sábado, 4 de marzo de 2023

El amarillo

 




Había tenido que salir en viaje relámpago por una cuestión familiar aquel sábado. No sabía si volvería el mismo día o haría noche y volvería al día siguiente. Ella me dijo que aprovecharía para hacer reunión de chicas en casa, una de ellas además acababa de volver del viaje de Holanda. 

Al final, pide solucionar el tema antes de lo previsto y decidí volver aunque llegaría sobre media noche y así me unía también a la fiesta. Antes de salir le puse un mensaje y me dijo que me esperaban. Después de conducir cuatro horas y con 100 kilómetros de niebla densa, cansado me había despertado a las 5 de la mañana para salir a las 6, un poco más tarde de medianoche llegaba, por fin y a pesar de todo, animado porque imaginaba que estarían de celebración aún y que me daría tiempo de relajarme y echarme unas risas.

Así que abrí la puerta con alegría, pero me encontré un extraño ambiente que definiría cómo casi fúnebre, yo esperaba risas y bienvenidas y me encontré con solo dos de cuatro en el salón y con cara sería.

- ¿Que pasa, menuda fiesta?

Me miraron con cara de "algo está pasando" y además un olor que me era familiar, dulzón y molesto.

- ¿Dónde están Carol y María?

- En la cama, no se encuentran muy bien...

- Bueno...os habéis pasado con los gin tónica -dije en tono jocoso- 

- No...no ha sido eso -dijo la que parecía más entera, aunque ambas tenían la cara como la cera- 

Entonces vi el cenicero y algo que no eran colillas "normales"....viaje a Holanda...y sabe más el diablo por viejo, que por diablo.

- ¿Habéis fumado hierba?

- Si - respondieron a la vez- 

Me dio por reír y cuando se me pasó el ataque de risa, pregunté.

- ¿Están muy malitas?

- Pfff yo me he asustado y todo 

- ¿Han vomitado?

- Creo que hasta la primera papilla 

Me dio la risa otra vez y contagié a las dos amigas de Carol, sólo que una de ellas de la misma risa salió disparada al baño a vomitar. 

Yo me fui para la habitación y allí estaban Carol y María en estado comatoso, con presión por los suelos, vestidas aún y pensé que lo mejor era dejarlas dormir...Me fui a la cocina a por dulces e intenté reinimar a las que quedaban conscientes. Al comer algo se les bajó un poco el globo y me explicaron que María, había traído un poco de "hierbabuena holandesa" y que jugando se habían fumado unos porritos. Vi la bolsa y apenas habían fumado, pero claro aquello olía a Napalm y ninguna de ellas era fumadora de cannabis, así que les había dado un bofetón importante, nada que no se arreglará durmiendo. Total que les dije que hoy todas dormían en casa, que nada de coger el coche y mañana sería otro día.

A la mañana siguiente se fueron despertando, yo había preparado mucho café y mucho azúcar y muchas risas. 

- Anda que vaya tela, que tenéis ya para los 40... cómo crías de 15...

Y así estuve regodeándome un buen rato de la situación, poco a poco se fueron, hasta que nos quedamos a solas Carol y yo.

- Pffff me voy a dar una ducha, que mala me puse ayer...

- Ya...ni te enteraste que llegué.

- Pffff calla que me da vergüenza!!!!

- Jajajajaja anda tira a la ducha

- ¿Estás disfrutando verdad?

- Pues para qué negarlo...bastante.

- Que cabrón, Santi al principio muy bien, unas risas, pero de repente no se qué me pasó, empecé a sentirlo todo extraño, escuchaba las voces hablando pero no entendia nada, me asusté mucho!!!!

- Jajajjaaj 

- Que no te rías!!!

- Va date esa ducha y ponte ropa de ir a andar que te irá bien, para eliminar.

- Pfffff ¿Andar?

- Si....hazme caso. 

Se fue a la ducha y salio vestida con ropa de deporte, yo ya me había vestido también. 

- ¿Es necesario? Cero ganas...

- Si..es lo mejor.

En realidad no tiene porqué, pero la tuve andando tres horas antes de volvernos. De vuelta comimos algo, bastante sobre todo ella. Nos apalancamos en el sofá y se quedó dormida un rato. 

Cuando despertó yo estaba en la cocina tomando un café, entró y me dio un abrazo.

- Me sabe mal, fue una tontería lo de ayer, siento haberte hecho perder el fin de semana.

- Para nada, lo he pasado muy bien.

- Si claro, riéndote de nosotras, cabronazo.

- Es que cómo entenderás no os puedo tomar en serio, vais al revés del mundo, que hagan estas tonterías unas adolescentes, es hasta lógico e incluso tierno, pero unas adultas...es irresponsable y siendo suave, porque si soy directo....

- Santi... sólo queríamos reírnos un rato.

- Ya  ¿pero alguna sabía que hacía?

- No es para tanto, sólo un porrito y te aseguro que nunca más.

- Ya, pues mira cómo acabó ¿En qué estabáis pensando? ¿Que tipo de hierba fumasteis, porque hay mil tipos y con mil efectos? 

A medida que iba hablando me iba poniendo más serio y firme. 

- Ni idea ¿Verdad? Eso no lo sabíais. 

No me contestó y yo negaba con la cabeza.

- Cómo entenderás, está travesura no va a quedar impune...

Cuando dije esa frase bajó la mirada. 

- Vete a dar una ducha y ponte el pijama, que vamos a hablar, de hacer cosas propias de adolescentes 20 años después. 

No le di tiempo a contestar, le di la vuelta y un par de azotes.

- Espabila, te quiero en el salón en un cuarto de hora. 

En cuanto se metió en el baño, fui al armario y cogí dos cosas que puse sobre la mesita del sofá. Un pequeño sacudidor de alfombras de mimbre, con el mango corto de un palmo y la regla de madera de 18 pulgadas, allí bien presentados y a la vista. 

Un cuarto de hora más tarde estaba frente a mí mirando de reojo aquellos instrumentos.

- Lo que pasó ayer, fue un efecto muy habitual, el THC es el principio activo del cannabis y uno de sus efectos y más si el cuerpo no está habituado es hipotensión, la sangre no llega bien al cerebro porque la tensión cae por los suelos y de ahí los mareos, vómitos y ese color pálido de piel, tirando al amarillento...en el fondo no baja el azúcar, aunque mucha gente lo crea, pero comer azúcar eleva la tensión y revierte un poco el efecto. En principio no es grave pero se pasa mal, cómo has podido comprobar y como dijo el apóstol Santiago : vuestras risas se tornarán en lloros. 

Ella me miraba serio, pero al oír la última frase, se le escapó media sonrisa.

- ¿En que estabas pensando? No tenéis no idea, encima os ponéis a fumar con la calefacción a tope y tomando cervezas...¿Que os pasa por la cabeza Carol? Lo de ayer me recordó a una fiesta del pijama de unas quinceañeras, que se acaba liando y en ese momento aparecen los mayores.

Ahora ya se había borrado la sonrisa y su rostro estaba rojo.

- Pues nada como tienes 13 años otra vez, vas a estar una semana del trabajo a casa y de casa al trabajo y no te preocupes que no te vas a aburrir, antes de irme te dejaré en la puerta de la nevera una lista con tareas y ahora date la vuelta. 

Se dio la vuelta y cogí el sacudidor de alfombras. 

- Bájate el pantalón.

Resopló, pero un "toque" con el sacudidor en el muslo, y el pantalón descendió hasta quedar enrollado a sus pies.

- Pon las manos sobre la cabeza e inclínate hacia delante.

Cuando se inclinó lo suficiente para mostrar bien el culo, le dije que era suficiente.

Es una posición bastante incómoda de pie, sin apoyo, empecé a pasarle el sacudidor por la piel. 

- Ahora vamos a calentar bien y luego seguiremos con la regla.

La pala del sacudidor era ancha y cubría ambas nalgas y empezó a caer sobre ellas son ningún tipo de protección. Ni tan siquiera me levanté del sofá, sentado al tener el mango corto podía usarla perfectemente y cómo no es un instrumento muy doloroso, se puede aguantar bien de pie. Con ese instrumento es prácticamente imposible conseguir un rojo muy intenso, pero si un bonito rosado, con algunos puntos rojos. Después de unos cinco minutos, paré y dejé el sacudidor en la mesita.

- Coge la regla....

La cogió.

- Dámela.

Se dio la vuelta y le la dio. 

- Manos en la cabeza 

Cuando lo hizo, le di unos golpecitos suaves en la cara interna de los muslos para que separase las piernas y en cuanto lo hizo empecé a frotarle el sexo con la regla plana, suspiró y cerró los ojos. 

- Así que eres mayor para fumar porros, muy bien, pues entonces también debes ser mayor y adulta, para asumir tu castigo y no sólo eso, además vas a ser tú quien me diga cuántos azotes con la regla se merece tu irresponsabilidad, teniendo en cuenta que además eras la anfitriona y eso implica mayor responsabilidad. 

- Extiende los brazos hacia mi con las patas hacia arriba.

Cuando lo hizo puse la regla en la palma de sus manos, le di un azote fuerte y le dije.

- Vete a pensar la respuesta al rincón, cuando la hayas pensado, vuelve, me lo dices y cogeré la regla para castigarte.

No dijo nada caminó cómo pudo, con el pantalón en los pies y sujetando la regla. Y así estuvo un buen rato, no son soplar varias veces como una gata y mi respuesta en forma de mirada seria.

Hasta que se acercó, me levanté y le cogí la regla.

- Estoy esperando...

- Pffffff ¿Treinta? 

- Eso es una pregunta, no una respuesta y yo cuento en docenas.

- Santi....

- ¿Qué?

- Es muy cruel...

No dije nada cogí la regla y di unos golpecitos sobre el brazo del sofá, señal clara de que quería verla en posición sobre el brazo del sofá. A regañadientes lo hizo. 

- Cómo al final he tenido que elegir yo, van a ser tres docenas. Y ya sabes culito bien presentado y levantado y cuenta.

Cuando la regla empezó a caer, se movió los primeros cuatro o cinco azotes, hasta que la amenaza de una docena extra al terminar la hizo quedarse quieta y aguantar el castigo. Que fue en tres tandas, de una docena y pequeño descanso, hasta terminar. 

Momento en el que dejé la regla en la mesa y fui a por el aceite de almendras. En la misma posición de castigo, le refresqué el culo, eso sí, sin más juegos y no mucho tiempo, con el culo bien rojo y brillante por el aceite la envíe de vuelta al rincón de rodillas, allí estuvo otros 20 minutos hasta que la llamé.

Frente a mí de nuevo, le volví a repetir que estaría una semana castigada y con una lista de tareas, al terminar el sermón, sin decirle nada se sentó en mi regazo y escondió su cara en mi hombro, inconscientemente le empecé a acariciar el culo, aún algo aceitoso, pero sobre todo caliente y poco a poco las caricias fueron extendiéndose y llegaron al sexo, hinchado y muy mojado, la idea no era darle un orgasmo, pero cuando me mordió el hombro...

- ¿En serio? ¿Te has corrido?...

Cogió aire y se puso a reír...

- ¿Tu qué crees?

- Pues que no estabas para premios.

De un movimiento rápido la puse sobre mi regazo y le di un recordatorio a mano, sobreo que les pasa a las niñas descaradas.

Fin.

















1 comentario:

  1. Si esta historia es la de las consecuencias de una tarjeta amarilla, ¿cuál sería la de una tarjeta roja? Gracias por esta historia picante y conmovedora. ^^

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