Durmió poco y mal. Se iba a acostar pronto, pero a final la pereza de moverse del sofá pudo con ella y se fue a la cama cerca de la una. Se entretuvo un rato largo con el móvil y al final no descansó nada.
Tenía una reunión importante a primera hora y tenía que llegar. Madrugó y se preparó pero de nuevo el cercanías y su anarquía le arruinaron los planes.
Tuvo que ir corriendo, llegó ya estresada y con casi quince minutos de retraso.
La consulta no fue mejor. Hasta arriba, cuatro nuevas y varios favores de por medio. Acabó muerta.
Al volver al tren le leyó. No la regañaba, pero lo tomó como una advertencia. Su retraso en la reunión no era buena forma de empezar.
Ella, en vez de asumirlo, se puso a la defensiva y le contestó.
Al leerla ya se puso en alerta. La intuía gruñona a y cansada y me dió un aviso.
- Te estaba dando la razón, así que baja el tono.
Leerle tuvo un curioso efecto en ella. De repente su niña interior salió. Se sintió regañada y "cuidada" y quiso dejar volar su lado más mimoso.
- Estoy enfadada Santi...el tren es una basura.
- Lo sé y te entiendo, pero esa contestación no me la das en casa o te llevas un par de azotes y lo sabes.
Bajó la mirada a leerle. Le gustaba ese tono en él, cariñoso pero firme. De hecho ese día lo necesitaba.
- No te he dicho nada... Estoy cansada, no dormí bien.
- A qué hora viniste a la cama?? Me quedé dormido enseguida.
- Un poquito tarde...
- Un poquito cuánto??
- Cerca de la una...
- Nena, la historia ya cambia. Estás cansada y con razón. Hoy a las once y media a la cama.
- Santi...es pronto.
- Nena no voy a discutir esto contigo más. Necesitas dormir. A las once y media está noche te vienes a la cama. Me voy al baloncesto, luego te veo en casa.
Ella seguía en el tren de camino. Le costaba obedecer con la hora de dormir. Se enfurruñó un poco y no midió bien.
- Duermo mal, me llenan la consulta, el tren no funciona y tú me regañas?? Genial, es maravilloso ..😡
Él lo leyó pero decidió no contestar. Ya la vería luego.
Disfrutó un rato con los amigos jugando al baloncesto. Al volver empezó a pensar. Esos días que estaba cansada y se ponía un poco cría siempre acababan igual. Era lo único que la calmaba.
Al llegar la vió saliendo de la ducha. Volvía del gimnasio.
- Hola Santi. - le dió un beso. Olía a limpio
- Hola nena. Ahora cuando acabes entro yo.
- Vale.
- Más tranquila?
Le miró de medio lado intentando pasar por alto el comentario.
- Me has oído?
- Sí...
- Pues contesta.
Un poco roja le miró y un poco aniñada le dijo.
- Santi...estaba cansada.
- Cansada y un poquito impertinente, no?
Se encogió en silencio.
- Ya veo que la valentia de la pantalla se te ha ido. Ponte el pijama y me esperas en el rincón de la habitación. Ahora cuando me duche hablamos.
Le obedeció a la primera. Se puso las braguitas y el pijama y se fue al rincón a esperar.
Él se tomó su tiempo. Se duchó, se puso cómodo y unos veinte minutos después apareció por la puerta de la habitación.
- Así que tenemos el día tonto?
Ella seguía en silencio.
- Ven aquí.
Se dió la vuelta y fue hacia él. Estaba sentAdo en la cAma.
- Ha sido un día largo, mucho trabajo y el agotamiento del tren. Hasta ahí lo entiendo. Pero la rabieta de después y las medias verdades no.
- No te he mentido...- su voz casi no se oía.
- Cuántas horas has dormido?
- Cuatro y media...
- Y te parece normal?
De nuevo el silencio por respuesta.
- Y cuando te lo hago ver y te digo que está noche pronto a la cama encima te pones tonta? Esto tiene fácil solución...
Tiró de su mano y se la tumbó en sus rodillas.
- Con el culo rojo ya verás lo obediente que vas a ser.
Empezó con los azotes sin contemplaciones. No iba a ser algo rápido, más bien un ajuste para calmarla.
Pronto empezó a picar. Se movía, pataleaba un poco, así que le bajó el pantalón y le puso su pierna derecha encima de las suyas.
- O te estás quieta o seguiremos un rato más, tú decides.
Siguió con las palmadas poniendole el culo cada vez más rojo. Las braguitas estaban ya medio metidas entres las nalgas dejando a la vista gran parte de su piel.
- Santi...ya...para por favor...- era un ruego mimoso más que otra cosa
- Unos buenos azotes y se corta cualquier pataleta. No hay remedio igual!
Tiró con su mano izquierda de las braguitas terminando de metérselas a modo tanga. Eso le daba más vergüenza y sensación de regresión.
- Está noche a la cama prontito o repetiremos.
Se agachó y cogió la zapatilla. Al notarla pataleó más, pero no se pudo zafar.
- Santi...voy a ser buena, por favor...
No dijo nada, solo habló la zapatilla. Le dió dos docenas en la piel desnuda. La tenía bien sujeta por la braguita.
Al acabar la dejó respirar tranquila.
Unos minutos después le acarició el culo con cariño.
- Ya está la pataleta o tengo que seguir?
- No Santi...ya está. Perdóname...
- Está noche no quiero quejas. Cuando diga a la cama obedeces y se acabó o sabes lo que vendrá, verdad?
- Sí...
- Bien, pues ve al rincón un ratito a pensar y ahora vengo a buscarte
Así la tuvo, con las braguitas metidas dejando a la vista su culo rojo, un buen rato de cara a la pared. Quería que se sintiera niña toda la noche y lo consiguió.
Después del castigo estuvo cariñosa y obediente, y es que nada como una azotaina para calmar las pataletas....
Una buena medicina para lograr unas horas más de sueño y que una esté muy manda.
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