Está vez no le importó. Muchos vecinos estaban fuera y ella necesitaba un escarmiento.


Se empleó bien. Su culo cada vez estaba mas y más rojo. Se movía algo, pero en esa posición no podía hacer mucho movimiento porque se desestabiliza a enseguida.


- Ya Daddy....ya...- lloriqueaba mimosa


- Vas a aprender a obedecer?


- Sí Daddy...


- Y a no buscar siempre las cosquillas Nena?


- Sí...


- Cuando estás castigada no quiero desafíos y malas contestaciones, de acuerdo?


- Sí, Daddy...lo prometo...


- Ya he oído esas promesas antes Baby. 


Cada vez le costaba más aguantar. Se agarraba fuerte a su pierna. Él ya vió el momento de parar.


- Suficiente Nena o tengo que seguir?


- Suficiente Daddy....


- Seguro?


- Lo prometo...


- Vas a ser buena?


- Sí...


- Y qué vas a hacer ahora?


- Escribir la carta de reflexión Daddy...


- Muy bien Baby....muy bien...- ahí le acarició un poco su culo dolorido.


- Quiero que te levantes y te pongas en ese rincón con la nariz bien pegada a la pared y el culo rojo bien expuesto. Quiero que pienses bien y luego me lo dirás tú misma. Entendido?


- Daddy...me van ver... - ella no sabía que en esa zona era imposible y él quería aumentar su vergüenza, así que no se lo dijo.


- Me parece muy bien Baby, que vean qué pasa en casa cuando te portas mal. Quiero ese culo rojo al aire para que todos los vean, vamos. 


Se colocó muy avergonzada. Bajaba la cabeza intentando desaparecer. Él disfrutaba de la escena, pero ella no podía negar que también. Notaba su sexo empapado. 


Él esperó unos quince minutos y la llamó. Ella se colocó delante de él. Su lenguaje corporal era otro. Dócil, avergonzada y mimosa... La mezcla perfecta.


- Te escucho Baby.


- Daddy...siento mucho haber pagado contigo mi mal humor del miércoles. No es justo y fue infantil y caprichoso por mi parte ...


- Muy bien Baby. Ahora sí. Está reflexión si me ha gustado. 


Llevó ambas manos a sus nalgas. Estaban bastante calientes.


- Tengo que ponerte así para que ese orgullo baje Nena? 


No dijo nada, solo bajó la mirada avergonzada.


- No pasa nada... Daddy está aquí para enseñarte, y haré esto las veces que lo necesites Baby. Y sabes por qué?


- Sí...


- Dímelo 


- Porque te preocupas por mi Daddy...


- Eso es Nena... Daddy te cuidas y te enseña, y a veces te tiene que castigar para controlar eses carácter...


- Gracias Daddy...


- De nada Baby. Date la vuelta, déjame ver ese culo.


Se giró dejando sus nalgas rojas a la vista.


- Esto va a molestar unas horas Baby... Ponte a cuatro sobre las hamaca que voy a inspeccionar otra cosa...


- Daddy....no....


- Vamos Nena, obedece... Daddy va a inspeccionar tu coñito. Quieres saber lo cochina que has sido.


Solo con oírle sintió de nuevo más humedad entre sus piernas. Sabía que encontraría su coño empapado y eso le daba una mezcla de vergüenza y excitación.


Se colocó a cuatro.


- Apoya la cabeza Baby, abre bien las piernas y deja a Daddy comprobar...


La tenía completamente expuesta. Ella pensaba que además de él podría verla más gente, lo que la perturbaba más.

A simple vista se veía el plug en su culo y sus labios rojos, hinchados y empapados...


- Nena...eres una descarada!! 


Cerró instintivamente las piernas.


- Bien abiertas!! Vamos! Déjame ver bien tu coñito!


Se abrió dejándole disfrutar del espectáculo.


Él acercó su mano y comprobó cómo resbalaban entre sus labios


- Estás empapada Nena... Eres una niña muy, muy cochina...


Metió Dos dedos que entraron solos, y luego un tercero. El ruido del chapoteo era evidente.


Ella cada vez estaba más y más cachonda... Suspiraba y movía sus caderas en una invitación a jugar más.


- Crees que te mereces que Daddy te folle...?


- Por favor....


- Has sido una niña mala Baby...


- Daddy...por favor, lo necesito...


- Qué necesitas Baby?


- Sentir tu polla en mi coñito con el plug puesto....


- Mmm... estás cachonda Baby?


- Mucho Daddy...por favor....


Le escuchó quitarse la ropa y enseguida notó su polla dura acercándose a su coño. La penetró hasta el fondo de una. Se escuchó un jadeo de alivio.


- Sólo una condición Baby. No puedes hacer ruido. Ni un solo jadeo más o paró de inmediato. De acuerdo?


- Sí Daddy....lo prometo.


Y así empezó a follarla, sintiendo su coño y su culo llenos a la vez mientras se tapaba la boca para no incumplir su promesa. 

No tardaron mucho en correrse los dos,  acabando exhaustos después de un inicio de mañana muy intenso....


Ambos se quedaron un rato descansando en la hamacas y luego el día continuó...aún quedaba 36h de castigo, que seguro que daban mucho juego....


domingo, 25 de mayo de 2025

El viaje y la maleta.

 




- ¿Qué estás haciendo? Vente un ratito conmigo, ya que no te tengo en todo el fin de semana...

- Estoy con la maleta, ya tendrás tiempo de cansarte de mi.

- Pero si la hiciste el martes.

- Y el miércoles, y el jueves...ya sabes. 

Se iba el fin de semana a celebrar el cumpleaños de una amiga, vamos dos días y una noche, pero aún así el drama de la maleta habitual y es que cuando se trataba de viajar no había manera, siempre aparecían esos nervios y esa inquietud, cómo una niña que va de excursión. 

Tras deshacer la maleta entera y volverla a hacer se quedó tranquila y nos fuimos a la cama, ella nerviosa, así que menuda noche, amanecimos muy pronto, antes de las 7 ya la escuché correr por el piso y me levanté, no tenía que dejarla en la estación hasta las 10, así que había tiempo de sobra. Puse una cafetera en el suelo y cuando estuvo la llamé. 

- ¿De que te ríes?

- De ti...

- Joder ya me conoces 

- Por eso precisamente, anda desayuna tranquila que hay tiempo de sobra. 

Y si por lo menos el desayuno, fue tranquilo. 

Al terminar ella se metió en la ducha y yo recogí, eran poco más de las 8 y ya estaba desayunando, vestida y atacada. Yo tranquilamente sentado en el sofá, cuando entró, llevaba aquella mini vaquera un palmo por encima de las rodillas y por primera vez aquella temporada lucia al aire esas largas piernas que me fascinan. 

- Venga va siéntate un rato y relájate 

- Si ya estoy relajada...

- Pareces una leona enjaulada.

- Es que estoy segura que me dejo algo...

- Mientras lleves, la cartera, el billete, el móvil y el cargador y un par de bragas ya está que te vas una noche....

- Jajajaja muy gracioso, mira cómo me río.

En ese momento abrió la maleta...

- Nena...¿Otra vez?

- Si, que pasa.

- Nada, haz lo que quieras. 

- Ya lo puedes decir.

- Que estoy tarada 

- ¿Que has dicho?

- Lo que piensas 

- ¿Desde cuándo estás en mi cabeza?

- Da igual, si lo acepto, estoy tarada...

- Y dale, vuélvelo a repitir.

- Estoy tarada. 

Me levanté, me fui para ella la aparté de la maleta y la cerré. 

- Si algo no soporto, es cuando te pones así, me cansa.

- Pues soy así, ya lo sabes. 

- Cruel contigo misma, si.

- Cruel no realista y mi tara no tiene cura.

- Tu tontería si y ahora lo vas a ver. 

La cogí del brazo y al sofá.

- Joder suéltame es tarde!!! No es momento...

Me costó algo de forcejeo ponerla en mi regazo, pero en aquel momento, lo que hizo aquel forcejeo y aquella lucha fue excitarme más, así que en cuanto la tuve sobre mis rodillas y debidamente inmovilazada, empezó un chaparrón de azotes, concentrado en acertar bien donde quería dar y con las ganas con las que quería dar, ni me di cuenta que minutos después ya se había rendido, ya no luchaba, no intentaba patalear o taparse con las manos, paré porque tenía la mano dolorida de golpear la tosca tela vaquera que le cubría el culo. Entonces intenté subirle la mini, allí mismo sobre mi regazo, pero imposible hacerlo en condiciones.

- Levanta!!!

Lo hizo, sin quejarse, sin rechistar y sin poner excusas cómo la hora, de pie entre mis rodillas si pude levantarle la falda y sin pensarlo bajarle el tanga hasta los tobillos. Nada más hacerlo puse mi mano izquierda sobre su espalda y la hice caer otra vez sobre mi pierna izquierda, metí la mano derecha como pude entre mi pierna y su vientre tirando hacía arriba para levantarle el culo, perfectamente presentado para empezar a trabajar con el desnudo y mi mano. 

La tranquilidad mañanera de un sábado en el bloque quedó rota por el sonido rítmico de los escándalos azotes a mano y más cuando se dan con ganas. Le estaba dando con pasión más que con ganas, el sonido, la piel cambiando de color, el rebote blandito y suave, paré tras un largo rato y porque necesitaba descansar la mano. 

- Cada vez que te escuche menospreciarte o adjetivarte minusvalorándote, te voy a dejar el culo cómo hoy, vas a tener que pedirle al revisor un cojín. 

La cogí del hombro y la levanté. La llevé hasta el brazo del sofá y sin decirle nada empecé a desabrocharme el cinturón, además me había puesto aquel cinturón de cuero gastado, que ya conocía lo que podían picar sus lametones.

- ¿A qué esperas? Quiero verte ya, en el brazo del sofá con el culo mirando al techo.

Ahí si soltó una pequeña queja, justo en el momento que estiraba del cinturón para sacarlo y lo hacía silbar al rozar con mis vaqueros. Se colocó, pies en el suelo, piernas juntas y rectas, pubis apoyado en el brazo y agarró un cojín. Doblé el cinturón. 

El primer azote igual fue con exceso de fuerza, ya que se tensó y suspiró, llevaba ya una buena con la mano y tenía las nalgas como un par de cerezas maduras. No le dije número, aflojé el disparo de cuero siguiente y seguí a esa intensidad, dejando pasar un instante entre lamida y lamida, para que sintiera bien esa lengua de cuero abrasadora, yo tampoco conté pero debieron ser más o menos un par de docenas, lo suficiente cómo para dejarle la piel con las típicas franjas rojas unidas que dibujan un contorno cuadrado o rectangular y sobre todo para que durante el viaje en tren sintiera el culo palpitar. Pero aún así me aseguré más de que me tuviera muy presente. 

Me puse de nuevo el cinturón y fui a buscar un plug de esos de acero y joya, mediano. Ya fui con el lubricado, al llegar a ella lo primero que hice fue quitarle el tanga enrollado en sus tobillos, le separé las piernas y sin mucha ceremonia le puse el plug. Al terminar le di una palmadita.

- Levanta. 

Se levantó, hizo un poco de contorsionismo al levantarse para verse el culo y suspiró...

- Joder...

Yo me había sentado en el sofá y le dije.

- Aún queda media hora para llevarte y voy a terminar de relajarte.

Le indiqué mis rodillas, dudó y la "ayude" con un tirón rápido. En cuanto estuvo empecé a sobarle y acariciarle la piel ardiendo y poco a poco se fue relajando, ya no se movió, ni habló hasta que la hice levantarse y le bajé la falda. 

- Venga va hora de ir a la estación...

Bajamos cogí el coche y rumbo a la estación apenas diez minutos de camino, allí aparqué un momento mal, bajamos, abrí el maletero le di el trolley y nos abrazamos, momento en el que metí una mano por debajo de su falda y comprobé por primera vez lo mojada que estaba, la miré a la vez que metí chupaba los dos dedos mojados que acababan de visitar su entrepierna. 

- Venga va, que tienes que pasar el control.

Me dio un beso y al darse la vuelta le di un palmada, se giró, me miró mal y siguió caminando llevandose la mano libre al culo. 

- Pórtate bien, el domingo te recojo.

Me sacó la lengua y siguió caminando.

Volví para casa, y al cabo de un rato recibí un audio suyo, la calidad del sonido no era muy buena, se escuchaba el tranqueteo del tren, pero también una respiración acelerada y unos gemidos entrecortados que iban subiendo de intensidad, e incluso en algún momento el movimiento de algo que se movía frenéticamente con un sonido de chapoteo que sólo podía ser una cosa...

La contesté minutos después 

- ¿ A qué ya se te han pasado los nervios?

- No sabes cuánto...





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