sábado, 8 de abril de 2023

Perezosa




 Pocas cosas me dan más rabia, qué trabajar un sábado, pero a veces toca y aquel me tocaba. Así que tocó madrugar porque quería acabar lo antes posible. Me vestí, me preparé un café y antes de irme fui a verla a la habitación, estaba despierta pero haciendo una de las cosas que más le gustan, que es remolonear en la cama un sábado también. Le di un beso.

- Venga, me voy, yo creo que sobre las 12 o antes ya estaré, así que estate preparada, que hemos quedado.

Le di otro beso y me fui. 

Habíamos quedado para comer con unos amigos a mediodía, así que al llegar al despacho me puse las pilas, para terminar lo antes posible y en cuestión de tres horas salía con todo hecho y tiempo suficiente. No la avisé, porqué ya habíamos quedado en que estuviera preparada.

Cuándo llegué a casa, me mosqueó el desorden, la cocina sin recoger, ella en la ducha y ni tan siquiera las persianas de la habitación levantadas, toqué la cama y aún estaba caliente y la tele de la habitación igual. Cómo no escuchaba el grifo abierto de la ducha entré en el baño y aún estaba en pijama y se disponía a abrir el grifo

- Joder!!! Que susto!!!! ¿Ya estás aquí?

- Eso parece, salvo que sea una aparición

- Que idiota...

- Nena son las doce...hemos quedado a y media.

- Pffff no me metas prisa, no viene de un cuarto de hora.

- Llevo cuatro horas fuera...y te dije que estuvieras preparada...

- Ya....pero me llamó mi padre, María después...ya voy 

- ¿Sabes que existe algo que se llama auriculares?

- Joder Santi!!! Es sábado!!!!

Cerré el grifo, la cogí del brazo y la llevé hasta la habitación, entre quejas. 

- Aún están la cama y la tele calientes, así que no me tomes el pelo ¿Te acabas de levantar verdad? 

- Valeeee, pero es sábado, madrugo mucho, es mi día...

- Fuiste tú quien propuso quedar.

- Ya y si me entretienes, aún nos vamos a retrasar más. 

- Es que no vamos a ir 

- ¿Qué?!!!!! Santi nos esperan 

- Aún no.

La cogí otra vez del brazo y me senté en la cama. 

- Coge el teléfono y llama para avisar que no vamos a poder ir 

- Pfffffff que cabezón eres!!! Si en cuarto estoy lista, si dejas de entretenerme, no voy a llamar a nadie!!!

La cogí de la muñeca y de un tirón la eché sobre mi pierna izquierda, para pasar la derecha por encima de las suyas y sujetarselas. 

- No me gusta repetir las cosas, no quieres llamar, no te preocupes que llamarás con el culo rojo. 

Empecé a azotarla con ganas sobre el pantalón del pijama, aunque se quejaba e intentaba escapar en vano, tuve que sujetarle las dos manos en la espalda. 


Cuando te pido que hagas algo, lo haces y punto y hoy ya van dos, que la señorita se ha pasado por ahí. Te pedí que estuvieras preparada y ni tan siquiera has hecho la cama y te acabo de pedir que llames para avisar, igual con el culo rojo, lo tienes más claro.

Seguí durante unos minutos ocupándome de su culo, hasta que sentí que no había resistencia y entonces paré, le solté las manos y quité mi pierna de encima de las suyas.

- Levanta y coge el teléfono y no voy a repetirlo.

Se levantó, me miró algo desafiante, pero la miré más serio aún y cogió el teléfono.

- Pffff ¿y que digo? 

- ¿La princesa de la excusas me está preguntando por una excusa? Improvisa.

Suspiró y marcó a la vez que se ponía el teléfono en la oreja, y justo en ese momento aproveché para bajarle el pantalón hasta los tobillos. No pudo hacer nada porque sonó una voz familiar enseguida por el teléfono, tardó unos segundos en contestar, roja hablando con el culo al aire y calentito.

- Hola María...oye que se me ha hecho tarde, cómo Santi ha ido a trabajar me he quedado dormida, lo siento, pero me sabe mal haceros esperar y si lo dejamos para otro rato...

Al otro lado del teléfono, la voz contestó.

- No te preocupes, podemos quedar más tarde, sobre la 1 y media si os va bien.

Me miró cómo esperando respuesta y asentí.

- Ahhhh pues vale...

- Perfecto, nos vemos 

- Hasta ahora.

Me miró.

- ¿Que hora es?

- Las 12 y 20..

- Pues deja el teléfono en la mesita de noche y dame el cepillo...

- Pffff...es tarde!!!

- Me acabas de decir que necesitabas un cuarto de hora y voy a asegurarme que todo el rato, tengas muy presente que les pasa a las niñas perezosas. El cepillo, ahora.

Dejó el teléfono y me dio el cepillo ovalado de muy malas formas, lo que hizo que se ganara un par de cachetes y le devolví el cepillo.

- Vamos a repetir ¿Para que me das el cepillo?

Su rostro se puso rojo de nuevo.

- Mirame y responde...

-....para que me castigues

- ¿Por qué? 

Cogió aire profundamente antes de responder. 

- Por no estar preparada cuando has llegado.

- Mmmmm te la voy a dar por buena, aunque es por otras muchas cosas, cómo ser perezosa e irresponsable. Además de la falta de educación que supone hacer esperar y más cuándo fuiste tú quien propuso. Ahora quiero ver ese culo perezoso en mis rodillas, ya!!!!

Esta vez se colocó sola y de motu propio, no fue necesario ni sujetarle las manos, ni las piernas, mientras pasaba el cepillo denso y duro por su piel le decía.

- La próxima vez que quedes con alguien, ya te aseguro que estarás preparada, más que nada porque es muy probable que te acuerdes de lo incómodo que puede ser, estar horas sentada con el culo dolorido y palpitante. 

A partir de ese momento el cepillo empezó a caer sordo pero pesado sobre su piel desnuda, al principio un ratito de azotes seguidos bien repartidos, pero tras una pequeña pausa todos los siguientes fueron a caer en el mismo lugar de las nalgas, justo ahí donde se unen con los muslos, unos pocos bastaron para que empezara a mover las piernas y quejarse y paré.

- Presenta bien el culo y las piernas quietas, no voy a repetirlo. 

Suspiró, bajó los pies y se recolocó, nada más hacerlo volví a insistir con el cepillo, más rápido, hasta asegurarme que no le iba a ser fácil mantener la compostura sentada. Al terminar dejé el cepillo en la mesita de nuevo, le pasé un instante los dedos recorriendo los bordes de las dos grandes marcas rojas y dándole un par de cachetes con la mano le dije:

- Ve a darte una ducha, y en quince minutos te quiero aquí. 

Mientras se duchaba le preparé, un vestido, unas botas y unas medias autoadhesivas a medio muslo y la esperé sentado en la cama. Cuándo salió iba embutida en el albornoz. 

- ¿Estás seca?

- Si 

- Pues quítate el albornoz.

Lo hizo, quedando completamente desnuda frente a mí 

- Date la vuelta. 

Lo hizo, y volví a pasar mis dedos por su culo rojo y marcado. 

- Al final, llegaremos tarde pero va a ser divertido.

Le di las medias y le dije que se las pusiera, mientras abrí el cajón de la mesilla y saqué el plug tipo joya de acero y el lubricante. Cuando tuvo las medias puestas, me di unas palmaditas en las piernas, que significaba ponte en mis rodillas. Lo hizo mientras lubricaba el plug. Al terminar un par de azotes más.

- Colabora...

Ahí si rechistó un poco, pero llevó una mano a cada nalga y las separó, facilantándome ponerle el plug. Cuando lo tuvo dentro, le pasé un dedo por la rajita del sexo y sonreí...

- ¿Así vas a estar toda la comida?...tendré que ir comprobando. 

Para terminar le di unas palmaditas en el sexo y le dije.

- Termina de arreglarte o llegaremos tarde.

Ni que decir tiene que la comida fue muy divertida, por momentos no sabía cómo ponerse,  y fugazmente un par de veces mi mano se coló disimuladamente bajo su vestido para comprobar el estado de humedad entre sus piernas. Hasta que con otra excusa volvimos a casa sin alargar mucho, la reunión. 

Al llegar y cerrar la puerta, se enganchó a mi cuello excitada, pero la paré, la cogí del brazo y la llevé hasta la pared del salón, que cumplía el efecto de pared de reflexión. Le hice poner las manos tras la espalda sujetando el vestido levantado. Aún tenía la parte baja de las nalgas algo roja. 

- No te muevas de aquí, mientras al menos hago la cama y recojo la cocina.

Cuando lo hice, me fui hasta el salón y alli seguía, entonces la hice apoyar las manos sobre la pared, inclinarse hacia delante y separar las piernas. Puse mi mano izquierda sobre su espalda y la derecha empezó a frotar su sexo desde atrás, alternando caricias y palmaditas que la hicieron gemir...

Así estuve un ratito, hasta que me desnudé y empecé a follarmela contra la pared, con el culo marcado.











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