viernes, 24 de noviembre de 2023

Lucha libre

 




Cómo de costumbre y por desgracia la edad había hecho que ha determinada hora temprana, me quemara la cama. Así que me había levantado, incluso había estado un rato en el sofá mirando si el mundo seguía en su sitio por teléfono. Después me fui a la cocina y puse una cafetera, me tomé el café tranquilamente, apenas asomaba el sol. 

Estaba removiendo la taza con el segundo café cuando apareció ella, llevaba aquel pijama de cuadros gordo, no sabía cómo podía dormir con aquello, de pie en medio de la cocina se estiró como una gata desperazándose y bostezando.

- ¿Llevas mucho rato despierto?

- Un ratito si..

- Pfffff con lo bien que se está en la cama.

Se giró dándome la espalda, abrió la nevera y sacó el brick de leche, cogió un taza. Entonces me fijé en su culito, cubierto por el pijama, que le daba una bonita forma y no pude resistirlo, le di un palmada sonoraz que hizo que derramase la leche.

- Pffffff no empieces!!! No soporto que me des en el culo así!!!!!

- Jajajaaja es para que espabiles, que se hace tarde.

- No empieces a meterme prisa, que me vuelvo a la cama y me quedo tan ancha y mira la que he liado por tu culpa!!!!

- ¿Por mi culpa? Me pones el culo a tiro es inevitable.

- Idiota...

Metió la taza en el microondas y se dio la vuelta. 

- ¿Aburrido?

- Un poco 

- Ya, es lo que tiene hacerse viejo, que no duermes y das por saco...

Sonreí, ese sarcasmo era buena señal, estaba de buen humor y yo tenía ganas de jugar. Sonó la alarma del microondas y saco la taza, sin sentarse se echó azúcar y empezó a removerla, se dio un momento la vuelta y otra vez fue inevitable.

- Santi vale ya!!!! Me has dado dos, vale..

Me dijo en tono medio amenazante, sonreí y se sentó a desayunar. Empezamos a charlar sobre que hacer aquel sábado perezoso, teníamos lo típico, cosas de casa, la compra, pero no había más planes no prisas. Media hora después más o menos se volvió a levantar, se estiró de nuevo y volvió a bostezar y cuando se giró...le di la tercera palmada del día, entonces se giró y vi su mirada asesina y en un gesto rápido me lanzó el contenido que había sobrado de la taza al pecho. Me la quedé mirando sorprendido.

- Vale ya!!!! 

Entonces vio el café con leche en mi camiseta y se puso a reír.

- ¿Que acabas de hacer?

- Jajajajajaj te lo mereces.

Me levanté y le quité la taza, la cogí del brazo estirando para fiera de la cocina pero se resistía.

- No, ni hablar, te lo has ganado....

Yo no decía nada, intentaba sacarla de la cocina a la fuerza, el forcejeo duró un instante pero la risa le hizo perder fuerza y la saqué de la cocina. Nada más salir le di un par de azotes fuertes sin soltarla y se acabó la risa, se calló al instante. Sujeta por el brazo caminé firme y directo hasta la habitación. Entre quejas y reproches en balde. Directa al rincón y allí la solté.

- ¿Has empezado tú?!!!!! No es justo.

Un par de azotes fue la respuesta y mi dedo señalando el rincón. 

- Pffffff 

Puso las manos sobre la cabeza y se puso a mirar el rincón. 

- Voy a quitarme está ropa y darme una ducha rápida. No te muevas ni un milímetro y que sepas que te has ganado una buena. 

Me di media vuelta pero a los dos pasos volví y me fui directo al pantalón del pijama de un tirón se lo bajé.

- Así mucho mejor.

Y allí la dejé en el rincón con el culo al aire a la espera. Me quité la ropa y la puse para lavar, me metí en la ducha para quitarme el olor a café. Una ducha rápida y fui a la habitación a vestirme, allí estaba. Me puse unos vaqueros y una camiseta y la fui a buscar, la cogí del brazo y pasando por los pies de la cama, la llevé hasta el lateral que daba al armario, allí me senté en la cama y la miré.

- Has empezado tú, no es justo!!!

- Aquí impartir justicia corre de mi parte y otra vez piénsate bien cómo devuelves las cosas. 

Ya no dije nada más, le di un tirón y cayó sobre mi pierna izquierda, de una forma un poco rara, ya que sus piernas quedan a caballo de la mía. Brazo rodeando con fuerza la cintura y sin mucho miramiento en calentar, mi mano derecha empezó a caer firme sobre su culo desprotegido. 

- No sé si te das cuenta, pero la mayoría de veces que acabas con el culo rojo es por no medir respuestas, ya sean verbales o no. 

El sonido de la palma de mi mano rebotando en sus nalgas alternamente y alguna tímida queja invadió la habitación. Cómo dirían los americanos el sonido de un buen ajuste de actitud. La piel blanca y fría enseguida se volvió rosada y a coger calor. Además fue una azotaina impulsiva, sin pausas, rápida e intensa desde el principio, que tuviera efecto cuanto antes. Me detuve cuando empezó a picarme la mano, momento en que su piel ya estaba de un bonito rojo intenso. Y tras un momento de coger aire, empecé a acariciarle el culo muy suavemente, hasta que empecé a notar unos movimientos de vaivén sobre mi pierna y a sentir un calor húmedo que me traspasaba la tela de los vaqueros.

- ¿Se puede saber que estás haciendo?

- ¿Yo nada? Es que me voy a resbalar...

- ¿Te estás frotando con mi pierna descarada?

- Esto también es por tu culpa...

- Ahhh vale que aún te quedan ganas de tontear. Muy bien.

Alargué el brazo y abrí el cajón de la mesilla, cogiendo el cepillo ovalado, que estaba allí, nada más cogerlo empecé a pasárselo por la piel y se quedó quieta al instante. 

- Pffffff sólo jugaba un poco...

- No estás aquí para jugar al menos de momento.

Sonó un golpe sordo y otro y otro, el sonido de la madera "trabajando " su culo descarado.

- Si cuando termine con la lección aún te quedan ganas de jugar, igual jugamos.

Metí el brazo entre mi pierna y su cuerpo elevándolo un poco, para evitar juegos y el cepillo aumento la cadencia de sus "caricias" de fuego. Aquí si hice varias pausas y en todas ellas jugando con el cepillo en su piel, usando el cepillo tanto para acariciar por la parte lisa, cómo para cepillar por la parte de las cerdas, así alternando ráfagas de azotes con caricias hasta conseguir el objetivo de un culo bien rojo y con esas marcas de cepillo. Lo dejé al lado de mi pierna derecha y empecé a masajaerle el culo con las dos manos desde mitad de los muslos hasta el nacimiento de la espalda, así durante unos minutos y entonces volví a sentir el vaivén de sus caderas contra mi pierna y sonreí.

- Aún tienes ganas?

- Pffff es inevitable, pica pero cuando te pones así de serio y el calorcito que se extiende...

Sonreí y mis dedos fueron entre sus piernas y empezaron a jugar en su sexo, por fuera y por dentro, ella empezó a suspirar y moverse, entonces cogí el cepillo y sustituí mis dedos por el mango del cepillo, que empezó a entrar y salir de su sexo, tenía ya el pantalón calado de sus jugos, el sonido de los azotes dio paso al de sus gemidos y a ese sonido de chapoteo que hacía el mango del cepillo entrando y saliendo cada vez más rápido. Hasta que estalló allí a horcajadas en mi pierna con el culo marcado. 

Mientras recuperaba el aliento, la volví a acariciar un rato con ambas manos. 

- Voy a cambiarme de pantalones y a por el aceite...

- De los pantalones no tengo culpa...

Sonreí y le di un azote, se levantó y se estiró boca abajo en la cama con las piernas fuera. Me quité el pantalón y cogí el aceite, me sigue entre sus piernas dejé caer un buen chorro en cada nalga y empecé a extenderlo, ella respiraba profunda y relajadamente mientras extendía con mucha calma el aceite.

Volví a coger el bote y le eche un buen chorro en el centro de la espalda que fue resbalando entre sus nalgas. Entonces busqué con mis dedos ese lugar escondido entre las nalgas, localizado y con sólo un dedo jugué a hacer circulitos alrededor, un rato, hasta que el dedo entró despacio, por aquel agujero más estrecho y empezó a entrar y salir.

- Ahora me toca a mí ¿no crees?

Durante un rato estuve preparando bien con mis dedos, cuándo creí que estaba al punto, me desnudé, me eché un poco de aceite en la polla lo extenso y apunté allí entre sus nalgas, sin prisa, despacio, pero haciendo presión fui terminando de prepararlo y al final mi polla entró despacio pero hasta el fondo en su culo. Me quedé un momento pegado a su piel, a la piel de sus nalgas calientes y algo húmedas del aceite, hasta que empecé a moverme entrando y saliendo, despacio al principio y cada vez más rápido, ya no había marcha atrás, mientras seguía y seguía ella también empezó a tocarse y terminamos a media mañana dándonos una ducha. 





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