sábado, 3 de agosto de 2024

Corte de digestión

 



Nos habíamos podido escapar una semanita al menos a la playa, y huir del calor sofocante por lo menos unos días. Habíamos encontrado un apartamento a muy precio, no estaba en primera línea, pero lo compensaba con una gran piscina comunitaria y un enorme espacio para estar cómodos. 

Era el segundo día de estancia y nos había apetecido comernos una paella, en un chiringuito, al terminar decidimos volver al apartamento, demasiada gente en la playa y demasiado calor para hacer la digestión. Cuando entramos en el recinto, yo me fui directamente a buscar una tumbona y sombra, con la intención de echar una siesta y para coger el sueño que mejor que un libro. Ella subió un momento al apartamento y volvió a bajar. 

Llegó solo con el bikini, encima. 

- ¿Y este? ¿Te lo has cambiado?

- Siiii...te cogido uno para cada día o casi. Me voy a dar un chapuzón...

- De eso nada ¿Cuánto hace que hemos comido?

- Jajajaja no me vengas con tonterías eso es una leyenda urbana.

- Será lo que sea, pero hasta dentro de dos horas no te bañas .

- Santi!!!!!!

- Ni Santi, ni Santa, si te portas como una niña es lo que hay y en el restaurante has estado bastante insoportable, así que ya sabes a la tumbona, y a esperar.

- Pffff, joder!!!

- ¿Prefieres subir al apartamento castigada sin piscina?

Ya no dijo nada más, se tumbó en la tumbona boca a abajo, enfurruñada. 

Yo me puse con el libro y no duré mucho, la comilona y el calor hicieron su efecto narcótico y me quedé dormido. Cuando me desperté estaba sentada en la tumbona jugando con el móvil. 

- Pffff menuda siesta!!!! ¿Que hora es?

- Las 5 y media...por cierto ya han pasado dos horas, me voy a estar en remojo hasta la hora de cenar!!!!

- Venga tira...

- ¿No vienes? 

- Más, tarde que me acabo de levantar.

- Soso!!!

Salió disparada y se tiró al agua sin pensárselo.

Me levanté. Y me fui para ella. 

- Voy a buscar un café con hielo, que lo necesito ¿Quieres algo? 

- Si te metieras no necesitarías el café con hielo..

La frase fue seguida de una salpicadura...

- No empieces, no empieces que ya sabes cómo acabas...ahhhh y por cierto no sé si has visto el cartel, pero es obligado ducharse antes de tirarse a la piscina.

- Gruñón!!!!

Di un par de pasos en dirección al bar, cuando volví a sentir en mi piel las gotas frías de agua, me giré y se partía de la risa, le hice el gesto universal con la mano, que significa "te voy a dar" y de inmediato se sumergió. 

Fui a por ese café con hielo y cogí dos a sabiendas.  Los dejé en la mesita de la sombrilla y me tumbé, no tardo en aparecer cómo esperaba y cogió su toalla por encima de mi, haciendo que las gotas cayeran sobre mi piel, suspiré...

- Al final ya verás con la tonteria..

- Tendre que coger la toalla ¿no?

- Juega, juega....

Nos sentamos y nos tomamos el café, ahora sí tranquilamente, al terminar, insistió.

- ¿Vamos al agua?

- Pffff que pesadita, ahora en un rato. Que me queda un capítulo para terminar el libro.

Entonces cogió el libro y salió corriendo, hasta le borde de la piscina. Extendió el brazo dejando el libro sobre el agua.

- Nena para de hacer el tonto...

- Si quieres acabarlo te vas a tener que meter, jajajajjaja.

Me levanté y me fui para allá, ya en plan serio.

- Dame el libro ahora.

- No, no, lo vas a tener que coger tú.

- Nena no montes el espectáculo aquí te aviso..

- Pues ya sabes...


En ese momento la cogí de la cintura , para intentar coger el libro, pero claro, pasó lo del cántaro y la fuente y el libro acabo en la piscina y yo en el agua para rescatarlo. 

Es fácil imaginar mi cara al salir y la suya transformarse de risas a sorpresa primero y rubor después.

Dejé el libro al sol. Y le dije muy serio.

- Recoge tus cosas que te vas para el apartamento.

- Ha sido culpa tuya, si no hubieras.

No la dejé terminar, allí mismo le di un cachete en el culo que sonó fuerte, había poca gente y estábamos apartados así que dudo que nadie nos viera, cómo mucho alguien volvería la cabeza al escuchar el cachete. 

- Recoge que ya te acompaño. 

Bajó la mirada, y recogió si toalla y sus cosas, cuando terminó la cogí de la mano, y nos fuimos para la entrada de los apartamentos. En silencio, cogimos el ascensor hasta la 6 planta, también en silencio, cuando paro y se abrió la puerta yo salí primero, miré que no hubiera nadie en el pasillo y sin darle tiempo a reaccionar la cogí de la oreja por todo el pasillo hasta la puerta del apartamento. No la solté ni para abrir la puerta y nada más entrar y cerrar si soltarla la llevé a base de palmadas en el culo, hasta el salón.

- Ponte de rodillas ahí.

Le dije indicando un espacio vacío en la pared. Resopló, la miré y cedió.

- Extiende los brazos, las palmas hacia arriba.

Otro suspiro, fui a mi maleta a por un par de libros y le puse uno en cada mano. 

Ahora voy a bajar a recoger lo mío y cuando vuelva a subir te quiero encontrar aquí y con los libros donde los he puesto, más te vale no tentar más a la suerte hoy. 

Bajé, recogí mis cosas y subí. Serían unos diez minutos. Allí seguía de rodillas, cara a la pared, sujetando los libros y con algún que otro dedo marcado en su piel. Me puse un bañador seco y me fui para el salón, sacando una de las sillas de la mesa y dejándola en el centro del pequeño salón.

- Ven aquí.

Suspiró y se levantó...

- Deja los libros en el armario. 

Lo hizo y al darse la vuelta ya estaba casi encima de mi, no es que fuera muy espacioso el apartamento. 

- Pon las manos en la espalda.

Lo hizo y empecé a hablar.

- Desde el restaurante llevas jugando con fuego y como de costumbre te has quemado, a mi también me gusta jugar pero todo tiene su límite y cuando ya te he avisado por enésima vez, que vas a terminar mal y sigues entiendo que necesitas algo, que te pongan en tu sitio ¿Me equivoco?

En ese momento miraba al suelo y se movía el labio. 

- Mírate una mujer hecha y derecha a la que hay que pararle los pies como a una niña caprichosa e insolente. Y creo que ya conoces mis métodos para "curar" esos comportamientos en mujeres ¿Verdad? 

No contestó, sólo intentó retirarse un poco cuando metí mis dedos por la cintura de la braguita del bikini. 

- Ahora es tarde para tener vergüenza...

La volví a acercar y le baje despacio la braguita del bikini hasta los tobillos. Le hice poner otra vez las manos en la espalda, para que sintiera el pudor de estar expuesta frente a mí , sin intimidad, además tenía las marquitas del bikini, que me parecen muy sensuales. 

- Ya sabes cuál es el siguiente paso para corregir tu actitud. Colócate en mis rodillas, culito bien levantado y presentado, vamos!!!

Le di un cachete para apoyar la orden y en cuestión de segundos ya estaba tumbada boca abajo sobre mi regazo, con las manos agarradas a la patas de la silla,  la braguita del bikini en los tobillos y empecé a acariciarle el culito con la mano, eran bien visibles las marcas del bikini, la diferencia de color entre tapado y al sol. Y sin más empecé a intentar igualar a base de azotes directamente sobre el culo desnudo. Mientras estaba calentadole el culo. Le recordaba...

- Ahora vas a estar un par de días sin piscina, ni playa eso o que el resto del mundo sepa que te has portado mal y te he tenido que zurrar el culo. 

Empecé despacio, pero me apliqué con ganas, hasta dejarle el culo del color de la carne de un sandía. Hasta me picaba a mi la mano. 

Entonces la hice levantarse, cogí la silla la puse con el respaldo pegado a la pared y la hice subirse de rodillas en el asiento.

- No te muevas de aquí. 

Mientras llené un cubo de agua fría, cogí una esponja y una de las raquetas de jugar a palas en playa. Con todo ello me fui al salón. Dejé los trastos en el suelo a un lado...y  lo primero que hice fue pasarle la mano por el culo.

- Veo que está calentito...

- ¿Tu que crees?

- Bueno habrá que refrescarlo, pues.

Metí la mano en el cubo de agua fría empapé la esponja, la escurrí y despacio mojada pero si exceso, se la pasé por las dos nalgas. Suspiró...

- ¿Mejor?...

Entonces cogí la paleta de playa y le di unos golpecitos.

- No creas que ya estás perdonada.

Al terminar de decirlo, le di tres buenos y sonoros azotes con la paleta en la piel húmeda. La volví a dejar y volví a coger la esponja con agua fresca, repetí la operación de humedacer y refrescar las nalgas y otros tres azotes con la paleta. 

- Señorita, quiero en todo momento el culo bien presentado y no voy a repetirlo.

La cogí de la cintura obligándola a sacar y exponer más el culo.

- Así perfecto, espero no tener que volver a corregir posición.

Cogí la esponja otra vez, ahora algo menos escurrida, con gotas ya...al terminar vuelta a la paleta, pero en vez de tres azotes fueron seis. Sin soltar la paleta observé un momento los efectos y parecian suficientes. El culo bien rojo y allí donde había recibido las "caricias" de la paleta aun más intenso. 

Entonces cogí de nuevo la esponja y le refresqué la piel despacio y más rato.

- Vamos a hacer un trato, si te portas bien esta noche , igual olvido lo de esta tarde ¿Te  parece? 

No dijo nada, en aquel momento ya había dejado la esponja en el cubo y mis manos y mis dedos jugaban entre sus piernas, hasta acabar metiéndole dos dedos, que entraron como cuchillos caliente en mantequilla...

- Vaya cómo estamos, lastima que tengamos reservada mesa en aquel peruano y deberíamos ducharnos y vestirnos.

Le saqué los dedos, dejándola allí mojadita con el culo en llamas y castigada.

Nos duchamos nos vestimos y nos fuimos a cenar. Ella sin braguitas bajo el vestido de verano, era parte del castigo. Cenamos en orden y armonía sin provocaciones, malas contestaciones o impertinencias, de vuelta al apartamento, aún estaba el bar abierto, preguntamos si nos servirían una copa y si podíamos tomarla en al piscina, nos dijeron que si. Sólo había una pareja mayor de extranjeros y nos fuimos lo más lejos y discreto posible. Pusimos las copas en la mesa, yo me tumbé boca arriba y ella de lado, lo que me hizo reír.

- ¿Que pasa no puedes boca arriba?

Se puso roja y le dio un trago a la copa. Yo también, entonces me levanté, me senté en su tumbona, le dije que se tumbara boca abajo, en cuánto lo hizo le levanté el vestido, se dejó hacer segura que nadie nos podía ver, empecé a hacerle un masajito en el culo, el rojo se había ido, pero si había algunos puntos marcados , entonces cambié mis manos por mi boca, empecé a darle besos por todas las nalgas, pero también por la cara interna de los muslos, entonces me incorpore un poco, miré en todas direcciones y cuando estuve seguro, le separé las piernas, sumergí me cabeza entre ellas y mi lengua empezó a jugar con su sexo, mientras mis manos se apoyaban en su culo y ella empezaba a jadear.




1 comentario:

  1. Os habréis ido a un sitio mas caliente pero hace más calor que ni sé con este final, será todo lo malo eso de provocar pero si termina así me apunto

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