sábado, 10 de agosto de 2024

Un gin tónic de más




Cada vez septiembre se hacía más presente y con el, el otoño que empezaba a dar síntomas. Me propuso salir el sábado en plan última noche de terrazas de aquel verano tan raro. Sinceramente no tenía muchas ganas, pero pensé en el largo invierno que teníamos por delante, durante el cual habrían muchos días para quedarse en casa y eso le pudo al cansancio de las primeras semanas de vuelta a la rutina, siempre bastante agobiantes. Así que le dije que sí.

El plan era ir a tomar algo en una zona de terrazas que en breve cerraría. Aquella noche el tiempo acompañaba, había hecho un día de sol y hacía una noche agradable, nos arreglamos y nos fuimos para el lugar dónde habíamos quedado, ella llevaba un vestido, así como de corte hindú o árabe, colorido, fino y bastante corto, aún podía lucir piernas morenas. 

La noche estuvo bien, nos echamos unas risas y desconectamos. Pero a cierta hora me empezó a pasar factura la semana y le expresé mis ganas de volver a casa, asintió así que pensé que ella también, pero fui un momento al baño con la intención de irnos al volver y de vuelta a la mesa, vi que habían pedido otra ronda de gin tónics, la miré y le dije.

- No habíamos quedado que era la última y nos íbamos.

Y delante de todos me respondió irónica.

- Va, no seas aguafiestas que hasta el año que viene no se repetirá, abuelo.

Lo que provocó una carcajada general y una mirada por mi parte de las que queman. Y no me tocó más remedio que esperar ya bastante distante de la dinámica del grupo. 

Cómo una hora más tarde por fin nos fuimos, de camino al coche íbamos acompañados de otra pareja, así que me tuve que morder la lengua, pero cuando nos despedimos y ellos se montaron en su coche, empezó la fiesta.

- Dame las llaves que conduzco yo

Metió las manos en el bolso y me las tiró. 

- No querrás conducir tú, verdad? Llevas 4 gin tónics

- Pufff paso, ahora te dedicas a contar lo que bebo? Y encima media noche con la cara larga.

Se montó en el coche sin decir nada más, yo estaba cansado y no tenía ganas de seguir la discusión, me dolía la cabeza y tenía ganas de cama. Arranqué y empecé a callejear para salir de la ciudad, en silencio. Cuando salimos ya a carretera abierta puso música bastante alta y se la apagué.

- Me duele la cabeza

Entonces empezó un tira y afloja ella ponía la música del coche y yo la apagaba, así cuatro o cinco veces, hasta que en una de ellas le dije serio.

- Vale ya, no lo voy a repetir.

No dijo nada y se estuvo quieta un par de minutos, hasta que volvió a ponerla más alta y empezó a cantar, esa vez no la quité, pero al ver una gasolinera di un golpe de volante y me metí busqué un rincón apartado y poco iluminado y paré el coche.

- Baja del coche

- Aquí? Por qué? 

- Baja del coche A-ho-ra

Se bajó cerró la puerta de un portazo yo también, di la vuelta al coche, me fui directo a ella la cogí de la mano con firmeza y tiré de ella que estaba frente al coche, para mí sorpresa empezó a reír y no se resistió, sin soltarla abrí la puerta trasera del coche, me senté en la parte del asiento más cercana a la puerta y la puse en mis rodillas, con las piernas por fuera, seguía riendo, incluso cuando le levanté el vestido, corto y fácil de levantar, debajo un tanga que nada protegía y sin pensarlo, empecé a azotarla allí en medio de un parking de una gasolinera, las risas seguían, así que aumenté la fuerza, el sonido de los azotes quedaba disimulado por el tráfico y las risas se terminaron, señal que picaban ya los azotes, entonces vi por el retrovisor los faros de un camión que iba a dirección donde estábamos, paré de golpe, le bajé el vestido. 

-Vamos.

Se levantó se frotó el culo un instante, me bajé yo y volvimos a la parte delantera del coche. Arranqué y nos pusimos en marcha otra vez, aunque ahora imagino que ella estaba con el culo caliente y hormigueante, aún nos quedaba un cuarto de hora hasta casa.

Al salir se hizo el silencio y la paz ya no puso más música, pero a los dos o tres minutos de haber salido, la miré un momento, había echado el asiento para atrás tenía las piernas abiertas, el vestido levantado y una mano dentro del tanga.

- Se puede saber qué haces?

- No me lo esperaba y me has puesto muy cachonda lo quieres ver?

De un gesto firme y rápido le quité la mano de entre sus piernas.

- Más te vale estarte quietecita lo que queda de camino, que te aseguro que ahora mismo no estoy para jueguecitos.

Y ahí quedó ya no volvió a intentarlo. Llegamos por fin a casa, ella fue a desmaquillarse y yo me desnudé y me metí en la cama. Cuando vino intentó seducirme, pero no cedi a la tentación.

- Mañana será otro día le dije.

Y a dormir, la escuché renegar un poco pero ni caso. 

A la mañana siguiente, me desperté algo tarde pero aún así me dio tiempo ya preparar el desayuno, tomarme un par de cafés, recoger la cocina, poner y tender una lavadora antes que apareciera la bella durmiente. Cuando apareció medio adormilada aún yo estaba en la cocina, fumando. 

- Buenos días bella durmiente, que tal la resaca?

- Al menos estás de mejor humor y no tengo resaca. Borde.

- Borde? Para nada, pero mira la hora que es casi mediodía, así que día perdido.

- Bueno me acabo de despertar, no me calientes la cabeza.

Apagué el cigarrillo y le dije.

- Desayuna que después quiero hablar contigo.

Y me fui de la cocina. Dejándola allí. Me senté en el sofá y me puse a navegar con el teléfono. Un rato después apareció pero sin entrar desde la puerta me dijo.

- Me voy a dar una ducha que la necesito.

- Ven aquí un momento, ven

- Pufff que quieres ahora

- Que vengas

Resopló y se acercó casi arrastrando los pies, sin yo decir nada empezó a hablar.

- No sé que te ha dado, tampoco hay para tanto, un día es un día.

- Lo que me molesta no es eso, es que me digas una cosa y hagas la contraria, porque si me dices en su momento, que te apetecía quedarte un rato más, ya que estábamos no hubiera pasado nada, pero que te digas que nos vamos, me digas que sí y luego por tu cuenta hagas la tuya pues no y menos aún que delante de la gente me contestes de esa manera irrespetuosa, que creo que yo no he hecho nunca.

No contestó bajo levemente la mirada y escuchó como seguía.

- Además a veces hay que pensar en las consecuencias de después, ahora día perdido, malhumor fijo y para rematar el comportamiento infantil en el coche, vamos que la lista es larga.

- Lo del coche, es que me habías enfadado

- Yo a ti? Enfadado debería estar yo, no crees?

Silencio...

- Ya veo que sólo entiendes una cosa.

Estiré el brazo, metí los dedos por la cintura del culotte de deporte que llevaba para estar por casa y de un tirón firme la acerqué a mis piernas. Ahí se vio perdida ya y bajó el tono.

-Valeee lo siento de verdad y es que necesito una ducha.

Mi respuesta fue echarla en mi regazo y al caer usar mi pierna para inmovilizar las suyas. Con la izquierda cogí la cintura del pantaloncito por detrás y lo estiré hacia arriba haciendo que el nacimiento de sus nalgas quedase descubierto y empecé a azotarla con la mano sobre el pantaloncito pegado a su piel. Mientras le recordaba la actitud que había mostrado la noche anterior. 

Durante un par de minutos estuve azotandola con el pantalón puesto, cuando paré sabía que ya no habría ninguna resistencia. La hice levantarse y poner las manos sobre la cabeza mientras empezaba a bajarle despacio el pantalón hasta medio muslo, entonces la miré de abajo a arriba, llevé mi mano entre sus piernas y noté una humedad caliente y viscosa.

- Te has tocado en la cama verdad?

Se puso encendida al escuchar mi pregunta. 

- Contesta

- Si

Me dijo aún más roja. No dije nada la tumbé de nuevo en mis rodillas, esta vez sí sujeciones, la rodeé con mi brazo de la cintura haciendo fuerza hacia arriba y estuve como cinco minutos con mi mano sin parar de caer sobre sus nalgas desnudas, hasta dejarle el culo bien rojo. 

No hubieron caricias, ni nada parecido, de mis rodillas directamente al rincón, hasta nuevo aviso. Fui a la cocina me tomé un café y me fumé un cigarrillo, de vuelta llevaba conmigo la cuchara de madera de olivo, que lo único que cocinaba era su culo travieso. La cogí del rincón la llevé de la mano hasta el sofá de nuevo, me senté, le dije que se colocase en mis rodillas, con la advertencia que no quería manos tapando, ni movimientos.

La cuchara pica, pero abarca muy poca superficie, así que es ideal para dejar un culo bien marcado, eso sí para igualar tienes que dar muchos azotes. Dejé la cuchara entre sus nalgas, terminé de bajarle el culotte hasta los tobillos, la cogí y empecé a conciencia, quería abarcar una buena superficie del culo, que se acordase al sentarse. Cómo quien pinta un cuadro, los azotes eran constantes y seguidos pero impactando en zonas diferentes. Pero incidiendo sobre todo desde la mitad de las nalgas hasta cuatro dedos por debajo de ellas en los muslos. Cuando llevaba un rato cocinando su culo con la cuchara, empezó a moverse incómoda y jadear, pero aún seguí un rato, hasta dejarle dos círculos púrpura en la piel de las nalgas y la parte superior de los muslos.

Dejé la cuchara en el brazo del sofá y la tuve un rato en mis rodillas aún sin caricias, sólo debía notar cierto alivio con el aire que refrescaba su piel ardiente.

Cuando creí que era suficiente la hice levantarse, la cogí de la muñeca con una mano y con la otra cogí la cuchara, tiré de ella firmemente que andaba torpemente con la culotte en los tobillos, fuimos hasta el baño allí la puse de espaldas al espejo y le dije.

- Mira bien como te he puesto el culo, igual otro día lo piensas antes.

Creo que el impacto de verlo hizo que por un momento aún doliera más y se quejó, aunque estuvo un buen rato mirando, de hecho fui yo quien la sacó, para ponerla mirando a la mampara, manos sobre la cabeza, entonces le puse de nuevo la cuchara entre las nalgas y le dije.

- Creo que no te va a ser muy cómodo ahora el agua caliente, así que espera un ratito que se te enfríe un poco. 

Allí la dejé un cuarto de hora. A mí vuelta le quité la cuchara y antes de dejarla ducharse comprobé el coño, aún más mojado que antes. 

- Cuando termines ven a la habitación que te pondré crema.

Le di un beso en la nalga y me fui a esperarla.

1 comentario:

  1. Se dice que la "venganza" se sirve en plato frío, pero este ha sido un plato muy caliente y promete subir más la temperatura

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