Por fin había llegado el Viernes de otra semana gris y lluviosa e iban ya unas cuantas de un invierno que no quería irse.
Los viernes ella entra una hora más tarde, por lo que me vestí, preparé café, me tomé uno y antes de irme pasé por la habitación.
- Baby, me voy.
- Muy bien, que te sea leve el día, y acuérdate que voy de comida al salir.
- Pues pásalo muy bien y no tardes mucho en empezar a moverte que es tarde.
- Mmmm es que se está tan bien y tan calentito, además escucho llover.
Le di un beso y me fui a trabajar dejándola allí. Cuando fui a desayunar sobre las 9 le envié un mensaje.
- ¿Cómo se presenta el día?
- No lo sé, aún no he llegado (seguido de unos emoticonos de risas) Espero no cruzarme a mí jefe.
- Ya sabía yo que ibas a llegar tarde hoy...
- Bahhh no pasa nada ¿Estás desayunando?
- Si...
- Pues piensa que es viernes , te dejo que voy entrando ya y quiero entrar de incógnito.
- Anda, va...y que pase rápido.
- Eso.
No pasaron ni 10 minutos, cuando me llamó.
- Hola!!! ¿Y esta llamada?
- Porque estoy harta de mi jefe, no veas la bronca que me ha echado!!!!
- Bueno....con razón ¿No? Has llegado una hora tarde.
- Ya, pero me da rabia, sólo se ve esto, cuando hago más horas o trabajo desde casa entonces no dice nada!!!!
- Baby...vuelves a confundir las cosas, no esperes que se te agradezca lo bueno y no des opciones de que te echen en cara lo malo, es muy sencillo , además el hace lo que tiene que hacer .
- Eso encima ponte de su parte.
- Es que tiene razón
- Si lo sé no te digo nada, que pases un buen día.
Y me colgó el teléfono. Al principio me hizo gracia el tema, pero conforme iba cocinando todo, empecé a darme cuenta, que no me gustaba nada aquella actitud, que la había avisado ya antes de salir de casa y que todo el esfuerzo y empeño que ponía en su trabajo podía quedar eclipsado por esas pequeñas manías y encima querer tener la razón, lo maduré todo y esperé un buen rato. Sobre mediodía le envié otro mensaje.
- ¿Cómo llevas el enfado con el mundo?
Tardó en contestar un par de minutos.
- Divinamente, por un lado me entra y por otro me sale, lo que diga mi jefe y los que digas tú que te pareces a él.
- ¿Estás segura de lo que dices?
- Totalmente.
- Muy bien, pues ya me dirás tú opinión de esto: en cuanto acabes la comida, directa a casa, y no se te ocurra jugar, porque te prometo que te voy a buscar y te avergüenzo ¿Está claro?
- Pero por qué?!!! Que pasa ahora?
- Hazte la loca todo lo que quieras, sabes perfectamente que pasa y si no ya te lo explicaré cuando llegue
- Pero es que tú llegas a las 6 pasadas!!! Me voy a aburrir mientras...
- No te preocupes que tengo planes para que no te aburras, en cuanto llegues, el pijama y para que no te aburras y no cojas frío, coge bolígrafo y el cuaderno y me empiezas a copiar el presente del verbo remolonear y te aviso si llego y no has llenado al menos un para de hojas del cuaderno, te vas a arrepentir.
- Estás hablando en serio?
- Tienes alguna duda.
- Daddy...
- Vas tarde ya para trucos de niña buena y vocecitas. Nos vemos en casa .
Ahora fui yo el que colgué el teléfono. Llevaba una racha en ese plan desafiante y buscando la vuelta a las reglas y normas, así que tendría que dejarle claro cómo iba el asunto.
Cuando por fin acabó aquella semana, me fui directo para casa, solía ir muchos viernes a tomar algo con los compañeros, pero aquel tenía una misión más importante. Además seguía lloviendo y hacía frío.
Llegué a casa, entré y vi la luz del salón encendida, fui a dejar las cosas del trabajo en el despacho y la chaqueta en la habitación y entre al salón, allí estaba ella, en pijama.
- Hola...
- Hola ¿Que tal la comida?
- Corta - respondió seca-
- Bueno ya habrán más comidas, seguro ¿Y el cuaderno?
- Daddy....¿ Iba en serio?
La miré muy serio y ni contesté, me fui hacía ella , la cogí del brazo , la levanté del sofá y sin soltarle le di media docena de cachetes fuertes en el culo.
- Baby...hoy no estoy para aguantarte más vaciladas, cuando termine contigo hoy, vas a ir una temporada más suave que un guante de terciopelo.
Todo esto se lo iba diciendo mientras caminaba tirando de ella hasta el despacho, entré sin soltarla cogí la silla le di la vuelta, me senté y la puse con energía sobre mi regazo, mi pierna encima de las suyas y sus manos agarradas por mi mano izquierda en la espalda.
- Ya verás cómo ahora se te van a acabar las dudas.
Empecé a azotarla con la mano, rápido y con ganas por encima del pijama. Sin pausa durante al menos cinco minutos mi mano no dejó de caer con fuerza sobre su culo. Cuando paré la hice levantarse. La cogí del brazo otra vez, cogí también la silla, la puse frente a la mesa, pero al revés con el respaldo pegado a la mesa.
- Súbete de rodillas a la silla y las manos sobre la cabeza.
Lo hizo.
- Lo ves Baby, con el culo calentito se te van las dudas y lo entiendes todo a la primera.
Abrí un cajón, cogí el cuaderno y un bolígrafo del bote que había sobre la mesa. Abrí un página en blanco y le dije.
- Inclínate.
Lo hizo.
- Coge el bolígrafo.
Lo cogió.
Entonces el di la vuelta a la mesa. De rodillas, encima de la silla e inclinada sobre la mesa, quedaba muy expuesta y más cuando de un tirón le bajé el pantalón del pijama y las braguitas, para descubrir su culo que ya estaba bastante rojo.
- Ahora me voy a dar una ducha y tu, vas a empezar a copiar tal y como estás, el presente del verbo remolonear. Cuando vuelva quiero al menos dos páginas enteras copiadas ¿Está claro?
No contestó, pero empezó a escribir. Me tomé mi tiempo antes de volver. Hasta que decidí que era suficiente y fui para allá, allí estaba en la misma posición que la había dejado, copiando con el culo al aire y bien expuesto. Entre sin decir nada. Le cogí el cuaderno y comprobé que había copiado lo que le había dicho y un poco más. Cerré el cuaderno y me senté de tal forma que su cara y la mía quedaban muy cerca.
- Baby...no me gusta nada el rumbo que estás tomando, últimamente todo son pataletas, pasarte las normas por donde te da la gana y encima si se te dice algo, malas contestaciones, pataletas y demás. Así que no me dejas más remedio que volver a la disciplina más estricta, para que no hayan dudas, de lo sucede cuándo te la saltas.
Al terminar me levanté, abrí el cajón y cogí uno de mis cinturones que guardaba allí. Lo doble y le di otra vez la vuelta a la mesa.
- Hoy te has ganado un buen castigo Baby y así va a ser. Te voy a dar 40 azotes con el cinturón, pero en dos veces. 20 ahora y 20 después de cenar. Y los vas a contar.
Apunté bien el cinturón y antes de empezar .
- Alto y claro.
El cinturón susurró en el aire y cruzó su piel desnuda. Un instante y escuché.
- Uno...-seguido de un suspiro-
Y así fue hasta los 20 incluyendo un par de veces en las que tuve que parar para decirle, que volviera a presentar bien el culo y no se moviera o añadiríamos un par de azotes más por cada vez que tuviera que recordarlo. Dejé el cinturón sobre la mesa, estuve un momento detrás de ella, viendo las franjas del cinturón marcadas en la piel.
- Voy a preparar la cena, sigue copiando mientras, ya vendré a buscarte.
Y allí la dejé, eso sí con la puerta abierta, prepare algo de cenar, puse la mesa y la fui a buscar. Cenamos en silencio y al terminar, la volví a enviar al despacho en la misma posición a esperar a que fuera a terminar su castigo. No tardé mucho. Unos diez minutos, entré, le cogí el cuaderno, lo guardé, cogí el cinturón.
- No quiero tener que recordarte que quiero ver en todo momento el culo bien presentado y está vez sí tengo que recordártelo si empezaré a sumar azotes extra. Cuenta.
Y empezó de nuevo el castigo, 20 azotes con el cinturón en el culo desnudo, en aquella posición tan vergonzosa.
Está vez no hizo falta parar o recordar mantuvo la compostura, hasta el final. Al acabar, guardé el cinturón, volví tras ella, le pasé suavemente los dedos por la piel en llamas, e inevitablemente, mis dedos fueron a su sexo, que también estaba rojo y caliente pero de otra manera. Sonreí pero no dije nada.
- Ve al baño y mírate al espejo, cuando vuelvas me traes la crema.
Yo me fui a esperarla al salón. Entró caminando torpemente con la ropa en los tobillos, la mirada en el suelo y el bote de crema en las manos. Me levanté y le cogí el bote , la hice colocarse en el brazo del sofá, otra vez bien expuesta, durante un rato le apliqué crema y le di un suave masaje en el culo. Hasta que me desnudé y le dije.
- Baby, ahora te voy a usar, para darme placer, esto no es un premio, es más bien un pago.
Le terminé de quitar la ropa que tenía enrollada en los tobillos, le separé las piernas y se le metí desde atrás, hasta el fondo, me quedé un rato con mi piel pegada a su culo caliente y mi polla bien profundo en el charco de su coño. Hasta que agarrándola de las caderas, empecé a entrar y salir hasta correrme y caer sobre su espalda, los dos jadeantes y exhaustos.
Qué bueno es leer tus relatos!! Una muy buena forma de entrar en calor y motivar en los días tan lluviosos y fríos.
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