martes, 1 de octubre de 2024

El audio I parte

 



Al salir de trabajar me encontré la casa vacía, ella había salido en un viaje relámpago de ida y vuelta por un tema personal de papeleo, para mí hay varias cosas sagradas que nunca se mezclan con los juegos, lo familiar, lo laboral y lo social y aunque me preocupaba la paliza de carretera, mi única intervención en aquello era apoyarla, nada más. 

Cómo no sabía nada le puse un mensaje.

- ¿Cómo ha ido? 

No me contestó hasta el cabo de un rato. A través de un audio de WhatsApp. Me dijo que todo bien y que ya estaba volviendo que llegaría a la hora de cenar, por el ruido era evidente que estaba conduciendo y me salió sin pensar, le envié otro audio. 

- Pues si estás conduciendo deja quietecito el teléfono y ya me cuentas cuando llegues.

No me contestó, más.

Yo mientras me di un ducha y cuando calculé que le faltaba media hora para llegar me puse a hacer algo de cena.

Ya la tenía a punto, cuando escuché la cerradura de la puerta, de alguna manera suspiré aliviado ya estaba en casa y salí a recibirla, le di un beso en los labios, pero casi me aparta.

- ¿Pasa algo?

- Estoy muerta, necesito una ducha...

- Normal, pues venga va que ya tengo la cena lista.

No dijo nada, se metió en la habitación y después en el baño. Yo puse la mesa y esperé, cuando salió se fue directa a la cocina y escuché el sonido del microondas. Me levanté y fui. 

- ¿Vamos a cenar no? 

- Yo no tengo hambre, me bebo un vaso d leche y me voy a la cama.

Me extrañó todo, tenía la mesa puesta, había hecho cena, me lo podía haber dicho antes.

- ¿Ha pasado algo, ha habido algún problema?

- No...estoy agotada y ya está, necesito descansar y encima mañana tengo el maldito curso. 

- Algo más pasa que no me dices, te conozco.

- No tanto cómo crees...

- Si tengo que sacarte las palabras con sacacorchos, es difícil, si. 

- Lo que menos necesitaba hoy, es una bronca por enviarte un audio.

- Acabaramos ¿Es eso?

- Pues sí, además has sido tú quien ha preguntado y te he respondido y lo único que se te ocurre decir es "deja el móvil que estás conduciendo" (dijo imitando mi voz)

- Es que esto está más que hablado y punto. Así que deja de comportarte cómo una niña y vamos a cenar, que te irá bien. 

Ni me contestó, cogió el vaso de leche altiva y se fue a la habitación. Por un momento pensé que igual lo que necesitaba era cenar con el culo rojo, pero finalmente decidí que era mejor enfriar las cosas y que mañana sería otro día. 

Total que cené sólo, con la mesa puesta para dos, al terminar recogí, esperé un rato a hacer la digestión y me fui a la cama. Al llegar estaba dormida cómo un angelito, así que no la molesté. 

Al día siguiente al despertar ya no estaba en la cama, me levanté y me fui para la cocina, había preparado el desayuno. 

- Buenos días!!!

- Hola...

- ¿Has descansado? 

- Pffffff si....

- ¿Estás de mejor humor? 

- Paso palabra...

- ¿Que quieres decir?

- Joder Santi, que me sentó mal, fuiste tú quien preguntó y encima que te contesto me cae la bronca. 

- Claro, te he dicho mil veces que conduciendo dejes el móvil tranquilo y si quieres hacerlo servir para. Si no me contestas ya hubiera deducido que estlabas conduciendo. 

- Bueno vale ya, no tengo ganas de discutir 

- Es que no hay discusión alguna, creo que la "norma" es muy clara y no admite debate alguno. 

- Pffffff 

- No resoples no, y ahora vamos a hablar de tú actitud de ayer cuando llegaste.

- ¿Que actitud? Estaba cansada. 

- Lo sé, pero te pesaba más el orgullo que el cansancio y me "castigaste" a cenar sólo, no por cansancio, por orgullo y te he dicho no sé la de veces, que ese orgullo, sólo te conduce a un sitio. 

Al escucharme se ruborizó un poco y su lenguaje corporal empezó a ser de rendición.

- ¿Cuándo el orgullo se apodera de ti, dónde te lleva?

La pregunta era directa e incómoda. Y claro intentó escapar. 

- Santi en hora y media tengo que estar en el curso...

- Sólo tienes que vestirte y un cuarto de hora andando, tenemos una hora y una hora da para mucho ¿Vas a responder? 

- No 

- ¿No? muy bien.

Me levanté y la cogí del brazo. 

- Va suéltame!!!! 

-Camina 

Hubo un pequeño forcejeo, hasta que le di un par de azotes sin soltarla fuertes y sonoros. 

- Ya puedes mover el culo. 

Caminamos por el pasillo, siempre sujeta del brazo, directos al salón, hasta la pared. Yo mismo le cogí las manos y se las puse detrás de la espalda. 

- Voy a recoger la cocina, así te doy tiempo de responder la pregunta. 

Allí la dejé y me fui para la cocina pero no había empezado a recoger cuando la vi entrar en la habitación y me fui para allá.

- ¿Se puede saber que haces?

- Me voy a vestir

- Tira para la pared, ya.

- Santi!!!! Tengo cosas que hacer no estoy para juegos!!!!

Me fui para ella, la levanté a la fuerza y nada más hacerlo la rodeé con mi brazo izquierdo por la espalda la apoyé contra mi pierna y le di un par de docenas de azotes sobre el pantalón del pijama, entre quejas. Hasta que se calmó. Entonces me senté en la cama la cogí de las dos muñecas la acerqué entre mis piernas, la sujeté apretando mis piernas contra las suyas con fuerza y busqué la cintura del pantalón del pijama, al agarrarla para tira hacia abajo del pantalón intentó quitarme las manos, entonces le volví a rodear la espalda con mi brazo izquierdo haciendo que cayera sobre mi pierna izquierda, pasé la derecha sobre sus piernas y cogí la cintura del pantalón por detrás, de un tirón se lo bajé hasta medio muslo y mi mano empezó a caer pesada en su piel desnuda sin previo aviso. 

El ruido era potente, el sonido de los azotes piel con piel es muy escándaloso. Al principio intentó dificultarme la tarea, pero sólo consiguió que subiera el ritmo hasta conseguir que se rindiera del todo. Me llevó unos dos minutos conseguirlo, a partir de ahí ya no hubo más resistencia. Todavía continué un par de minutos más hasta que el culo empezó a tener un color rosado intenso y paré. 

- Levanta 

En cuanto se levantó, la llevé otra vez cara a la pared, esta vez con las manos sobre la cabeza y antes de irme le bajé el pantalón del pijama hasta los tobillos.

- Voy a recoger y tienes un respuesta pendiente que darme. 

La dejé y me fui a recoger la cocina, esta vez sin sobresaltos, de vuelta seguía allí, aún tenía media hora de margen. Cogí un silla la puse entre el sofá y la tele, me senté y la llamé. 

- ¿Has encontrado ya la respuesta? 

- No me acuerdo de la pregunta. 

- Muy bien, pues tendré que refrescarte la memoria de la manera más eficaz que conozco; calentándote el culo.

Tirón rápido y a mis rodillas otra vez. 

- ¿Sabes qué? Ya me responderás después, así tendrás toda la mañana para pensar en la respuesta con el culo caliente.

Y otra vez empezó el ritual, mi mano empezó a caer sobre su culo ya "calentado" previamente así que no era necesario andarse con mucho miramiento, quería que fuera toda la mañana sintiendo el culo caliente y palpitante. Estuve casi diez minutos ocupándome de el, con alguna pequeña pausa, más que nada para descansar un poco la mano, que también se resiente. El resultado final, fue su culo rojo como un tomate maduro y caliente muy caliente. Además no era la única parte de su cuerpo que estaba caliente, cómo estuve comprobando un rato, sin llegar a más.

- Ahora si ve a vestirte. 

Se levantó y caminó con el pantalón del pijama en los tobillos hasta la habitación.

Un rato después, apareció ya vestida y le dije.

- Iré a recogerte cuándo termines, y ya que estamos nos vamos a comer algo, pero cuando volvamos a casa quiero esa respuesta. 

Continuará...







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