lunes, 11 de diciembre de 2023

In fraganti

 



Soy un gran aficionado al baloncesto y uno de los proveedores de mi empresa, patrocinaba al equipo de la ciudad, un día el comercial me regaló un par de entradas, para un partido muy interesante además y me fui para casa contento, cómo un niño con zapatos nuevos. 

Al llegar no estaba ella, estaba en aquel curso y no llegaría hasta tarde. Me di una ducha, preparé la cena para cuando llegara que estaría cansada y cuándo llegó ya estaba a punto. Se cambió de ropa y nos pusimos a cenar, entre quejas de estrés y falta de tiempo. Pero yo no pude más y le dije todo ilusionado.

- Peque, el sábado tenemos entradas para el baloncesto, me las han regalado los de Edisa, además a pie de pista!!!!

- Genial, pásalo muy bien.

- Son dos entradas así que te vienes conmigo.

- ¿Yo? Te recuerdo que estoy castigada además el sábado es el cumpleaños de Sara...

- Bueno pues te levantó el castigo.

- Genial!!!! Voy a llamar a Sara y decirle que voy.

- Te levanto el castigo para que me acompañes...

- A no, eso de levantar castigos a tu conveniencia no me parece muy lógico, si me lo levantas, que sea total, no parcial para hacerte de florero. 

- Vale no voy a discutir, tu misma, ya iré con algún compañero.

- Pues hala que lo paséis bien.

No quise seguir por esa dirección, que estaba seguro que no nos iba a llevar por buen camino y menos con ese punto de sarcasmo y chulería. Pensé para mí "no quieres venir pues tú misma" lo que no le conté es que mi idea era después del partido dejarla ir al cumpleaños.

No me costó conseguir un voluntario, que me acompañase gustoso. 

Así que llegó el día, y a la hora me preparé, antes de irme pasé a despedirme, ella estaba en el sofá en pijama y bostezó al verme. 

- ¿Sabes lo que más me jode? Que estés ahí aburrida por orgullo.

- Uyyy aburrida dice...pues no voy a estar bien aquí tranquila, con toda la casa bien, anda pásatelo bien y no tengas prisa en volver.

La miré serio, me sonrió con ironía, fui darle un beso de despedida pero me puso la mejilla.

- Anda que vas a llegar tarde.

Reconozco que salí con cierto sabor amargo, igual estaba pecando de estricto y había sigo egoísta en levantarle el castigo sólo porque me apetecía que me acompañará. Total que ya no disfruté del partido, lo que me hubiera gustado, es más al terminar había quedado con mi compañero para irnos a tomar unas cervezas, le puse una la excusa que no me encontraba muy bien y me fui para pasa, me sabía mal dejarla sóla tanto tiempo.

Al abrir la puerta, me extrañó que todo estuviera oscuro, pensé que igual se había ido a dormir, pero no, no estaba es más tampoco estaba el bolso y enseguida até cabos, me la había dado pero bien, vamos que seguro que estaba en el cumpleaños y de repente toda mi compasión y culpabilidad se transformó en enfado. No sólo se había saltado el castigo, sino que además había ideado un plan premeditado, en el que encima me había hecho sentir culpable. Estuve tentado a llamarla, pero no lo hice, me quité la ropa, y me metí en la cama con un libro y cerré la puerta.

Un rato después escuché el sonido del cerrojo que abría la puerta, cómo se cerraba, sus sonoros pasos, primero al salón y después al baño, al salir del baño escuché cómo se acercaban a la habitación, cerré el libro, vi como se movía la maneta de la puerta, abrió y sorpresa luz encendida...y un grito.

- ¿Que haces aquí? !!!!

- Llevo un rato ya -le respondí seco y mirándola fijamente- 

Se puso roja de inmediato, sin saber que hacer o decir.

- Me sentía culpable de haberte dejado sóla y me volví nada más terminar el partido.

Aún se puso más roja.

- ¿Cómo ha ido la fiesta de Sara? 

- Bien, yo también me he vuelto pronto.

- Si, claro para que no te pillara. Bueno estoy cansado y voy a dormir, buenas noches.

Ya no le dije nada más, salió de la habitación y estuvo un rato por la casa, hasta que entró sin encender la luz y se metió en la cama. 

Al día siguiente, yo amanecí antes y fui a preparar desayuno. Cuando apareció ella por la cocina un rato más tarde, sólo le dije un frío buenos días, desayunamos en silencio, había una tensión más que palpable. Cuando terminó me dijo.

- Voy a darme un ducha.

- Muy bien, cuando termines, te espero en el sofá, tenemos que hablar. 

No me contestó, bajó la mirada y se metió en el baño. Yo me fui al comedor y me senté en el sofá a tomarme otro café. La escuché tontear cómo queriendo retrasar el momento de enfrentarse a mi. 

- Nena!!! ¿Estás?

- Si, si, ya voy...

Entró en el salón, llevaba unos leggins de estar por casa y una sudadera. Caminó despacio hasta mi, se quedó de pie, la miré.

- Bien empieza a explicar, por si hay alguna explicación que pueda convencerme para que no te ponga el culo morado. 

Suspiró...y volvió a coger aire, yo tenía mis ojos clavados en los suyos.

- Bueno cómo ya veo que estás muda, mejor explico yo mi parte. Sinceramente ya me fui sin muchas ganas, me sentía culpable y egoísta, y si tienes razón no era justo levantarte el castigo sólo para que me acompañaras al partido, pero también es cierto que de haberlo hecho, te hubiera dejado ir al cumpleaños, aún así me sentía mal y decidí no ir a tomar unas cervezas con mi compañero, tal y cómo le había prometido, para así volver a casa pronto y hacerte compañía, ver una peli o una serie y perdonarte la semana de castigo que aún te queda. Así que imagina la cara de gilipollas que se me quedó al llegar y no encontrarme a nadie, es más al entender que todo esto estaba más que planeado, espero que al menos lo pasaras bien. Tu travesura la verdad, es que tiene hasta cierta gracia, me las metiste pero bien, ahora asumiste un riesgo y ahora vas a pagar por ello, por eso espero que te compensara. Pon las manos sobre la cabeza, ahora!!!

Volvió a coger aire profundamente y lo hizo, muy consciente que estaba en un lío y quel más sensato era no empeorar más las cosas. 

Nada más hacerlo, metí los dedos por la cintura de los leggins y con firmeza a tirones secos los hice descender, luego siguió el mismo camino la ropa interior. Entonces me levanté y abrí la cortina para que entrara el tímido sol de este tiempo. 

- Voy a recoger la cocina y demás. Cuando terminé ya me encargaré de ti. Pero te quiero aquí plantada y quieta tarde lo que tarde. 

Me levanté y la dejé ahí, plantada en mitad del salón con las manos en la cabeza, y la parte de abajo de la ropa bajada. Recogí la cocina e hice alguna cosa más, así que allí estuvo más de media hora, formando parte de la decoración. Hasta que volví, y conmigo venían el cepillo de ducha redondo de mango corto, el aceite de masajes y una toalla. 

Puse el aceite y el cepillo en el brazo del sofá, me senté y puse la toalla sobre mis piernas. La miré y le dije.

- Te crees muy lista ¿Verdad? 

Entonces llevé mis dedos a su sexo, pasé un dedo entre sus labios y se lo enseñé.

-¿ Así reacciona tu cuerpo, minetras esperas que te ponga el culo morado? Baja las manos 

Nada más hacerlo la cogí de una muñeca y a mis rodillas, bien sujeta por la cintura y sin calentamiento mi mano empezó a caer rápida y severa alternando nalga y nalga.

- Te aseguró que no va a haber próxima vez, esta vez no, que vas a cumplir tu castigo hasta el último minuto y que si en algún momento te lo levanto, por algo, cómo para que me acompañes, lo vas a hacer con la mejor de tus sonrisas o con el culo rojo. 

Cuando terminé de decirlo, automáticamente aumenté velocidad e intensidad y ya no hubo pausas hasta que tuve que parar porque mi mano llegaba a su límite. Momento en que su culo estaba rojo como la luz de un semáforo. Entonces cogí el bote de aceite, me eché en las manos y lo extendí por sus nalgas calientes, pero rápido y no con el objetivo de refrescar o calmar. El objetivo era  dejar una capa de aceite en su piel y entonces tomar el cepillo de ducha redondo, aunque de mango corto. Le di unos golpecitos suaves a modo aviso, pero enseguida empezó a caer pesado y preciso. Una primera tanda cubriendo toda la piel, hasta secarla. Luego otro baño de aceite y una segunda tanda en la mitad inferior de la nalgas, quería que se acordara de su travesura al sentarse unos días. Así que me apliqué bien para conseguirlo. Otra pausa más aceite y la tercera tanga de azotes con el temible cepillo de ducha se ocupó del resto de zonas, la frontera de nalgas y muslos estirando la piel e incluso algunos azotes en la cara interna de las nalgas. Cuando decidí terminar sabía que las marcas le iban a durar unos cuantos días. 

Ahí si tuve un momento de compasión y estuve un rato sobándole las nalgas con la ayuda del aceite de masajes, hasta que la hice levantarse.

En cuanto se levantó, me levanté yo también la cogí le brazo y la llevé hasta la habitación, la puse frente al espejo.

- Mira el resultado de tu travesura. 

Se dio la vuelta y vio la imagen impactante de su culo, en especial de la parte inferior que eran un par de círculos con un color que se aproximaba más al morado que al rojo y que significa un par de días mínimo sin poder sentarse cómodamente. 

- Y por supuesto sigues castigada, es más ahora te vistes y vas a ir a comprar jengibre. 

No dijo nada, la dejé allí frente al espejo. Un rato después salió de casa sin decir nada y al regresar me dió un bolsa con un trozo de jengibre. 

- Tu misma prepara un buen trozo y me lo traes.

La esperé sentado en el sofá, con la toalla otra vez en mis piernas. Unos minutos después apareció con el dedo de jengibre pelado. Lo cogí y lo dejé en el brazo del sofá.

- Bájate los leggins el tanga y a mis rodillas.

Lo hizo, roja otra vez. 

Al colocarse cogí el aceite de nuevo y estuve un rato sobándole el culo, incluso las caricias suaves la hacían suspirar. Entonces cogí el dedo de jengibre, le separé las nalgas y despacio se lo metí en el culo, en 20 segundos empezaría a hacer efecto, esperé a escuchar los tímidos soplidos y empecé a acariciarle el culo, minetras le decía.

- Aún te queda una semana de castigo, pero va a haber unos cambios. El primero es que cada día cuando llegue a casa, haremos revisión de marcas, cómo vamos a tener que dejar descansar el culo unos días seguro, después de la revisión, preparas el jengibre y repetiremos, hasta que apenas queden marcas y entonces tendrás una azotaina de recuerdo en vez del jengibre, hasta que cumplas el castigo y por supuesto nada de placer adulto, hasta que cumplas el castigo.

Para recalcar más esto último, llevé mis dedos a su sexo, que como imaginaba estaba goteando...

Después de unos 20 minutos, le quité el jengibre y le di un largo masaje de nalgas, pero son final feliz. 








1 comentario:

  1. ¡Ya se sabe que se coge antes al mentiroso que al cojo! Una lección bien aprendida!

    ResponderEliminar

"

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...>