sábado, 13 de diciembre de 2025

El dilema

 




Estar cara a la pared siendo adulta es abrumador. Aún en un contexto hogareño e íntimo, imagino que igual es menos impactante. Pero vestida de calle y llegada cómo una niña traviesa del brazo a mirar la pared es otra historia. Con lo mona que se había puesto, con faldita corta, medias y botas, para verse cómo una niña mala cara a la pared.


-Señorita , el rincón de pensar, es para pensar y quiero que pienses bien sin prisa. Cuando hayas tomado la decisión me lo dices y podrás salir 

Una de las cosas que más libera de ceder el control, es no tener que decidir, por eso descoloca tanto, cuando la pones en la tesitura  de decidir. Su cabeza tenía que asimilar muchas cosas, haber sido regañada cómo una niña traviesa, castigada cara a la pared y tomar esa decisión. Por cierto, dilema nada fácil el que tenía 


" Te doy a elegir entre dos opciones. Algo rápido, instantáneo e intenso o algo más suave, largo en el tiempo y tedioso" 


Allí con la nariz pegada a la pared, imaginaba que empezaba a valorar pros y contras


La primera opcion estaba bastante clara, recibir una zurra en el culo. Realmente debe bastante humillante, que te zurren el culo, siendo adulta,  además conociendo mis métodos, sabía que no serían 20 azotes y ya. Sería una zurra larga e intensa, hasta asegurarme que se arrepentía sinceramente. En el mejor de los casos me iría a la cama con el culo caliente, en el peor estaría unos días sin poder sentarme cómodamente.


Castigarla  una semana, tenía menos carga de vergüenza, podía ser una castigo tipo sin salir, sin tele, sin móvil , a una hora a la cama, pero lo más seguro que incluyera también alguna tarea pesada y supervisada.


¿ Cual opción es mejor, una experiencia muy vergonzosa, dolorosa, pero breve y tras la cual llega el perdón? ¿O ahorrarse la vergüenza y el dolor, pero a cambio tener que hacer penitencia de culpa a fuego lento hasta obtener el perdón?

A lo tonto hacía ya por lo menos 15 minutos que estaba es la reflexión y decidí que habría que ir decidiendo ya

- Baby...una cosa es que quiera que lo pienses bien y otra distinta estar así hasta mañana. Si en 5 minutos no has decidido nada, decidiré yo

Pasaron los 5 minutos 

- Baby, ya han pasado más de 5 minutos, ven aquí. 

Salió del rincón de pensar y caminó despacio hacia mi 

- ¿Que has pensado? Porque si no has pensado nada, no tendré inconveniente en decidir por ti. Tienes que entender que no voy a tolerar según que comportamientos y actitudes y menos aún en público, ya no eres una adolescente, por lo menos eso dice tú edad. Estoy cansado que me desafies, que te saltes las normas cuándo te viene en gana y de ciertas actitudes digamos que caprichosas. Si lo que quieres es mano dura y disciplina la tendrás y no me va a temblar la mano para ejercer mi papel, siempre que sea necesario. Y ahora dime que has pensado.

- Pffff es que no lo tengo claro.

- Ningún problema ya te ayudaré yo a decidir...Desnúdate el culo.

- Joder!!!! Si aún no he decidido.

- ¿Que has dicho?

- Perdón se me ha escapado.

- Levántate la falda, bájate las medias y las braguitas, ahora. 

Se empezó a levantar la mini vaquera bajo mi atenta mirada, desde el sofá. Al conseguir que quedara levantada, se bajó las medias hasta las rodillas y después las braguitas.

- Las manos en la cabeza.

Lo hizo. Me levanté y fui a por una silla, me senté y le indiqué que se tumbara en mi regazo. Nada más tumbarse la agarré de la cintura con la mano izquierda y le di una rápida azotaina en frío de un par de minutos, hasta dejarle el culito bien rosado. 

- Ya te has ganado un castigo extra, bueno dos. Coge la silla ponla en el rincón y te sientas con las manos sobre la cabeza. 

Me levanté, cogió la silla, la puso en el rincón se sentó. Yo fui al baño a por una cosa y de vuelta me fui hacia ella.

- Abre la boca..

- Pffffff

- Baby si vuelves a resoplar te prometo que no te vas a poder sentar en una semana. Abre la boca.

Lo hizo, metí media pastilla de jabón en su boca.

- Muerde. Escúchame bien, esto es por la contestación de antes. Te doy 3 minutos para decidir, que castigo eliges. Que te caliente el culo o una semana castigada Ahhh y ni se te ocurra escupir la pastilla de jabón. 

Me senté a esperar, a los pocos segundos de tener el jabón en la boca, empezó a babear. Pero así la tuve 3 minutos.

- Ve a enjuagarte y cuando estés vienes.

Se levantó y pasó lo más rápido que pudo con la ropa a medio bajar . Unos 5 minutos más tarde, tras varias enjuagadas la tenía frente a mí.

- ¿Y bien has tomado alguna decisión?

- Si...

- ¿Cual? 

- El castigo corto 

- Mmmm ¿Cual era el corto, refrescame la memoría?

Se puso roja y bajó la mirada.

- La azotaina...

- De acuerdo. Baby, debería darte vergüenza que tenga que calentarte el culo, como a una niña caprichosa e impertinente. Aunque reconozco que contigo es bastante efectivos, al menos durante unos días. Eso sí, no creas que va a ser un jueguecito calentito, va a ser un castigo de verdad y créeme que voy a asegurarme que aprendas la lección. Cómo no va a hacer falta calentamiento, te vas a la habitación, abres el armario, coges el cinturón de castigo y la regla de madera y lo dejas todo sobre la mesita. Te quitas las botas, sólo las botas, pones las almohadas y te tumbas boca abajo, culo arriba y cara abajo y esperas quieta y en silencio a qué vaya a castigarte ¿Está claro?

Yo sabía que el mero hecho de mandarla a la habitación y que preparara la escena, ya era muy perturbador para ella. Además pensaba tenerla un rato allí esperando, que sintiera el aire fresco en la piel, que pronto iba a quemar, que se sintiera pequeña, vulnerable y castigada, pero a la vez estaba seguro que también sentiría un cosquilleo entre las piernas y un arroyo fluyendo entre los labios. 

Así que alargué un rato esa espera, cuando finalmente entré en la habitación allí estaba, tal y como la había dicho, la escena me parecía muy erótica y se sensual. Pero a la vez, debía ejercer y bajarte los humos. Me fui a por la regla y dándome golpecitos en la mano, le dije.

- No voy a permitir más que a estas alturas, sigas desafiándome y desobedeciendo. Dime ¿Por qué estamos aquí y hemos llegado a este punto?

Se hizo un instante de silencio. 

- Porque he tenido una actitud desafiante y maleducada contigo 

Me dijo enterrando la cara en las sábanas.

- ¿Y que te mereces, cuando te comportas así?

- Que me castigues

- ¿Y te parece medio normal, que a tu edad tenga que castigarte así, cada dos por tres?

- No, Daddy ...

- Pues a ver si está vez es la definitiva. Serán dos docenas con la regla y después dos docenas más con el cinturón, las vas a contar y vas a dar las gracias cada azote ¿Entendido?

- Si...

- Y no creo que sea necesario recordarte que quiero ver ese culo travieso bien presentado y levantado.

En ese momento empezó a hablar sólo la regla de madera de 18 pulgadas (45,8 cm) y su voz contando 

- Uno, gracias Daddy por corregirme, Dos, gracias Daddy por corregirme...Así hasta el número doce. En el que hice una pausa para irme al otro lado de la cama. Y continuar el castigo con la segunda docena con la regla. Al terminar le dejé sobre la mesita y cogí el cinturón, lo doblé y cambió el registro del diálogo. Usar en la misma azotaina madera y cuero, hace que las sensaciones sean distintas, la madera pica, es un dolor más del tipo sordo, aunque la regla no es tan temible cómo el cepillo, preciso e insistente. Después de dos docenas ya se nota bien. El cinturón es todo lo opuesto, su picadura es más aguda, y más que picar escuece. Además me apliqué con especial "cariño" con el cinturón. Usando el mismo sistema, un docena desde un lado y la siguiente desde el otro, así me aseguraba que ambas nalgas recibirían por igual.

Al terminar, guardé los instrumentos y estuve un par de minutos, mirando los efectos del castigo y otros secundarios que eran perfectamente visibles. 

- Baby, te doy cinco minutos, te quitas esta ropa, te pones el pijama y unas braguitas de casa y vienes al salón. 

Me fui a esperar. Hasta que apareció, con el pijama ya.

- Ven aquí Baby...

La miré cuando estuvo frente a mí y me entendió a la primera. Puso las manos en la espalda y le bajé el pantalón del pijama y las braguitas.

- Bien ¿Tienes algo que decir? 

Cogió aire y con voz aniñada dijo.

- Te pido perdón por haberme comportado así, voy a intentar que no se repita y muchas gracias por estar siempre atento y corregirme cuando lo merezco.

- Bueno parece que el tratamiento está siendo efectivo de momento. Siéntate aquí.

Le dije dándome unas palmaditas en las piernas. Muy despacio se sentó y más que sentarse, apoyó los muslos y dejo el culito colgando, se abrazó a mí y nada más hacerlo empecé a acariciarle el culo muy suavemente, lo notaba caliente y en algún punto algo hinchado, en un determinado momento, metí la otra mano por dentro de la camiseta y empecé a acarciarle muy despacito los pechos, enseguida reaccionaron y los pezones se pusieron duros, y más cunado empecé a jugar con ellos, ahí la mano del culo, empezó a jugar también pasando un dedito por el surco entre los labios, que estaba totalmente inundado, sigo con una mano en el pecho y la otra en tu sexo, la relajación se va volviendo excitación, cada vez más excitada, juego alrededor del clítoris y luego te meto un dedo, después dos, ahora ya no son caricias suaves, es pura lascivia, pero cada vez que noto que te aceleras bajo el ritmo, eres como una muñeca en mis manos, que sólo gozas lo que te yo te permito, porque tengo el control absoluto de tu,  te susurro al oído.

- Eres una niña cochina, que nada le gusta más que la toquen después de ponerle el culo cómo un tomate..

Mis palabras te excitan más aún y sigo un poco, pero vuelvo a parar y te digo.

-Sabes que estás castigada y tienes prohibido correrte hasta que te dé permiso.  Es más que no me entere yo que te masturbas sin mi permiso, porque entonces sí que recibirás como nunca.  Hoy tiene irás a dormir caliente, frustrada y con sobredosis de vergüenza encima, para que aprendas la leccion

Así que te levantarás de mi regazo, y te tumbas boca abajo en el sofá, que voy a ponerte crema antes de dormir.

Cachonda y empapada, pero sin orgasmo, se levantó, yo detrás, se tumbó boca abajo en el sofá y yo fui a por la crema y algo más.

De vuelta,  me senté en un hueco del sofá, junto a sus piernas, dejé caer dos buenos chorros de crema uno en cada nalga y empecé a extenderlos bien y una vez extendidos , estuve un buen rato masajebadole las nalgas para que se absorbiera bien la crema.

- Ya casi estamos Baby...

Cogí algo del bolsillo, lo lubriqué, cuando estuve con la mano izquierda le separé las nalgas y le dije. 

- Esto es lo más parecido al placer que vas a tener unos días, te lo pondré cada noche, hasta que te levante el castigo.

En ese momento el plug terminaba alojar el plug en su culito. Le di un beso en cada cachete, la hice levantarse, le subí las braguitas y el pijama, me levanté la cogí de la cintura, le di un beso y le dije 

- Y ahora prepárate para ir a la cama 




 



















 


 

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