miércoles, 24 de julio de 2024

Irritable e irascible. (Por E.)

 






Él se levantó primero. Ella había dormido regular, tenía un retraso de unos días y estaba incómoda, pero no era solo la molestia física, se notaba irritable e irascible, y le costaba controlar su genio así.


Él ya lo sabía, no era habitual, pero algún mes pasaba. Intentaba tener paciencia esos días y darle más mimos de lo habitual, pero a veces era necesario ponerse firme. Frente a lo que pueda parecer esa disciplina le venía bien, la sacaba de esa rueda y un poco de placer adulto calmaba sus molestias.


Hizo café y se tomó el primero en silencio disfrutando de ese día de primavera. 

Al rato se levantó ella. La escuchó en el baño lavándose la cara. Aún así entró con cara de sueño. Iba con un camisón corto de algodón. Se intuían sus pechos debajo y la braguita rosa del mismo material 


- Buenos días bella durmiente...


- Hola


- Has descansado?


- No


- Estamos poco habladoras hoy...


- Hay café?


- Sí, queda media cafetera.


No dijo nada, se puso el café con leche y se fue al sofá.


Él recogió la cocina y se fue a la habitación a vestirse.


- Hay que ir al súper, vamos juntos?


- No...ve tú. No me encuentro bien.


- No te tomas nada?


- Ya me he tomado un enantyum, pero hay que esperar... Odio estos días!


- Va, tranquila...en un rato estarás mejor.


- Sí, ya...


- Necesitas algo del súper?


- Cómprame chocolate.


- Jajaja! Seguro? No quiero dramas con el luego! - lo dijo de broma, pero ella lo interpretó a su manera.


- Pues no compres nada! No sé por qué preguntas si vas a hacer lo que te dé la gana!


- Vigila esa actitud que era una broma...


- Pues no estoy para bromas!


- Ya veo...me voy a comprar. 


Él se fue y ella se quedó en el sofá con su café con leche. Se notaba intranquila e irascible, y sabía que al final siempre lo pagaba con él y se sentía mal. 

Le escribió un mensaje.


- Santi siento mucho mi actitud de esta mañana. Estoy regular con la regla, pero ya sé que no es culpa tuya. 


Él lo leyó y le contestó con unos besos. Solía tener paciencia.


Volvió con las compras y parecía que la cosa se había calmado. Le recibió con un beso y un abrazo, le ayudó con más bolsas...en fin, que parecía que el sábado mejoraba.


Llegó la hora de comer y se sentaron a la mesa.


- Nena cuándo es la presentación?


- El jueves de la otra semana.


- Y has empezado?


- No me agobies Santi...


- No te agobio, todo lo contrario. Te pregunto porque nos conocemos...


- Santi! Ya!! - y usó un tono que no le gustó nada.


- Y ese tono? Desde cuándo me hablas así? - la cogió de la mano y tiró un poco de ella 


Se puso un poco roja, pero no reculó.


- Ya soy mayorcita para organizarme yo! 


- Me parece muy bien, pero ve cambiando la actitud porque es la segunda vez voy que te pones tonta conmigo y no voy a aguantar una tercera! Me has oído bien? - lo dijo tranquilo pero con ese tono de voz tan asertivo 


No dijo nada. Le rehuyó la mirada y siguió comiendo.


Cuando acabaron ella se quedó sentada tonteando con el móvil. 

Él había ido a la compra, había hecho la comida, había puesto la mesa y empezaba a cansarse de esa actitud de princesa. 


- Qué? Hoy estás en un hotel o qué?


- Me duele la tripa...


-  Y las piernas y los brazos, por lo que veo...


- Muy gracioso...


- Venga! Mueve el culo y recoge esto, me toca a mí descansar.


Se levantó de mala gana y empezó a recoger, pero en realidad lo único que hizo fue llevar las cosas del salón a la cocina. Ahí lo dejó todo mal apilado en el fregadero, el mantel arrugado en la encimera y cerró la puerta. 


Él al principio no se dio cuenta, pero unos minutos después entró a ponerse un café y vió el desastre. 


- Nena ven aquí.


- Qué quieres? 


Claramente estaba en esa actitud provocadora. Estaba buscando acabar llorando en el rincón con el culo rojo. Y la paciencia de él había llegado a su límite ese día.


- Aquí ahora mismo.


Y escuchó sus pasos acercándose.


- Qué quieres?


- Recoge esto.


- Santi...


- No te quiero ver por el salón hasta que la cocina esté recogida, me has oído?


- Santi...la recojo luego...tengo sueño.


- Ahora. Tardas diez minutos. Empieza, vamos!


- No! - y dio un pisotón en el suelo como si tuviera cinco años. Esa fue la señal definitiva de lo que necesitaba.


- Qué has dicho? 


Ella se echó hacia atrás y mas flojito repitió.


- Que ahora no Santi...luego...


- Cuento tres. Una...dos...


Normalmente valía con eso para hacerla reaccionar,  pero ese día su nivel de cabezonería estaba en máximos y no supo medir 


- Y tres! Ven aquí!


La cogió de la mano y tirando de ella la llevó hasta el sofá.


- Tenemos el día tonto, no? Pues ya verás qué prontito te calmas!


Ella se resistía, pero no tenía fuerza suficiente para deshacerse de su agarre.


La tumbó a la fuerza sobre sus rodillas y empezó a azotarla el culo con ganas. No tardó mucho en empezar a tranquilizarla. Bastaron unos minutos para que dejará de patalear y aceptara su castigo.


Cuando la notó en ese punto paró y la hizo levantarse.


- De pie frente a mi. 


Se incorporó y se colocó de pie entre sus piernas. En sus ojos ya no sé notaba ni pizca de rebeldía. 


- Te dije antes que no iba a tolerar una tercera impertinencia hoy, verdad?


- Sí...


Se movía en el sitio intranquila.


- Estate quieta y las manos a la espalda.


Obedeció.


- Y has seguido provocando.


Bajó la mirada 


- Me explicas tu actitud?


En esas situaciones le daba mucha vergüenza tener que hablar. Él conseguía hacerla sentir una niña castigada.


- No me encuentro bien...


Él llevó su mano suavemente a la parte baja de su abdomen. Estaba un poquito hinchada.


- Te duele, no?


- Sí...


- Y crees que la forma adulta de gestionar eso es comportarte así?


- No...


- Estando de mal humor, contestona y rebelde todo el día?


- No Santi...


- De quién es propio ese comportamiento?


Se quedó callada y de nuevo empezó a moverse en el sitio con la cara roja 

Él la colocó con sus manos en su sitio de nuevo.


- Contesta a la pregunta. Quiénes se comportan así?


- Las niñas pequeñas...- le costó decirlo.


- Exacto. Las mocosas malcriadas. Y te he dicho muchas veces que no quiero esa actitud en casa. Verdad?


- Santi...es la regla...


- No nena, entiendo que es un fastidio y que estás incómoda, pero has sido tú y solo tú la que has decidido portarte como una caprichosa malcriada. Y eso no lo voy a consentir.  Qué te mereces?


- Santi ...


- Contesta alto y claro o será peor. Qué te mereces ahora?


- Unos azotes...


- Te voy a poner el culo bien rojo, porque parece que es la unica manera de que escuches! No es así?


- Sí...


- Subete el camisón!


Se lo subió hasta por encima de las braguitas como tenía dicho.


Él llevó sus manos a sus braguitas y empezó a bajarse las. Lo hizo despacio disfrutando de sus expresiones.

Se las dejó por encima de las rodillas.


Se dió un par de palmadas en sus rodillas indicándole el lugar que debía ocupar.


Ella se colocó obediente. Cogió un cojín y ocultó su cara en él. 

Era lo que necesitaba. Sabía que iba a doler, pero sus rodillas era su lugar favorito y sabía que solo eso iba a calmar ese malestar que sentía.


Él le acarició durante unos segundos su culo. Tenia algo de color de los azotes anteriores.

Empezó la azotaina con su mano. No fue suave. Desde el principio se aplicó con ganas. 

Ella aguanta a agarrada al cojín. De vez en cuando llevaba la mano atrás pero sin tocarse, y las volvía a poner delante. 

Poco a poco el tono de su piel fue cambiando hacia un color rojo más intenso. 

Estuvo así un buen rato hasta que decidió hacer una pausa.


- De pie.


Se levantó como pudo con las braguitas bajadas.


- Más tranquila?


- Sí...- lo dijo mirando al suelo.


- Quiero verte en el rincón mirando a la pared y pensando en tu comportamiento de hoy.


- Sí Santi...


- Y quiero ver bien ese culo rojo castigado. Espera ahí hasta que te llame.


Se colocó en posición un poco inclinada hacia delante dejando bien expuesto el culo.

Ese rato en el rincón le provocaba vergüenza y aumentaba su excitación. Podía sentir sus ojos mirándola desde el sofá.


Unos diez minutos después escucho sus pasos acercándose. Poco después su mano derecha acariciaba su culo dolorido. 


- Has reflexionado?


- Sí...


- Mírame y dime qué has pensado.


Se incorporó y así, en el rincón, con más braguitas bajadas y el culo rojo tuvo que mirarle a la cara.


- Que me he comprortado como una malcriada Santi...


- Y qué más?


- Que me he ganado yo solita el castigo...


- Y crees que ha sido suficiente?


Ahí bajo la cabeza de nuevo. Esa pregunta siempre tenía truco.


- Sí...


Él le agarró fuerte del culo


- Seguro? 


- Sí...


- Yo creo que aún podemos recalcarlo más...


La saco del rincón cogiéndola de la mano. La dejó de pie al lado del sofá y se fue a la cocina. Volvió con la cuchara de madera. 

Se sentó de nuevo en el sofá y la volvió a colocar en sus rodillas.


- No quiero pataleos o empezaré de nuevo,de acuerdo?


- Sí...


- Tres docenas. Una por cada escenita de hoy. 


- Santi...por favor...


- Cuenta!


Y así acabó de ponerle el culo en llamas. Tres docenas contadas una a una. Acabó llorando y con el culo calentito, pero relajada y tranquila como necesitaba.


Al acabar la dejó un rato en sus rodillas recuperándose, pero en seguida la sentó en sus rodillas y la abrazó protector y cariñoso 


- Lo siento Santi...


- Lo sé nena, lo sé...


- Gracias...




jueves, 18 de julio de 2024

No quiero oír ni pío

 





Sabía perfectamente que los dos habíamos tenido una semana para olvidar, que largo se hace algún mes. Pero si algo tengo claro, es que en el momento que me monto en el coche para ir para casa, el día se queda atrás y los problemas laborales, en horario laboral y más un viernes. 


Con esa intención me fui para casa, además incluso con ganas de al menos salir a cenar fuera y despejar. 


Cuándo llegué, allí estaba me extrañó que aún estuviera vestida de calle y hablaba por teléfono en una conversación claramente tensa y que intuí con una compañera de trabajo, además parecía leona enjaulada, no era la típica conversación telefónica sentada, estaba de pie y no paraba de moverse por el apartamento, no quise interrumpirla y fui a cambiarme y ponerme ropa cómoda, aún seguía dando vueltas y al pico, así que fui a por una cervecita y me apalanqué en el sofá. 


Finalmente colgó, me miró y me dijo.


- Voy a cambiarme.


Poco después apareció, ya con ropa cómoda y claro pregunté.


- ¿Pasa algo?


- Pffffff que estoy muy harta de todo, que me mato para hacer las cosas bien y no sirve de nada, porque "otras" pasan de todo y encima nadie te agradece nada....


Siguió despotricando un rato, hasta que la interrumpí.


- Nena...escucha un momento. Te digo esto cómo consejo, no te lo tomes cómo condescendencia, pero intenta pasar de los demás, tú haz lo tuyo y ya, la gente no te va a corresponder siempre tú tienes tu baremo y otros el suyo, no es responsabilidad tuya, y no puedes pretender que todo el mundo, se lo tome tan en serio, es triste pero eso así y te ahorrará pasar muchos malos ratos, créeme. 


- Si claro, es muy fácil decirlo desde fuera pero hoy he llorado dos veces!!! 


- ¿Y que has ganado con eso?


- Bahhh paso no me entiendes.


- Hala, ya está enfadado con el mundo, no tienes que volver hasta el lunes ¿Te merece la pena estar de morros el fin de semana por otra gente que no vas a cambiar?


- Vale ya!!!!! Sólo me falta el hombre de hielo y sus sermones!!!!


Me levantó la voz, en la última respuesta. 


- Baja el tono, que te entiendo igual sin necesidad de gritar.


- No!!!! No me entiendes!!!! Sólo me sueltas tu teoría!!!!


- Nena, vale ya...


- Pffffff me voy a tomar el aire


- ¿Dónde vas? Ven aquí


No me contestó, cogió la llaves y salió toda enfurruñada, dando un portazo al salir. Y ahí entendí cómo acabaría aquello, había dos opciones. La primera es que volviera poco después con bandera blanca y la otra es que tuviera que ir a buscarla cuando se me.agotara la paciencia. Muy lejos no podía haber ido, por como iba vestida. 


Esperé media hora y salí a buscarla, además se había dejado el móvil, no tarde en encontrarla sentada en un banco en el parque de al lado de casa. Y fui directo al grano. 


- Venga va deja de hacer la adolescente y vamos para casa.


- Que me dejes, ya iré...


- Nena, vamos a gestionarlo por las buenas, yo también estoy cansado y he tenido un día para olvidar, pero ya está, ya ha pasado.


- Antes me has dicho, que cada cual gestiona a su manera ¿No? Pues esta es la mía.


- No tergiverses mi palabras, no he dicho eso y lo sabes. Vamos para casa.


La cogí del brazo pero lo apartó de malos modos.


- Hasta aquí.


Al segundo intentó la levanté y le di un par de azotes fuertes. 


- Se acabó la pataleta. 


Un pequeño forcejeo y acabamos conmigo sentado en el banco y ella en mis rodillas.


- Para que nos van a ver!!!!


No había nadie y sus súplicas no tuvieron efecto, allí en el banco del parque le di una sonora y rápida azotaina, tampoco era cuestión de tentar a la suerte y que nos viera algún vecino. Lo suficiente para calmarla.


- Ahora te vas a levantar y derechita a casa, se han acabado las tonterías por hoy. 


Y entre la sorpresa y las ganas que le puse pareció surgir efecto , cogiditos de la mano nos fuimos para casa. 


Nada más entrar le dije.


- ¿Se te ha pasado ya?


- No


Un par de azotes más de pie.


- Pues ya te pasará, mientras te vas a mirar un rato la pared y no quiero oír ni pío. 


Suspiró se dió media vuelta y en voz baja dijo:


- Pío


Estuvo a punto de entrarme un ataque de risa.


- ¿ Que has dicho?


- Nada...


- Hay días que lo necesitas y para eso estamos.


La cogí del brazo...


- No he dicho nada!!!!


De camino otro par de azotes cogida del brazo.


- A ver si con el culo rojo como un tomate aún te quedan ganas de vacilarme.


Agarré una silla al pasar por la mesa, sin soltarla, la puse en el centro del comedor, me senté y la solté, un par de azotes más.


- Las manos detrás de la espalda.


- Pfffff


Otro para de azotes...y convencida. Llevaba unos pantalocitos cortos de deporte de estos tipo culote, que de un tirón los dejé a medio muslo, si más explicaciones a mis rodillas.


- Mira cómo va a acabar tu guerra con el mundo.


Ya no dije nada más, la que empezó a hablar fue mi mano, pero curiosamente no encontré resistencia alguna, era cómo si realmente lo estuviera deseando y eso que estuve un largo rato, coloreándole el culo, con ganas. Paré porque empezaba a quemarme a mi la mano. 


- Ahora te vas a levantar y a mirar la pared ¿Estamos?


No dijo nada, ni resopló, ni se quejó, nada, se levantó y se fue cara a la pared con el culo bien rojo. Hasta que la llamé. 


Se dio la vuelta y caminó hasta mi.


- ¿Se te ha pasado?


- Un poco.


- Muy bien, pues ahora, sal cierra la puerta como las personas y vuelve a entrar.


-Pffffff


Entonces agarró los pantalones con la intención de subirselos y le di un manotazo.


- ¿Te he dicho que podías subírtelos?


- No voy a salir al rellano así!!!


- O sales por tu iniciativa o te llevo de la oreja, tu decides...


Me miró.


- Está bien te llevo yo


No me dio tiempo a levantarme y fue por iniciativa propia, entrar y salir rápido. Yo la miraba desde el pasillo.


- Lo ves no ha sido para tanto. Cuando vengas tráeme el cepillo.


Otro suspiro, yo me fui a esperarla en la silla, cuando entró llevaba el cepillo en la mano. Se lo pedí y me lo dio.


- Ya conoces las normas, comportamiento infantil y pataletas es igual a dormir boca abajo. Así que ya sabes.


No tuve que decir nada más, se colocó en mis rodillas otra vez. Dejé un momento el cepillo sobre su espalda, le terminé de bajar el pantaloncito hasta las tobillos, cogí el cepillo y me aseguré de cumplir mi promesa, aquella noche dormiría boca abajo y con el culo al aire seguro. El cepillo es muy efectivo para conseguir eso. Después de una buena dosis de cepillo, sumada a la dosis anterior a mano, la tormenta había dado paso a la calma más absoluta. 


Durante un rato le estuve acariciando el culo en silencio, me podría pasar horas, pero también podía ver y notar que la calma ambiental, no era del todo cierta y su cuerpo mostraba otras necesidades que calmar, cómo comprobé con mis dedos cuando pasaron a explorar que sucedía entre sus piernas, mojada y excitada, terminé de calamarla del todo en mis rodillas, con mis dedos y el culo rojo.


Un rato después terminamos de relajar en la ducha. Y acabé cumpliendo mi plan de salir a cenar fuera, eso sí ella sin ropa interior y con el culo rojo. 








martes, 16 de julio de 2024

Disciplina (y disciplina doméstica) Por Victoria

 



Hoy os comparto un artículo entero, copiado tal del blog Spanking entre mujeres. Me parece un post muy interesante y que podría firmar perfectamente yo, igual con otras palabras, pero el mensaje sería el mismo, así que os lo dejo y debajo el link a la fuente original. 


Los que me conocen desde hace muchos años saben que si hay un tema que me fascina es este y últimamente  veo más y más avisos de gente joven buscando encuentros de disciplina, o disciplina doméstica, y me parece fantástico. ¿Por qué? Porque es el “núcleo” de nuestra práctica, la forma que engloba todos los aspectos grandes y pequeños, rituales, motivos, escenarios, etc. de esto que tanto nos gusta. Pero debe ser real, si no es spanking pero no disciplina.



En resumen se trata de castigos reales, o con motivos reales. Esos castigos pueden ser azotes, nalgadas, chirlos, como sea que los llamemos, pero también pueden tomar muchas otras formas variadas (como tiempo en el rincón, o escribir líneas, o un texto, o incluso otras formas más creativas según la falta cometida o la creatividad del disciplinador).


Son castigos, no se supone que la que los recibe los vaya a disfrutar en ese momento puntual (y es probable que luego tenga dificultades para sentarse). No obstante se establece una dinámica que es “necesaria” o “equilibradora”. O que, como mínimo, ofrece muchos disparadores relacionados con ciertas fantasías que son muy profundas. No voy a hablar de sexo en esta entrada porque si bien hay algo sexual que atraviesa todas nuestras prácticas, en este caso lo sexual tradicional está postergado para dejar lugar a que pase otra cosa.


Vamos a detallar algunos puntos que hacen a una sesión de disciplina (o su variante disciplina doméstica) y que la diferencian de otras formas de spanking más sensuales, pero antes una aclaración:


Si bien se trata de un castigo (en el imaginario y en el contrato tácito de las dos personas) siempre debe haber consentimiento y se debe tener bien clara la palabra de seguridad. Ya sabemos, por las dudas, aunque en la fantasía no forme parte de la escena.


Las reglas y el ritual

En un encuentro de este tipo es muy necesario que haya pautas claras sobre la relación: cómo se debe responder y cómo se debe actuar en determinadas circunstancias. Todo esto forma parte del ritual y es FUNDAMENTAL porque hace que la persona que va a recibir el castigo tenga el estado mental necesario para no digo disfrutarlo, porque vamos a intentar que no lo disfrute tanto, pero para que al menos tenga una buena experiencia. Al final es un castigo y debe vivirse y sentirse como tal.


No obstante no puede ser algo solamente físico. El spanker no es un verdugo que ejecuta a perfecta distancia emocional (o no debería serlo).


En cuanto a las reglas hay reglas generales, como no desobedecer abiertamente, no mentir, no hacer berrinches, no responder mal, no hablar con lenguaje inapropiado (después de todo estás por recibir un castigo), todas bastante obvias.


Después hay reglas específicas para cada uno: las metas, las cosas que queremos cambiar. Las más comunes a la edad de ir a la universidad están relacionadas con estudiar, no faltar a clases, dar los exámenes, etc. Pero después hay reglas puntuales y personales. Esto se define a partir de una negociación, un intercambio que debe ser aceptable para las dos partes.


No es todo mágico y sencillo. La spankee debe aprender a escuchar y obedecer. Esto no viene casi nunca con el paquete ya que por lo general las spankees son bastante rebeldes. Su “fantasía” es una cosa y la realidad por lo general es otra. Por eso es importante hablar de las fantasías, incluso cuando se trate de un castigo “real”.


Además la spankee debe querer que esas metas se cumplan, debe desearlo incluso. No puedo poner énfasis en esto lo suficiente, si es algo que no quiere cambiar no importa cuántos castigos reciba, no va a hacerlo.


Para la escena (para entrar en el rol) puede ser necesario vestirse y actuar más formalmente. En todos los casos hay que cambiar la charla coloquial y divertida usual y tomar distancia. Es una conversación seria que tiene mucho de interrogatorio, porque la spankee no solo debe aceptar sino “decir”, poner en palabras, algunas cosas: por qué está en la situación en la que está y qué va a pasar ahora.


Disciplina o disciplina doméstica

Se usan casi indistintamente. Pero la disciplina doméstica tiene que ver con lo cotidiano, con los correctivos que se aplicaban en las casas. Por eso los instrumentos que se usan también son del universo de lo doméstico, como la mano, el cepillo, la zapatilla, el cinto, etc. E incluye ciertos aspectos de contención emocional y cercanía afectiva. La relación con la spanker recuerda un poco a una “tía” o una amiga muy íntima de la familia. En este grupo también se incluyen, por supuesto, todas las relaciones de pareja, la típica donde el “marido que azota a la esposa” (o viceversa) y la pone en vereda. Y las relaciones de ageplay (daddies, mommies, littles, etc.,) de todo tipo también se incluyen en esta categoría.


Pero si hablamos de disciplina a secas tenemos la figura del “mentor”, que es una especie de consejero o guía (que a mi me gusta mucho) que orienta pero castiga cuando es necesario. Este vínculo recuerda un poco a los castigos escolares (y otros entornos más formales como de “jefe-empleada”, etc.) y es ideal para poner objetivos y metas.


En resumen, la relación de disciplina tiene todos los mismos elementos de cualquier sesión de “spanking” pero incluye además una premisa de que se trata de un castigo “real” (con todo lo discutible que puede ser este tema) y con motivos “reales”. Obviamente con consentimiento. No importa de qué y cómo se trate la “fantasía”, siempre es una relación que ambas partes desean y prestan su consentimiento.


Disciplina (y disciplina doméstica)

sábado, 13 de julio de 2024

Ajustándote la actitud.

 



Mi centro de trabajo no estaba situado en el término municipal de la ciudad, pertenecía a una población en las afueras, que aquella semana estaba de fiestas mayores, así que tenía el lunes y el martes festivo, alargando un par de días el fin de semana. Lo malo es que a ella le tocaba trabajar, ya que el suyo si estaba en la ciudad. El fin de semana había sido muy tranquilo, y aquel lunes, cuando me levanté ya había salido, recogí un poco la casa y me fui a la piscina, algo que sólo podía hacer los fines de semana, desde allí le envié un foto, a la que respondió.

- Pffff que envidia y yo aquí hasta arriba 

- Bueno va , piensa que en rato estás aquí si quieres.

- Hoy quiero ir al gimnasio 

- Es verdad y yo tengo baloncesto. Pues nada nos vemos en casa antes 

- Vale...

Comí algo en el bar de la piscina , para no ensuciar y me fui para casa a esperarla. 

Llegó como de costumbre sobre las 4 así que imaginé que la vuelta había sido buena, sin retrasos en el transporte público. Lo primero que hizo fue entrar a la cocina.

- ¿No has hecho nada de comer?

- No, he comido en el bar de la piscina

- Joder que bien vivimos...

- Pero no me cuesta nada prepararte algo, va ponte cómoda y te hago algo.

- No , da igual, tampoco tengo mucha hambre.

- Pero algo tendrás que comer y más si vas al gimnasio, venga va que te hago cualquier cosa.

- Que no!!!! Quiero estirarme un rato en el sofá.

- Vale, como quieras...

- Además ya soy mayorcita y si quiero algo ya me lo preparo yo.

Nos apalancamos y nada más hacerlo empezó a despotricar del trabajo, de lo cansada que estaba, del estrés, bla, bla, bla...y entonces le solté un comentario en plan indirecta muy directa.

- Tienes razón en todo, pero algo influirá también que descansas poco ¿A qué hora te metiste en la cama ayer? 

- No me acuerdo poco después de ti..ya sabes que no soy de irme pronto.

- Nena....

- Qué!!!!

- Te metiste a las 4 , vamos que te quedaste dormida en el sofá ¿O no?

- Es que estoy cansada!!!!

- Pues por eso precisamente deberías haberte venido a la cama ¿O no?

- Pffff aún queda mucho día y no quiero malgastarlo en escuchar reproches sobre mi comportamiento, no soy una niña. 

Se que se avergüenza de tener que admitir que ha hecho algo mal, así que arremete y se vuelve cada vez más arrogante y grosera, eventualmente se calmará y se disculpará, pero lo volverá a hacer y es ahí, cuando entra en ese bucle, cuando pide a gritos una azotaina. Me quedé un rato callado viendo la tele y ella también en silencio. Hasta que se levantó y me dijo

- Voy a preparar la ropa para el gimnasio, que quiero ir ahora a las 7.

- Muy bien

Cuando volvió ya iba con la ropa y la mochila.

- Bueno me voy...¿A qué hora llegas tú?

- Sobre las 10

- Yo llegaré antes entonces..hasta luego

- Un segundo que quiero comentarte algo.

Se dió media vuelta extrañada

- He estado pensando un rato y creo que vamos a volver al cuaderno de faltas, ya conoces las normas, esto se está descontrolando y un repaso semanal te irá bien, además eso no quita que sí entre semana haces alguna gorda no sea corregida al momento ¿De acuerdo? 


-Cómo que si haces alguna gorda? Tú crees que tengo trece años, o qué? Ya veremos lo del cuaderno...te ha dado mucho sol hoy, me parece...Adiós.

Y se fue arrogante y digna, para acabarlo de rematar cerró la puerta de un portazo. En cualquier otra ocasión, hubiera saltado detrás de ella, la hubiera arrastrado a mis rodillas y le hubiera dejado el culo cómo un tomate, que es lo que pedía. Pero aquella vez pensé que el mensaje debía llegar más profundo y que un castigo en frío y ritualizado, sería mucho más efectivo, que una azotaina improvisada, que si podía servir para cortar el momento, pero con mucho menos impronta de cara al futuro. 

Mientras hacía tiempo, fui a por el cuaderno de la discordia, lo abrí y le dejé una nota con unas instrucciones, seguidamente fui a hacerme la bolsa de entrenar y me fui. Y yo no supe nada más, hasta que al terminarme de duchar abrí el el móvil. Tenía un mensaje de ella 

- No te enfades anda, ya me conoces, ya sabes cómo soy y que a veces me pierden las formas, lo siento ...de verdad.

El mensaje era un síntoma claro que había leído la nota, pero mi respuesta fue aún más clara que la nota, venía a decir que la decisión estaba tomada.

- No estoy enfadado, deberías conocerme ya, pero aquí el que pone reglas y limites soy yo y ya sabes que pasa cuando incumples tu parte del trato. Tiempo de vestirme y me monto en el coche, así que en quince minutos más o menos estoy en casa, las instrucciones son claras y no hace falta que te recuerde que pasará si no las has seguido al pie de la letra.

Se limitó en contestar con un emoticono del pulgar levantado. Me me monte en el coche imaginando cómo seguía las instrucciones. Lo primero era ponerse el pijama, a continuación debía ir al armario y coger, el cepillo, el cinturón y la regla de madera corta, que debía dejar en la mesita de café correctamente. Después turno del baño, le había pedido que también pusiera en la mesita , la pastilla de jabón negro de La Toja y la crema hidratante. Un vez hecho esto, la siguiente orden era bajarse el pantalón y las braguitas, coger la crema y aplicarse una buena cantidad en las nalgas y al terminar, esperar que yo llegará en el rincón con las manos sobre la cabeza.

Abrí la puerta, la cerré y eché la llave. Caminé por el pasillo, el salón estaba iluminado solo por la tenue luz de lectura de la lampara de pie del sofá. Dejé la bolsa de entrenar en una silla, comprobé que todo lo que le había pedido estuviera y entonces me senté y la llamé, bajó los brazos , se dió media vuelta y empezó a caminar torpemente con las braguitas y el pantalón en los tobillos, hasta llegar frente a mí. La miré y le dije.

- ¿Quieres decir algo?

- Ya te he dicho que lo sentía, he tenido un .al día y ya sabes que a veces eso me pone mal carácter.

- ¿Sabes cómo ha sido el mío?

-  Estás de vacaciones!!!!

- ¿Y? Acaso no puedes recibir una mala noticia en vacaciones? 

- ¿Ha pasado algo ? No, no ha pasado nada pero ni has preguntado ¿Sabes? a veces te comportas como una niña malcriada, caprichosa, arrogante y egoista, pero lo peor de todo no es eso, lo peor es ese orgullo que te impide reconocer un error y que hace que te pongas a la defensiva, siendo impertinente, irrespetuosa y perdiendo los papeles, pero eso se va a acabar , al menos durante un tiempo. Me levanté y cogí la pastilla de jabón.

- Abre la boca...

- Santi....por favor.

- Abre la boca, no lo voy a repetir. 

Acabo por hacerlo y yo metiendo la pastilla de jabón en su boca.

- Ahora vas a volver al rincón, mientras deshago la bolsa y me pongo cómodo 

Y así fue, el rato que tarde en cambiarme de ropa y deshacer la bolsa de entrenar, allí estuvo cara a la pared, con el jabón en la boca. Al terminar me fui para el salón. Me senté en el sofá y le dije 

- Ve a enjuagarte .

Salió lo más rápido que pido del rincón y se metió en el baño, tardó un rato en salir, cuando finalmente lo hizo, volvió a plantarse frente a mí. Le hice poner las manos detrás de la espalda y le dije que no quería escucharla , salvo si le hacía alguna pregunta, para responder.

- Ahora señorita, te voy a castigar, te voy a castigar por arrogante y grosera, pero también por orgullosa y te aseguro que no vas a olvidar fácilmente este castigo. Ahhhh y por supuesto retomaras el cuaderno a partir de mañana  ¿Tienes alguna pregunta?

La miré y estaba roja, mirando el suelo. 

- Bien, pues entonces no lo vamos a retrasar más, coge la crema hidratante y ponte bien en el culo.

Suspiró, cogió el bote y apretó dos veces el dispensador sobre una de sus manos, para empezar a aplicarse la crema, antes que terminara le dije que se pusiera más y esperé. Al terminar, le indiqué mis rodillas, volvió a suspirar pero se colocó en silencio, la cogí de la cintura con mi brazo izquierdo y con el derecho empecé a acariciarle las nalgas bien untaditas en crema. Paré un momento y también puse crema en mis manos y al terminar empecé a azotarla con la mano, si ya en seco, unos azotes a mano son escandalosos, con ambas pieles engrasadas aún se aumenta más el sonido de las palmadas, estuve un buen rato zurrándole el culo con la mano, cuando ya empezaba a teñirse de rosado, se habia secado, así que paré y está vez yo, engrasé primero su culo y después mi mano, antes de seguir azotándola en mis rodillas., hasta que volvió a quedar seco y ahira ya bien rojo. 

La tuve un par de minutos en mis rodillas en silencio y entonces la hice levantar.

- Gírate , mirando al sofá y pon las manos sobre la cabeza. 

Lo hizo y yo empecé a jugar con los instrumentos, cogí los tres, los hice sonar contra mi mano, hasta que aparté dos y dejé uno a mano, la regla corta de 12 pulgadas. Acto seguido y allí mismo de pie, le puse de nuevo abundante crema en las nalgas, cuando estuve , la  cogí del brazo izquierdo si que quitará las manos de encima de la cabeza y el dije.

- Ahora te vas a estar quietecita y vas a aguantar el castigo, sin moverte y sin esconder el culo. Si tengo que llamarte la atención una sola vez, seguiremos con el cepillo y después con el contestador ¿Está claro?

Contestó con un si flojito seguido de un suspiro, entonces sin soltarle el brazo empecé a pasarle la regla por las nalgas jugando un poco, hasta que le dije.

- ¿Preparada?

Otros suspiró que quebró el primer reglazo en el culo desprotegido y engrasado, no le dije número y tampoco había prisa, después de cada azote, dejaba pasar entre 15 y 20 segundos, para que lo sintiera bien, uno a uno, mentalmente yo si contaba, así que cuando llegué al 30 paré, dejé la regla sobre la mesa y cogí de nuevo la crema, le puse suavemente de nuevo en el culo, lo tenía muy rojo, con algunos puntos más oscuros, pero faltaba la traca final, volví a coger la regla, siempre sujeta del brazo y le dije.

- Ahora sí eres buena te daré la última docena, eso sí , serán rápidos y seguidos y no quiero que te muevas 

Fue terminar de decirlo y dárselos , muy rápidos si darle tiempo a asumir, en los tres últimos le fue imposible mantener la compostura y se movió. En cuanto paré volvió a colocarse. 

- No te muevas de aquí, voy a recoger esto.

La dejé allí, de pie frente al sofá con las manos sobre la cabeza y el culo ardiendo. Guardé todo menos la crema. Y de vuelta traje conmigo el cuaderno y un bolígrafo, dejé el cuaderno en el brazo del sofá, le senté y la mandé ponerse en mis rodillas otra vez.

Cuando lo hizo le puse cremita en el culo, al sentirla resopló y cuando empecé a extenderla a gemir muy flojito de alivio, estuve unos minutos, dándole un suave masaje en las nalgas castigada con mucha crema, entonces paré un segundo, cogí el cuaderno y el bolígrafo y se lo di.

- Mientras sigo un ratito sobándote el culo, quiero que escribas una reflexión sobre tu comportamiento de hoy, cuando estés me avisas 

Y seguí jugando con mis manos en su culo rojo y caliente, tardó unos minutos pero empezó a escribir y todo el rato que estuvo escribiendo, la estuve acariciando, hasta que con voz flojita y aniñada dijo.

- Ya he terminado.

- Muy bien pues levanta.

Se levantó 

- Venga léeme lo que has escrito.

Cogió aire profundamente a la vez que su rostro se volvía a poner rojo


A partir de ahora te escucharé cuando me digas que estoy siendo irrazonable, cuando me enfado, me pongo arrogante y beligerante, mi capacidad para una conversación constructiva desaparece y puedo desquitarme contigo en forma de faltas de respeto y malas contestaciones me cuesta mucho admitir  mi responsabilidad por las cosas malas que digo y hago, así que simplemente vuelvo a hacer las mismas cosas malas y me enfado si me lo señalas. Pero ahora seré una buena chica. Lo siento, daddy. No lo volveré a hacer. 

Al terminar se quedó mirando la libreta, sin atreverse a mirarme 

-Dame el cuaderno.

Me lo dió y lo cerré 

Espero que cumplas tu palabra esta vez porque será mucho, mucho más duro si tengo que hacerlo de nuevo. De momento y durante un tiempo vas a volver a anotar tus faltas en el cuaderno y cada viernes lo repasaremos y tomaré las medidas necesarias. Ahhh y lo que queda de semana hasta el viernes te irás a la cama a las 11 y otra cosa más tu actitud inmadura de hoy, no merece premios reservados a adultos maduros, es una lástima porque tienes la rajita bien hinchada y seguro que mojada, pero también hasta el viernes no va a haber placer. 

En ese momento me incliné y le subí las braguitas y el pantalón. 

- Venga preparate que es tarde y te espera la cama. Llévate el cuaderno y déjalo en la mesita de noche. Se giró sin decir nada y dio un par de pasos.

- ¿No te falta algo?

Se me quedó mirando, extrañada...

-¿Y el beso de buenas noches?

Sonrió se acercó y me dio un beso antes de meterse en la habitación.

- Por cierto, deja la puerta abierta, que no me fío. 

martes, 9 de julio de 2024

La segunda adolescencia (por A)

 



Llevaba ya cuatro días castigada; no era habitual alargar la penitencia, pero la última falta había sido provocada por no descansar suficiente y quería asegurarse de que aprendiera a anteponerse por encima del resto de cosas. Esta vez le había puesto toque de queda; a las 21.30h en casa, hora suficiente para que pudiera cenar tranquila e irse a la cama temprano.

Lo estaba cumpliendo bien, alguna que otra queja pero abortada con solo una mirada, sin necesidad de nada más.

Él sabía que ese día ella tenía una reunión importante y que, si salía bien, irían después a celebrarlo. La celebración empezaría sobre las siete, dos horitas era tiempo suficiente para disfrutar del éxito, así que decidió no alargarle la hora. Ahí si costó un poco más, ella protestó varias veces, se puso en plan mimosa, incluso intentó convencerle con armas de mujer fatal...pero no consiguió nada y al final, enfurruñada, salió esa mañana casi sin despedirse.

A media mañana él decidió mandarle un mensaje para relajar la situación.


- Hola nena, mucha suerte con la reunión, estoy seguro de que saldrá bien! Estoy deseando celebrarlo contigo.


- Gracias, pero podrías celebrarlo dejando que me quede de fiesta esta noche...


- Nena, ya sabes que eso no es posible. Debes descansar y yo me voy a asegurar de que se te grabe a fuego en esa cabecita. No te enfades; un beso!


Ella ya no contestó. Le gustaba sentirse cuidada y protegida por él, pero a veces se le volvía en contra. Sí, la última discusión fue por una serie de malas contestaciones por estar agotada, pero no era para tanto...

La reunión fue genial, un éxito para el Servicio que se merecía una celebración. Fueron a la terraza de siempre y empezaron a disfrutar. Ella miraba el reloj constantemente, tenía intención de obedecerle, pero se lo estaba pasando tan bien que cada vez esperaba cinco minutos más, y luego otros cinco, y de nuevo cinco más...hasta que eran ya las 21.20h y sabía que iba a llega tarde sí o sí, así que ya de perdidos al río, y decidió terminar de disfrutar y ya afrontaría las consecuencias al llegar a casa.


Santi esperaba en casa, sabía que estaba siendo un poco estricto con ella, pero llevaba un par de meses de mucho estrés y realmente necesitaba que la ayudaran a parar y a descansar lo que debía. La esperaba sentado en el sofá, ya cenado. Le extrañó ver que tardaba en llegar, pero quizá había tráfico. Eran ya las 22.00h y nada, ni siquiera un mensaje.

Decidió llamarla, pero no cogía el teléfono, y empezó a imaginarse que la señorita le estaba toreando. Esperó hasta las 22.45h, pero en vista de que no llegaba decidió darle una lección.

Él sabía dónde solían celebrar después del trabajo, más de una vez había ido a recogerla, así que se vistió, cogió el coche y se plantó allí.

Desde el coche la vio, sentada en la terraza, tomando una caña con limón y pasando del toque de queda y de todo.


Se acercó hasta el grupo, ella lo vio venir desde el coche e inmediatamente miró el reloj. Eran ya las 23.15h, se le había ido por completo...su idea era quedarse solo un ratito más. Inmediatamente se puso roja, un calor le subió por todo el cuerpo y empezó a despedirse rápidamente de sus compañeros. Antes de levantarse llegó él, ya conocí a casi todo el grupo. Les saludó tranquilamente, como si no pasara nada, pero al llegar a ella la ´cogió de la mano muy firme. Ese gesto que pasaba inadvertido para los demás a ella ya le anunciaba tormenta.

Tras un par de minutos de conversación intrascendente se alejaron del grupo agarrados, él caminando levemente por delante y tirando de ella.. Él iba serio y en silencio, ella no se atrevió a decir nada.


Al subir al coche ella fue a abrir la puerta del copiloto, pero él la paró. Abrió la puerta de atrás, la hizo sentarse en uno de los asientos y él mismo le colocó el cinturón. En silencio se dirigió al asiento del conductor y entró en el coche.


- Cariño, no pretendía llegar tarde, pero es que nos ha salido tan bien que tenía muchas ganas de celebrarlo...


- No quiero oir ni una sola palabra. Y prepara el culo que te lo voy a poner como un tomate.


Eso fue todo lo que se oyó de camino hasta casa. Al llegar de nuevo el mismo ritual, primero se bajó él, se dirigió a la puerta de ella, la abrió, desabrochó su cinturón y la sacó de la mano, tirando de ella como si fuera una niña.

En el ascensor ella hizo un conato de decir algo, pero dos azotes rápidos cortaron el discurso.

Entraron en casa y él la llevó hasta el rincón. Iba vestida con falda  tacones, él se fue a la habitación, cogió algo de ropa y volvió al salón. La sacó del rincón y en completo silencio, y con el gesto serio empezó a desnudarla. Le quitó todo, y cuando ya estaba sin ropa empezó a vestirla con la ropa que había cogido, unas braguitas blancas de algodón, lisas, y un pijama cortito de verano en tonos pastel. Fuera tacones y le puso unas zapatillas de estar por casa. Y así vestida, de nuevo al rincón.

Ella se dejaba hacer en silencio, le veía demasiado serio como para desobedecerle.

Cuando ya llevaba unos diez minutos en el rincón él por fin la llamó. Se dio la vuelta despacito, pero se quedó en el sitio.


- Ven aquí, te quiero delante de mi.


Se acercó tímidamente, mirando al suelo en todo momento.


- Puedes explicarme lo que significa estar castigada para ti?


Esa pregunta la pilló desprevenida, no sabía qué decir.


- Te he hecho una pregunta. - Insistió


- Cumplir con lo que me dices... - dijo bajito.


- Y crees que es lo que tú has hecho esta noche? - La cara de ella era un poema, estaba colorada.


- Es que se me hizo tarde y ya no iba a llegar a tiempo..- su voz sonaba muy infantil


- Y como ibas a llegar tarde decidiste que total, ya para qué obedecer, no?


Ahí se quedó callada. La había pillado de pleno, la conocía demasiado bien.


- Muy bien, pues ahora voy a decidir yo. Quítate el pantalón y las braguitas.


- Santi por favor...- se moría de vergüenza


- Lo tengo que repetir? - su tono no dejaba margen de discusión. Así que despacito se quitó la ropa quedando solo con la camiseta de tirantes del pijama.


- Dóblalo y déjalo en el cajón. No lo vas a necesitar esta noche.


Ella obedeció saliendo del salón con las dos prendas, casi un alivio poder dejar de sentir su mirada clavada en ella por un minuto. Al volver vio encima e la mesa una libreta y un boli.


- Ahora te vas a sentar y me vas a copiar 200 veces "No volveré a ser desobediente nunca más", entendido? Y con buena letra.


- Sí... - dijo bajito.


Se sentó y empezó con las copias, cuando ya llevaba unas 50 él se acercó a la mesa para revisarle la letra. Le tachó 12 filas.


- He dicho con buena letra, podemos estar aquí hasta mañana. De ti depende.


Ella resopló bastante fuerte, momento en que él la levantó de su brazo y le dio una tanda rápida de azotes sobre su culo desnudo. No fueron muy fuertes pero picaron.


- No quiero oir ni una mosca. - Y la volvió  a sentar.


Tardó un rato, pero acabó. Él le revisó una a una las líneas y le dio el visto bueno. A  lo tonto eran ya las 00.15h, muy tarde para ambos. Lo bueno es que era viernes y tendrían la mañana del sábado para descansar.


- Es muy tarde ya, así que vamos a la cama y mañana seguimos.


De nuevo la llevó a la habitación agarrada de la mano, la acostó, la tapó y tras una visita rápida al baño él también se acostó. Ella estaba inquieta, la tenía desconcertada, le costó conciliar el sueño. pero finalmente se durmió.

A la mañana siguiente él se despertó primero. Estaba en la cocina cuando la vio venir. Estaba con el pijama entero.


- Quién te ha dado permiso para ponerte eso?. Quítate ahora mismo el pantalón y las braguitas- le extendió la mano para que selo diera.


- Santi...por fa, déjame llevarlo.


- Vamos, no quiero repetírtelo.


Ella obedeció quedándose desnuda de cintura para abajo.


- Y ahora vamos a desayunar.


Se sentaron en silencio, él le puso el desayuno, ni siquiera le preguntó qué quería...la estaba tratando como si fuera una niña, pero no se atrevió a quejarse. Hubo poca conversación, él ya no estaba tan rígido, pero seguía serio. Al acabar se la quedó mirando.


- Tenemos algo pendiente verdad? Recuerdas lo que te dije anoche en el coche?


Ella se puso roja al instante.


- Sí...


- Qué te dije? - él estaba disfrutando, pero intentaba controlarse.


- Que preparara el culo que me lo ibas a dejar como un tomate...- el final de la frase casi ni se oyó. Estaba muerta de vergüenza.


- Pues ya sabes lo que hay.


Y sin más se acercó a ella, la levantó, y ocupó su silla. Se remangó las magas del pijama y allí mismo, en la cocina, la tumbó sobre sus rodillas con el culo desnudo expuesto. Empezó con los azotes sin más, rítmicos, alternando una nalga con otra. Aumentando la intensidad progresivamente, sin pausas. Podía ver a la perfección como su piel iba cambiando de color. Estaba ya bastante rojo. Ahí paró un momento.


- Hoy te va a quedar clarito lo que les pasa a las niñas desobedientes. Para lo próxima vez te lo vas a pensar mejor antes de intentar torearme.


Y continuó con una nueva tanda. Esta vez más rápida, más intensa. A ella le costaba mantener la posición, bastante incómoda apoyada solo sobre sus rodillas. Ya gimoteaba, pero él seguía sin descanso. Hasta que la oyó pedirle que parara.


- Ya por favor..prometo que no lo vuelvo a hacer...


- Claro que no lo volverás a hacer, de  eso me voy a encargar yo hoy. Levanta el culo.


Ella levantó su culo un poco más y de nuevo él reanudó los azotes. Estaba ya muy, muy rojo y caliente. Ahí decidió darle un respiro. La ayudó a levantarse y de la mano la llevó al salón, la colocó de rodillas sobre el sofá, apoyada sobre el respaldo con el culo hacia fuera.

Así la dejo unos diez minutos, observando su culo rojo como un tomate.


Se fue a la cocina y cogió la cuchara de madera, en realidad nunca cocinaban con ella.  Volvió al salón y se sentó en el sillón. La llamó y la hizo ponerse de pie. Ella al ver la cuchara poniendo un puchero le dijo


- No quiero eso...dueleee….


- Ni yo quiero que te comportes como una cría desobediente e irresponsable, pero es lo que tengo, asi que hasta que aprendas habrá que enseñarte. Ponte en mis rodillas.


Se colocó a regañadientes, pero obedeció.


Cayó el primero sobre su culo, luego el segundo, y así una sucesión se azotes sobre su trasero ya dolorido. Ella ya lloraba en bajito, más por la vergüenza de sentirse como una niña que del dolor, aunque le ardía. Él la oía llorar, pero quiso darle una lección, así que poniendo su pierna derecha sobre las suyas para evitar que se moviera le anunció.


- Te voy a dar los últimos veinte. Tras cada azote vas a contarlo y a decir "He sido desobediente y me merezco esta azotaina", está claro?


- Sí...- se oyó bajito.


Él empezó con esa última tanda, ya aflojó la intensidad, su intención era castigar su ",mente" más que su culo, que ya estaba bastante "arrepentido".

Tras el último ella se dejó ir del todo, llorando como una niña arrepentida, con unas ganas locas de sobarse el culo que le ardía, pero esperando a que él le diera permiso.


Él dejó la cuchara en el sofá y le acarició ambas nalgas con suavidad, ardían y estaban de un rojo oscuro que auguraba marcas unos cuantos días...

La dejó llorar, necesitaba descargar....Con la otra mano le acarició la espalda y el pelo.

Tras un ratito así la cogió con los brazos y la dio la vuelta para sentarla sobre sus rodillas, con cuidado al apoyar su culo en las piernas. Ella se acurrucó sobre él escondiendo su cara en su pecho. Mientras él seguía acariciándola, dándole tiempo para bajar la intensidad de todas esas emociones .Así en sus brazos se levantó y la levó hasta la cama. Ahí la tumbó bocabajo y fue a por la crema, le dio un largo masaje hasta dejarla dormida. La tapó con una manta y la dejó descansar.


El resto del día la tuvo desnuda de cintura para abajo, castigada haciéndole sentir pudor, pero con acceso fácil para comprobar cómo reaccionaba su cuerpo a todos esos sentimientos...





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