sábado, 29 de abril de 2023

Cuándo llegues a casa.

 



Tenía un rato muerto en el trabajo y me puse a escribirle un e-mail. En el asunto puse: cuando llegues a casa. 

" Hoy te estaré esperando cuando llegues a casa. Lo primeros que harás será cambiarte de ropa, tu actitud y tu comportamiento de esta mañana, son del todo intolerables. 

Una vez te hayas cambiado tu destino será tu pared de reflexionar. Allí te quiero ver, con la nariz pegada a la pared, las manos en la cabeza y quieta, ni se te ocurra protestar, rechistar o hacer que te tenga que poner yo a la fuerza. Y allí estarás lo que considere oportuno, para que ese orgullo descontrolado se diluya. 

Me escucharás tras de ti, mover una silla, que pondré en el centro del salón, me sentaré y te llamaré. Ya sabes dónde te quiero frente a mí rozando mis rodillas. Y sabes también la actitud que quiero ver, no quiero quejas, desafíos o debates. Simplemente te acercas, te plantas de pie frente a mis rodillas y colocas de nuevo tus manos sobre la cabeza. Entonces el pantalón de tu pijama descenderá hasta tus tobillos y si llevas algo debajo seguirá el mismo camino. Ya sabes qué las adultas que se comportan cómo niñas, pierden el derecho al pudor. Y así frente a mí con tu orgullo al igual que tus pantalones a la altura de tus tobillos, escucharás con atención todo lo que tengo que decirte y responderás a las preguntas que se te hagan. 

Cuándo termine, te pediré que asumas tu posición, que no es otra que colocarte en mis rodillas, ofreciendo bien el culo para tu castigo. Ni qué decirte tengo, que quiero que lo hagas tú solita y que colabores en todo momento, no quiero tener que ser yo quién tenga que colocarte o tomar medidas para evitar movimientos de protección. 

Luego sentirás mi mano diolagar con tu culo, seré progresivo porque va a ser una larga conversación, te cocinaré el culo a fuego lento, sin prisa, pero sin pausa y sin compasión, hasta que tenga el color que se merece o me pique la mano y aún no estaremos. 

A continuación te diré que te levantes y vayas a buscar aquella paleta pequeña en forma de cepillo. Si, esa que pica tanto, te levantarás e irás a la habitación con los pantalones en los tobillos mostrando tu culo rojo, las "niñas" traviesas no pueden cubrirse cuando las castigan. 

Esperaré pacientemente a que vuelvas y me entregues el cepillo, una vez lo hagas, volverás a ponerte en mis rodillas después de entregarme la paleta. Que dejaré sobre tu piel caliente para que vayas asimilando la que te espera. Te volvería a repetir, que no quiero más de ti, que la aceptación de tu castigo, que si veo que de alguna manera intentas moverte o protegerte, sólo vas a conseguir empeorar las cosas.

Empezaré suave y repartiendo bien los azotes, pero ya sabes que la madera es muy efectiva, cuando haya "acostumbrado" tu piel a la madera, me centraré en la parte baja de tu culo y seguiré hasta dibujarte dos círculos bien rojos con el centro morado. Cuándo termine durante unos días no vas a poder sentarte cómoda y eso te servirá de recuerdo para que aprendas a controlar esa boca a pensar antes de hablar y a contar hasta cien si es necesario. 

No habrán, caricias, no crema refrescante, durante un largo rato vas a tener que lidiar con el calor punzante de tu castigo. Simplemente irás a guardar la paleta, recogerás la silla y volverás a la pared, hasta que te diga. 

Cuándo crea que has tenido el suficiente tiempo para reflexionar, irás a buscar uno de los taburetes de la cocina, lo pondrás junto a la mesa, cogerás tu cuaderno y escribirás una disculpa por tu comportamiento y actitud de esta mañana. Te aseguro que sentarte con el culo desnudo en el taburete, no te será muy cómodo. Cuando la termines de escribir podrás levantarte, te volverás a plantar frente a mí y la leerás en voz alta. Si escucho un arrepentimiento sincero, irás a buscar la crema y si no volverás a escribir la carta de nuevo.

Sólo entonces irás a buscar la crema, te colocarás de nuevo en mis rodillas y daré el castigo por terminado, refrescándote el culo. Tal vez durante el proceso compruebe si estás mojada, pero ya te digo que puedes estar segura que no habrá premio, cuando termine con la crema, te subiré el pantalón se acabó, eso sí cada vez que te sientes tú misma te lo bajarás, hasta que nos vayamos a la cama

Te espero en casa"

Le di a enviar y no tuve respuesta, me fui para casa, un rato después de llegar escuché la cerradura abrirse. 




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