sábado, 16 de septiembre de 2023

Azul y blanco.

 


Llevaba un par de días muy intenso de trabajo, de aquellos de jornadas de 12 horas y estaba ciertamente cansado. 

Llegué a casa arrastrando los pies y al llegar ella se estaba preparando para ir al gimnasio, me dejé caer el sofá. Se acercó y me dio un beso 

- ¿Día duro?

- Pfffff no me hables.

- Bueno pues ahora a relajar y no pensar, te das una super ducha y enseguida estoy de vuelta.

Le di un beso.

- ¿Me haces un favor?

- Dime.

- Tráeme un cervecita antes de ir, por favor.

- Faltaría más 

Fue hasta la cocina, y me trajo la cervecita.

- Gracias guapa.

Se me quedó mirando, sin salir, la miré extrañado y abrí la cerveza, al abrir fue como destapar un geisher, la muy graciosa se había entretenido en agitar la lata, no me dio tiempo de nada, más que de intentar ensuciar lo menos posible, mientras ella salía deprisa y muriéndose de risa. No tuve más remedio que quitarme la ropa empapada de cerveza y meterme en la ducha. Luego pasar la fregona y por fin sentarme y tomarme un cerveza sin sorpresas.

Poco después llegó, me dio un beso y con sarcasmo dijo.

- Aquí huele a cerveza ...

La miré en plan, te daría una buena, pero estoy cansado y entre risas se fue a la ducha. Cenamos y a la cama, yo estaba muerto. 

El día siguiente, hubo un cambio total de registro en el trabajo, día super tranquilo y con la posibilidad de salir pronto y eso me hizo maquinar una venganza a su travesura de ayer. Le envié un WhatsApp.

- Hola!!! A qué hora vas a ir al gimnasio hoy? 

- Hola, a la de siempre ¿Por?.

- Voy para casa ya ¿Estás en casa?

- Si, acabo de llegar...

- Muy bien, sabes que tenemos cuentas pendientes ¿Verdad?

- Jajajajaj no se de que me hablas.

- No te preocupes que en cuanto llegue te las cuento. De momento y para empezar, me vas a esperar con el uniforme puesto, el del colegio, el azul y blanco. 

- A saber dónde está y si me va...

- Sabes dónde está y que te va, así que ya sabes. Hasta ahora.

Ya no escribí más. Cogí las cosas y me fui para casa. Abrí la puerta y allí estaba estirada en el sofá con ropa cómoda.

- Hola!!! Hoy has salido pronto veo, haces hasta mejor cara.

-  ¿Que te he dicho hace un momento?

- Buaaaa, ya te he dicho que no se ni dónde está. 

- Pues te voy a tener que refrescar la memoria.

Ya no dije nada más todo fue muy rápido, la levanté a la fuerza del sofá, la hice tumbarse sobre una de mis piernas, la izquierda, con la derecha sujeté las suyas, para evitar forcejeos y sin decir nada empecé a zurrarle el culo por encima de los leggins, con ganas y durante un rato sin parar. Ya debía empezar a picarle bastante y paré.

-¿Se te ha refrescado la memoria?

No hubo respuesta, cuando fui a meter la mano en la cintura de los leggins para tirar de ellos para abajo....

- Espera, espera...ya voy....

- Ya sabía yo, que tú memoria es bastante selectiva y a veces hay que estimularla.

Le di un par de cachetes y se levantó. 

Se metió en la habitación, mientras yo fui a la cocina un cogí un par de cervezas. La esperé, hasta que apareció, vestida con aquel uniforme escolar azul y blanco. La miré y sonreí. 

- ¿Te trae recuerdos?

- Si claro, aunque también me da vergüenza.

- Vergüenza? No sé por qué? Ayer te divertías haciendo bromas pesadas, cómo una adolescente. Vamos que no te daba vergüenza comportarte como una quinceañera en plena edad del pavo. 

- Joooo sólo quería jugar un poco.

- Y está bien, me gusta que saques la niña interior, pero eso sí, si no sabes controlarla lo haré yo a la vieja usanza. De momento esa falda parece muy corta, a ver ponte de rodillas, que debería tocar el suelo. 

Tenía la cara roja, pero ya se había metido en el juego, se arrodilló y a la falda le faltaban 4 dedos para llegar al suelo.

- Lo ves, es muy corta.

- Es que habré crecido...

- Más bien son las dos vueltas de la cintura, póntela bien y vuelve de rodillas.

En efecto se había dado un par de vueltas a la cintura de la falda y al volver a arrodillarse , esta tocaba el suelo. 

- Extiende los brazos....palmas hacia arriba.

En cuanto lo hizo cogí las dos latas y me levanté.

- Hoy me apetece a mi jugar con la cerveza.

Puse un lata en cada mano.

- Aquí un rato quietecita, por revoltosa. 

Me senté tranquilamente a ver la tele. Entonces escuché un ruido, un plofff el de una de las latas que se había caído al suelo.

- Lo siento se me resbalado...

- Está bien recogerla y ven. 

Se levantó , recogió las latas y se acercó a mí.

- Ve a mi despacho y me traes la regla de madera pequeña, la de 12 pulgadas.

- Pffffff pero ¿Por qué?

El sonido de un cachete en el muslo, fue respuesta clarificadora. Poco después la tenía de nuevo frente a mí con la regla en la mano, que me entregó. 

- Las manos sobre la cabeza. 

Lo hizo y empecé a jugar con la regla por debajo de la falda de colegiala..

- Bueno, bueno ¿Lo pasaste bien ayer? ¿ Te reíste mucho? 

- Un poco...

- Un poco sólo...o bastante?

En ese momento la regla frotaba descaradamente entre sus piernas. 

- ¿No vas a responder? 

Y no respondió.

- Está bien...

Dejé la regla en el brazo del sofá, metí las manos bajo su falda e hice descender sus braguitas hasta justo por debajo de sus rodillas. 

- Ya sabes que soy un incondicional de usar la disciplina tradicional en adultas que se comportan cómo niñas y lo que eso significa.

La cogí del brazo suavemente, la guié hasta mi regazo, la hice ponerse cruzada sobre el y entonces le levanté la falda. Dejando al aire si culo, que ya tenía un bonito color rosado. 

- Hoy vas a ir a hacer spinning con el culo cómo un tomate.

Mi mano empezó a caer rítmica y alterna sobre sus nalgas, cambiando de nalga a nalga en cada azote, siguiendo una cadencia de 90 azotes por minuto, durante un par de minutos y paré, me bastaron un par de minutos, para terminar de ponérselo rojo. Un minuto de transición en forma de caricias y la hice levantarse. Nada más levantarse cogí la vieja regla de madera. 

- Ponte mirando al balcón con las manos sobre la cabeza, piernas separadas, del tal modo que no se caigan las bragas y te inclinas un poco adelante, no mucho. 

Esperé que lo hiciera y cuando lo hizo, cogí la falda y la fui enrollando sobre su propia cintura por detrás. 

- Perfecto, no te muevas y cuenta.

Al terminar de decirlo, se escuchó el sonido sordo de la regla impactando en su piel.

- Uno...

Repetimos hasta el número doce.

Ahí dejé la regla un momento y pasé suavemente mis dedos por todo su culo, y muy fugazmente por entre sus piernas, lo justo para comprobar que estaba mojada. Entonces volví a coger la regla. 

- Seguimos la cuenta dónde la dejaste.

Otra vez el sonido de la regla chocando con su piel

- Trece....catorce, quince....

Así hasta que escuché el 24. 

Sin soltar la regla la cogí de la mano y la llevé hasta el rincón, al caminar, las braguitas acabaron enrolladas en sus tobillos.

- De rodillas otra vez, la nariz rozando la pared y los brazos extendidos. 

Suspiró pero lo hizo, al ponerse cogí un par de diccionarios de la librería, le puse uno en cada mano y la regla de canto entre sus nalgas rojas y castigadas.

- Ahí sin moverte, mientras me tomo tranquilo la cervecita que no pido tomarme ayer.

Y es lo que hice, tomarme esa cerveza, mientras presenciaba la escena, con ella allí de rodillas cara a la pared, sujetando los libros, con la falda enrollada y mostrando su culo rojo fuego. 

Un rato después me levanté, le quité los libros y la regla, la ayudé a levantarse y la tomé de la mano, fuimos de vuelta al sofá, yo me senté y ella se quedó de pie frente a mí. 

- Desabróchate la falda.

Lo hizo y la falda calló a sus pies. Sin decir nada más llevé mis dedos a su sexo, de pie frente a mí. Y empecé a jugar con el. Ella empezó a jadear, cerrando los ojos y yo a masturbarla descaradamente....jadeando dijo 

- Pfffff de pie...me va a costar.

- ¿Si quieres paro y te dejo así?

Volvió a suspirar, sin responder y yo no paré hasta que se corrió allí de pie frente a mí, con el culo rojo y ardiendo. Cuando abrió los ojos aún jadeante la miré.

- Deberías empezar a vestirte para ir al gimnasio. 

- Si debería...

Se fue para el baño y yo a la habitación. Se cambió de ropa y un rato después se acercó a darme un beso antes de irse. Momento en el que se inclinó y aproveché para ponerla otra vez en mis rodillas.

- Santi....voy a llegar tarde.

- Será un momento sólo.

Le baje las mallas rápido, el tanga no hizo falta solo se lo aparte lo necesario, tenía el culo bien rojo y caliente, pero todavía me aseguré de que fuera al gimnasio con un recuerdo de más en forma de plug, una vez se le puse, le subí las mallas y le dije.

- Ahora sí, que disfrutes del gimnasio, aquí te espero.

Le di un beso y cuando se dio lo vuelta un cachete.







No hay comentarios:

Publicar un comentario

"

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...>