martes, 16 de enero de 2024

A escondidas (por E. )

 




Estaba aburrida en casa y no sabía qué hacer. Aún faltaban horas para el que llegara y durante el trabajo rara vez podía hablar con él. Tampoco quería molestarle por tonterías, así que se puso a leer su blog.


Se sabía casi todos los relatos, pero de vez en cuando le gustaba releerlos. Algunos seguían provocándole ciertos calores, casi como la primera vez.


Una cosa llevó a la otra y se empezó a entonar demasiado. Ésto no habría sido un problema en el pasado, pero una de las normas del 2024 era preguntar siempre antes de jugar.

Sabía que si le escribía tardaría en contestarle, si es que lo veía, y quería jugar ya, así que decidió obviar la pregunta .


Estaba en el sofá tumbada, con los ojos cerrados dejando volar su imaginación. Con su mano derecha se acariciaba la zona más íntima, despacio, no tenía prisa...

Sus piernas entreabiertas dejaban acceso fácil y el ritmo fue poco a poco en aumento.


Estaba tan metida en su historia que no escuchó la puerta. Volvía antes porque se había caído uno de los clientes y les había dejado toda la tarde libre.


Cuando entró por la puerta no se lo podía creer. 

Estaba vestida con las mallas del gimnasio, con el top deportivo y con unos movimientos más que evidentes. 


Al principio la dejó seguir, pero cuando la cosa estaba a punto de caramelo decidió intervenir.


- Se puede saber qué estás haciendo??


Abrió los ojos de golpe asustada 


- Joder Santi!! Qué susto!


- Te he hecho una pregunta.


Tardó un poco en calmarse, y entonces se fue consciente de la pillada.


- No vuelvas a entrar así! - intentó desviar el tema 


- He entrado como cualquier día, lo que pasa es que cierta señorita estaba con los ojos cerrados y la imaginación no sé dónde, no?


Ahí bajó la mirada por primera vez algo avergonzada.


- Estoy esperando aún a que me respondas.


- Estaba aburrida Santi...- su voz empezó a sonar más infantil.


- Y eso es excusa??


Le miró pero no dijo nada 


- Qué norma pusimos hace tan solo una semana?


- Que debía pedirte permiso para jugar ...


- Y entonces?


- No estabas ...


- Y el móvil? Me llamas o me escribes como haces para otras cosas.


- No me ibas a contestar...


- Nena, tienes que preguntar primero y lo sabes. Y tienes que esperar la respuesta. No me valen las excusas ni que pongas ojitos. Sabes la norma!


- No te enfades ...


- No me enfado, pero mi papel es asegurarme de que tienes disciplina, y créeme que eso no va a faltar en casa. Ve a ducharte, te pones el pijama y ahora hablamos.


Obedeció enseguida. En realidad agradeció poder salir de esa situación tan embarazosa, al menos por un rato.


Se duchó, se puso el pijama gris clarito y debajo solo unas braguitas de algodón blancas con un lazo pequeño delante. Se recogió el pelo , se desmaquilló y fue al salón a buscarlo.

Al entrar le vió ya cambiado, con ropa cómoda tomando un café.


Se quedó en el marco de la puerta. Él levantó la vista y la vió. 


- No te quedes ahí, ven aquí.


Se acercó despacio y se quedó delante de él.


- Así que tenías ganas de jugar?


Se puso roja de repente.


- Bájate las braguitas, quiero que me enseñes algo...


- Santi por favor...


- Vamos.


Se bajó primero el pantalón, que cayó hasta las tobillos y luego las braguitas, pero éstas quiso que las dejara a media pierna.


La tenía de pieza delante de él, expuesta y avergonzada, pero sabía que también estaría mojada a pesar de la ducha.


- Me vas a contar por qué te tocabas ?


- Te estaba leyendo y me excité...- su voz sonaba bajita, con mucha vergüenza 


- Bien, eso está muy bien, pero qué debes hacer cuando eso pase?


- Pedirte permiso para jugar ...


- Y si digo que no qué deberás hacer?


- Obedecerte y ser buena...


- Y por qué si te sabes la teoría no has preguntado?


- Porque estaba muy excitada y no quería esperar...


- Así que además de desobediente mi niña es una impaciente?


Se notaba la cara ardiendo y se notaba la humedad en su sexo. No lo podía disimular.


- Dime, qué crees que pasará si llevo un dedo a tu rajita? 


Suspiró profundamente. Esa palabra la excitaba muchísimo y él lo sabía. Hacerle hablar en esas situaciones le suponía un esfuerzo que en el fondo le gustaba.


- Que saldrá húmedo...- costaba oírla.


- Así estabas antes de que llegara? - y con su dedo índice recorrió desde atrás hasta el clítoris la parte interna de sus labios.


- Sí... estás muy mojadita - de nuevo otra palabra, así en diminutivo, que la volvía loca. La estaba poniendo a mil.


- Pero hoy vas a aprender a tener autocontrol y a seguir las normas, verdad? - mientras le hablaba seguía frotando su sexo con sus dedos.


- Sí...- sonó más a un jadeo.


- Repite. No jugaré sin pedir permiso antes. - ya la frotaba con la palma de su mano. 


- No jugaré sin pedir permiso antes ... Santi por favor...- la tenía tan excitada que no sabía si aguantaría.


- Abre las piernas 


Separó sus piernas lo que le permitió las braguitas.


Sin aviso previo le dió media docena de azotes no muy fuertes en su sexo 


- Y si lo hago asumiré las consecuencias.


- Y si lo hago asumiré las consecuencias...


La cogió de la mano y de un tirón la puso en sus rodillas.  Los azotes empezaron a caer sobre sus nalgas blanquitas. No tardaron mucho en empezar a sonrrosarse.


- Cuando acabe vas a desear haber obedecido.


Siguió con la azotaina a buen ritmo. No era suave, pero la excitación que tenía actuaba de anestésico. La había llevado al límite y estaba en una especie de trance.


Estuvo al menos cinco minutos sin parar, hasta que le empezó a doler la mano. Ahí se detuvo y la observó jadeante.


- Levántate.


Se incorporó y le vio levantarse e ir a la habitación. Al volver se volvió a sentar y la tumbó de nuevo en sus rodillas. 

Le quitó las braguitas y le abrió las piernas. 

Sacó un vibrador de su bolsillo y se lo acercó.


- Me vas a avisar cuando estés a punto de correrte, entendido?


- Sí...


Jugó con el vibrador por fuera, acercándose lo a sus labios, recorriendo el interior mientras observaba sus reacciones . La vió ir a más hasta estar muy excitada.


- Ya Santi 


Ahí lo retiró y la dejó unos minutos para recuperarse.


De nuevo cogió el vibrador y repitió la jugada. Llevarla casi al clímax y dejarla con las ganas.


- Crees que has aprendido la lección o tengo que seguir insistiendo?


- No Santi ... He aprendido, de verdad...


- Qué harás la próxima vez antes de tocarte?


- Pedir permiso...


- Quieres ensayar?


- Sí...


- No te corras sin permiso.


Él llevó de nuevo el vibrador a su coñito y empezó a jugar con ella hasta verla casi a punto.


- Santi...puedo correrme? 


No contestaba. Seguía con la tortura casi a punto ya de explotar.


- Santi, por favor ...


- Sí nena, córrete.


Y no esperó más. Un orgasmo intenso la inundó. Fue tan fuerte que tardó en recuperarse un buen rato. Él mientras esperó paciente acariciándola en su regazo. 


Cuándo por fin se recompuso se levantó, se abrazó a él y le besó... Le había dado una tarde mágica.




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