El domingo era nuestro último día de escapada, aunque habíamos alargado hasta el lunes, la idea era para el lunes recoger, devolver llaves e ir volviendo sin prisa, así que de facto el domingo era el último día de las mini vacaciones de Semana Santa.
No habíamos previsto nada para ese día, pero amaneció un día precioso de primavera, soleado y radiante, desayunando decidimos que había que aprovechar el día y nos pareció una genial idea hacer una ruta caminando que iba enlazando pueblecitos por caminos en medio de campos y bosque.
Nos vestimos con ropa adecuada, preparamos un par de mochilas con lo básico, bebida algo de comer y sobre las 10 nos pusimos en marcha, sin prisa y sin objetivo, cuando estuviéramos hartos o cansado, nos volvíamos.
Sobre las 10 nos pusimos en marcha, al poco de empezar ya nos sobraba ropa y el sol caía con fuerza, el camino era precioso naturaleza pura, alternaba campos ya amarillos de la flor de la colza, con otros tramos más salvajes, rodeados de retama, genista y pinos. De vez en cuando el camino nos llevaba a algún pequeño pueblo de casas de piedra. Fuimos parando, hicimos fotos,disfrutando del clima, paisaje y naturaleza.
A mediodía, cuando el sol apretaba más, nos paramos en un pinar, que cubría un pequeño cerró elevado, desde el que había vista a todos los alrededores desde dónde se veían los campos con los colores de la primavera y los campanarios de varios pueblecitos. Nos descolgados las mochilas, yo me senté en una roca y decidimos comer algo, ella se quedó de pie frente a mí, mientras le daba un trago a la botella de agua, mientras yo sacaba unos bocadillos de la mochila, cuando levanté la vista, para darle uno, vi esa cara de pícara con la botella de agua en la mano.
- ¿Aún te quedan ganas de jugar?
- Jajaja es que la tentación es muy fuerte...
- Ya, por eso estás de pie y no sentada...
- Eres malo...
- ¿Yo? Imaginaciones tuyas ¿No te vas a sentar?
En ese momento agitó la botella y rociándome unas pocas gotas. La miré serio...
- No juegues con fuego, que te quemarás...
- Imposible es agua.
- Va siéntate aquí
Le señalé mi regazo y se sentó. Más cómodo que la dura roca seguro que era. Y así comimos charlando y bromeando. Cuándo terminamos se levantó y se estiró, yo la miraba, me gustaba cómo le quedaba aquella camiseta de nadadora, con los hombros al aire, siempre me han parecido muy eróticos los hombros femeninos.
- ¿Nos movemos?
- ¿Tienes prisa? Aquí se está genial y hacemos un poco la digestión ¿No?
No contestó cogió la botella de agua y se separó un poco, le dio un trago y volvió a mirarme con esa cara de traviesa juguetona.
- Pffff...te veo venir.
- Jajajajaaj, no va ya me porto bien...
Se acercó dejó la botella y se puso detrás de mí y empezó a masajearme los trapecios.
- Si cuando quieres eres un sol...
- Ya lo sé, pero no te acostumbres.
Entre el sol, el estómago lleno y el improvisado masaje, cerré los ojos.
- ¿Te gusta?
- Me encanta...
Entre medio en trance, tanto que no me di cuenta que se detuvo un instante, hasta que noté algo frío y líquido corriendo por mi espalda que me despertó de golpe, eso y una risa tonta, me levanté y me di la vuelta de golpe para rodear la roca y ella empezó a correr riendo, mal lugar para correr, la naturaleza mediterránea y sus trampas, no había recorrido ni 50 metros cuando se cayó de culo.
Se levantó de golpe, pero la atrapé...y empezó a quejarse...
- ¿ Te has hecho daño?
- De que te ríes!!!!
- De eso del karma igual existe.
- Joder cómo pincha...
Al mirar al suelo, me dio la risa, había caído sobre unos cardos.
Sujeta del brazo la llevé hasta la roca otra vez, entre quejas...me senté y la solté.
- Ahora sal corriendo otra vez. Pocas luces.
- Pufff aún me pincha...
Entonces agarré la cintura de las mayas y la acerqué entre mis piernas.
- Pues esto solo hay una manera de solucionarlo.
De un tirón le bajé las mallas deportivas.
- ¿Que haces? !!! Estamos al aire libre...
- Curarte
De un movimiento rápido la puse sobre mi regazo, empezó a moverse, quejarse y patalear, así que tuve que pasar mi pierna por encima de las suyas y sujetarla con fuerza de la cintura.
- Estate quieta!!!! Voy a ver si tienes alguna espina!!!
Por un momento se tranquilizó y empecé a buscar algún resto de espina, encontré un par de ellos que pude sacar. Meticulosamente recorrí con mis dedos centímetro a centímetro de su piel, en busca de alguna otra espina, curiosamente se relajó y cuándo decidí terminar aquella exploración en medio de la naturaleza, mi mano le acariciaba las nalgas.
- Bueno señorita esto parece que ya está, pero ya que te tengo así, tenemos cuentas pendientes...
Intentó escaparse, pero era imposible.
- Sólo ha sido un taponcito de nada, eres muy sensible...
- Bueno, sólo van a ser unos azotitos de nada, así que estamos igual.
Tiré para abajo del tanga, y al terminar mi mano empezó a sacudir su culo por segunda vez en dos días, allí en medio del campo, nada más empezar el sonido hizo que hasta los pájaros se quedarán en silencio.
- ¿Así que te divierte mojarme?
- Un poco jajaja
- Pues a mi me divierte más ponerte el culo cómo una amapola.
De repente aumenté el ritmo y empecé a zurrarla con ganas y durante un largo rato, con la misma pasión que un pintor pinta un cuadro, sólo que mi lienzo era de piel viva y mi pincel sólo pinta un color. Y si, ahí en medio del campo sobre una roca se lo puse del color de una amapola.
Cuando me picaba ya la mano paré y empecé a pasarle los dedos por la piel caliente y roja, ahí ya se había rendido y estaba relajada y receptiva a las caricias. Cuando empecé a pasarle un dedo por el surco entre nalgas y muslos empezó a respirar profundamente, entonces le bajé las mallas y el tanga hasta los tobillos, quité mi pierna de encima de las suyas que separé lo que me dejó la ropa enrollada en sus tobillos.
- ¿Estás mojada?
- No sé igual deberías comprobarlo...
- Igual si..
Mi mano se fue directa entre sus piernas y empecé a jugar en su coño, que estaba cómo un estanque caliente...el índice y el corazón acabaron dentro de ese estanque y empezaron a entrar y salir despacio.
- Es curioso, el efecto que tiene que te ponga el culo rojo...pero no te has portado muy bien, no sé yo si te mereces un premio.
Saqué mis dedos mojados y le di una nueva ráfaga de azotes con ganas. Al terminar le dije.
- Levanta.
Se levantó y nada más levantarse hizo el gesto de subirse la ropa, pero no la dejé, me levanté la cogí del brazo y la llevé casi a rastras hasta el tronco de un gran pino.
- Pon las manos detrás de la espalda. Y aquí quietecita que te de un ratito el aire en el culo. Te veo y si veo que te frotas iré a aquel olivo y cortaré unas ramitas verdes.
Me fui otra vez a la roca, sin perderla de vista, cogí el teléfono y le eché unas cuantas fotos y allí la tuve un rato, mirando al pino, con el culo rojo y cachonda. Hasta que me acerqué, le cogí las manos, se las apoyé contra el tronco, pasé mi brazo alrededor de su vientre por detrás, estiré un poco haciendo que inclinase la espalda, bien ofrecida y nada más hacerlo me saqué la polla del pantalón sujeta con la mano la froté entre sus labios y de repente de un golpe de riñones entró hasta el fondo en su coño, bien pegado a su culo rojo y caliente, me quedé un rato mientras le besaba el cuello, hasta que la agarré de la cintura y empecé a embestir con ganas contra aquel pino. No fue un polvo de recrearse, rápido y animal, pero nos corrimos los dos. Al terminar le subí la ropa y volvimos a la casa.
Nada más llegar nos metimos en la ducha y terminamos ya sin prisas. Y después limpios y relajados terminó otra vez en mis rodillas, está vez para desinfectar primero y después para un largo masaje curativo.
Me gusta infinitamente esta suite que te hace querer jugar con el agua en la naturaleza para "hacer sonar las campanas" reprendido, azotando la ropa y follar con pasión y ternura cuento de un pino.^^
ResponderEliminarMe encanta, cariño, risas y azotes!
ResponderEliminarQue nunca falten en nuestras vidas.
Pues sí y aunque se pueda variar el orden, ese es el truco: cariño,risas y azotes
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