miércoles, 31 de julio de 2024

La parte de arriba del bikini

 



- ¿Es tarde o hace mucho sol?

- Las dos cosas...son las 10 más o menos.

Estaba desayunando en la cocina, ella se acababa de levantar y se sentó a desayunar.

- Por lo menos está noche se ha dormido bien.

- Pues si

- ¿Llevas mucho rato despierto? 

- Una horita más o menos.

Se sirvió un café y desayunamos tranquilamente, cómo toca en vacaciones. Al terminar me dijo.

- Me voy a poner el bikini ¿Vas a bajar a la playa no?

- Si claro, me doy un chapuzón y al chiringuito.

- Pfffff podrías hacerme compañía un rato y tomamos el sol.

- Paso, bastante sol paro trabajando.

- Soso...

- Haberte levantado antes y me hubiera quedado un rato contigo pero a esta hora ya no...

- Quejica...

Salió de la cocina, yo ya me había vestido, así que era coger toallas y poco más.

- Santi!!! ¿Has visto la parte arriba del bikini rojo?

- Debe estar en la lavadora que acabo de poner...

- ¿Y que hace ahí? ¿Si ayer me puse el verde?

- Debía estar tirado por el baño y ya sabes, lo que está tirado va a la lavadora.

- Pfffff ¿Y ahora qué?

- ¿Qué de qué?

- Pues que no me voy a poner la parte de abajo de un color y la de arriba de otro.

- Pues otro día recoge.

- Joder Santi estamos de vacaciones!!!!

- ¿Y?

- Va es igual, paso de discutir.

- Mejor, porque conmigo no vas a discutir. 

La escuchaba rondinar a lo lejos y me serví otro café. Poco después entro toda digna y me dijo.

- Me voy para la playa, cuando el señor quiera ya sabe dónde encontrarme. 

- No, si encima la ofendida vas a ser tú. Espera dos minutos que bajo contigo.

- ¿Para qué? Si has dicho que te das un chapuzón y ahí me quedo.

Suspiré profundamente, ya estaba empezando a calentarme y hacía mucho calor.

- ¿A que te quedas sin playa hoy? 

- Ja... sólo faltaría.

En ese momento sonó la alarma del final de la lavadora. 

- Mira mientras me termino el café, tiende la lavadora y así tienes el bikini que tanto querías.

- Ahora no voy a tender la lavadora, tiéndela tú que le tienes miedo al sol. 

- No me has entendido bien, no te estoy dando opción a elegir, así que ya sabes. Son dos minutos.

- Santi!!!! No voy a tender la lavadora ahora.

- Tú misma, pero hasta que no la tiendas no vas a ir a la playa, como las niñas.

- Se puede saber que te pasa!!!!

- A mí nada, a ti parece que sí.

- Nos vemos en la playa si quieres.

Se dio media vuelta y se fue para la puerta del apartamento. Me levanté y la alcancé cuando iba a abrir. 

- Suelta!!!!

Le quité la bolsa de playa que cayó al suelo y le di un par de azotes.

- Ya no me repito más, si te digo que hagas una cosa, la haces y punto y si no llegas a ponerte soberbia, ni te lo hubiera dicho, pero para chula tu, chulo yo y ya te puedes olvidar de playa hoy.

Tiré de ella hasta la habitación, entre quejas y al entrar en la habitación otro par de azotes.

- Vete haciendo a la idea, por más que digas hoy castigada cómo las niñas impertinentes. 

Sin decir nada más, me senté en la cama y de un tirón a mis rodillas, intentó zafarse, pero un ráfaga de azotes rápidos y fuertes, le hicieron entender que mejor no intentarlo. Cuando se estuvo quieta le levanté el vestidito de playa.

- Vaya al final te has puesto el bikini rojo, genial así tendré una guía para ponerte el culo a tono. 

Nada más empezar a caer la zurra, puso las manos y tuve que sujetarselas con la mano izquierda en la espalda. Entonces cogí el bikini de la cintura y estiré de el hacia arriba haciendo que quedara como si fuera un tanga sin nada de protección. 

- ¿Que es eso de poner las manos señorita? 

Y seguí igualando el tono de la piel, con el del bikini, durante unos minutos sin pausa, con el calor que hacía enseguida empecé a sudar y paré. 

- Levanta y quítate el vestido. 

Se levantó de mi regazo, cruzamos miradas y se quitó el vestido tirándolo en la cama. Eso hizo que me levantara y le diera una ración extra de palmadas bajo mi brazo de pie.

- Recoje el vestido, dóblalo y guardalo en su sitio como las personas, cuando estés, tiende la lavadora y me vienes a ver. 

Me fui a la cocina a beber algo fresco y esperé. Un rato después apareció.

- Ya estoy...

- Muy bien, pues ahora, ya puedes empezar por hacer la cama, hay cacharros por fregar y demás. Yo voy a ir a hacer la compra que hoy comemos aquí ¿Estamos? 

No contestó, rechistó un poco y se fue para la habitación. Yo salí a hacer algo de compra y media hora después más o menos estaba de vuelta. Al entrar estaba estirada en la tumbona de la terraza y la lavadora seguía sin estar tendida. Dejé las bolsas en la encimera y me fui a buscarla. La levanté. 

- ¿Me estás vacilando o me lo parece? 

- Es que no entiendo nada!!! Estamos de vacaciones.

- Eso no me sirve de excusa para tu actitud.

La entré dentro del apartamento y la llevé a base de cachetes en el culo hasta la mesa. Cogí un silla la puse mirando a la pared. 

- Súbete de rodillas a la silla, ahora.

Lo hizo, pon las manos sobre la cabeza y no se te ocurra moverte ni un milímetro. 

Cuando lo hizo, le baje la braguita del bikini de un tirón. 

- Ahora me ocupo de ti, se te van a quitar las ganas de desafiarme.

Coloqué la compra y al final tendí la ropa yo, pero cuando estuve me fui a la cocina y d de vuelta llevaba en la mano, una cuchara de madera, me fui hasta ella que estaba de rodillas sobre la silla, con las manos en la cabeza y el bikini a medio muslo. Con mi brazo izquierdo le rodeé la cintura para sujetarla y empecé a ocuparme de su culo a base de cuchara, alternando mejilla y mejilla

- Mañana vas a tener que tomar el sol en pantalón corto, te lo aseguro. 

Estuve un buen rato, con el castigo, dejándole el culo cómo un tomate, incluso más rojo que el bikini. Cuando creí que era suficiente, le dije.

- Aquí, quieta y si moverte hasta que haga la comida.

Me fui a cocinar, puse la mesa y entonces la llamé. Al levantarse el pedí la braguita del bikini, terminó de quitársela y me la dio. 

- Ahora te vas a sentar a comer y cuándo termines te vas a la cama a hacer la siesta ¿Está claro? 

Nos sentamos a comer, ella con el culo bien caliente al aire. Al terminar a la cama, además con un horario marcado, hasta las 5 de la tarde. 

Eran las 5 y algo cuando apareció. La llamé de pie frente a mí desnuda de cintura hacia abajo.

- ¿Sabes? Las niñas que se portan mal les toca hacer "deberes" en vacaciones y eso es lo que vas a hacer hoy,  siéntate y espera.

Me levanté y se sentó, fui a la habitación y busqué algo que había en mi maleta, eran varios de aquellos cuadernos de caligrafía Rubio...los cogí junto a un bolígrafo, se los llevé y los dejé encima de la mesa. 

- Ya puedes empezar por el que quieras, tienes dos horas por delante, cuando te avise te levantas y me los traes.

Y allí la tuve un par de hora rellenando cuadernos de caligrafía. Ya a eso de las siete, la llamé, se acercó con los cuadernos, comprobé que había hecho y los dejé en el brazo del sofá.

- Durante tres días cada tarde en vez de playa, vas a estar haciendo deberes ¿Está claro? 

Asintió con la cabeza mirando al suelo. Entonces la cogí de la mano y suavemente la "invité" a volver a tumbarse en mis rodillas, pasé mi mano por su piel, había alguna pequeña marca, pero el rojo había desaparecido y decidí que una dosis de recuerdo siempre va bien. Así que volví a ponerle el culo rojo, sin prisa, cuando estuvo otra vez bien rojito, paré y vuelta a las caricias un rato, hasta que sutilmente le separé las piernas y busqué el calor húmedo entre sus piernas, jugando con mis dedos.





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