sábado, 25 de octubre de 2025

A última hora

 



Habíamos salido a comer fuera aquel domingo, al volver a casa nos pusimos cómodos y nos apalacamos, sofá, mantita y tele, pero también siesta. Me despertó ruido de sillas y movimiento, abrí el ojo y me sorprendió verla levantada antes que yo.

- ¿Que haces?

- Voy a preparar la clase.

- ¿ La clase? 

- Si, no te acuerdas que te dije que mañana daba una clase a las alumnas en prácticas...

Recordaba vagamente algo, de hacía diez días por lo menos.

- Vaya, pues me apetecía ver una temporada de Derry Girls contigo...

- Ya la puedes ver, yo voy a ponerme no creo que tarde mucho. 

No dije nada para no meterle presión que la conozco, pero eso de dejar las cosas para última hora suele traer problemas. Encendí la tele y como me apetecía ver la sería con ella, me puse a ver un partido de baloncesto.

Ella se sentó y abrió el portátil y una libreta con apuntes. Un rato después me levanté a por una cervecita y al volver la tele estaba sin volumen y lo volví a subir, se giró.

- Santi...estoy intentando concentrarme.

- Si es que no sé cómo te pones a hacer eso aquí teniendo el despacho, que para algo lo monté.

- Pffff no me gusta nada el despacho, me hace sentir una niña haciendo los deberes. 

Por no seguir bajé el volumen casi al mínimo.

De repente y golpe inesperado.

- Joder con el portátil este!!!! Que lento es!!!!

- Dándole golpes no va ir más rápido 

- Ya lo sé!!!! Pero necesito desfogar!!!!

La miré serio, no hizo falta decir que no me gustaba el tono de voz levantado.  Se calló pero al rato empezó un concierto de soplidos y gruñidos y cómo el que se estaba poniendo nervioso era yo, apagué la tele y me fui a la cocina. Allí estaba leyendo un libro cuando apareció, la miré.

- ¿Que pasa?

- Pfffff que necesito tomar el aire un rato.

- ¿Te queda mucho?

- Un rato aún.

- ¿Y porque no te das una ducha? Y despejas..

- No es mala idea.

- Pues ya sabes.

Se dio media vuelta y se metió en el baño, cómo empezaba a ser tarde, decidí preparar algo de cena. La vi salir del baño con la toalla meterse en la habitación y salir con el pijama.  Desde la cocina le dije.

- Vente a cenar que esto ya está.

- Pffffff estoy para cenar con el lío que tengo.

Me sequé las manos con el paño y fui para el salón.

- No te vendrá de 15 minutos nena, venga va que te sentará bien una sopa caliente.

- Pfffff que no!!!!! Cena tú!!!! Yo ya cenaré algo cuando termine.

Y ahí su actitud caprichosa empezó a calentarme.

- Es que ya te vale, has tenido todas las santas tardes desde que me lo dijiste y te acuerdas la última, un poquito cada tarde y ya estaría hecho.

- Santi no empieces. Yo hago las cosas a mi manera. Punto.

- Desde luego, sin pensar en nadie más que ti, y además encima hay que aguantarte el mal humor. 

- Pues es lo que hay y si no te gusta , vete a dar una vuelta.

- ¿Cómo?

- Nada...

-¿Nada? Ya me tienes harto hoy, cuento hasta tres y como cuando llegue a tres no hayas levantado el culo de la silla y lo muevas hasta la cocina para cenar, ese culo va a tener un serio problema. Uno, dos...tres 

Me fui directo a su oreja y para arriba. 

- Suelta!!! Que me haces daño.

Sin soltarla la puse a tiro y le di tres o cuatro azotes fuertes de pie y cogida por la oreja. La solté y le dije.

- Tira para la cocina y siéntate a cenar. Ya.

Esperé que empezara a caminar y me puse detrás de ella. Se sentó en la mesa de la cocina, que ya estaba puesta, abrí la sopera y le llene el plato con el cazo, después me serví yo y me senté. Empecé a cenar pero estaba cruzada de brazos, toda digna y orgullosa, sólo le faltaba aguantar la respiración en plan niña de pataleta, la miré un par de veces y a la tercera ya vi que seguiría con el desafío y me cansé. Me levanté de golpe la cogí del brazo.

- Tira para el comedor.

Sin soltarla cogí la cuchara de madera del bote, la que lo único que cocinaba de vez en cuando era su culo. 

De camino, por el pasillo ya se llevó algún cucharazo por encima del pijama. Al llegar al salón, dejé la cuchara en la mesa y sin soltarla le di una vuelta a una silla y me senté. 

- Pon las manos en la cabeza ahora!!!

- Santi....aún me queda un rato está a medias.

- Tienes toda la noche, así aprenderás a que dejar las cosas para última hora sólo trae problemas. Imagina que te quedas sin conexión, que hay una avería, que se va la luz, mil cosas y cómo vas con el tiempo justo, no hay tiempo a buscar una solución!!!

- Pffff ya sabes que soy así, lo intento pero siempre tengo excusa y ya lo haré mañana, hasta que no hay mañana y no tengo más remedio.

- Pues eso va a cambiar porque ya ves el resultado, malhumor, nervios, agobio sin necesidad, te voy a quitar esa manía. 

De un tirón le bajé el pantalón del pijama y resopló, con lo que se llevó un par de cachetes en el muslo.

- Se han acabado los soplidos por hoy. 

Después de bajarle el pantalón del pijama hasta los tobillos, hice lo mismo con el tanga. La cogí de la mano y a mis rodillas. En la silla no estaba tan cómoda cómo en el sofá y aumentaba la sensación infantil con pies y manos medio colgando. Cogí la cuchara y empecé a acariciar con ella sus nalgas desnudas.

- Cuando termine contigo, te sientas y terminas. Y pobre de ti que te escuche una queja más . 

Mi brazo izquierdo la sujetó bien por la cadera y la cuchara empezó a picar. Era de un poco más de un palmo de larga, de madera de olivo. Cómo es ligera y manejable, en un primera tanda me puse a cubrir bien toda la piel de las dos nalgas, golpes rápidos y seguidos, hasta dejárselas como una especie de mar a topos rojos. Entonces le di una pausa, jugando con la cuchara en su piel.

- ¿A qué hora das la clase?

- A las 9....

- Pues la vas a dar de pie 

La cuchara volvió a atacar sus nalgas, sólo que ahora apuntando bien a la mitad inferior de las nalgas e insistiendo, para asegurarme que sentarse no iba a ser cómodo a base de insistir en esa zona ya no había una serie de circulitos rojos, toda ella eran un par de grandes círculos rojos en nalga y nalgas que en algún punto cogía un poquito de muslo. 

Me detuve de nuevo y en vez de caricias me incliné para soplar un poquito cerca de sus piel roja y caliente. Hasta que me cansé, entonces le quité el pantalón del pijama y el tanga, que estaban enrollados en sus tobillos y los dejé sobre la mesa.

- Separa las piernas.

Las abrió un poco.

- Más...-le dije cogiendo con mi mano su muslo derecho para ayudarla.

Y entonces volví a coger la cuchara, que es un instrumento que tiene una ventaja, llega a zonas dónde otros no llegan. Con la mano izquierda apoyada al final de su espalda le estiré la piel de la nalga derecha y apunté bien una serie de azotes en la parte baja de las nalgas con la piel estirada, que la hicieron resoplar, después hice lo mismo con la otra nalga. Eso sí haría que sentarse al día siguiente fuera complicado. Pero aún no había acabado, separé su nalga izquierda y apunté bien con la cuchara a esa piel oculta, fina y muy sensible de la cara interna de la nalga, media docena de azotes suficientes para hacer que se retorciera. Un pequeño descanso, la mano en la otra nalga y su ración correspondiente. Y por si acaso un rápida ráfaga final está ya repartida. 

La tuve un momento resoplando en mi regazo aún, hasta que le dije.

- Ahora siéntate y termina.

Se levantó, le puse la silla, se sentó despacio y soplando, yo me fui al sofá y ella se quedó allí terminando de preparar la clase. No la escuché quejarse ni una vez, sólo se movía de vez en cuando para cambiar el peso de estar sentada a un lado y al otro. 

- Pfffff ya estoy.

La miré y le dije.

- Las 11 de la noche del domingo...si es que te merecerias otra ración de cuchara, pero venga va ve a cenar y te espero en la cama.

Yo me fui para la cama y apareció a los 20 minutos, seguía sólo con la camiseta del pijama y nada más y en la mano llevaba el bote de crema.  La miré y sonreí, anda túmbate.

Se tumbó boca abajo y empecé a pasar mis dedos por su culo en seco.

- ¿Pica?

- Quema....odio esa cuchara cualquier día tiene un accidente.

En ese momento un chorro de crema caía en su piel, y un pequeño suspiro salía de su boca. Empecé a extenderla con mucho mimo por lo más visible, pero claro después tuve también que "calmar" el escozor de las partes menos visibles y eso llevo a zonas que si bien no había castigado estaban igual de calientes o más. 

Mis dedos empezaron a jugar entre sus piernas, ella cerró los ojos, abrió las piernas y arqueó la espalda, mis dedos dejaron de investigar y se centraron ahí en jugar en su centro de placer, los suspiros se hicieron gemidos, cada vez más seguidos y audibles, pero entonces me quedé quieto. Le di un besito en cada nalga y le dije.

- Es tarde y mañana lunes, así que a dormir.

Soltó un soplido de resignación pero aún tenía el culo hirviendo cómo para arriesgarse. 

A la mañana siguiente, cuando yo me levanté ya no estaba. A media mañana le puse un mensaje.

- Hola ¿Cómo va la clase?

- Muy bien...

- ¿Te has sentado?

Me puso un montón de emoticonos de vergüenza como respuesta y le contesté.

- Pues hoy cuando llegues a casa me esperas, que haremos revisión de marcas y de braguitas...

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