miércoles, 8 de noviembre de 2023

El sofá me llama.

 



- ¿Estás en casa ya ?

- Si hace rato...ya he comido y todo.

- Muy bien ¿Que vas a hacer ahora? 

- Pues estirarme en el sofá que me está llamando y que ya me lo merezco.

- Acuérdate que a las 5 y media tengo hora en la ITV.

- Pfffff podrías pasar antes tú y recoger los papeles no? Tengo sueño.

- Si no los hubieras cogido del coche, no se para qué no tendría que molestarte. Ponte el despertador anda que te conozco.

- Valeeee ¿Dónde quedamos? 

- Allí en la estación hay un bar enfrente, allí mismo.

- Vale, pues allí estaré. 

Había conseguido hora para pasar la ITV aquel mismo día con lo que costaba, pero al buscar los papeles no estaban en el coche y recordé que ella un día que habíamos ido a limpiar el coche los puso todos en una carpeta y por alguna extraña razón, aquella carpeta acabó en casa y no en el coche. Así que tener que venir a traerme los papeles, era una pequeña lección . En plan las cosas se devuelven a su sitio.

Sali con bastante tiempo y me fui para donde habíamos quedado, cómo tenía tiempo me pedí, una cerveza y esperé, sin darme cuenta miré la hora y faltaban cinco minutos para mí cita, así que cogí el teléfono y llamé. Me saltó que estaba apagado o fuera de cobertura y pensé que debía estar llegando. Pero pasaron los cinco minutos y no había llegado, los WhatsApp tampoco llegaban... respiré profundo cómo intentando calmarme y esperé en vano. Cuando ya había pasado media hora, di por perdida la cita y ya sin prisa me pedí otra cerveza. 

Me fui para casa resignado, con esa sensación de haber perdido el tiempo, al llegar estaba todo a oscuras excepto los flashes de la tele y me fui en busca de una explicación, no fue necesario, al abrir la puerta allí estaba, dormida en el sofá tapada con una manta. Al verla me embargó una sensación muy ambivalente, por una parte ternura, por la otra hasta ganas de reír, pero también que me las iba a pagar. 

Fui a cambiarme de ropa y ni se enteró y justo cuando volvía a entrar abrió los ojos y con voz de sueño, me dijo:

- ¿Estás aquí? ¿Qué hora es?

Yo estaba de pie, apoyado en la mesa con los brazos cruzados y cara de pocos amigos.

- Buaaaa ya es de noche...

- Es que son las 7.

Un poco agobiada cogió el móvil de la mesilla...

- Joder, se debe haber quedado sin batería, me había puesto el despertador. Lo siento...

- Será que no te avisé

- Pero si me lo he puesto???

- Ya, por eso llevo una hora esperando.

- Se ha quedado sin batería que quieres que haga!!!

- Ponerlo a cargar mientras duermes por ejemplo.

- No me he dado cuenta que estaba ko, no te enfades....

- Deberías saber que no me enfado nunca, o casi nunca, ahora cómo me multen por la ITV entonces igual si me enfado.

- Bueno el lunes la pasas, tampoco necesitas el coche el fin de semana.

- Que no es eso nena!!! Que es una cadena de despistes que no puede ser, para empezar no sé qué hacen los papeles del coche en casa, luego que sí la batería, que si no suena el despertador y yo perdiendo el tiempo.

- Lo siento, de verdad me estoy haciendo pis! Ahora vuelvo. Esperé que volviera exactamente en la misma pose. Pasó por mi lado con intención de volver al sofá.

- ¿Dónde vas? 

- A sentarme

Le hice un gesto indicándole la pared.

- Santi!!! Ya te he dicho que lo siento, han sido un cúmulo de casualidades catastróficas  - al terminar me puso una sonrisa- 

Pero no estaba yo para trucos, así que mi respuesta fueron un par de palmadas en el culo.

- Ahora hablaremos del "cúmulo de casualidades" pero de momento te quiero ver mirando la pared de rodillas ¿Está claro?

Suspiró y se fue para la pared, se arrodilló y puso las manos en la cabeza. Yo me senté tranquilamente cómo si no pasará nada hice zapping y me quedé viendo un partido de la Euroliga. No suelo alargar mucho el tiempo cara a la pared, pero aquel día si la tuve 20 minutos largos, a pesar de escuchar algún que otro soplido. Cuándo creí que era suficiente apagué la tele y la llamé. Se levantó y se acercó a mí, le indiqué que se acercara hasta tocar casi mis rodillas y pusiera las manos detrás de la espalda. 

La miré y le dije.

- Bueno ya sabes que va pasar ahora ¿No?

- Lo imagino.

- ¿Y por qué va a pasar?

- Porqué me he quedado sin batería del teléfono...

Plas!!!!

-Mal esa no es la respuesta correcta. 

- Por mis despistes.

- Mucho mejor ¿Y que va pasar exactamente?

- Me vas a dar unos azotes..

- ¿Unos? Te voy a poner el culo como un tomate, a ver si así vamos poniéndonos las pilas.

La miré y estaba roja. Sin decir nada más fui a buscar el nudo que sujetaba el pantalón del pijama y se retiró un poco.

- ¿Que haces?

- Pffff vas a empezar directo!!!!

- Si, no creo que tu actitud se merezca ningún tipo de ventaja.

- Pffffff 

- Es más ahora por retirarte vas a ser tú quien lo haga, quiere ver ese pantalón enls tobillos ya y no voy a repetirlo o en vez de empezar a mano, voy a buscar el cepillo.

Cogió aire profundamente, un instante de silencio, y ella misma deshizo el nudo al deshacerlo el pantalón cayó sólo hasta enrollarse en sus tobillos. La miré y le dije.

- Ahora quiero ver ese culito bien presentado en mi regazo. 

Esperé que se colocara, al estar en el sofá totalmente estirada boca abajo y mi regazo le levantaba el culo, empecé a acariciarselo suavemente, también un poco los muslos e incluso le rocé el sexo y sonreí no había ni empezado y ya estaba mojada. Pero no era momento de juegos y mi mano empezó a caer sobre sus nalgas de arriba a abajo, de forma progresiva, empecé lento alternando nalga y nalga para ir subiendo de velocidad a la vez que trabajaba cada nalga con unos cuantos cachetes seguidos antes de cambiar, así estuve un buen rato, en es ritmo intermedio y cuando me empezó a picar la mano, terminé con una ráfaga rápida, intensa y alterna otra vez. Al cesar los azotes suspiró, tenía el culo al rojo vivo, desprendía calor sin necesidad de tocarlo. Le cogí las manos con mi mano izquierda para evitar tentaciones y dejé que sintiera un rato el picor de los azotes, sin caricias ni nada que pudiera adulterar esa sensación, hasta que le dije.

- Ahora te vas a levantar, vas a ir al despacho vas a coger la regla de 18 pulgadas, después ve al baño y trae también una toalla y el aceite de almendras. 

Levanté una de mis piernas para hacer que se levantará, lo hizo y caminando con el pantalón enrollado en los tobillos se fue para el pasillo, allí abrió la puerta de mi despacho a la izquierda y luego la del baño a la derecha y cargada con todo en los brazos se acercó a mí, que la esperaba de pie. Lo primero que hice fue coger la toalla y ponerla encima del sofá, después la regla, que dejé en la mesa y finalmente el aceite que sujeté en mi mano.

- Colócate.

Otro suspiro y otra mirada sostenida. Despacio se tumbó sobre el brazo del sofá, los pies en el suelo, sólo apoyando la punta de los dedos, el cuerpo en el sofá y el brazo que estratégicamente elevaba su culito travieso y rojo. 

En cuanto estuvo, dejé caer un chorro de aceite en cada nalga, soltó un pequeño gemido al sentir el fresco y suspiró cuando con mi mano empecé a extenderlo despacio, y bien distribuido por todo el culo. Entonces paré.

- Perfecto 

Y cogí la regla. La dejé en su espalda un momento. Y le dije. 

- Van a ser cuarenta a los 20, haremos una pausa para reponer el aceite.

Ella sabía por experiencia que con el aceite en la piel, los azotes picaban bastante más. 

- Cuenta en descendente. 

Ya no dije nada más cogí la regla apunté y la hice estrellarse contra su piel, el aceite hacia también que aumentará el sonido, esperé un momento 

-39...-seguido de un suspiro- 

Poco a poco sin prisa fui escuchando la cuenta descendente a la vez que su culo perdía brillo y ganaba tono de rojo.

- 21..20...

Dejé la regla de nuevo en su espalda y cogí el bote de aceite, otro buen par de chorros, uno en cada nalga y de nuevo empecé a distribuirlo por toda la superficie. Ahora los gemidos eran también un poco de queja cuando tocaba algún punto. Pero los castigos anunciados son castigos cumplidos, así que volví a coger la regla y recibió los 20 azotes con ella que le había prometido. 

Al terminar esta vez no hubo aceite, la dejé un par de minutos recuperar y entonces la hice ir a llevar todo a su sitio y venir de vuelta con el taburete que había en un rincón de mi despacho. Se lo hice poner junto a la pared y venir frente a mí de nuevo. 

Allí parada con el pantalón en los tobillos, el culo rojo y palpitante, le dije.

- Ahora me vas a responder unas preguntas, si respondes correctamente, es que has aprendido la lección y daremos por acabado el castigo, pero sino después de cenar igual necesitas un recordatorio ¿Por qué te he tenido que poner el culo rojo? 

Volvió a suspirar y su rostro estaba casi tan rojo cómo su culo.

- Por despistada...

- ¿Y que consecuencia tiene eso?

- Pffff que me zurras el culo 

- Exacto, te zurro el culo cómo a una niña 

A medida que avanzaba el interrogatorio se ponía más roja, pero también podía ver otras partes de su cuerpo llenarse de sangre..

- Ve un rato a sentarte cara a la pared en el taburete.

Sin decir nada, ni quejarse se fue hasta el taburete se subió puso las manos en la espalda y esperó allí en el incómodo taburete con el asiento de totora. Diez minutos más tarde le dije.

- Tenía pensado hacer algo de cenar, pero como me he tenido que entretener con tu "educación" no me va a dar tiempo, así que pediré algo de comida. Llamé y pedí que nos trajeran unas pizzas. Cuando llegó el repartidor, fui a abrirle y pagar. Ella seguía allí sentada en el taburete, mientras yo charlaba con el repartidor, que aunque no la podía ver ella si lo podía oír. Cerré la puerta, cogí bebidas y no puse ni mesa aprovechamos los mismos envases a modo plato.

- Sientate a cenar va.

Se bajó del taburete y suspiró. Con la voz aniñada me dijo.

- ¿Puedo subirme el pantalón para cenar?

- Conoces perfectamente la respuesta. Aún no te he levantado el castigo, y mientras no lo haga el culito al aire.

Resignada se sentó a cenar, la silla si bien de madera dura era algo más cómoda que la áspera totora.

Al terminar de cenar. Le dije.

- Ya recojo yo, tú ve a por el aceite y espérame boca abajo en la cama.

Recogí, fui al baño y para la habitación.

Allí estaba boca abajo en la cama y ya sin los pantalones, me senté en el lado de la cama, empecé a sobarle el culito, primero en seco, el rojo había bajado algo, pero estaba claro que allí donde la regla había insistido más al día siguiente habrían unas bonitas marcas. Luego ya continué con el aceite, despacio con cariño y sin prisa, podría pasarme las horas sobándole el culo, pero una cosa lleva a la otra aunque sea por cercanía y mis dedos acabaron también jugando con su sexo y claro eso nos llevó a su vez a otras cosas...cosas de adultos. 














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