viernes, 22 de septiembre de 2023

Dos semanas antes




Dos semanas antes, un día al llegar de trabajar , me dijo que le habían ofrecido la posibilidad de hacer una conferencia en el trabajo, era una conferencia dirigida a profesionales, con el trabajo que conlleva, de documentación, bibliografía, etc.

Le pregunté si le hacía ilusión hacerlo y me respondió que sí, aunque sabiendo su tendencia a procrastinar le pedí que lo pensara bien, ya que a nivel económico no le representaba beneficio alguno en relación a las horas de trabajo en la preparación, aunque también era cierto que curricularmente si le podía ser muy útil. Me dijo que si y que ya había decidido llevarlo a cabo. Le ofrecí mi ayuda, aunque fuera para buscar documentación y no la aceptó, así que durante los días siguientes me limité a preguntar cómo lo llevaba.

Los primeros días, no hizo ni falta, la encontré todos los días al llegar a casa frente al portátil y rodeada de apuntes y demás.

Fue a partir de los días posteriores, cuando empezaron las excusas. 

- Hoy estoy cansada.

- Aún quedan días

- No me agobies, que es peor...

- Estoy en ello

- Ya lo tengo casi. 

Habían pasado dos semanas y quedaban dos días para la conferencia, hacía un par de días que no comentábamos nada al respecto y la llamé, desde el trabajo, por el sonido de fondo no estaba en casa.

- Hola nena!!! Que tal?

- Bien, he salido a tomar algo 

- Muy bien ¿Cómo llevas aquello? 

- Genial, por eso he salido, me queda añadir un par de cosas al PowerPoint y se acabó, ahora lo haré, ya voy para casa ¿vas a tardar mucho?

- Una hora más o menos.

- Pues no vemos allí. 

Llegué a casa más o menos a la hora prevista, la encontré en la mesa con el portátil y los apuntes. Al verme cerró el portátil.

- Por fin, ya estoy!!!!

- Que bien!!!! Justo a tiempo, si cuándo quieres eres una crack.

Le di un beso, mientras ella empezaba a recoger. Me di una ducha y me puse cómodo.

- ¿Que te apetece cenar?

- Me da igual, lo que quieras...

- ¿Pero tienes hambre o has picado algo?

- Tengo...

- Pues no se hable más.

Preparé un cena de su gusto y nos sentamos a cenar. Al terminar recogí y nos apalancamos en el sofá, a ver la tele.

- Nena ¿Sabes?

- Dime

- Me haría mucha ilusión, que me leyeras el guión de la conferencia.

- Pfffff ahora me da palo...

- Bueno, pues déjame el portátil y lo leo yo...

- Si, es un rollazo que no vas a entender nada.

- Da igual, me hace ilusión...

- Mañana lo lees, quiero desconectar un rato de la conferencia.


Tanta excusa empezó a resultarme sospechosa. Me levanté.

- ¿Dónde vas?

- A por el portátil.

- Joder Santi!!! Que pesado eres!!!

- ¿Me vas a contar que está pasando aqui? 

- Valeeee, que no he terminado, aún me queda mañana ¿Contento?

- Vamos que que más mentido...

- Es que te pones de un pesado a veces...

Me dijo en plan burlón, cómo bromeando.

Me fui para ella la cogí del brazo y la levanté del sofá. 

- Escúchame atentamente. Sabes perfectamente que no soporto la procrastinación, pero menos aún que me mientas. Si te gusta ir a al límite es tu problema, pero por lo menos asúmelo. Vete a la habitación y me esperas en el rincón.

- Pffffff

Sonaron un par de azotes.

- A la habitación. Ahora. 

Dio un pisotón en el suelo, pero se fue para la habitación. Esperé unos cinco minutos y entré. Sin decir nada me fui a por ella que estaba en la esquina, la cogí del brazo y con firmeza, la lleve hasta el lado opuesto de la cama, me senté. Nada más sentarme la cogí de la mano y tiré bruscamente hasta hacerla caer sobre mis rodillas, llevaba un pantalón corto ajustado de deporte, y con el puesto empecé a azotarle el culo con la mano y con ganas. 

- Desde el primer día que me dijiste lo de la conferencia, sabía que tarde o temprano acabarías así, si es que para según que cosas soy medio adivino.

Y continúe aplicándome con ganas, procurando cubrir cada centímetro de piel de su culo. Pero claro aquel pantalón no me dejaba ver el " resultado" así que metí los dedos por dentro de la cinturilla y tiré con fuerza de ellos, haciéndolos descender hasta las rodillas. En un gesto instintivo, ella llevo su mano y agarró el pantalón para evitar lo inevitable, así que tuve que sujetarle la mano contra la espalda con mi mano izquierda y recibió una primera ráfaga de azotes rápida y fuerte con el culo desnudo 

- Ya sabes, que en esta casa las zurras terminan siempre con el culo al aire.

Sin decir nada más continué, cocinando su culo hasta conseguir el punto exacto de cocción, que lo marca ese rojo intenso y brillante. Entonces me detuve y durante un rato contemplé el bonito color que le había dejado y de paso dejaba que recuperase el aliento. Entonces le di un par de azotes y le dije.

- Hasta ahora ha sido el castigo por procrastinar, ahora falta el castigo por mentir, así que te vas a levantar, te vas a quitar el pantalón, lo vas a dejar bien puesto y vas a apoyar las palmas de las manos sobre el colchón, sacando bien el culo. 

Cuándo se levantó, yo también me levanté, fui hasta la silla donde había colgado mi pantalón en el respaldo y le quite el cinturón. Cuando lo tuve en mis manos, lo doblé y me di la vuelta. Allí estaba desnuda de cintura para abajo, con las manos apoyadas en la cama... expuesta. Puse un momento el cinturón en su espalda y cogiéndola de la cintura hice que aún sacase más el culo. Entonces cogí el cinturón y le dije.

- Dos docenas, por mentir, cuenta.

Al instante el cinturón cruzó sus nalgas, se escuchó un suspiro, seguido de un "uno" con la voz entrecortada. Volví a apuntar bien y acompañé el recorrido del cinturón con el brazo, con el golpe de muñeca final.

-Dos....

La cuenta fue aumentando hasta llegar al doce. Ahí dejé el cinturón otra vez en su espalda y con la ayuda de mis pies hice que separase las piernas que estaban juntas. Ya no sólo estaba expuesto su culo, también podía ver su sexo hinchado y brillante a pesar de que le debía quemar el culo.

Un castigo es un castigo y recibió la segunda docena de azotes con el cinturón, que le dejaron esas marcas inconfundibles aunque bastante efímeras en forma de franjas solapadas que cruzaban horizontalmente su piel. Al terminar, dejé el cinturón sobre la silla. Me acerqué por detrás, llevé mi mano entera a su sexo, lo froté despacio un momento y sonreí.

- Debería darte una docena más por mojarte así cuando te castigo. Pero tengo otros planes, ahora vas a coger el portátil y los apuntes y vas a trabajar una hora en la conferencia, antes de irnos a dormir. 

Un rato después yo estaba sentado en el sofá y ella sentada en la silla, frente al portátil con el culo desnudo e intentando aliviar el escozor sin parar de moverse en la silla a la vez que trabajaba bajo mi mirada.

Cuando pasó la hora, le dije.

- Señorita hora de dormir. Mañana cuando llegue a casa, te quiero encontrar sentada frente al portátil, con la ropa en los tobillos y trabajando hasta terminar, y si has acabado espera a que llegue de la misma forma y cuando llegue me leerás en voz alta, con la ropa en los tobillos, el guión de la conferencia. Cuando termines, yo terminaré de motivarte, será divertido escucharte dar esa conferencia sabiendo que la estarás dando sintiendo ese hormigueo en el culo. Por cierto ve pensando que vestido o falda te vas poner, porque debajo no vas a llevar nada más que piel. 

Me levanté le di un beso y le dije.

- Recoge, te espero en la cama.



2 comentarios:

  1. Divino, no sabes que gusto me da leerte de nuevo.

    ResponderEliminar
  2. Como lo que la disciplina es buena y puede ser claramente beneficiosa incluso si pica en el momento preciso. Me alegro de volver a leerte y descubrir tus deliciosas historias inquietantes y conmovedoras. ^^

    ResponderEliminar

"

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...>