sábado, 14 de octubre de 2023

Impuntualidad.

 




Llegué a casa de trabajar y como imaginaba ella ya había llegado. Entré y le di un beso.

- ¿Que tal el día?

- Bien, muy bien ¿y el tuyo?

- Bueno un día más. Necesito una ducha y relajar.

- Pues tú mismo

- ¿Vas a hacer algo?

- No tenía pensado hacer nada.

- Muy bien, ahora vuelvo.

Me metí en la ducha, me di una ducha relajante y me puse ropa cómoda.

De vuelta ella estaba en el sofá con ropa de calle aún viendo la serie de la Guardia Urbana de Barcelona, que la tenía enganchada. 

- ¿No te pones cómoda? 

- Ahora cuando termine el episodio y así me queda el último para después de cenar. 

- Muy bien

Terminó el episodio y se levantó estirándose cómo un gato a la vez que bostezaba.

- Ahora sí me voy a dar una ducha y cambiarme.

- Muy bien, pero deja el baño tal y cómo te lo has encontrado, que nos conocemos.

- Eso regáñame tu también hoy...

- ¿Quién te ha regañado?

Al soltar la pregunta, le subieron un poco los colores.

- Nada, una tontería. 

- Por algo habrá sido¿No? Además estás roja.

Soltó una carcajada y dijo

- Mi jefe, que es así...

- Pero ¿que ha pasado?

- Que he llegado un cuarto de hora tarde...

- ¿Y eso?

- Había mucho tráfico

- Eso lo sabes de cada día...es cuestión de salir antes...¿Que te ha dicho?

- Ahhh nada, me envió un WhatsApp más tarde.

- ¿Me lo enseñas?

- ¿El qué?

- El WhatsApp

- Es un tontería Santi.

- Nena....

Cogió el móvil a regañadientes buscó y me enseñó el mensaje.

Leí el mensaje

- A mí me daría vergüenza recibir esto a tu edad. Además queda claro que es algo habitual, que no ha sido sólo hoy ¿cómo es que yo no sabía nada de esto?

- Tu mismo te estás respondiendo...

- Nena, tu y yo tenemos un trato, para el orden y la disciplina, así que debería haber sabido esto...

- Pffffff

- Y no resoples!!!! Se va a acabar el llegar tarde, ahora mismo siento vergüenza ajena de cómo te estoy "educando" y desde luego tienes suerte que tu jefe es un blando, pero yo no y lo sabes. De momento, el móvil confiscado hasta nueva orden y desde luego que hoy no hay serie.

- Joder sólo falta un capítulo!!!! Ha sido solo un cuarto de hora!!!!

La miré muy serio, pero manteniendo la calma, le dije.

- Ve a la ducha, recoje el cuarto de baño, te pones el pijama y vienes aquí , que te voy a explicar que les pasa a las niñas impuntuales y encima contestonas. No pienso repetirlo.

Suspiró se dio media vuelta y se metió en el baño.

Un rato después se presentó en el salón, la miré, llevaba un camisón bastante atrevido. 

- ¿Dónde vas así?

- Cómoda.

- Ve a ponerte un pijama acorde con tu comportamiento y cuando te portes como una adulta, te podrás poner eso. Tira!!!

Le di un azote en el culo, para reforzar mi orden. Se dio la vuelta y frotándose el cachete volvió a la habitación. De vuelta venía con un pijama más infantil de pantalón y camiseta.

- Ahora sí, eso es mucho más adecuado para tu actitud. Vete un ratito a mirar la pared, mientras hago unas cosas y luego me ocupo de ti.

Resopló y dio un pisotón en el suelo.

- Señorita ¿quieres ver cómo no te sientas en una semana? 

Bajó la mirada suspiró y se encaminó hacia la pared. Esperé a verla correctamente y entonces me levanté y me fui. No tardé mucho en volver, ni cinco minutos, entonces saqué una silla de la mesa, la puse en el centro del salón, me senté y la llamé. Bajó las manos se dio media vuelta y se acercó mirando al suelo. La miré y le dije. 

- Bájate el pantalón del pijama y las braguitas.

Se puso aún más roja, yo sabía que odiaba tener que hacerlo ella y más frente a mí.

- Es para hoy...

Deshizo el nudo del pantalón y de inmediato cayó a sus tobillos, me miró de reojo y empezó a hacer descender las braguitas ya totalmente ruborizada. Cuando estaban por encima de las rodillas...

- Pon las manos sobre la cabeza.

Lo hizo.

- ¿Sabes? creo que entre las vacaciones, el verano y una serie de cosas, he pecado de ser demasiado "comprensivo" y ya sé que contigo, sólo funciona la mano dura y las cosas claras, pero no te preocupes que eso va a cambiar y este otoño vas a ir con una precisión de reloj suizo, se acabó el dar margen, porque al final acabas por coger demasiado y eso no puede ser. Así que vamos a volver a la disciplina pura. Así que ahora quiero que presentes bien tu culo irresponsable para recibir su castigo.

Me la quedé mirando, bajó la mirada y despacio se inclinó sobre el lado derecho de mis piernas, ofreciendo su culito desnudo, que empecé a acariciar.

- Está bien blanco, casi virgen, pero es el único idioma que entiendes.

Al terminar de decirlo, mi mano empezó a caer pesada, alternando nalga y nalga a buen ritmo. 

- A partir de mañana no es que no quiero que llegues tarde, es que quiero que estés 10 minutos antes y me mandarás una foto cada día cuando llegues, y si no cumples por la tarde ya sabes que te espera en casa.

Estuve como 3 o 4 minutos de zurra a mano seguida y continúa. Paré y ya tenía el culo bien rojo y caliente, la mano puede ser un instrumento temible si se usa bien. 

Al parar, le quité el pantalón del pijama y las braguitas.

- Abre las piernas.

Lo hizo, dándome acceso visual al sexo, que estaba casi tan rojo e hinchadito como su culo. Fue inevitable empezar a jugar con un par de dedos entre sus piernas, descubriendo que era una fuente, suspiró al principio, pero pronto empezó a jadear, entonces paré. Bajo un cojín había algo, lo cogí, era un pequeño plug de acero quirúrgico y un bote de lubricante, lubriqué bien el plug, con mi mano izquierda separé sus nalgas rojas y se lo puse despacio pero firme, hasta escuchar un tímido jadeo cuando entró todo. Entonces puse un dedo de mi mano izquierda en la piedra preciosa que hacía de tope, para asegurarme que no se moviera y con la derecha empecé a azotarla de nuevo, a un ritmo más vivo aunque seguía alternando nalga y nalga y apuntando bien a la parte inferior de las nalgas. Mentalmente conté 50 y 50 palmadas y paré. 

La dejé un rato sin decir nada sobre mis rodillas,  con el culo en llamas, rojo como un tomate. Hasta que le dije.

- Ahora señorita, te vas a levantar, te vas a ir a buscar un sobre y una hoja y vas a escribir una carta de disculpas por tu impuntualidad a tu jefe. Cuando estés, vienes y me la lees.

Evidentemente todo eso debía hacerlo,desnuda de cintura para abajo, con el plug puesto y el culo ardiendo. 

Se levantó, fue al armario cogió un sobre y un papel, se sentó muy lentamente sobre la dura silla de madera. Y empezó a escribir.

Un cuarto de hora más tarde, estaba de pie frente a mí, con el papel y con la voz entrecortada y el rostro casi tan rojo como su culo, empezó a leer .

" Señor x...sé que llevo un tiempo con problemas de puntualidad, pero estoy dispuesta a esforzarme a partir de ya, para que esto no se vuelva a repetir, gracias por su paciencia y comprensión y perdone mi falta de formalidad que se, debo corregir..."

- Muy bien, mete la carta en el sobre.

Lo hizo.

- Mañana le entregarás la carta a tu jefe ¿está claro? 

Asintió con la cabeza roja otra vez.  Le pedí la carta, me la dio y la dejé en la mesa. Volví a la silla, ella seguía allí de pie. Me senté y empecé a jugar de nuevo con su sexo, cuando empezó a cerrar los ojos y jadear paré, le quité el plug despacio y continúe masturbándola con los dedos, ahora si cabe con más ganas y de forma más explícita, entonces empezó a decir algo entre jadeos...

- Para...que de pie es muy incómodo....

Paré y la miré.

- Pensabas que iba a llegar al final, no jovencita, el placer es algo reservado a los adultos y tú de momento has perdido ese derecho, como el de ver la tele.

Me levanté le di las braguitas y el pantalón del pijama y le dije.

- Vístete que vamos a cenar.

Cuando terminamos de cenar. La envíe a la cama, sin tele y sin móvil.

Al día siguiente me envió la foto con la hora. A media mañana le puse un mensaje.

- ¿ Le has entregado la carta a tu jefe?

- Si..

- ¿Y?

- Me ha dado las gracias y me ha dicho que no era necesario.

- Bueno, pero te has portado cómo una adulta.

- Pues yo no me he sentido así

- ¿Cómo te has sentido?

- Cómo una niña castigada.

- Bueno, es que así es en parte 

- Y otra cosa

- Dime

- Voy sin braguitas, me las he tenido que quitar de lo mojadas que estaban. 

Sonreí...y le dije.

- Bueno, eso son los inconvenientes de ser adulta y portarte cómo una niña, tienes reacciones físicas de adulta, que no corresponden. Luego en casa me cuentas




1 comentario:

  1. Esa disciplina me hace falta. Siempre me imagino que soy yo la del relato pero hoy me queda como anillo al dedo.
    Claro, sin tener quien me ayude a poner orden 😔.

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