sábado, 17 de febrero de 2024

El partido.

 




No soy muy deportista de sofá, hubo un tiempo que si seguía bastante el fútbol, pero le cogí manía y me aburre en sobremanera, así que no soy de los paran su mundo para sentarse frente a la tele 90 minutos. Pero hay una excepción, el baloncesto, competí muchos años y algunos partidos determinados si me gusta verlos. 

-¿Nena que te parece si el domingo se vienen 3  compañeros de trabajo a ver la final de Copa a casa?

- Que vengan...

- ¿Si?

- Claro ¿Por qué no?

- No sé yo pregunto. Son buena gente y no son escandalosos.

- Que no me des explicaciones, que vengan.

- Genial!!!

Tenía tres compañeros de trabajo que compartían afición y me pareció buena idea, pero claro mejor consensuar siempre. 

El plan era muy típico, mucha testosterona, cervezas, unas pizzas para cenar...

Llegó el día, cuando empezaron a llegar ya había preparado todo dispuesto en la mesita, cervezas, algo de picar, y ya en el descanso pediríamos las pizzas. Empezaron a llegar un rato antes de empezar el partido, para calentar. Ella estuvo amable y sociable y aunque yo sabía que no tenía el mínimo interés. Empezó el partido y nos concentramos en la pantalla, comentando cada jugada, de vez en cuando la miraba jugando con el móvil en su mundo, se levantó un momento y me salió sin pensar decirle.

- Nena ya que te has levantado tráete unas cervezas.

- Voy para la habitación y veo seis piernas muy sanas, la nevera al final del pasillo todo recto, no tiene pérdida.

Me cortó aquella respuesta, no me la esperaba. Así que me levanté y fui a buscarlas yo. Pensé que sería ir y volver, pero su tardanza me empezó a impacientar. Llegó el descanso del partido y fui a ver qué pasaba. Al abrir la puertaz estaba estirada sobre la cama viendo la tele.

- ¿ Que pizza te apetece?

- No tengo hambre...

- ¿Que te pasa?

- Nada ¿Tendría que pasarme algo?

- Pues no sé, pero no me parece de muy buena educación teniendo invitados esconderte en la habitación.

- Ya ni a mí que me traten cómo a la chacha. Además no me necesitáis para nada.

- Vale, lo siento, no pensé cómo te levantabas pensaba que ibas a la cocina.

- Ya...

- Venga va...vamos.

- Paso

- ¿Te vas a estar aquí encerrada?

- Pues si, les dices que me duele la cabeza y punto.

- Nena...

- Ni nena, ni hostias con lo a gusto que estaría en mi casa en pijama y tengo que estar vestida y encima de chacha, sólo me falta el disfraz.

- Afloja, que sólo te lo he pedido y una vez y te acabo de pedir perdón, así que deja de portarte cómo una cría con un berrinche.

- Déjame en paz y ve con tus amigos, que te vas a perder el partido. 

De fondo los escuchaba hablar con tono de voz alto y ni me lo pensé, me fui a por ella, la levanté de la cama de un tirón y le solté un par de azotes con todas mis ganas, ante su sorpresa. 

- Escúchame con atención, yo me he tragado días enteros de cosas que no me interesaban lo más mínimo, por acompañarte y creo que en ningún momento, he tenido ni delante de tus compañeras o amigas una actitud así. 

Un par de azotes más y me senté en la cama, la cogí por la cintura de los vaqueros, se los desabroché, no podía quejarse o resistirse sin delatarse, desde la habitación se podían escuchar las voces de mis compañeros. De un tirón le bajé los vaqueros y el tanga a medio muslo y la puse en mis rodillas, no se resistió creo que paralizada por el miedo a que pudieran sospechar algo. Alargué el brazo abrí el cajón de la mesita de noche, dónde guarda la ropa interior y cogí el plug de acero ondulado y el lubricante.

Le puse un poco al plug, y sin mucho ritual le separé las nalgas y se lo puse. Al terminar le di un cachete en la nalga y le dije.

- Levanta. Te doy dos minutos para que te adecentes y aparezcas en el salón con la mejor de tus sonrisas, hasta que se vayan y cuando se vayan, ya hablaremos de tu actitud ¿Está claro? .

Ya no dije más, me levanté y me fui cerrando la puerta. 

Cuando iba a empezar la segunda parte, apareció, nadie preguntó ni dijo nada, aunque yo seguí con mi mirada todos sus movimientos y gestos. Ya no se movió más en el resto del partido, incluso conversó con nosotros, cenó pizza con nosotros e incluso se ofreció a traer más cervezas.

Al poco de terminar el partido, mis compañeros se fueron y nos quedamos a solas. Fui un momento al baño y al salir estaba recogiendo.

- Deja eso, ya recogeré yo y ven aquí.

- Si es un momento...

- He dicho que vengas aquí

Me había sentado en el sofá en posición amenazante, se acercó tímidamente, mientras yo la miraba con cara "tienes un problema".

Cuando la tuve al alcance sin decir nada agarré de nuevo la cintura de los vaqueros y empecé a desabrochárselos. 

- Pffffff..

- Soplidos ¿ahora? Ya te he dicho antes que cuando estuviéramos a solas tendríamos una conversación sobre tu actitud egoísta de niña malcriada.

- Ha sido un calentón del momento, me ha sentado mal que me ordenarlas, cómo si fuera una criada.

- Ya te pedí perdón y seguiste a saber que impresión se han llevado.

En ese momento hacía descender los vaqueros hasta medio muslo y mis dedos flirteaban con la cintura del tanga, hasta hacerlo bajar también, entonces la miré y negando con la cabeza, le dije.

- Han sido sólo un poco más de dos horas y ni eso has aguantado. 

Entonces llevé mis dedos a su sexo, suspiró y cerró los ojos.

- Vaya, tu chivato me dice que aburrirte no te has aburrido mucho.

Su rostro se enrojeció y volvió a suspirar cuando dos de mis dedos entraron en su coño. Tal y cómo entraron los saqué, la cogí de la mano y la puse en mis rodillas. Comprobé que el plug estaba en su lugar.

- Así, que la señorita se moja cuando está con el culo ocupado frente a unos invitados, tomo nota.

Y la palma de mi mano empezó a caer alternando nalga y nalga a buen ritmo, mientras con un dedo de la mano izquierda sujetaba el plug en su sitio. 

- La próxima vez igual de forma preventiva antes que lleguen los invitados te pongo el culo bien rojo y el plug, así te comportarás cómo una adulta y nos evitamos pataletas. 

Poco a poco fui subiendo la intensidad y con ello el color de la piel de su culo, ya en silencio. Durante unos minutos hasta que empezó a tener un bonito tono rojizo y uniforme. Paré y cambié las palmadas duras por las suaves caricias en su piel caliente.

- Ve a buscar el cepillo cuadrado.

- Pfffffff

El soplido hizo que se ganara una docena más de palmadas, suficiente estímulo para concluir que más protestas no eran buena idea.

Se levantó, lo fue a buscar y me lo entregó, ella misma se volvió a poner en mis rodillas. Y bien sujeta por la cintura empezó a sonar el ruido sordo de la madera contra su piel, cómo tenía puesto el plug, los azotes fueron a caer todos en la parte baja del culo, y fue una azotaina larga, con sus pausas, pero lo suficientemente larga cómo par asegurarme de dejarle un recuerdo de un par de días a su actitud. 

Al terminar, con unas marcas bien visibles en su piel, empecé a jugar con el mango del cepillo entre sus piernas, pasandoselo entre los labios rojos e hinchados, varias veces comprobé como su humedad se quedaba impregnada en el mango del cepillo, hasta que acabó dentro de su coño y empecé a hacerlo entrar y salir, mientras con la mano izquierda le acariciaba las nalgas rojas y calientes, cuando me quise dar cuenta ya era tarde y entre gemidos se corrió con el mismo cepillo con el que le acababa de marcar el culo. 

Aún estuvo un rato sobre mis rodillas, mientras yo seguía acariciandola. Hasta que le hice levantar, la llevé hasta la habitación y allí de rodillas cara a la pared mientras yo terminaba de recoger. Ya de vuelta la hice tumbarse boca abajo en la cama, le puse un poco de crema en el culo y terminé follándomela, así boca abajo y desde atrás aún con el plug puesto. 





1 comentario:

"

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...>