Tengo la suerte de tener alguna amiga a la que puedo contarle todo, en confianza y sin miedo a ser juzgada. Pero aún así lo que no puedo evitar es alguna cara de sorpresa, seguida de alguna pregunta, que suele incluir un "por qué".
Aún recuerdo una conversación que tuve con ella y su cara cuando le solté " pues yo disfruto más cuando me follan el culo, que cuando me comen el coño", su cara en ese momento era un poema y luego vinieron los porqués.
Entonces le expliqué que eso, no pasa con cualquiera, que es algo mental, un estado y que para que se dé, necesito sentir varias cosas antes.
Cuándo admití que necesitaba esto, conocí a una persona bastante mayor que yo entonces y empecé a sentir cosas distintas.
El era mas fuerte que yo, no sólo físicamente que también, sobre todo mentalmente. Durante nuestras larguísimas conversaciones tenía la habilidad de darme algún que otro azote mental, que dolía y gustaba a la vez. Fue la primera vez que me encontré en presencia de un oponente de mi tamaño. Era dueño de una inteligencia sólida e infinitamente indomable, que nunca se dejó engañar por mis encantos y artes de seduccion. Y eso me escocia más en el ego que una vara. Pero no me solté. Empujaba, discutía, apretaba los puños y nunca me rendía. No me dejaba llevar. Hasta que se cansó de mí y un día me escribió
“Escucha pequeña, tienes potencial y eres inteligente. De eso puedes estar segura, porque si no lo tuvieras no estaría perdiendo el tiempo contigo. Hay una cosa extraña gritando en ti. Sal ahí fuera, conoce gente, escuchalos, mueve el culo y disfruta de eso en vez de esconderlo "
Años después, le volví a escribir no esperaba que me contestará tan siquiera sólo quería contarle, que gracias a aquellas palabras había conseguido lo que durante tanto tiempo deseé.
Me respondió, me dijo que se alegraba mucho y que había encontrado.
Lo primero que había encontrado es el estímulo. Para ser estimulada (intelectual, sexualmente), necesito involucrarme en un equilibrio de poder explícito. Para rendirme y dejarme llevar necesito sentir que me pueden arrebatar el control en cualquier momento. Que tenía esa necesidad y a la vez miedo y que una vez alguien consiguió quitarme ese miedo sentí la mayor liberación y placer de mi vida.
La segunda que encontré es mucho más sencillo. Siempre había tenido una sexualidad aventurera, ya desde los catorce años. Siempre supe, desde una edad bastante joven, que no tendría sexo "común y corriente", pero me lo negaba por miedo y por vergüenza, hasta que me atreví a explorar más allá de mi imaginación.
La tercera razón está directamente relacionada con el lado oscuro de lo que la sociedad le da al sexo "desigual". Ese lado peligroso. Vicioso. Perverso. Ese lugar donde no deberías aventurarte demasiado. Y quería sumergirme por completo en ello. El sexo es también sucio, viscoso, violento.
¿Y cuál fue la principal razón por la que me atreví? La razón principal, que por cierto debe ser válida para muchas personas, sigue siendo el cansancio, el aburrimiento. La rutina del metro-trabajo-sueño es aburrida. Y, si le añadimos unos azotes en el culo entre cada paso, se vuelve más interesante y más picante. Nos cabreamos mucho, en la vida real, demasiado y encontré una forma divertida de canalizar esa irá. Además, siempre intentamos ocupar la mente. Quizás para no dejar tiempo a cuestionarnos, cuando lo que deberíamos hacer es desconectarla de vez en cuando y eso sólo lo he conseguido jugando.
Yo no lo sabía, pero mi cárcel estaba en mi cabeza, fue serrar uno a uno los barrotes y mi cuerpo salió de ella. Eso es lo que me ha permitido, disfrutar de cosas, dónde el resto del mundo sólo ve molestias e incomodidades. Para qué te follen el culo y disfrutes, primero debes estar dispuesta a arrinconar tu ego y qué quien vaya hacerlo lo terminé de rematar y luego te lo devuelva intacto.
Tal vez por eso tampoco ha tenido acceso a mi culo cualquiera. Sólo quien ha sabido serrar los barrotes.
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