Habíamos salido a tomar algo, un sábado por la tarde, para salir un rato de casa y que nos diera el aire. Ya en casa medio nos las habíamos tenido por ese orgullo y cabezonería tan suyos, por eso entre otras cosas decidí que nos diera el aire un poco, por tener la fiesta en paz. Pero fuera siguió en esa actitud, puyitas, contestaciones y momentos de un comportamiento entre infantil e impertinente, vamos impropio de alguien de su edad, pero tenía el día paciente, aunque soy de aquellos que va apuntando y en el momento más inesperado o por una tontería me las cobro todas, no era la intención aquel día la verdad y de hecho cuando ya volvíamos para casa estaba como más relajada, así que pensé que aun se quedaría ahí.
Aprovechamos para coger algo de cenar de camino a casa y quitarnos de tener que hacer cena, se presentaba una noche de sábado tranquila o eso parecía de hecho incluso estuvimos hablando de vernos un peli y barajando opciones de camino. Al llegar me dijo que iba a ponerse cómoda y mientras yo empecé a poner la mesa para cenar. Cuando ella salió con el pijama puesto, fui yo a hacer lo mismo, pero al entrar al baño vi algo que me encendió, la ropa que llevaba en el suelo, me fui a buscarla, pensaba que estaría terminando de poner la mesa, pero estaba en el sofá trasteando el móvil, entré y le dije.
-Ya puedes levantarte y recoger la ropa que has dejado tiradas en el suelo
-Joder que más te da. Ya la recojo mañana.
-Mañana no ahora, así que deja el puñetero móvil y mueve el culo.
-Mira tío las recogeré cuando me de la puñetera gana a mi.
Y aquella fue la gota que colmó el vaso que llevaba llenando toda la tarde, me fui para ella directo, le quité el móvil, es más me lo puse en el único bolsillo del pijama, la cogí con fuerza de la muñeca y tiré de ella hacía el baño, una vez estuvimos allí la solté y le dije.
-Recógela
-Pero que más te da, mañana quiero limpiar
-Puffffff voy a contar hasta tres, recoge la ropa, la llevas al cesto de la ropa sucia lo que sea para lavar y lo que no, doblado y al armario, fin de la discusión
-No me da la gana
-¿Qué?
-Ya me has oído.
Tal y como terminó decirlo, la cogí, tras un forcejeó con algún azote incluido, logré ponerla con uno de mis pies apoyado en la taza y su cuerpo inclinado sobre mi muslo sujetándole la mano en la espalda y empecé a darle en el culo con ganas por lo menos una 30 de azotes y entonces jadeantes los dos le dije.
-Recoge la ropa
Lo hizo, pero de malos modos cuando terminó de recoger , la cogí le brazo y antes de salir cogí el cepillo. La acompañé hasta el cesto de la ropa sucia donde la dejó y sin soltarla la llevé de vuelta al salón. Allí ya se dio cuenta que iba en serio y me dijo.
-Se nos va a enfriar la cena....
-No te preocupes que cuando acabe contigo tu culo nos servirá para calentarla, que hoy te lo has ganado a pulso. Tienes la tarde tonta, de esas que hasta que no acabas con el culo caliente no paras
Cogí una de la sillas, la puse en el centro del salón, me senté sin soltarla y a mis rodillas, la silla le da un aire más de castigo y es más incómoda para ella. Y empecé a azotarla por encima del pijama, con la mano, en otras ocasiones suelo empezar progresivo, aquel día no, empecé con ganas y energía desde el primero y no paré hasta que me picaba la mano, además paré solo para bajarle el pantalón del pijama y la ropa interior lo justo a cuatro dedos por debajo del culo y seguí a base de palmadas fuertes y seguidas hasta dejarle el culo como un tomate y porque me picaba la mano. Y le dije.
-Ahora vamos a cenar, que tengo hambre, pero cuando terminemos, sigo.
Nos sentamos a cenar, en la más absoluta calma, por supuesto no le dejé subirse la ropa, ella apenas cenó nada. Cuando terminé le dije si no iba a cenar más me dijo que no y le dije que ya sabía lo que le tocaba, vamos recoger, me dijo si podía subirse la ropa para recoger, le dije que si, pero que cuando terminase se fuera directa al rincón y con la ropa bajada otra vez.
Después del último viaje a la cocina, se acercó a mi con intención de persuadirme, pero le indiqué el rincón y se fue resignada al llegar se bajó el pantalón y la ropa interior tal y como lo tenía antes, aun lo tenía algo rojo, pero el rojo se empezaba a difuminar así que volví a sacar la silla, me senté y puse el cepillo entre mis piernas. La llamé, al ver el cepillo se quejó, solo le sirvió para que la cogiera otra vez de la muñeca le diera la vuelta, llevarse una tanda de azotes de pie con la mano y de un tirón echarla otra vez sobre mis rodillas. La terminé de colocar bien, cogí el cepillo y me puse manos a la obra, aquel día quería que le picara, rebajarle el orgullo, así que se llevo una buena a base de cepillo de esas que quieras o no al día siguiente hay unos cuantos moratones en el culo. Finalmente a base de insistir parecía haberse rendido y la verdad es que tenía el culo como un mapa, así que paré, la hice levantarse cogí la silla la puse en el rincón con el respaldo mirando a la pared, la hice subirse de rodillas en el asiento, manos encima de la cabeza, le bajé todo hasta las rodillas y le dije.
-Me voy a fumar un cigarrito, ni se te ocurra bajarte, moverte o tocarte.
Salí del comedor y me fui a la cocina, me encendí el cigarrito, le di un par de caladas, pero con el día que llevaba no me fiaba así que sin hacer ruido me asomé al comedor y lo que vi me pareció todo un desafío, seguía de rodillas encima de la silla si, pero se estaba frotando el culo, cuando escuchó mi voz decir.
- ¿Sé puede saber que haces?
Se llevó de inmediato las manos otra vez a la cabeza.
- ¿Que hacías?
-Joder es que pica mucho.
-Ya de eso se trata, voy a terminarme el cigarrito, ahora cuando vuelva hablamos.
Me terminé el "piti" y fui a buscarla, directamente sin preguntar nada, fue ella la que habló.
-Va que solo ha sido un momento no te pongas así.
-Lo mio también será solo un momento.
Sin soltarla, la llevé a la habitación, alli la solté en el lateral de la cama le hice poner las almohadas en el centro y tumbarse sobre ellas, para que le levantasen el culo.
Me senté a su lado, la acaricié un poco, lo tenía muy rojo y en el centro de la zona de impacto se empezaban a ver pequeñas zonas moradas que seguro irían a más, por un momento pensé como bajarle el orgullo y la chuleria más azotes tal vez, pero igual necesitaba algo más mental, más de vergüenza y entonces le dije.
-Agárrate las nalgas y sepáralas.
-Puffff sabes que eso que me da mucha vergüenza.
- ¿Cojo el cinturón?
Suspiró y despacio llevó sus manos a las nalgas marcadas, las agarró y las separó un poco.
-Más.
Volvió a suspirar, pero terminó por ceder. Yo me subí en la cama de rodillas mirando a sus pies, empecé a pasarle los cuatro dedos unidos entre las nalgas separadas, por el ano y el perineo y de repente un golpecito seco ahí en esa zona con los cuatro dedos, la pillé desprevenida, no creo que fuera doloroso físicamente pero si muy humillante, repetí jugada pase los cuatro dedos varias veces y un nuevo golpe, mientras ella misma sostenía sus nalgas separadas, eso lo hice tres o cuatro veces, hasta que de repente le di una docena seguidos, paré y le dije.
-¿Se te han bajado los humos o tengo que seguir?
- Pfffffff...si
-¿Seguro?
-Si te lo prometo.
Yo mismo le quité sus manos que sujetaban las nalgas separadas, lo primero que hice después fue comprobar como estaba de excitada y lo estaba como nunca, mientras jugueteaba con mis dedos en su coño le dije.
- Voy a buscar el aceite de coco, que te irá bien.
De vuelta me senté en el borde de la cama, eché un par de chorros de aceite en cada nalga y empecé a extenderlo muy suave con toda la mano, con ese calorcito al tacto que desprendían sus nalgas, pocas cosas me relajan y fascinan más que sobar un culo recién azotado. Cuando cogí de nuevo el aceite apunté el chorro entre sus nalgas al caer el aceite se deslizó entre ese surco que las separa, metí mis dedos por allí, para extenderlo bien. Desde el cóccix hasta el perineo, varias veces, hasta quedarme jugando con un dedo alrededor del más oculto y oscuro agujero.
- ¿ Te ha dolido?
- No, más bien me ha provocado otras cosas...
- ¿ Cuenta?
- Sólo tienes que comprobar...
No lo hice, apunté el dedo y presioné hasta que entró, con el dedo dentro de su culo cogí el aceite y dejé caer otro chorro.
- Así que te ha puesto muy cachonda, que te diera unos azotitos entre las nalgas...
- Pffffff cachonda, avergonzada, confusa...
Mi dedo empezaba a entrar y salir de su culo.
- Tócate
Suspiró y lentamente su mano se deslizó bajo su cuerpo hasta llegar a su coño, cuando empezó a masturbarse, sin sacar del todo el dedo, junté un segundo dedo que también acabó dentro de su culo, los dos dedos empezaron a entrar y salir despacio, arqueó la espalda y levantó el culo, sus dedos jugaban entre sus piernas a un ritmo diferente al que lo hacían los míos en su culo, yo era espectador activo de su desbordamiento, su respiración se aceleró, los suspiros se volvieron jadeos, hasta que todos y cada uno de sus músculos se tensaron por unos segundos para relajarse de golpe.
Cogí otra vez el bote de aceite y seguí un buen rato más sobándole el culo.
Una imagen muy sugerente!! Qué bonito es tener dís tontos par acabar el día tan maravilloso!!
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