martes, 19 de abril de 2022

El placer de portarse mal

 



¿A qué nos referimos cuando llamamos a algo mal comportamiento?

¿Qué significa realmente la travesura?

¿Qué el acto de romper las reglas?

¿Las reglas de quién?

¿Existe realmente una regla que diga que no puedes escabullirte para masturbarte, o leer una historia erótica en público?

Por supuesto que no. La travesura no es como romper las duras leyes que la sociedad acordó para garantizar nuestra seguridad. Es una especie de picardía  más sutil, nuestra propia pequeña rebelión contra un mundo lleno de reglas, nuestra afirmación de la individualidad contra las leyes no escritas de la convención social.

La travesura es una violación de las expectativas de los demás, por lo tanto muchas veces una afirmación de la propia individualidad.

Mucha infelicidad y frustración en la vida es causada por tratar de estar a la altura de las expectativas de los demás y ni tan siquiera eso, de las expectativas que imaginamos tienen los demás, sobre nosotros. Y eso hace que las propias sean arrinconadas.

Quizás es por eso que tanta gente encuentra en ser travieso, una liberación. Es una oportunidad para rebelarse y disfrutar de nuestros propios actos secretos de transgresión.

Habiendo explorado este tema profundamente, encuentro maravilloso que aquellos que se han pasado la vida comportándose según esas expectativas hacía los demás, sean también quienes más fantasean con ser traviesos.

Estás personas en realidad tienen un profundo respeto por las reglas y se sentirían increíblemente culpables si alguna vez fueran sorprendidos violando las leyes reales o transgrediendo las expectativas sociales. Sin embargo, sueñan con hacer travesuras, encuentran tremendamente excitante y divertido la idea de hacer travesuras.

Porque es divertido ser travieso. Es emocionante fantasear con romper las reglas de civismo y decencia que nos han inculcado y hemos obedecido cuidadosamente toda nuestra vida.

Nos emociona saber que debajo de nuestra personalidad pública sensata y seguidora de reglas, dentro de nosotros sigue existiendo un rebelde sin causa, sólo por diversión. Que por dentro seguimos siendo una fuerza de la naturaleza luchadora que nunca será domesticada.

Estas poderosas emociones pueden canalizarse en impulsos intensamente excitantes.  Es por eso que el deseo de ser travieso es un tema común en las fantasías eróticas. Se convierten en una salida psicológica para la culpa que puede satisfacerse en privado, en el patio de recreo seguro e íntimo de nuestra imaginación erótica.

Creo que no es tanto que exista  una profunda necesidad psicológica de un nivel placentero de dolor físico, que satisfaga un deseo masoquista. Aquí la travesura contextualiza el  castigo, envolviéndolo en una cómoda fantasía, en la cual no hay arbitrariedad, el castigo es la consecuencia a algo conocido y transgredido a conciencia.

Es cómo reinventar esa convención social de actos y consecuencias ya que una parte esencial de la fantasía de ser travieso es tener a alguien estricto para establecer los límites, responsabilidades, consecuencias y premios.

Las personas socialmente bien adaptadas necesitamos reglas. Queremos rodearnos de gente agradable, que cumple las normas y no abusa de los demás. Entonces, el "mal comportamiento" para los que se portan bien se trata de romper tabúes, pequeñas transgresiones "inventadas" que no dañan nada ni perjudican a nuestra vida 

 Pero transgresión sin riesgo, no tiene emocion y para muchos, la amenaza de castigo físico por parte de una autoridad firme, estricta, pero cariñosa y justa, es lo que proporciona proporciona esa sensación de riesgo, de estar transgrediendo de verdad, tan estimulante.

Esta fantasía de la travesura y el castigo es recurrente en el tiempo, dentro del imaginario erótico colectivo. Un castigo real, pero erotizado y excitante. Parece ser que la humanidad tiene necesidad de transgredir las normas sin culpa y que mejor que la seguridad y la intimidad del erotismo, para permitirse jugar a ser "malo". Todas las fantasías relacionadas con el spank, siguen un mismo guión: reglas estrictas, rebelión, castigo que devuelve al orden y premio erotizado. Existe un curioso nexo de unión entre la excitación de la travesura y el placer catártico de la disciplina y el castigo.


Seguramente no es coincidencia que uno de los anhelos más habituales en todo esto,  sea  la sensación de: "sentirse cuidado". Si bien todos a veces tenemos tentaciones de transgredir, en el fondo estamos  agradecidos por nuestros límites y las mano firme que evitan que nos perdamos en el desierto. Al final de un buen juego, el culo estará ardiente y dolorido, pero la mente estará despejada..

"Muéstrame a alguien bueno,

 y apuesto a que en lo profundo de su velo

 hay alguien que anhela escapar de la jaula de la vida

 y se deleita en ser travieso.

deseando subir la escalera, que conduce al cuarto oscuro"

1 comentario:

  1. Tu teoría resuena en mí, ser feo y no responder a la orden de la hora de la sociedad y de los seres queridos de ser perfecto para no dejar que aparezca nada, para ser bueno, pero a menudo tan soso e hipócrita. ¡Así que escapar por un momento siendo un niño mimado y caprichoso que sigue siendo una mujer ardiente y sensual da una visión tan preciosa y rara de un escape disciplinario, lúdico y erótico.^^

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