domingo, 6 de octubre de 2024

Juegos de mayores.

 



Aquel año, habíamos tenido vacaciones descompensadas y en pleno otoño ya, la tenía un par de semanas en casa, yo trabajaba y tenía la esperanza de poder cogerme algún día y hacernos una pequeña escapada, aunque ella estaba muy liada con el tema de las clases. Además debido a comportamientos anteriores, estaba castigada y había perdido privilegios adultos.

Esa tarde cuándo llegué de trabajar, la encontré en el despacho, frente al portátil preparando la clase del jueves. Tal y cómo le había dicho llevaba puesto el uniforme escolar, que debía llevar en casa aquella semana para trabajar, cómo parte del castigo. Me senté un rato, con ella en el despacho y estuvimos charlando, hasta que le dije, que iba a ponerme cómodo.

Me fui para la habitación y me quité la ropa de trabajo, estaba sólo con los bóxer, cuando entró, realmente estaba muy atractiva con aquel uniforme, me miró y se mordió el labio, en plan provocador, se acercó y se me tiró encima, haciendo que los dos cayésemos, sobre la cama, ella a horcajadas sobre mi, empezó a besarme y acariciarme el pecho, yo me dejé hacer y empezamos a jugar, en un momento determinado la cosa se puso caliente y ella metió la mano por dentro de mis bóxer. 

Se le quité.

- Señorita, fin de tu actuación, ahora vuelve al despacho y termina. Yo voy a darme una ducha.

Entonces empezó a frotarse contra mi pierna, mientras me miraba lascivamente...

- Tengo aún dos días y así me despejo un poco.

Le di un cachete, fuerte.

- Ya sabes, que no tienes permitidos los juegos adultos, por comprarte cómo una niña. Así que para y no voy a repetirlo. 

Se levantó, sin decir nada y salió de la habitación dando un portazo. 

Yo me levanté tranquilamente, me preparé ropa y me fui a la ducha, todo con absoluta calma y tomándome, mi tiempo. Cuándo terminé me fui para el despacho, entré, ella acababa de cerrar el portátil y estaba recogiendo apuntes. 

- ¿Ya estás?

- Si...voy a darme una ducha y quitarme el estúpido uniforme ¿Puedo no?

- Siéntate un momento

- Pfffff que quieres, ahora!!!!

- Que te sientes y no levantes la voz. 

Se sentó cruzada de brazos y de morros.

- ¿A qué ha venido el numerito de antes?

- Estoy malgastando mis vacaciones, encerrada en casa, sólo me apetecía divertirme un rato y despejar, no creo que se pedir mucho ¿No?

- Por partes, fuiste tú la que elegiste meterte en el lío de las clases ¿verdad?

- Si y no me lo recuerdes más!!! Ya lo sé y créeme que me estoy arrepetiendo mucho.

- Pues, eso ya no sirve de nada, tómatelo como un aprendizaje y la próxima vez haz un reflexión, coste beneficio, en vez de lamentarte cómo una adolescente, que tiene que hacer un trabajo para el instituto, que no quiere hacer. Porque todo lo demás son consecuencias de esa actitud negativa, ya sabes, una de las normas que aplico siempre y a rajatabla: si te comportas como una inmadura caprichosa, así serás tratada. Y eso también es una elección tuya, tú has elegido perder privilegios adultos, tener que vestirte así y por supuesto no jugar a juegos de mayores. Has sido tú quien con tu actitud, has elegido eso y que sepas que de alguna manera, también me afecta a mi, pero créeme todavía tengo el suficiente autocontrol, cómo para no dejarme llevar por tus trucos y mucho menos, cuando en vez de cambiar en actitud, persistes. 

Resopló después del discurso.

- ¿Te das cuenta? Sigues con actitud impertinente, das portazos, te enfurruñas cómo un cría y eso no lo voy permitir.

Ya no dije nada más, me levanté, la levanté cogiéndola del brazo, en cuanto la tuve a tiro le di un par de azotes de pie. Cogí la silla y le di la vuelta sin soltarla, me senté, la tumbé sobre mis rodillas, le levanté la falda y empecé a zurrarle el culo, sobre las braguitas de algodón blanco, que debía llevar bajo el uniforme.

- Las niñas impertinentes y caprichosas, no juegan a juegos de mayores, eso es algo que hay que ganarse. 

Tras unos minutos de azotaina sobre las braguitas paré un momento y de un tirón se las bajé justo por encima de las rodillas. Si. Decir nada más continué. El sonido escándaloso y monótono de las palmadas, debía ser ya conocido en el edificio, lo cual le daba aún un toque más de vergüenza. Durante un buen rato estuve calentándole bien el culo desnudo sobre mis rodillas. Hasta que llegó un punto que me picaba la mano y paré, entonces le enrollé la faldita escocesa sobre su propia cintura, al terminar, le di un par de azotes y le dije.

- Ahora voy a ir a buscar, unos documentos, que tengo que enviar un mail y hacer un par de llamadas, pero antes, voy a terminar con tu lección, así que cuando vuelva, quiero verte inclinada sobre la mesa, con los brazos estirados, el pecho pegado a la mesa y la regla de 18 pulgadas a un lado ¿Esta claro?

Se levantó de mi regazo y yo detrás, sin decir nada salí del despacho, regresé unos minutos después, entré, cerré la puerta y allí estaba, inclinada sobre la mesa, con el culo bien rojo y expuesto, la regla estaba en el lado izquierdo, dejé los documentos en el derecho y cogí la regla, empecé a hacerla sonar dándome golpecitos en la mano izquierda.

- Esto, va por la actitud de antes, los portazos, las subidas de tono de voz, los soplidos y demás. Serán 25 y ya sabes que hay que contar y dar las gracias en cada azote. 

Le di unos pequeños toquecitos con la vieja regla de madera, calculando bien y sonó el primer azote. Esperé unos segundos, hasta escuchar.

- Uno, gracias...

Sin prisa y dando tiempo entre azote y azote, le di los 25, todos contados y debidamente agradecidos. 

Al terminar, sabía que sentarse le iba a ser incómodo aquella tarde. Sin soltar la regla la cogí del brazo y la levanté. Le llevé directa al rincón, un paso antes de llegar, puse la regla en el suelo.

- Los pies por detrás de la regla, las manos entrelazadas en la nuca, los codos apoyados en el rincón y las piernas separadas de tal manera, que las braguitas no se caigan.

Esperé a verla colocarse en aquella posición, incómoda y humillante, exponiendo bien el culo dónde eran bien visibles los efectos del castigo, pero también otras zonas pudorosas. 

Entonces me fui a la mesa, me senté abrí el portátil, envié el mail e hice las llamadas telefónicas, con un ojo puesto en ella. Cuando colgué la última llamada, me levanté.

Me fui hasta ella por detrás, empecé a acarciarle el culo...ella suspiró

- Esto es lo que les pasa a las niñas adultas, cuando se portan mal...

Entonces llevé mis dedos a su sexo y empecé a jugar con ellos...

- Debería darte vergüenza, te acabo de castigar y estás así de mojada

Dos dedos entraron en su sexo y empecé a moverlos, dentro y fuera...ella empezó a jadear y moverse un poco. Se los quité y le di una docena rápida de palmaditas en el sexo desde atrás.

- ¿Crees que voy a dejar que te corras? Lo que voy a hacer es jugar un rato a ponerte a mil y luego ya veremos.

Así lo hice un par de veces, jugué a ponerla a punto y justo antes parar y regañarla de nuevo, recordarle que las niñas no pueden jugar a juegos de mayores. Entonces le subí las braguitas y le bajé la falda. Le hice recoger la regla y dejarla en su sitio y le dije.

- Vamos a hacer un trato. Si lo que queda de día te portas cómo una adulta y después de cenar, me pides perdón por tu comportamiento y me educadamente me pides unos azotes de recuerdo para no desviarte del camino, pensaré que igual puedo ceder un poco y jugar un rato a juegos de mayores.




martes, 1 de octubre de 2024

El audio I parte

 



Al salir de trabajar me encontré la casa vacía, ella había salido en un viaje relámpago de ida y vuelta por un tema personal de papeleo, para mí hay varias cosas sagradas que nunca se mezclan con los juegos, lo familiar, lo laboral y lo social y aunque me preocupaba la paliza de carretera, mi única intervención en aquello era apoyarla, nada más. 

Cómo no sabía nada le puse un mensaje.

- ¿Cómo ha ido? 

No me contestó hasta el cabo de un rato. A través de un audio de WhatsApp. Me dijo que todo bien y que ya estaba volviendo que llegaría a la hora de cenar, por el ruido era evidente que estaba conduciendo y me salió sin pensar, le envié otro audio. 

- Pues si estás conduciendo deja quietecito el teléfono y ya me cuentas cuando llegues.

No me contestó, más.

Yo mientras me di un ducha y cuando calculé que le faltaba media hora para llegar me puse a hacer algo de cena.

Ya la tenía a punto, cuando escuché la cerradura de la puerta, de alguna manera suspiré aliviado ya estaba en casa y salí a recibirla, le di un beso en los labios, pero casi me aparta.

- ¿Pasa algo?

- Estoy muerta, necesito una ducha...

- Normal, pues venga va que ya tengo la cena lista.

No dijo nada, se metió en la habitación y después en el baño. Yo puse la mesa y esperé, cuando salió se fue directa a la cocina y escuché el sonido del microondas. Me levanté y fui. 

- ¿Vamos a cenar no? 

- Yo no tengo hambre, me bebo un vaso d leche y me voy a la cama.

Me extrañó todo, tenía la mesa puesta, había hecho cena, me lo podía haber dicho antes.

- ¿Ha pasado algo, ha habido algún problema?

- No...estoy agotada y ya está, necesito descansar y encima mañana tengo el maldito curso. 

- Algo más pasa que no me dices, te conozco.

- No tanto cómo crees...

- Si tengo que sacarte las palabras con sacacorchos, es difícil, si. 

- Lo que menos necesitaba hoy, es una bronca por enviarte un audio.

- Acabaramos ¿Es eso?

- Pues sí, además has sido tú quien ha preguntado y te he respondido y lo único que se te ocurre decir es "deja el móvil que estás conduciendo" (dijo imitando mi voz)

- Es que esto está más que hablado y punto. Así que deja de comportarte cómo una niña y vamos a cenar, que te irá bien. 

Ni me contestó, cogió el vaso de leche altiva y se fue a la habitación. Por un momento pensé que igual lo que necesitaba era cenar con el culo rojo, pero finalmente decidí que era mejor enfriar las cosas y que mañana sería otro día. 

Total que cené sólo, con la mesa puesta para dos, al terminar recogí, esperé un rato a hacer la digestión y me fui a la cama. Al llegar estaba dormida cómo un angelito, así que no la molesté. 

Al día siguiente al despertar ya no estaba en la cama, me levanté y me fui para la cocina, había preparado el desayuno. 

- Buenos días!!!

- Hola...

- ¿Has descansado? 

- Pffffff si....

- ¿Estás de mejor humor? 

- Paso palabra...

- ¿Que quieres decir?

- Joder Santi, que me sentó mal, fuiste tú quien preguntó y encima que te contesto me cae la bronca. 

- Claro, te he dicho mil veces que conduciendo dejes el móvil tranquilo y si quieres hacerlo servir para. Si no me contestas ya hubiera deducido que estlabas conduciendo. 

- Bueno vale ya, no tengo ganas de discutir 

- Es que no hay discusión alguna, creo que la "norma" es muy clara y no admite debate alguno. 

- Pffffff 

- No resoples no, y ahora vamos a hablar de tú actitud de ayer cuando llegaste.

- ¿Que actitud? Estaba cansada. 

- Lo sé, pero te pesaba más el orgullo que el cansancio y me "castigaste" a cenar sólo, no por cansancio, por orgullo y te he dicho no sé la de veces, que ese orgullo, sólo te conduce a un sitio. 

Al escucharme se ruborizó un poco y su lenguaje corporal empezó a ser de rendición.

- ¿Cuándo el orgullo se apodera de ti, dónde te lleva?

La pregunta era directa e incómoda. Y claro intentó escapar. 

- Santi en hora y media tengo que estar en el curso...

- Sólo tienes que vestirte y un cuarto de hora andando, tenemos una hora y una hora da para mucho ¿Vas a responder? 

- No 

- ¿No? muy bien.

Me levanté y la cogí del brazo. 

- Va suéltame!!!! 

-Camina 

Hubo un pequeño forcejeo, hasta que le di un par de azotes sin soltarla fuertes y sonoros. 

- Ya puedes mover el culo. 

Caminamos por el pasillo, siempre sujeta del brazo, directos al salón, hasta la pared. Yo mismo le cogí las manos y se las puse detrás de la espalda. 

- Voy a recoger la cocina, así te doy tiempo de responder la pregunta. 

Allí la dejé y me fui para la cocina pero no había empezado a recoger cuando la vi entrar en la habitación y me fui para allá.

- ¿Se puede saber que haces?

- Me voy a vestir

- Tira para la pared, ya.

- Santi!!!! Tengo cosas que hacer no estoy para juegos!!!!

Me fui para ella, la levanté a la fuerza y nada más hacerlo la rodeé con mi brazo izquierdo por la espalda la apoyé contra mi pierna y le di un par de docenas de azotes sobre el pantalón del pijama, entre quejas. Hasta que se calmó. Entonces me senté en la cama la cogí de las dos muñecas la acerqué entre mis piernas, la sujeté apretando mis piernas contra las suyas con fuerza y busqué la cintura del pantalón del pijama, al agarrarla para tira hacia abajo del pantalón intentó quitarme las manos, entonces le volví a rodear la espalda con mi brazo izquierdo haciendo que cayera sobre mi pierna izquierda, pasé la derecha sobre sus piernas y cogí la cintura del pantalón por detrás, de un tirón se lo bajé hasta medio muslo y mi mano empezó a caer pesada en su piel desnuda sin previo aviso. 

El ruido era potente, el sonido de los azotes piel con piel es muy escándaloso. Al principio intentó dificultarme la tarea, pero sólo consiguió que subiera el ritmo hasta conseguir que se rindiera del todo. Me llevó unos dos minutos conseguirlo, a partir de ahí ya no hubo más resistencia. Todavía continué un par de minutos más hasta que el culo empezó a tener un color rosado intenso y paré. 

- Levanta 

En cuanto se levantó, la llevé otra vez cara a la pared, esta vez con las manos sobre la cabeza y antes de irme le bajé el pantalón del pijama hasta los tobillos.

- Voy a recoger y tienes un respuesta pendiente que darme. 

La dejé y me fui a recoger la cocina, esta vez sin sobresaltos, de vuelta seguía allí, aún tenía media hora de margen. Cogí un silla la puse entre el sofá y la tele, me senté y la llamé. 

- ¿Has encontrado ya la respuesta? 

- No me acuerdo de la pregunta. 

- Muy bien, pues tendré que refrescarte la memoria de la manera más eficaz que conozco; calentándote el culo.

Tirón rápido y a mis rodillas otra vez. 

- ¿Sabes qué? Ya me responderás después, así tendrás toda la mañana para pensar en la respuesta con el culo caliente.

Y otra vez empezó el ritual, mi mano empezó a caer sobre su culo ya "calentado" previamente así que no era necesario andarse con mucho miramiento, quería que fuera toda la mañana sintiendo el culo caliente y palpitante. Estuve casi diez minutos ocupándome de el, con alguna pequeña pausa, más que nada para descansar un poco la mano, que también se resiente. El resultado final, fue su culo rojo como un tomate maduro y caliente muy caliente. Además no era la única parte de su cuerpo que estaba caliente, cómo estuve comprobando un rato, sin llegar a más.

- Ahora si ve a vestirte. 

Se levantó y caminó con el pantalón del pijama en los tobillos hasta la habitación.

Un rato después, apareció ya vestida y le dije.

- Iré a recogerte cuándo termines, y ya que estamos nos vamos a comer algo, pero cuando volvamos a casa quiero esa respuesta. 

Continuará...







sábado, 28 de septiembre de 2024

El vecino molesto

 



Había tenido que irme todo el fin de semana, por unos asuntos familiares. Salí el viernes por la tarde y volví el lunes sobre mediodía. 

Llegué cansado del viaje y con ganas de descansar. Nada más llegar, me di una ducha y salía cuándo sonó el timbre. Me pareció raro, ya que sólo podía ser alguien de dentro del edificio, me puse algo de ropa y fui a abrir. Al abrir, me llevé una sorpresa, era el vecino del bajo, un tipo extraño, de aquellos de difícil convivencia. 

- Buenas tardes.

 Si darme tiempo a mucho más me soltó una reprimenda que no sabía a qué venía. Que si el sábado habíamos tenido la música muy alta, que si gritos y risas hasta las tantas d ela madrugada y que si volvía a suceder llamaría a la policía y presentaría una queja en la próxima junta de vecinos. Cómo me pilló cansado y sabía del carácter del personaje mi primera intención fue mandarlo de vuelta a su casa, me limité a decirle que no sabía de qué me hablaba y que yo había estado todo el fin de semana fuera. 

Un rato después llegó ella de trabajar.


- Hola!!! ¿ya estás aquí?

- Si hace un par de horas que llegué

- ¿Y qué tal? ¿Lo has podido solucionar todo?

- Si ya está, por fin 

- ¿Estás cansado? Haces mala cara

- Al poco de llegar se ha presentado, el vecino del bajo, de muy malhumor, me han entrado ganas de tirarlo por la escalera, la verdad. 

En ese momento su cara también cambió.

- Ese tío es un amargado ¿Y que quería?

- Me ha dicho que el sábado teníamos la música muy alta y mucho jaleo de risas y gritos.

- Buaaaa que exagerado....

- ¿Que pasó el sábado?

- Nada, que invité a unas amigas a una cena aquí y nos tomamos algo, pero nada del otro mundo.

- Entonces algo de razón tiene ¿No?

- Ya sabes cómo es, un amargado...

- Nena me estas esquivando la mirada y eso me dice, que algo me ocultas...

- Buenooooo, vale igual se nos fue un poco de las manos en algún momento, pero no s dha quejado nadie más, siempre es el mismo. No le des más vueltas, voy a ponerme cómoda.

- Espera, espera... ¿Y por qué no me dijiste nada? 

- Fue espontáneo, no estaba planeado

- Ya pero ayer, tampoco me dijiste nada...

- Bahhh no le  des importancia, parece que te creas más al vecino, sabiendo cómo es, que a mí. 

- El vecino me importa nada, pero que me tomes el pelo, si me importa.

- No te estoy tomando el pelo

- Pues a mí me parece que si. Y de lo que menos ganas tenía hoy, es de tener que aguantar al vecino, echándome la bronca por algo que desconozco nada más llegar del viaje.

- Pues no le des más importancia y ya.

- Muy rápido arreglas tu las cosas.

- Si, sobre todo las cosas sin importancia, venga voy a cambiarme. 

- De eso nada, vete al despacho.

-  ¿ Para qué? !!!!

- Pues para mirar la pared un rato y explicarme después, toda la verdad.

- Santi....estás haciendo una montaña de un grano de arena.

- Se acabó

La cogí de la oreja y la llevé hasta el despacho, por el camino le di un par de azotes en el culo.

- Pareces una adolescente, que no se puede dejar sola en casa sin que la líe y no quiero más excusas, aquí de rodillas, las manos en la cabeza y los codos en la esquina, cuando vuelva quiero saber qué pasó. 

La dejé allí y cerré la puerta. Un rato después regresé y allí estaba, cogí una silla y me senté.

- Ven aquí

Se levantó resoplando y se acercó hasta mis rodillas, la miré y le dije.

- Cuéntame que pasó el sábado.

- Ya te lo he dicho, organicé un cena y luego nos quedamos un rato tomando una copa y escuchando música.

- Lo de la música es nuevo, antes no me dijiste nada...

- Es que se da por hecho...

- Ya ...Lo que te decía antes cómo una adolescente a la que no se puede dejar sola. Pues esta tarde se te ha girado trabajo, ya que no sabes ser responsable al menos tendrás que compensar tu irresponsabilidad.

Sin decir nada más la agarré de la cintura de los vaqueros, me agarró las muñecas.

- Esas manos sobre la cabeza, ahora.

 Resopló y lo hizo, muy lentamente le desabroché los vaqueros y empecé bajárselos hasta medio muslo. 

- Bájate las braguitas.

Volvió a resoplar y se llevó y cachete. 

- Te voy a dejar el culo, que se te van a quitar las ganas de montar fiestas...

Con el rostro rojo, se bajó las braguitas y suspiró.

- Date la vuelta

Se la dio. 

- Las manos sobre la cabeza. 

En cuanto lo hizo me levanté, le rodeé la cintura por delante con mi brazo izquierdo, mientras con la mano derecha, de pie los dos empecé a azotarla con ganas.

- A veces parece que tengas 14 años.

Mi mano seguía a lo suyo, dándole color al culo, mientras la seguía regañando. Y así de pie, estuve castigándola un buen rato, hasta asegurarme que le ponía el culo cómo un tomate. 

- Y ahora señorita te sientas en el escritorio y me vas a escribir una nota de disculpa a los vecinos que luego irás a colgar en el tablón de notas de la comunidad. Dejo la puerta abierta y cuando estés me avisas.

Me fui a sentarme mientras al sofá.

15 minutos más tarde me llamó. Fui para allá, la hice levantarse con los vaqueros y las braguitas bajadas y leerme en voz alta la nota.

" Estimados vecinos:

Siento mucho lo ocurrido el pasado sábado, se nos fue de las manos una cena y quiero pedir mis disculpas por las molestias ocasionadas. No volverá a ocurrir"

- Muy bien, luego irás y lo pondrás en el tablón. Ahora apoya los codos sobre la mesa y presenta bien el culo.

Resopló pero obedeció. Yo fui un cajón del escritorio, en el que guardaba el cinturón de los castigos. Lo cogí y me puse detrás, lo desenrollé y lo doblé. 

- Te voy a dar 30 azotes, que vas a contar y cuando termine, con el culo bien caliente, vas a ir a colgar la nota de disculpa y vas a ir a disculparte personalmente con el vecino ¿Estamos? 

Le di los 30 azotes metódicamente, quería que hiciera todo con el culo bien caliente y palpitante. Cuándo terminé sin más le subí las braguitas.

- Súbete los vaqueros, y ya sabes que tienes que hacer. 

Cogió la nota y salió, me fui hasta la puerta para, escuchar la disculpa de su voz. Subió enseguida roja como una amapola.

- Ahora vete a poner el pijama y te espero en el salón.

Cuando apareció con el pijama puesto, le hice bajarse los pantalones delante mío y darse la vuelta. Le empecé a acariciar el culo bien rojo y caliente. 

- Esto es lo que pasa, cuando se quieren hacer cosas de adultos y no se sabe actuar cómo tal. 

Le pasé fugazmente los dedos por el sexo, empapado...

- Esta noche cuando estés lista para dormir, me vas a pedir una azotaina de recuerdo y por supuesto vas a estar unos días sin placer adulto.

Y aquella noche antes de ir a dormir, ella misma me pidió una zurra,  con el culo al aire, sobre mis rodillas en la cama. 















martes, 24 de septiembre de 2024

Un elogio al cepillo

 



Escribí esta entrada hace años y nunca la llegué a publicar. Me la recordó una entrada en el blog: Las Malportadas.


Cuándo hace ya un cuarto de siglo, empecé a investigar por la red, sobre eso que llamaban "spanking", me sorprendió mucho un instrumento que jamás había imaginado para este uso: el cepillo. 


Nunca antes había tenido ninguna referencia del cepillo como instrumento de disciplina, tal vez se deba a que soy español y aquí en España los instrumentos de corrección doméstica tradicionales siempre fueron el cinturón y la zapatilla y en el plano escolar la regla de madera o temida vara de avellano u olivo, así que imaginé que debía ser algo muy de la tradición anglosajona.


Lo cierto , es que en aquel momento no le presté atención. Eran momentos de exceso de información, que había que ordenar y pulir. Mis preferencias en aquel momento iban más por los instrumentos creados específicamente para azotar (vara, tawse...) y no por los pervertibles de doble uso. 


Supongo que aquellas casualidades de la vida, hicieron que la primera persona con la que jugué es una amante del cepillo y eso lo cambió todo. Recuerdo que en nuestra primera cita, esa en la que te pones cara y decides si ir a más o no, le regalé un cepillo del pelo cuadrado, junto con un cuaderno y ahí empezó mi idilio con este instrumento.


A lo largo de todos estos años he probado creo que casi todos los instrumentos, al menos los más habituales, incluso en algún ataque de fetichismo he llegado a comprar alguno caro, pero hoy ya con todo el bagaje que te da la experiencia, tengo muy claro que podría prescindir de todos, menos de dos: cepillo y cinturón, cuero y madera y ambos pervertibles.


El cepillo es especial, por muchos motivos, que voy a intentar enumerar.


Es un instrumento muy casero y tiene ese punto de infantilización propio del juego. 


Es un instrumento fácil de conseguir, barato, que puedes llevar a cualquier sitio, sin resultar sospechoso, no es un  instrumento que tenga que estar escondido en un armario para las visitas, ni te va a poner en un compromiso en la revisión de equipaje en un aeropuerto o estación. Un cepillo cabe en cualquier bolso o mochila de mujer, de hecho para mí es una norma, el llevar uno siempre a mano y eso hace que no sólo lo haya usado en la intimidad de cuatro paredes, lo he usado en el coche, en el banco de un parque y hasta en una playa solitaria. En casa puede y debe estar a la vista, ya sea colgado de la puerta del baño o en la mesita de noche, incluso varios, tener el instrumento a la vista, ya puede provocar escalofríos.


Otra ventaja del cepillo es su facilidad y comodidad de uso. Para mí es el único instrumento que es efectivo y cómodo sobre las rodillas ( quizás la zapatilla también) de hecho con concibo su uso en otra posición y esa posición es la posición del spanking. Los otros instrumentos son incómodos de usar otk y poco efectivos, el cepillo parece estar diseñado exprofeso para esa posición. Además de ser una posición íntima, con contacto directo entre spanker y spankee, también te da mucho control sobre la spankee y mucha información. Es un instrumento muy sencillo de usar, a diferencia de instrumentos más largos y que requieres de otras posiciones, el cepillo se convierte en una prolongación de la mano, es preciso, golpeas donde realmente quieres golpear.


Pese a su apariencia es un instrumento super eficaz, si te lo propones, vas a conseguir fácilmente que la spankee no pueda sentarse cómodamente en varios días, pero a la vez se puede modular con mucha facilidad sus efectos. La forma de usar el cepillo no es base de fuerza, es la insistencia. La forma ideal de usarlo es con la traviesa echada sobre las rodillas, la mano izquierda si eres diestro sujetando la cadera, y la derecha aplica el castigo, hasta con la fuerza del antebrazo y un ligero toque de muñeca justo antes del impacto, nada más. Yo personalmente lo uso del siguiente modo: empiezo por repartir golpes alternos por toda la piel de las nalgas, hasta conseguir el color adecuado (rosado uniforme) entonces apunto bien justo por encima del pliegue de los glúteos y ahí es donde insisto. Dando 3 o 4 azotes en la misma nalga antes de cambiar, así en el momento del cambio sentirá más la que no está siendo castigada y el resultado final será unas nalgas rosadas y dos grandes rojos o aún de color más oscuro en la zona de asiento.


Además el cepillo tiene dos caras, la lisa de madera y la otra que puede tener diversos materiales y texturas y que puede ser muy interesante jugar a "acarciar" con esas texturas diferentes, ya sea cómo descanso antes de seguir o al terminar. 


Todas las spankees que he conocido , respetan el cepillo, conocen bien sus efectos y que bajo esa apariencia inofensiva y hogareña se esconde un instrumento que puede acabar haciendo que se retuerzan y pataleen, incluso he llegado a conocer alguna spankee que tenía cómo límite el tenido cepillo de baño, por encima de la vara o las paletas grandes y tiene su lógica, el mango largo y la fuerza de palanca concentrada en un punto muy concreto, lo hacen temible.


Lo que son las cosas, de empezar de denostando el cepillo a tener una colección de ellos, de distintas formas, tamaños y tipos de madera, incluso tengo uno que guardo como un tesoro de madera de ébano fabricado en 1956. 


A la hora de elegir un cepillo, lo que hay que tener en cuenta es el peso y la largada del mango. A más peso y mayor largada de mango más duele. Aunque al final incluso un cepillo de bebé puede ser muy efectivo. 


Y cómo todo hay que decirlo, quizás el único defecto que le veo al cepillo, es el sonido. Es mucho más excitante el sonido de la mano o el silbido y estruendo cuando impacta en la piel del cuero. El cepillo tiene un sonido más apagado y sordo.


Pero hoy por hoy, y con la experiencia a cuestas, no cambio el cepillo por ningún instrumento. Para mí el cepillo es spanking,  forma parte de él. Los habrá más bonitos, más caros, pero creedme si os digo que la frase: Ve a buscar tu cepillo...va a provocar una reacción en cadena.

¿ Me contáis vuestra relación con el cepillo? ¿Os gusta, lo odiáis? 

sábado, 21 de septiembre de 2024

Trimestres que dejan marca (Por S.)

 




Cuando subí al coche pensaba en lo raro que era no saber nada de él en todo el día, especialmente está temporada que estaba en plan marcaje controlando bastante lo que hacía. Pensaba en él en lo que supuso y aún que no es propio en mi, con él me dejó llevar, descubro cosas, que me da a probar, que el prejuicio me había hecho rechazar, pero ahora sé que es lo que llevaba tiempo buscando...


....conducía de vuelta a casa, tras una tarde con una sesión navideña en exteriores con un niño, estaba cansada y mucho llevaba horas demás encima. ahí me sono el wasap era un audio suyo contándome que tal el día, al final su risa maquiavélica ( es imposible que nadie en el mundo sea indiferente a esa risa, lo encierra todo) y como siempre la risa es la antesala de la bala psicológica que va a disparar; 

-por cierto acuérdate que toca trimestre.

y ni en mil vidas daría explicado todo lo que en ese momento se desata en mi interior, así con una frase.

De golpe me angustie, fue una temporada difícil, las faltas se habían acumulado de manera estrepitosa...ahora tendría que dar cuenta de todo eso...

Al principio la revisión de la libreta era semanal despues cada quince días, cada mes... y así lo fuimos espaciando cada vez más. Ahora lo hacíamos trimestralmente, coincidiendo con las evaluaciones académicas, lo cual lo hacía más infantil aún, lo que venía a significar más humillante para mi. Tendría que presentarme ante él y leerle todo cuanto había anotado en la libreta, era una vergüenza horrible en la que el hurgaba más con preguntas sobre mi comportamiento, sobre la falta cometida. En alguna ocasión que me negaba a leer me caían unos azotes para ver qué era en serio, o me ordenaba bajarme la ropa y leer con las bragas en los tobillos, más bochornoso aún.

       Si o sí iba a ser castigada , la experiencia me decía que lo mejor era colaborar en todo para no empeorar las cosas. Pero una tiene su orgullo, que no es poco. Leí la libreta, estos meses estaban acumulados de faltas y las que no había anotado. Debía pensar en algo. No se me ocurrió otra cosa que hacerla desaparecer, la escondería, le diría que la había perdido. Obviamente se enfadaría, me castigaría, pero un castigo normal por irresponsable y haberla perdido, mientras que si se la leo fijo el castigo sería severo. Partiendo de la base de que era inevitable el castigo no me pareció tan mala idea.  

El día llego super rápido, a pesar de lo lento que transcurren los días de invierno

me llamo;

- guapa en 5 minutos estoy ahí

-vale te espero, tengo algo que comentarte

-creo que tendrás bastante para comentarme jajajajaja (risa maquiavélica) 3 meses dan para mucho...


Decidí coger una cerveza fresquita y su copa preferida y llevársela al salón, para cuando llegará, sé que le encanta y intentar suavizar no sobraba. Aunque era invierno y un día frío en casa había calorcito, pues en el salón la chimenea estaba encendida. Yo llevaba un camisón negro bastante elegante a la par que sexy. Al oír la puerta fui a recibirlo y lo besé

- vaya recibimiento

y con la mirada me recorrió el cuerpo

- que pasa? Cualquiera diría que no te ha gustado

- nada, claro que me gusta que vengas a besarme pero te veo muy elegante para el trimestre

- encima que me pongo guapa para recibirlo... hombres

- si me encanta, estas divina, pero no será que pretendes desviar mi atención, porque te aviso que no funciona.


Entramos al salón yo primero y me tiré en el sofá, el fue a dejar las cosas a la habitación y al poco rato ya lo tenía de lado

- y la cerveza es para mi?

- claro no espero a nadie más, para quien si no.

  La intención era jugar un poco a suavizar, usar algún recurso y apelar un poco a la compasión, para el cabreo que le iba a entrar en breve.

- pues muchas gracias señorita así da gusto...

le dío un trago profundo

- que tal si vas por la agenda y comienzas a leerla, cuanto antes, antes acabaremos.

- es que...

- que?

- de eso quería hablarte 

- pues empieza

-no se como explicártelo...

-uffff

- me prometes que no te enfadaras?

-cuando dices eso es que me tengo que enfadar seguro y empieza ya, que me estas desesperando

- pues es que no sé como pudo pasar pero la he perdido

- estas de broma

-no

- pero tu te quieres reír de mí? como la vas a perder si no debes sacarla de casa para nada , salvo que vengas a verme y yo te ordene traerla

- pues te juró que he revisado todo y no la encuentro (yo me mantenía seria y argumentando perfectamente mi mentira, no soy de esas personas que le salen los colores por mentir , no. Sólo por verguenza. Si es verdad que con el me cuesta y cada vez más someterme a un interrogatorio).

_ me estoy mosqueando, tráemela!

Y ahí ya me estaba poniendo nerviosa y se me escapó la risa, lo cual le pareció horrible.

_ aún te atreves a reírte, tu me vacilas

_ no es sin querer

Pero al tiempo que le contestaba ya tiraba de mi con fuerza y me tenía sobre sus rodillas...

_ jo es que no me rio de ti

_ pues ya me dirás no hay nadie más

_ no era risa nerviosa porque estoy preocupada

_ Yaa... Pues como hablar contigo no sirve de nada voy a empezar el diálogo con tu culo, a ver si también te causa gracia.

Antes siquiera de comenzar azotarme, antes incluso de ponerme sobre sus rodillas, cuando estaba de pie delante de él intentando justificarme mi sexo había comenzado a reaccionar, la humedad ya se había adueñado de el, es inevitable. Me sentía tan mojada y me daba tanta vergüenza que el lo notará.

Ahí comenzó a descargarme azotes bien fuertes con la mano, impresionante la fuerza que tiene en las manos, me los daba sobre el camisón, que era muy fino de un tejido similar al tul. En un momento paró suspiré aliviada pensando que se había acabado en el mejor de los casos o que me daría un descanso.

Lo que hizo fue subirme el camisón al tiempo que decía;

_ ya se ven las nalgas rojas a través del camisón así que es el momento de descubrir y seguir directamente sobre la piel. Continuó. Sin descanso.

Después de muchas nalgadas, las cuales no conté, era imposible y ni lo intente necesitaba concentrarme en aguantar y no suplicar finalmente se detuvo, no sin antes hacerme saber que serían los últimos azotes con la mano y estos siempre me los aplica especialmente fuertes. Siempre también esa zona justa donde acaba la nalga y empieza el muslo.

_ Preparada?

No contesté me los daría igual.

 Las nalgas me ardían, me picaban moría por frotármelas y me dolían, pero sabía que aún no se había acabado: faltaba lo peor sabía perfectamente que usaría algún utensilio para la segunda parte del castigo. El cinturón o el cepillo sus preferidos, aunque también me había mandado hace semanas una foto de una vara de abedul que había recogido  en el campo.

_ Bien sabes que todo esto lo buscas tú solita con tus niñerías y tus irresponsabilidades, la libreta es un tema serio, no haberla aceptado, y es tú total responsabilidad.... Que piensas? Tienes algo que decir? Te acuerdas por casualidad dónde está?

Ahí mantuve una lucha interna por salir corriendo a buscarla, pero al final me aguanté, me daría la segunda parte igualmente.

_que siento haberla perdido

_ bien sigues en las mismas.... Pues sí que vas a sentirlo y a ver si de paso hago que te venga la memoria y te acuerdas de donde está

_ al rincón!

Me fui derecha sin rechistar, un buen rato allí

sirvió para aumentar la agonía de lo que me esperaba y sabía que lo que había sufrido no era nada comparado con lo que quedaba usará lo que usará...

Al fin me llamo, me acerque muy despacio.

_ Bien vamos a seguir hoy aprenderás que conmigo no se juega, ni con las normas ni con la libreta. Y si la señorita decide hacerlo le traerá graves consecuencias a su culo. Siéntate en el sofá. 

Quedé inmóvil.

_ te tengo que sentar yo?

Mi cuerpo reaccionó y me dirigí al sofá y me senté. El salió de la sala y al poco tiempo volvió a entrar traía en la mano un cable, el cable del teléfono, que es delgado, y me parecía inofensivo, de entrada incluso me sentí aliviada de vérselo, lo llevaba doblado, yo nunca había probado el cable, me parecía más inofensivo que cualquier otro instrumento, y hasta me pareció una suerte. Esa sensación duró poco, solo hasta que recibí el primer golpe. Empezó a azotarme con dureza , lentamente, me atravesaba las dos nalgas , con un mano me tomó de las piernas y con la otra me pegaba más y más fuerte a medida que avanzaba el castigo. Así estuvo por un buen rato. Por fin paro a esas alturas yo ya soltaba gemidos desesperados y el culo me ardía más que nunca. Me mando levantarme e ir a buscar el cepillo. Eso lo odiaba el cepillo era lo que más odiaba en el mundo y tener que ser yo la que fuera a buscarlo más aún. Pero llega una situación en la que no puedes hacer nada, podría no ir pero mi castigo solo aumentaría. No aguantaba, fui a buscarlo y se lo entregué, el estaba ya sentado sobre el sofá. Me dijo que me colocará sobre sus rodillas


Con calma se recreo en mis nalgas y las acarició lentamente. Me describía al detalle como estaban;

_ Las tienes marcadas por lineas finas muy rojas, por las marcas se pueden contar los azotes que te di

Cogió el móvil sobre la mesa y me hizo un par de fotos.


 _Lamentó tener que castigarte tan severamente

_ si te gusta

_ pues la verdad es que bastante

_ creo que ya fue suficiente me duele mucho

_ pues yo creo que no te llegó

Cuando dijo esto me empezó a golpear con el cepillo, era insoportable sobre mí culo ya lastimado me quejé desde el primer azote, me movía, me recriminaba que me estuviera quieta, pero me era imposible.

Y le supliqué por primera vez en mi vida

_ por favor para

Me salió de golpe y sin pensarlo me sorprendió mucho y más a él que no lo esperaba. Desde ese preciso instante todo se suavizó, yo me liberé de mi orgullo y de aguantarme el dolor en silencio. El creó que entendió que estaba en mi límite y se apiado

_ solo hay una manera... 

_acepto

_ primero deberías saber de que se trata; si tú me traes la libreta te doy 5 más si no me la traes te llevarás 15

_ vale 

Me levanté y me fui al trastero donde la había escondido. Aproveche para frotarme las nalgas. Al pasar por el pasillo me quedé un rato contemplándome el culo en el espejo del mueble de la entrada.

_ vente y deja de mirarte

_ como lo sabes si no me ves?

_lo sé siempre lo haces se que te encanta ver cómo te pongo el culo.

Ahí mi cara se quedó tan roja como mis nalgas...

 y al poco rato entre y le entregué la libreta en la mano. El ni la miró, la tiro para el sofá.

Aún me quedaban cinco pero está vez fue el quien me colocó sobre sus rodillas. Primero me acarició las nalgas por un rato, creo que también para darme un descanso al tiempo que me echaba el sermón sobre la responsabilidad de los actos, y las famosas consecuenciaaaaass.

_ bien vamos? Si no no acabamos más los contarás y me darás las gracias.

Empezó a darme bien fuerte, los espaciaba bastante pero eran golpes secos y fuertes y tenía ya las nalgas tan doloridas que se hacían insoportables... Los conté como pude, entre gemidos. Le prometí que no volvería a pasar, con el culo así prometes lo que sea.

Seguía sobre sus rodillas desnuda con el culo azotado, expuesto. Me volvió a hacer fotos... 

Comenzó a acariciármelo así estuvo por un buen rato, no se cuánto. Hasta que me dijo;

_ lo tienes muy rojo, pobrecito

( Estiró la mano y cogió una vela que estaba sobre la mesa de la sala, como ya llevaba un buen rato ardiendo tenía mucha cera derretida) mi mente se disparó me estaba adelantando y imaginando lo que iba a hacer pero al mismo tiempo quería no imaginarlo. 

_no...

Fue lo único que me dió tiempo a decir y ya sentí las primeras gotas de cera sobre la piel

_ shhh tranquila ( con la otra mano me acariciaba la espalda) estaba demasiado rojo, relájate. Despacio siguió vertiéndome la cera en las nalgas con diferentes formas. 

Volvió al teléfono y hacerme fotos. Me mando levantarme 

_ mañana me harás un relato de todo esto.

_ vale

_cómo estás de mojada?

No contesté y hundí la mirada en el suelo

_ te estoy hablando, mirame y contestame

_ bastante

_ acércate quiero comprobarlo

 Me metió un dedo y luego otro, yo chorreaba literalmente

_ no me lo puedo creer el castigo más duro que te he dado y estás inundada. Que voy a hacer contigo?

De golpe paró y me sacó los dos dedos. Noo. No dije nada pero mi cara de frustración creo que lo dijo todo. 

_ estarás de acuerdo conmigo que tú comportamiento infantil de hoy deja mucho que desear y que lo que menos te mereces es un premio. Mientras no me demuestres que eres una mujer te quedarás así.

_ tienes razón y si te lo voy a demostrar ahora mismo

_ que? 

_ quédate ahí sentado y déjate hacer.

Comencé sin esperar su aprobación, comencé a acariciarlo a besarlo, le saqué la camiseta se quedó quieto, le lamía los pezones y le acariciaba la polla, llevaba pantalón de deporte se la acariciaba por encima, estaba empalmadisimo creo que se iba a romper la tela.

_ Levanta y te saco esto, pobrecita está muy apretada, me da pena

Me obedeció al instante, se levantó y le bajé todo, comencé a lamerle los huevos, luego la polla acariciándola con la lengua mientras con la mano le masajeaba los huevos. Así hasta que le veía el placer reflejado en sus ojos marrones.

Paré;

_ te convencí de que soy una mujer?

_ si a la mierda el castigo te lo levantó sigue

Me subí al sofá y comencé a cabalgarlo salvajemente. Al final ese día hubo premio y crema y otra vez premio....



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