sábado, 18 de diciembre de 2021

El árbol de Navidad.

 




Estábamos desayunando en la cocina el sábado previo a Navidad. Cuándo ella me soltó.

- Tienes pensado hacer algo hoy?

- Pues no 

- Y si decoramos un poco la casa, que somos unos rancios.

- Jajajaja vale, no es mala idea. 

- Pues ya sabes hay que bajar al trastero a por el árbol.

- Vale en cuanto termine, me pongo.

- Yo buscaré las cajas de las cosas de Navidad y alguna cosita haré.

No me pareció mal plan, además se que a ella le gusta mucho y la relaja hacer manualidades y a mi ver cómo las hace.

Al terminar de desayunar bajé al trastero, en busca del árbol empaquetado. Con el acuestas subí, lo desempaqueté, adecenté y me puse montarlo. Ella ya se había sentado en el suelo sobre una manta y trasteaba unas cajas. Entonces sonó mi teléfono, era un número del trabajo, me pedían si podía enviarles vía e-mail una documentación, mientras hablaba ella me dijo.

- Santi, en la última estantería del armario del despacho, hay una caja azul, me la traes cuándo puedas.

Le hice el gesto de ok con la mano y me fui al despacho, abrí el portátil y me puse con el tema de trabajo, pensaba que me llevaría diez minutos o un cuarto de hora, pero se alargó, estando en ello, entró ella, cogió la caja que me había pedido y se despidió con un irónico: 

- Muchas gracias.

Cuando por fin terminé, me fui directo al salón y al llegar ya me encontré el árbol decorado.

- Venga seguimos?

- Ya está

- No querías hacer alguna cosa más?

- Paso, para hacerlo sóla...

Ahí ya vi que estaba de morros e intenté apaciguar.

- Ya lo siento nena, pero lo necesitaban para hoy y no se salían.

- Es sábado, no podían esperar al lunes?

- No, era urgente.

- Y tu qué culpa tienes?

- Ninguna, es un favor.

- Pues me da rabia, te toman el pelo y no te impones.

- Nena no me hagas hablar de tomar el pelo en el trabajo...

- Estamos hablando de ti joder!!! Que manía de sacarme a mi siempre.

- Manía ninguna, pero me estás echando en cara algo que a ti te pasa multiplicado por diez, en lo que por cierto nunca me he metido, al revés aguantarte lloros y malhumor. 

- Eres un idiota, cuando escuchas lo que no quieres oír, atacas dónde más duele.

- Pffff es que no entiendo, que te pongas así por una tontería, que ha sido? Una hora?

- QUE NO ES ESO JODER!!!! Que me da rabia que te traten cómo a un idiota.

- No me levantes la voz y deja de faltarme al respeto, está claro?

- No me sale del coño

De repente se hizo el silencio, yo clavé mis ojos en los suyos que al momento esquivaron la mirada a la vez que se ruborizaba. 

- Repite, lo que acabas de decir.

-No...lo siento 

- Y más que lo vas a sentir. Levanta 

- Vaaaa, que se me ha escapado, pero entiéndelo quería hacerlo juntos.

Sin decir nada más la levanté de un tirón del brazo. Se quedó de pié frente a mí tocándose el brazo y mirando al suelo.

- Bájate el pantalón

- Pffffff 

El resoplido significaba mucho, ella sabía que el hecho de mandarle hacerlo a ella ya quería decir que iba en serio y además que iba a empezar sin nada.

- Nena quiero ver el pantalón en tus tobillos a las cuente a tres, uno, dos...

Cogió aire, deshizo el nudo que sujetaba el pantalón y el sólo cayó hasta quedar aplastado en sus pies.

- Pon las manos sobre la cabeza y escucha atentamente. No te voy a permitir más este tipo de actitud, puede que tuvieras parte de razón, no lo niego, pero con las formas la pierdes toda, además tema laboral y familiar quedamos que eran líneas rojas, que se podía hablar pero respetando la decisión, aunque no la compartas, eso sí con buenos modos, no con la pataleta de una adolescente caprichosa. Ponte en mis rodillas. 

Otro resoplido, pero estaba dispuesto a que fuera ella la que presentará su rendición incondicional y no tenía prisa. Me la quedé mirando unos segundos, hasta que se rindió y se puso en mis rodillas. Nada más ponerse empecé a pasar mis dedos por sus muslos y nalgas desnudas y blancas temporalmente. 

- Vas a aprender que con este tipo de actitud, sólo vas a conseguir terminar con el culo rojo, cómo las hojas de un planta de navidad.

Y empecé a darle palmadas, de forma progresiva pero constante, aumentando el ritmo a medida que la piel se iba sonrosando. Entonces la sujeté con fuerza de la cintura con mi brazo izquierdo y empecé a aplicarme con ganas, palmadas fuertes, rápidas y continuas. Que tras un rato hicieron que se moviera algo y pusiera la mano. De inmediato se la cogí y le hice que me entregara la otra, las sujeté con fuerza de las muñecas en su espalda y seguí azotandole el culo desnudo cada vez más rojo. 

En un momento de pausa se produjo, un instante muy erótico, ella jadeante en mis rodillas, con el culo bien rojo, yo también jadeante del esfuerzo de los azotes y contenerla. Moví una de mis piernas un momento, para ponerme más cómodo y al hacerlo separé las suyas, y me mostró toda su intimidad, desde mi posición privilegiada podía ver sus labios hinchados y la humedad que resbalaba por sus muslos. Ofuscado ante la vista tan erótica que tenía sobre mis piernas tardé un instante en darme cuenta que movía sus caderas lascivamente contra mi pierna. 

Al darme cuánta le di una ráfaga de punzantes palmadas.

- Se puede saber qué haces? Te pone cachonda que te zurre el culo? Pues mucho tienen que cambiar las cosas hoy para tener placer de adulta. Levanta más el culo 

Esperé a que lo hiciera y le di una ráfaga más que terminé diciendo.

- Y ahora te levantas y te plantas frente al árbol de espaldas a mi y piensa en tu actitud.

En ese momento pensé, que el tiempo que estuviera ahí el árbol, más de un rato lo pasaría mirándolo de cerca.

Lo cierto es que yo también estaba muy excitado, pero decidí esperar un poco más. Tras unos cinco minutos plantada frente al árbol la llamé. 

Se dio la vuelta y se acercó. Yo me levanté, me desabroché el cinturón sin quitármelo aún y le indiqué el brazo del sofá. Esta vez sin rechistar se colocó, cuando lo hizo, empecé a quitarme el cinturón lentamente, una vez colgando entero de mi mano lo doblé, lo puse sobre su espalda, puse un pie entre sus piernas e hice que las separase los que daba el pantalón enrollado en sus tobillo, la cogí de la cintura y la levanté un poco haciendo que su culo rojo, se elevará más. Entonces cogí el cinturón, lo paseé por toda su piel caliente, hasta que levanté el brazo y dejé caer en seco el cinturón que al impactar con su piel sonó, con ese sonido tan especial. Y así fui repitiendo, despacio, dando tiempo entre azote y azote, pero soltando el brazo rápido y seco. Llevaría una docena más o menos y ya tenía el culo marcado a franjas rectangulares rojas, que resaltaban sobre el fondo enrojecido a mano. 

No sé porqué aquel día me notaba muy excitado y eso la libró de un buen número de correazos, dejé el cinturón en su espalda otra vez, me puse tras de ella, me desabroché los vaqueros que cayeron y de un tirón del bóxer, mi polla estaba durísima y palpitante, la guié por detrás hasta la entrada de su coño, la cogí de las caderas y de una embestida se la metí entera de golpe, gimió más de la sorpresa que de otra cosa, ya que su coño desbordaba de la excitación y empecé a follarmela sin miramientos, más que moverme yo, eran mis manos en sus caderas las que la movían a ella contra mi pubis con fuerza. 

- Cómo te corras, volveré a coger el cinturón

Y seguí más rápido, estaba tan cachondo y muerto de deseo que no tardé en sentir los primeros espasmos del orgasmo, momento en el que la saqué para correrme sobre su culo azotado y ahí me quedé un rato jadeante. 

Fui al baño a limpiarme y de vuelta aún estaba ahí en la posición, ya más relajada. Cogí el cinturón me lo puse y le dije.

- Ve a darte una ducha, mientras preparo algo de comer.

Al salir ya estaba la mesa puesta, con la silla de penitencia incluida, en la que la hice sentarse con el culo desnudo de nuevo a comer. 

Cuando yo estaba lavando los platos se acercó a la cocina, cogió aire y me dijo:

-Siento mucho haberme puesto así, me perdonas? 

Nos dimos y abrazo que selló el pacto, mis manos se metieron por dentro de su pantalón por detrás buscando sus nalgas aun calientes. 

- Venga va un poquito de crema?

Sonrió, ella misma fue a buscarla, yo la esperaba sentado en el sofá, me la dio y se volvió a bajar el pantalón para ponerse en mis rodillas. Cogí la crema y empecé a extenderla muy suaves, ya el rojo intenso había desaparecido, pero se podían ver bien las franjas del cinturón, sobre todo en los bordes. Seguí con un masaje de nalgas más intenso y al parar mis dedos fueron a su coño, separando los labios, jugando con ellos, volvía a estar hinchado, rojo y mojado.

Ralenticé los movimientos en el momento que su lenguaje corporal pedía más y le dije.

- Si me guiará por la razón debería azotarte más, pero el cuerpo me pide otra cosa.

En ese momento dos de mis dedos entraban en su túnel caliente y húmedo y ya no pararon hasta hacerla correrse varias veces.

Cuando ya pasado un rato se incorporó, con la cara radiante, se acurrucó en mi pecho totalmente relajada, hasta que al cabo de un rato noté su mano dentro de mi pantalón...

- No tienes remedio..

Me miró, sonrió, se puso de rodillas encima del sofá, me desabrochó el pantalón y sus labios empezaron a jugar con mi polla, mientras yo con la mano le acariciaba las nalgas.









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