Había tenido un par de días malos, de esos en los que deseaba que se parara el tiempo durante un mes, de los que deseaba perderme en un sitio perdido en la montaña y quedarme asolas organizando mi futuro, aunque no sirviese de nada porque llevaba un año dándole vueltas a lo mismo hasta con Sonia y seguí en el mismo punto, en mi zona de confort o como yo la llamo “mi zona de cobardía”. No me preguntes por qué, cuando más necesito que me den un abrazo o un beso y me digan que no pasa nada, que todo ira bien, en vez de analizarme y pedirlo o hacer lo que la gente suele hacer que es echarse a llorar, etc. yo me enfado y lo pago con quien tengo alrededor. Y eso es lo que hice, saltar a la mínima, hacer comentarios sarcásticos ante reproches lógicos, desafiar... Diría que fue divertido pero realmente fue en el final de la conversación cuando me di cuenta que había tenido un comportamiento egoísta, porque él pasó un día complicado y en vez de preguntarle y escucharle, pues seguí en lo mío (esto es un perdón, no se me da bien). El caso, sabía que por las contestaciones tenía un castigo pendiente y, había sido bueno pasándome lo de volverme a olvidar el antibiótico que, dicho sea de paso, sé que esta muy mal hecho pero esto es como todo, no lo ves igual cuando les sucede a otros... Pero esto no se puede decir muy alto, no vaya a ser que se crezca y en el siguiente descuido quiera tomar cartas en el asunto jaja. El día anterior no pude estudiar así que, como soy muy buena, le dije que ese día haría tres horas para recuperar. Esperé a que llegase con el “peto de estudio” puesto, aunque eran las ocho y a esa hora me gustaba estar ya en pijama.
Hola
Holaaaaa
Ese día aunque fuese de castigo tenía muchas ganas de verle, de sentirlo cerca, aunque sólo me mirase mientras yo leía, pero era el saber que estaba ahí. No suelo ser muy cariñosa pero ese día cuando llegó además de un beso le dí un abrazo y, esta vez, prometo que no era con ninguna finalidad lucrativa, vamos que no era para reducir el castigo.
Vaya, ¿te vas a poner ahora?
Sip, tres horas, si te parece bien, claro
¿Y la cena?
La verdad que he merendado a las siete como un cerdi así que no tengo hambre
Jajaja qué te gusta comer y qué mal lo haces
Me encanta y no lo hago mal, sólo compenso
Tienes un castigo pendiente, lo sabes, ¿verdad?
Sí...
Ese día había llegado un paquete suyo, muy grande para ser cualquier tontería y al abrir la caja vi que era una mesa con una especie de acolchado con una especie de cinta alrededor. Parecía una mesa hecha para azotar en toda regla, el cojín para apoyarse cómodamente y la cinta como sujeción para que no te puedas levantar ni salir de ella. Lo miré con sorpresa porque esa mesa se la enseñé yo, aunque distinta, y no esperaba que la encontrase. Aunque no miré las medidas y la esperaba más alta, era como una de esas que se suelen poner en frente del sofá así que para tumbarse tenías que estar de rodillas.
Mira qué bien me va a venir esto
Se fue hacia la habitación con una sonrisa y volvió con un montón de trastitos. Un plug, una paleta de madera con agujeros, una especie de paleta de cuero que parecía la lengua de una serpiente, una vara, una regla, unas bolitas de lubricante que no sabía que él supiese de su existencia...
Elije dos instrumentos
Los miraba y los remiraba sin acabar de decidirme, sopesando pros y contras en mi mente.
Victoria, no tengo todo el día y tú tampoco que tienes tres horas de estudio por delante
Aiii es que no sé...
¿Quieres que elija yo?
Sabía que eso era una trampa porque si elegía él sería peor. La vara sabía que me daba miedo y picaba mucho así que me aseguraba menos azotes, de los otros no tenía ni idea.
La vara y la cosa esa negra
Ponte por aquí
Levantó la goma de la mesa, yo quedé apoyada en ella sobre el cojín, lo cierto es que era muy cómodo, aunque hubiese preferido un cojín en las rodillas también, sus manos quedaban a la altura de mi culo mientras estaba sentado en el sofá. Quizá esté más cómodo así al no pesarle nadie encima... mal me decía mi mente. El peto era muy corto y empezó con la mano el calentamiento, aunque sólo habían entre su mano y mi culo unas medias y unas braguitas picaba, no lo alargó mucho.
Bájate las medias
¿Yo?
Sí, tú ¿eres sorda o es que eres manca?
Saqué mis manos de debajo de mi barbilla y me bajé las medias, como son tan ceñidas las bragas se fueron un poco detrás, pero me las puso en el sitio, cosa rara y empezó la azotaina de nuevo, con ganas. Cogió la lengüeta esa y volvió a empezar, picaba, era como una mezcla de picor y quemazón, parecido al cinturón pero más intenso. Dio un tirón de mi ropa interior hacia arriba y siguió... la verdad que al quedar tan en contacto con mi sexo me delataban... una mancha no tardó en aparecer.
Victoria, esto es un castigo, porque no voy a tolerar que te comportes así conmigo, todos tenemos malos días y el mal humor es comprensible, pero la mala educación no
Lo sé, lo siento – le dije entre resoplido y resoplido
Te viene una temporada larga así, así que me voy a encargar de que lo recuerdes una temporadita al menos
Me bajó las bragas despacio, parecía que se recreara con mi trasero que a esas alturas debía estar rojo carmín por lo menos porque me escocía bastante. Cogió una de las bolas, la pasó un poco por mi sexo y la empujó por mi ano, la verdad que la sensación era como muy rara porque con el calor corporal casi podías notar cómo se deshacía. Cogió el plug, que era estriado, por lo que costaba más y me lo introdujo, aunque le costó un poco porque estaba un poco tensa pero siempre consigue lo que quiere porque es cabezota y listo.
Vete al rincón y espero que pienses una buena disculpa
Estuve en el rincón un rato, ese momento no me gusta nada, es ridículo y encima te sientes como sola, a veces puedo notar sus ojos mirándome, aunque quizá sólo sean cosas mías. El peto era corto y no tenía donde enrollarse así que lo tenía que sujetar con las manos, dejando todo a la vista. Después de un rato me llamó.
Espero que la hayas pensado bien porque la segunda parte dependerá mucho de tus palabras
Perdóname de verdad, cuando me enfado se me va la empatía y lo pago con quien tengo más cerca sin pensar, de verdad que intentaré cambiar eso, te lo prometo.
Vuelve a ponerte, ya sabes cómo va
Me puse otra vez en la mesa.
Me puedo poner un cojín en las rodillas
No
Pero es que me duelen
Pues haberlo pensado antes
Serán veinte, cuéntalos, si alguno no lo cuentas empezamos de nuevo así que céntrate
Ufff
Cayó el primer azote justo en el centro cruzando mis nalgas, la vara pica y duele mucho.
Uno
El segundo fue un poco más abajo.
Uff dos
El tercero justo donde acaba el culo y empiezan las piernas
tres ¡joder! Ahí no, porfa – dije quejándome
No te muevas que te puedo hacer daño de verdad
El ruido de la vara cortando el aire me pone los pelos de punta. Siguieron más y en el noveno volvió a esa zona tan sensible.
Nueve, de verdad que ahí no puedo – ahí ya era una frase con medio queja medio como sigas ahí lloraré.
Después del décimo me dio un cojín para que lo cogiese, es algo absurdo pero el hecho de hundir la cara y exhalar fuerte ahí, como si fuese una queja ahogada tiene una especie de efecto placebo que ayuda un poco. Y me dio otro para las rodillas. Estuvo pasándome los dedos por las nalgas, que a esas alturas debía tener unas rayitas burdeos. Agradecí un montón ese descanso porque no sabía si iba a poder aguantar. Los diez restantes fueron rápidos y no tan intensos porque no sonaban tan fuertes pero me dolieron como ningunos, tanto que me cogí fuerte a la mesa por tal de no poner las manos, porque moverme no podía por la sujeción que llevaba incorporada la mesa. Me dejó un rato así mientras me acariciaba el pelo y yo me reponía.
Esto me ha dolido mucho
Shhh ya está – me dio un beso en la cabeza que supuse que era un “lo has hecho bien” - no sabía que tuvieses el pelo tan suave
Es la magia de la peluquera, si tuvieses más pelo te la recomendaría
Jaja mala – me dio un cachete flojo – venga bicho traete la crema que tienes que empezar con el estudio
Fui a por la crema e iba a tumbarme sobre la mesa de nuevo.
Ven aquí
Me cogió la mano y me puso sobre sus piernas. La crema estaba fría pero se agradecía. Me dio un par de besos en la espalda, de esos que me hacen cosquillas y se me pone la piel d gallina. Como acto reflejo levanté un poco el trasero... en realidad lo que quería era de esperar, me masturbó hasta tener un par de orgasmos.
Dúchate y te pones una hora y media, la otra hora y media ya la recuperas mañana que no tienes nada que hacer.
Me di una ducha rápida, me puse el pijama y me puse a estudiar mientras él veía la tele tirado en el sofá. De vez en cuando me miraba. Estaba incómoda en la silla porque me molestaban mucho los efectos de la zurra. Yo de vez en cuando buscaba su mirada y le sonreía, había estado bien pero lo que me apetecía era sexo en mayúsculas. Sobre las once y media se levantó.
Nana hay una cosa que quiero que hagas mañana, te centras tanto en lo negativo en bucle que no ves más allá, quiero que me hagas una lista con las posibles soluciones a tus quejas de hoy, que pongas pros y contras y las ordenes en preferencia, también puedes ponerle puntuación positiva a los pros y negativa a los contras si eso te es más sencillo.
Vale
Me dio un beso y desapareció por el pasillo...
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