miércoles, 15 de noviembre de 2023

Llevar los pantalones

 





En la parada para comer, cogí el el teléfono y la llamé.


- Hola!!!! ¿Que tal?

- Aquí comiendo algo ¿Y tú?

- Pues ya casi recogiendo...

- Hazme un favor, mírame a qué hora sale el tren, el sábado, que no me acuerdo...

- Vale, cuando llegue a casa te lo digo.

- Puedes mirarlo en el móvil y de paso envíamelos y los imprimo, por si acaso...

Escuché un largo suspiro, antes de responder.

- Pffffff Santi, me vas a matar, pero no me acordé, se me fue de la cabeza totalmente, ahora mismo los cojo...

- ¿Qué?!!!!!! Nena hace más de un mes, que lo hablamos, de la oferta aquella....

- Ya lo sé, pero me olvidé

- Si te pregunté y me dijiste que ya estaba!!!!

- Lo siento de verdad, ahora compro unos billetes, además aún faltan 3 días, algo encontraré.

- Te he dicho que no busques nada, ya iremos en coche, y ya hablaremos en casa después de esto.

- No te enfades, ha sido un despiste,


Ya no dije nada más, colgué el teléfono. Hacía ya unos meses que habíamos comprado unas entradas, para un concierto de Bruce Springsteen, nada baratas, por cierto, un mes antes del concierto más o menos encontramos una oferta para ir en tren, muy bien de precio, ella me dijo que compraría los billetes y a tres días del concierto estábamos sin billetes, lo cual significaba que de haber serían muy caros y con el riesgo que no hubiera disponibles, para añadir más, hacía unos días que le había preguntado por los billetes y me había dicho que estaba solucionado .

Me fui para casa, con la convicción, que todo eso necesitaba de una corrección. Al llegar, no estaba en casa y le puse un mensaje.

- ¿Dónde estás?

- He ido a tomar un café.

- Pues ven a casa inmediatamente, creo que te dije, que teníamos que hablar.

- En una hora o así voy para allá.

- No, ahora, en 15 minutos te quiero aquí.

- Santi....no estoy sola...he llegado hace media hora, no voy a irme así de repente.

- Si en máximo 20 minutos no estás aquí, te iré a buscar, tu misma.

Ya no escribí más. Me cambié de ropa y esperé. Imagino que el mensaje surgió efecto, porque no habían pasado, ni 20 minutos cuando escuché la cerradura de la puerta abrirse y sus pasos sonando por el pasillo. Al entrar en el salón, dejó el bolso y la chaqueta sobre la silla y me dijo un tímido.

- Hola.,.

- Hola

Le respondí serio. 

- Me voy a poner cómoda y vuelvo.

Llevaba un jersey de lana fino, unos vaqueros ajustados y unas botas.

La miré y le dije.

- Vete al rincón, ahora.

- Pffffff, cómo te pones por un olvido ¿que pasa que tú nunca te olvidas de nada?

- Si, pero si me preguntan lo digo y no miento, así que cuento hasta tres y si no estás mirando la pared con las manos en la cabeza te llevaré yo, uno, dos....

Pese a resoplar caminó hasta el rincón y allí se plantó, castigada cómo una niña y eso era sólo el principio. 

Allí la tuve unos 20 minutos, mientras yo buscaba billetes, encontré unos que costaban más del doble de la oferta, de hecho prácticamente el triple y cómo no tenía ganas de conducir, los compré. Entonces la llamé.

Se acercó mirando al suelo y le enseñé la pantalla del móvil. 

- Acabo de comprar los billetes, de 30 euros a 87...¿Sabes restar no?

- Si...

- ¿Cual es la diferencia?

- 47.….

- Bonito numero, además es un número primo, así que no te olvides de el.

Ya no dije nada más, la cogí de la cintura del los vaqueros, la acerqué entre mis piernas, le desabroché el cinturón, los botones y le bajé los vaqueros hasta por encima de las rodillas, después hice lo mismo, con las braguitas...y a mis rodillas. Empecé a acariciarle el culo desnudo, suave y frío

- ¿Sabes? Tienes un culo acolchado para esos momentos en los que te falla el razonamiento inteligente Cómo hoy.

Entonces empezó a hablar mi mano, a ritmo progresivo aumentando la intensidad paulatinamente y cuando la piel de su culo, empezó a coger un tono rosado, paré un instante y le dije:

- Tu comportamiento deja claro que necesitas a veces acabar con el culo cómo un tomate en el horno, para  que te ayude a tomar decisiones más sabias, cómo por ejemplo, decir la verdad, cuando te pregunto. 

La azotaina a mano y con el culo al aire, duró unos minutos más , hasta asegurarme que mis palabras tenían un reflejo real en una piel. Nada más terminar le dije.

- Y ahora te vas a levantar y vas a ir a esperarme al rincón del despacho, que hoy me parece que no te vas a dejar un rincón por visitar.

Un par de azotes más, para indicarle que se levantara y la vi desaparecer por el pasillo con el pantalón y las braguitas por encima de las rodillas y el culo bien rojo, y meterse en el despacho. 

Un cuarto de hora después, entré en el despacho, la fui a buscar directamente al rincón, del brazo la llevé hasta la mesa, y allí le dije.

- Codos y palmas de la mano sobre la mesa, ahora.

Lo hizo, en lo que llamó la posición de la "secretaria" por la película. Una vez en posición, abrí el cajón de abajo del escritorio y cogí un par de cosas, con ellas me fui a su lado, me apoyé en la mesa , en posición inversa y cogí una de las cosas, un sobre de lubricante al agua, lo abrí y dejé caer un chorro entre sus nalgas, al sentir el frío líquido suspiró, y más cuando empecé a extenderlo entres sus nalgas con mis dedos de la mano izquierda, haciéndole un especie de pequeño masaje en esa zona tan sensible y a la vez pudorosa. Entonces paré, sujeté el plug de acero que había dejado sobre la mesa con la mano izquierda y dejé caer sobre él, el resto de lubricante, bien lubricado lo cogí con la mano derecha, mientras con la izquierda le separaba un poco las nalgas, para metérselo despacio, en el culito. Al terminar le di un par de azotes y le subí las braguitas.

- Levanta...

Sonrojada y extrañada se levantó.

- Súbete los vaqueros.

Aún más extrañada lo hizo. 

Cuando fue a abrocharse el cinturón, le dije.

- Quitátelo y dámelo...

Lo hizo, era del mismo color marrón oscuro de la botas, cuando me lo dio lo cogí, lo doblé y me di unos golpecitos en la mano, haciéndolo sonar. 

- Perfecto, vuelve a ponerte en posición.

Lo hizo

- ¿Cuántos azotes recibiste la última vez, que hiciste algo parecido y no hace mucho?

- No me acuerdo....

 - Si no te acuerdas, es que no debió funcionar, además has repetido, así que recibirás unos cuantos más, porque yo si me acuerdo. 

- Del número que te dije antes que recordarás y además era primo, si te acuerdas ¿Verdad?

- Si

- ¿Cual era?

- 47

- Pues esos serán los azotes, que vas a recibir. 

El cinturón golpeó sonoramente la tela de los vaqueros ajustados como una segunda piel y más en aquella posición apoyada sobre la mesa con el culo bien presentado.

- Ya puedes ir contando y dando las gracias por tu castigo.

Suspiró y dijo:

- Uno, gracias Santi por castigarme.

Poco a poco fueron cayendo los azotes con el cinturón, sobre los vaqueros, contados y agradecidos, hasta el número 30, ahí paré y dejé su propio cinturón sobre la mesa.

- Levanta

Se levantó,  yo me apoyé de pie, en la mesa , cruzando los brazos, la miré y le dije. 

- Me has pillado de buenas y he dejado que llevarás puestos los vaqueros, pero los 17 que faltan van a ser como Dios manda, así que ya puedes bajarte los vaqueros y las braguitas, para ofrecerme bien ese culo travieso a tu cinturón. 

Ahí volvió a ponerse roja, mientras yo la miraba finamente con los brazos cruzados, suspiró y se desabrochó los vaqueros, los bajó y a los vaqueros le siguieron las braguitas, volvió a colocarse en la posición para recibir los azotes que faltaban. Antes de coger el cinturón, pasé mis dedos por su piel, a pesar de llevar hasta el momento los vaqueros estaba roja y muy caliente, entonces le pasé un dedo entre sus piernas, tenía el sexo empapado

 - ¿Esto te excita? ¿A qué clase de chica le gusta que le zurren el culo?

Cogí de nuevo el cinturón y le di los 17 azotes que faltaban, ya sin ningún tipo de protección, el cuero golpeaba directamente si piel. 

Al terminar, dejé de nuevo el cinturón sobre la mesa y repetí juego, primero acariciándole el culo y después comprobando la humedad entre sus piernas y le dije.

- Ahora te vas a dar una ducha, te pones el pijama y cuando estés espera a que esté la cena lista, castigada cara a la pared, con el pantalón del pijama y las braguitas bajadas. Luego cenaremos y al terminar volverás y estarás ahí hasta que te envié a la cama, que hoy será muy pronto, ya te aviso. 

Y así fue, con la única excepción, que antes de irse a la cama, pasó un momento por mis rodillas, para que le refrescara el culo, con crema y le quitará el plug....

Habrá segunda parte. 


3 comentarios:

  1. Me gusta mucho tu historia emocionante e inquietante a pesar de que hay demasiado tiempo en la esquina, ¡pero gracias! ¡Quiero la continuación, por favor! ^^

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  2. De azotes bien… de matemáticas justito 87-30 … …. ¿47? 😂😂

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