sábado, 13 de mayo de 2023

El móvil

 



- ¿No te olvidas de algo? 

Acababa de llegar del gimnasio, aún con la ropa de deporte y la mochila. 

- Pffffffff 

- ¿Y es bufido que pareces una gata?

- Joder Santi!!! Es que es estúpido, es infantil!!!

- No, infantil es lo que te ha llevado a esto. Esto es la consecuencia de algo infantil. Así que deja el móvil en la mesilla. 

La historia venía de unos días antes, del binomio, procrastinación+pataleta= a dormir con el culo rojo y una semana con restricción de móvil. Sólo lo podía llevar encima cuando estaba fuera, en casa, el móvil era requisado y sólo lo podía hacer servir para contestar llamadas, nada más. Contra actitud infantil, castigo infantil. 

- Me voy a dar una ducha - dijo con cierto tono de indignación -

Un rato después salió, ya en pijama y se sentó en el sofá, ignorándome. Tenía el móvil a 50 cm, entonces me levanté.

- Me voy a dar una ducha yo y después cenamos. 

Nada más decirlo cogí el teléfono. Me miró enfadada y me dió la risa.

- Jajajaja, no me fio y razones tengo.

- ¿Y si me llaman?

- La puerta del baño está abierta...pero el móvil se viene conmigo. 

Ya no dijo nada más. Me di la ducha sin llamadas, pero no dejaban de llegar notificaciones. Pero eso podía esperar. Al terminar, preparé algo de cena y cenamos, ella en silencio y tonteando sin comer apenas. 

- ¿Que pasa no tienes hambre? 

- No mucha...

- Nena, deja de tontear, que te quedan tres días y si sigues por ahí igual alargo el plazo.

Después de cenar nos tiramos en el sofá a ver la tele un rato y cómo no paraban de llegar notificaciones, le di el teléfono.

- Silencia las notificaciones.

Suspiró, lo cogió y me lo devolvió.

- Me voy a la cama 

- ¿Tan pronto?

- Si, me aburro..

- Pues nada que descanses.

Ni beso, ni buenas noches, ni nada, toda enfadada se fue a la cama. Yo no tardé, soy de irme a dormir pronto y de coger el sueño pronto, pero a veces ligero. No sé el rato que llevaría dormido, pero en una de estas me giré y encontré el vacío, me extrañó y me desvelé, en cuanto el cerebro me empezó a funcionar, vinieron las sospechas, así le levanté con sigilo, la casa estaba a oscuras, salí de la habitación y me fui para el salón y encendí la luz.

- Joder!!! Que susto.

- ¿Qué estás haciendo?

- Nada, no podía dormir.

Mi mirada fue directa a la mesilla y de la mesilla a sus ojos.

- ¿Y el teléfono? 

- No sé tú sabrás dónde lo has dejado...

- Enséñame las manos.

Me mostró las manos y nada.

- Levanta 

Se levantó y miré en el sofá, incluso entre los cojines y nada.

- Te estoy diciendo que tú sabrás.

Me senté en el sofá, tranquilamente y sonreí. 

- Cómo dirían en Murcia ¿" tu t'has pensado que me caío de un nío" ? Pon las manos detrás de la espalda. 

- Pero ¿Por qué?

Un par de cachetes en el culo y se acabaron las preguntas, manos detrás de la espalda y pantalón del pijama en los tobillos de un tirón. Había un bulto sospechoso dentro de las braguitas. La miré y estaba roja... metí la mano por dentro y ahí estaba el móvil. 

- Calentito está...tira para la cama que ya hablaremos mañana de esto. 

Le di un par de cachetes más y a dormir. Yo sabía que la tendría todo el día pensando. 

A la mañana siguiente, todo normal, desayunamos y nos fuimos a trabajar. Antes de irse le di el móvil y le dije.

- Cuándo salgas de trabajar directamente a casa. 

Le di un beso y me fui. 

El resto del día no le dije nada más, dejando que su cabeza hiciera la cábalas, cuándo me montaba en el coche, ya para ir a casa la llamé, ya que tenía permitido responder a las llamadas. 

- Dime...

- En quince minutos estaré en casa. Antes de llegar, te vas a poner el pijama, vas a despacho y coges la regla de madera mediana, la dejas en el sofá, te bajas el pantalón del pijama y las braguitas y me esperas inclinada en el sofá, con las manos en el asiento ¿Está claro? 

Escuché un suspiro cómo respuesta.

- ¿Está claro?

- Si - a la segunda fue la vencida- 

- Perfecto, no tardo.

15 minutos de reloj, más tarde aparcaba el coche. Subía, abría la puerta y me dirigí al salón, dejé la carpeta encima de la mesa. Allí estaba, con las manos apoyadas en el asiento del sofá y el pantalón del pijama y las braguitas en los tobillos. Fui a cambiarme de ropa, sin decir nada. De vuelta me fui hacia ella, le acaricié un instante las nalgas, alternando con algún cachetito suave. Y sin pensarlo lleve mis dedos entre sus piernas, tenía el sexo hinchado y mojado...

- ¿Así estamos? Pásame la regla.

Suspiró, cogió la regla y sin perder la posición, estiró el brazo hacia atrás y me la dio. La cogí y la dejé sobre la mesita, mientras me subía las mangas, la volví a coger y le dije, mientras pasaba la regla por su piel desnuda.

- Los castigos se cumplen y no se hacen trampas. Eso ha hecho que pierdas el derecho a "calentamiento" van a ser dos docenas, cuenta. 

Ya no dije nada más, apunté, movimiento de brazo y sonó el impacto sordo de la madera sobre la piel.

- Uno, dos, tres....

Lentamente y espaciados pero sin pausa, cayeron las dos docenas de azotes prometidos. Al terminar, sin darle mucho tiempo de recuperar. Fui a buscar algo a la habitación, de vuelta dejé lo que había cogido sobre la mesilla y le dije.

- Ahora vas a colaborar ¿Verdad? Pues empieza, manos en los cachetes y bien separados mientras lubrico el plug.

Suspiró, pero lo hizo, sabía el efecto que eso tenía en ella, lubriqué con parsimonia el plug y cuando estuve, lo inserté en su sitio, le quité las manos, le di un par de cachetitos y le dije

- Incorpórate.

Se levantó, le di la regla. 

- Ve a dejarla en su sitio y de vuelta trae el taburete bajo. 

Con la mirada baja, cogió la regla, caminó torpemente con la ropa en los tobillos, hasta el despacho y salió de el cargando el taburete, era uno bajo, muy infantil.

- Ponlo junto a la esquina 

Lo hizo.

- Ven aquí

Se acercó tímidamente, cogí si teléfono y se lo di.

- Lo echabas de menos ¿No? Pues todo tuyo, eso sí ahora vas a abrir el Words, te vas a sentar en el taburete y vas escribir: "Los castigos son para cumplirlos" hasta que te diga. 

Cogió el teléfono, y se fue hacia el rincón, se sentó despacio en el bajo taburete, mientras yo me sentaba en el sofá, esperé unos minutos y la observaba teclear la pantalla, hasta que dije.

- Voy a darme una ducha, sigue copiando, si cuando te pida el teléfono creo que no son suficientes, continuarás copiando a mano.

Me di la ducha y de vuelta al sofá, aún la tuve un rato. 

- Ven aquí.

Se levantó y se acercó, de pie frente a mí me dio el teléfono, le eché un vistazo a las líneas, dejé el teléfono sobre la mesa, la cogí de la mano y la puse sobre mi regazo. Le empecé a pasar los dedos sobre la piel roja, hasta que de repente, mi mano empezó a caer pesada sobre su culo desnudo. Durante unos cuantos minutos sin cesar. Paré un momento y le dije.

- Ya que el experimento no ha salido bien, repetiremos una semana más, hasta que salga bien, así que ya sabes.

Al terminar de decirlo, volvieron a sonar las palmadas un largo rato más, asegurándome que al menos aquella noche dormiría boca abajo. Cuándo paré, dejé que sintiera bien y durante un rato el efecto de su travesura en forma de ardor en su piel, en silencio e inmóvil sobre mis rodillas.

Minutos más tardes, el fresco de la crema la hizo suspirar e incluso jadear un poco cuando empecé a extenderla suavemente con la mano, hasta que mis dedos empezaron a jugar entre sus piernas...











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