viernes, 19 de abril de 2024

Los taburetes.

 



- Joder!!! Ya me he dado otra vez!!!

Dijo quejándose ostensiblemente...

- Tu y tu manía de ir descalza...

- Pffff no es eso!!!! Es que no cabemos.

- Ya...tenemos que comprar un par de taburetes y tirar las sillas estas. Total para desayunar o cenar a veces nosotros dos.

- Ya...precisamente vi un par en wallapop, que me gustaron muy bien de precio y nuevos. 

- ¿Son muy altos? 

- 60 creo que ponía

- Pues serían ideales, más alto nos quedarían las rodillas por encima de la mesa. 

- Espera que los busco.

Cogió el teléfono,  buscó el anuncio y me lo pasó. Eran dos taburetes de madera, simples con el asiento redodnoy, cuatro patas de 60 cm de alto.

- Pues son ideales estos.

- Dicho, luego llamo y a ver si esta tarde puedo ir a buscarlos. 

- ¿Sóla?

- ¿Y?

- No sé con alguien que no conoces de nada por un anuncio en internet, espérate y vamos los dos.

- Bueno lo llamo y concreto hora.

- Muy bien, ya me dices.

Nos fuimos a trabajar y quedamos en eso. A mediodía me llamó.

- Hola 

- Hola 

- He llamado al del anuncio y he quedado a las tres, así que ya me los llevo para casa que me cae de camino...

- No podías haber quedado más tarde, no me gusta que vayas sóla.

- Que viene María conmigo, no seas paranoico.

- Vale...

- Pues eso, que ya puedes bajar las sillas al trastero.

- A ver a qué hora llego. Un beso.

- Un beso. 

Al final pude salir pronto y mientras esperaba que llegara con los taburetes, bajé la sillas al trastero. 

Acababa de bajar la segunda silla, cuando sonó el interfono, pensé que era ella y abrí sin pregunta. Pero llamaron a la puerta.

- Hola María!!! Pensaba que eras...

- Ya me lo imagino, toma que la loca tenía que recoger esto en mi casa pero iba con prisas hoy.

Me dio una carpeta.

- Ella ya sabe de qué va.

- Pues muchas gracias ¿Quieres un café?

- No que va gracias, que me esperan y malaparcados. Hasta luego 

- Hasta luego guapa.

Algo empezaba a ser muy sospechoso, no tardaría mucho en descubrirlo. Unos diez minutos más tarde sonó de nuevo el interfono y esta vez sí debía ser ella, así que dejé la puerta abierta. La escuché llegar resoplando para variar.

- Anda que ni te acercas a la puerta a ayudar...tu bien cómodo en el sofá.

- Perdona pensaba que venías con María.

- Ya la dejé en su casa...

- ¿Que te gustan?

Me levanté a ver los dos taburetes.

- Ideales 

- Pues ya está ¿Has bajado las sillas?

- Si hace rato ya.

- Pues dejo las cosas, les pasó un trapo y a si sitio. El tío no me ha querido bajar el precio ni un euro.

- Bueno están muy bien por ese precio.

- Ya por eso no he insistido mucho.

Fue a dejar bolso y demás, volvió un trapo de quitar el polvo y se puso a ello. 

- Hala ya están, yo los he subido tú los colocas. 

- Voy, por cierto hace diez minutos María ha estado aquí y ha dejado esto.

Le enseñé la carpeta que me había dejado María y su cara cambió de repente.

- Ufff si que cabeza la mía. 

- Pues sí, aunque ya me explicarás el truco de María para tener el don de la ubicuidad. Me gustaría saber estar en dos sitios a la vez...

- Pffff no empieces.

- Has ido sóla ¿Verdad?

- Siiiii, si ya lo sabes...

- Me dijiste que irías con María

- No seas pesado, que me va a pasar.

- Lo más seguro que nada, pero lo peor no es que hayas ido sóla, es que has vuelto a intentar colármela...

- Porque eres un pesado a ti también te conocí por internet y mira.

- Tienes razon, pero el primer fin de semana de conocerme ya terminaste con el culo rojo ¿O no? 

- Jajajaja pero eso era diferente.

- Todo lo que quieras pero la próxima vez que quieras clavármela, asegúrate que no te pille. 

Sin decir nada más me levanté, la rodeé con el brazo izquierdo de la parte baja de la espalda, trabando con mi pierna  y así de pie le di un par de docenas de azotes. Cuando paré sin soltarla, le dije. 

- Mira por dónde, le acabo de encontrar una nueva utilidad a los taburetes. 

La cogí del brazo y me acerqué un taburete para sentarme. Ya sentado le solté el brazo para cogerle la cintura de los vaqueros con la intención de desabrochárselos, ella intento impedírmelo, un par de cachetes en el muslo. 

- ¿Dónde quiero tus manos cuando te desabrochó los pantalones por una travesura?

Automáticamente puso las manos sobre la cabeza eso sí resoplando y empecé a desabrochar, primero el cinturón y después los vaqueros botón a botón, cuando estuve empecé a tirar de ellos hacía abajo, de un lado y del otro, eran bastante ceñidos así que al mismo bajar arrastraban el tanga con ellos al menos el primer tramo y finalmente un último tirón y hasta las rodillas. Terminarle de bajar el tanga fue más fácil. 

La cogí de la cintura la llevé a mi derecha y sobre mi regazo, con cierto esfuerzo ya que los pies apenas le tocaban en el suelo , y el taburete es más inestable que una silla. Una vez en posición bien sujeta por la cintura y ya podía empezar la fiesta en su culo. 

- Vas a tener que aprender a dármela mejor siempre te pillo y mientras te pille el final va a ser el mismo; el culo rojo y caliente.

Empecé a cumplir lo prometido, alternado cachete y cachete que poco a poco fue congiendo un bonito color rosado. Tuve que parar varias veces porque se escurría, hasta que le dije que se agarrara de uno del travesaño que unía las patas del taburete. En cuento lo hizo aumenté el ritmo de las palmadas y del rosado, pasamos a un precioso culo rojo-mano. Hubiera seguido un rato más, pero era bastante incómodo para los dos un otk usando aquel taburete.

- Baja.

Se bajó y más más ponerse de pie empezó a frotarse...

Sonaron dos palmadas fuertes.

- Esas manos!!!!

Las puso de inmediato sobre la cabeza. Me levanté la cogí de la barbilla y le dije.

- ¿Sabes? ya que estamos con el reciclaje y darle una nueva utilidad a las cosas ¿ Recuerdas aquellas Converse rosas que te compraste y no te has puesto nunca? Tráeme una.

- Pffff que ya me las pondré.

Un par de palmadas más.

- Ahora!!!

Salió del salón caminando con los vaqueros por las rodillas y el culo rojo, mientras cogí un cojín del sofá y lo puse sobre el asiento del taburete, entró con una de las Converse rosas en la mano, me la dio, estaban nuevas nunca habían pisado nada. 

- Colócate en el taburete. 

Rechistando un poco se dio la vuelta, se dobló sobre el taburete, con el estómago apoyado en el cojín, eso le levantaba aún más el culo, las manos agarrando el travesaño de las patas. Entonces cogí la zapatilla, la hice sonar contra mi mano un par de veces y la dejé un momento en su espalda. 

- ¿Sabes? en las escuelas católicas de chicas en Inglaterra, Irlanda o Estados Unidos era muy habitual que el director usara una zapatilla para corregir los malos comportamientos, y he leído que era muy efectiva. Así que he pensado que para tenerlas de adorno en el armario, podría probar y darle una nueva vida. Serán 40, 20 por no hacerme caso y 20 más por mentir. Cuenta.

Al terminar de decirlo sonó un potente "plaffff" si picaba cómo sonaba, aquella noche dormiria boca abajo. Cuando llevaba diez, tenía ya la mitad inferior de las nalgas de un rojo el doble de intenso que el resto. Y la goma flexible y dura de la suela si parecía terriblemente efectiva. Tanto que los últimos 10 se los di, tomándome un buen rato entre azote y azote. 

Al terminar tenía el culo de un rojo, sobre todo la mitad inferior cómo nunca antes había visto, no habían tonos azulados, pero en un rojo muy intenso y brillante y eso quería decir calor y escozor. 

Dejé la zapatilla y le puse la mano en el hombro, se levantó, cogí el taburete y lo puse cara a la pared.

- Ahora siéntate un rato a mirar la pared. 

Se subió despacio y suspirando al poner el peso de su cuerpo apoyado allí donde estaba más rojo. 

Yo cogí el otro taburete y lo llevé a su sitio, en la mesa de la cocina. De vuelta me senté en el sofá a mirarla y divertirme con el extraño baile que tenía encima del taburete. 

Hasta que llamé, se bajó y se acercó, le indiqué, que se cruzará otra vez en mi regazo, ahora mucho más cómoda en el sofá totalmente estirada. Me seguía sorprendiendo el color que le había dejado, al empezar a acariciarle la piel castigada rozándola con mis dedos se tensó. 

- Parece que es eficaz, ya lo sé para la próxima...

- Mañana mismo las pongo a la venta en Wallapop... así que despídete de ellas.

- Tu misma, siempre puedo comprar unas de mi número...

Un par de minutos más tarde, ya estaba relajada y ronroneando como una gatita a mis caricias, suspiros que se transformaron en gemidos cuando mis dedos buscaron entre sus piernas y empezaron a recorrer los pliegues mojados de su sexo y ya no pararon hasta hacer que se corriera encima de mis rodillas, eso aquel día no le puse crema hasta que nos fuimos a la cama, no sé porqué imaginaba que aquel escozor aún estaría vivo tiempo y mientras está vivo, sé que su coño está mojado. 










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