sábado, 2 de octubre de 2021

Castigada sin salir

 





Al llegar a casa el viernes, sabía que me esperaba una tarde noche tranquila. Era uno de aquellos viernes de reunión de chicas cómo los llamaba ella. En realidad se trataba de una salida de fiesta, sin hombres de por medio y así poder despellejarnos. Así que mi plan era sencillo, descansar, ver el partido de la NBA o practicar un poco con la Telecaster.

Cuando llegué, el baño grande estaba ocupado y cómo no tenía prisa, lo primero es lo primero así que fui a por una cervecita fresca, cambié los zapatos por unas cómodas zapatillas de estar por casa y me apaña que en el sofá, mientras terminaba. 

Unos diez minutos más tarde salía de la ducha, vino a saludarme envuelta aún en la toalla, me encanta esa mezcla de olores de recién salida de la ducha.

- Estás ya? Necesito una ducha.

- Sí, pero no tardes que quiero pintarme un poco.

- Bueno, puedes entrar sin problema 

- Ya pero con el vapor no me veo.

- Valeeee, no tardó nada.

Me di una ducha rápida, me puse ropa cómoda y le cedí el baño, lo curioso es que había otro libre, pero no lo usábamos nunca.

Mientras ella se terminaba de arreglar y vestir, cogí la Telecaster y el "ampli" intentando sacar algunos acordes, eso sí a volumen bajo para no molestar a los vecinos. Concentrado con el portátil abierto, para afinar, escuché los pasos inconfundibles de unos tacones y entró en el salón, la miré. Llevaba un vestido otoñal en tonos granate, entallado y algo escotado, a partir de las caderas tenía un poco de vuelo, medias negras y botines con tacón casi stilettto.

- Cuando sales conmigo no te vistes así

- Que idiota eres, cuando salgo contigo no tengo que competir.

- Tienes cena en la nevera, sólo hay que calentar.

- Y eso? Te da pena dejarme sólo?

- Jajajajaa ninguna.

- A qué hora habéis quedado?

- A las ocho 

- Pues es muy pronto no?

- Si, pero voy a ir, que quiero mirar una tienda.

- Muy bien 

- Te cojo las llaves de tu coche, que el mío está en el parking y me ahorro de sacarlo.

- Mi coche? 

- Si, tú lo tienes fuera.

- Ya, pero ya te dije que se acabó la última vez.

- Pufff, me vas a hacer sacar el coche del parking ahora?

- Has pagado la última multa de zona naranja?

- No, el lunes hago la transferencia 

- Pues no hay coche, cada vez que has cogido mi coche para bajar al centro, el mismo problema y te lo dije a la próxima se acabó, aún así ni caso para varias, pues nada coges el tuyo.

- Joder tío, acaso no he pagado todas las multas.

- Es que esa no es la cuestión, si aparcas en zona naranja sacas tiquet, como todo el mundo.

- Si claro y si estoy de cañas o tomando una copa y bailando, voy a salir cada hora, voy a andar 5 minutos en tacones, para volver a sacar el ticket.

- No hace falta, busca un sitio que no sea de pago.

- Sabes que todo queda muy lejos.

- Pues aún tienes otra opción, pagas los 8 euros que cuesta anular la denuncia, en vez de los 50 de la multa, es fácil hasta tú orgullo puede.

- Vete a la mierda, ya cojo el mío, ahora ni se te ocurra pedírmelo nunca.

Cogió el bolso, visiblemente enfadada.

- Que acabas de decir?

- Que te olvides de mi coche, tu el tuyo y yo el mío. 

- No, antes de eso.

- Ya lo has oído o te has quedado sordo con la puñetera guitarra. 

Me levanté de golpe, me fui hacia ella, no le di tiempo a reaccionar, la rodeé con mi brazo izquierdo por delante, justo por encima del pubis, puse mi pierna izquierda como barrera, agarrando el vestido con la mano que rodeada su cintura lo levanté por etapas y lo que vi debajo me gustó demasiado, las medias negras eran autoadhesivas, dejaban ver cuatro dedos de carnes en los muslos,  y las nalgas quedaban completamente al aire, ya que sólo había un tanga de encaje negro bajo el vestido. 

Si decir nada y allí de pie bajo mi brazo le di una veintena de azotes de esos que dejan los dedos marcados a cada azote y mientras le daba con ganas, le iba diciendo.

- Que sea la última vez que me faltas al respeto así y te aviso, no juegues o te vas a quedar sin salir como una adolescente y sabes que cuando digo algo en serio no bromeó.

La solté de repente, lo primero que hizo fue frotarse el culo, la cogí de la barbilla y la hice mirarme, estaba algo ruborizada.

- Son las 7 y  veinte tienes un cuarto de hora de camino, así que saliendo de aquí a menos cuarto, llegas y el rato que falta, te lo vas a pasar en el rincón. Está claro? 

La cogí del brazo y le di un par de azotes sobre el vestido.

- Venga y que no lo tenga que repetir.

Me hizo caso de primeras, creo que algo desconcertada y se fue obediente al rincón a mirar la pared. Yo me fui al sofá y cogí otra vez la guitarra, la miré, estaba en el rincón pero frotándose el culo.

- Las manos en la cabeza!!!!

Dijo algo, que preferí no entender y las puso. Entonces continúe intentando sacar algún sonido coherente de las cuerdas. No llevaba ni cinco minutos. Cuando empezó a hablar y quejarse desde el rincón.

- Voy a llegar tarde joder...que vale, que tienes la razón ya cojo mi coche.

No la contesté y seguí a lo mío, pero no dejaba de hablar y quejarse, dejé la guitarra.

- Que parte no entiendes, de si te mando al rincón es quieta y en silencio?

- Es que he quedado joder!!!

- A que no vas?

- Si hombre...

- Lo quieres comprobar?

- Claro que voy a ir. 

Me levanté, me acerqué por detrás, le cogí las manos, se las puse contra la pared, puse la palma de mi mano izquierda en su pubis, presione hacia atrás, haciendo que tuviera que arquear la espalda, le levanté el vestido y le separé las piernas con mis pies, puse la mano izquierda en la parte baja de la espalda, sujetando el vestido levantado y empecé a azotarla contra la pared con la mano, alternando nalga y nalga y sin calentar un par de minutos, hasta que cogió color. Al terminar, le bajé el tanga de un tirón seco.

- No te lo voy a decir más, se me ha acabado la paciencia, vamos a jugar los cinco e igual sales si juegas bien. 

Y allí la dejé con las manos contra la pared, el vestido levantado, el culo desnudo, sonrosado y bien expuesto y el tanga en los tobillos. 

De vuelta a la guitarra, se hizo un silencio relativo, que duró poco.

- Bueno ya lo he entendido y se me hace tarde en serio.

- No, no has entendido nada, y por supuesto acabas de perder el juego.

- Que quieres decir?

- Que eran cinco minutos de silencio y te hubieras ido, pero no han sido ni dos, así que tienes una penalización. 

-Como?

- Quieres salir no?

- Pues claro 

- Pues tendrás que pagar tú penalización.

Me levanté, fui a la habitación, cogí el cinturón de cuero marrón que siempre colgaba del respaldo de la silla de la habitación, el cinturón de los castigos. Me fui hasta ella apoyada en la pared. Allí detrás de ella lo doblé con parsimonia. 

- Saca bien el culo.

Suspiró...pero lo hizo.

- Te voy a explicar en qué consiste el juego del cinco. Básicamente es que por culpa de tu boca estás en el rincón y precisamente por eso, te quiero callada y quieta cinco minutos, como no has estado, tienes una penalización de 25 azotes, que vas a contar, cuando terminé, volvemos a empezar con los cinco minutos de silencio. Está claro?

En ese momento tenía el cinturón ya sobre la piel desnuda de su culo, no dijo nada y empecé. El primero cruzó su piel sonando como un petardo.

- Uno...

- Veo que lo empiezas a entender.

Empezaron a caer los azotes con el cinturón seguidos.

- Dos, tres, cuatro, cinco....

A partir del quince más o menos, empezó a costarle mantener la posición así que tuve que espaciarlos y esperar a que se pusiera otra vez con el culo bien expuesto y ya marcado a franjas. Pero yo no tenía prisa y los 25 prometidos le cayeron sin piedad.

Al terminar, le dije.

- Ahora ponte recta otra vez, manos tras las la espalda sujetando el vestido levantado y si estás 5 minutos quieta y callada, te podrás ir.

Me senté otra vez, esta vez no cogí la guitarra, mi vista se clavó en ella, allí erguida sujetando ella misma el vestido levantado en tacones, medias musleras y a la vez con el culo rojo como una niña traviesa. 

Entonces de repente sonó su teléfono. 

- Que hora es me están llamando seguro..

- Da igual la hora que sea, no te viene de llegar un cuarto de hora tarde y no han pasado los cinco minutos de silencio, así que se acabó, tienes actitud de adolescente, pues castigada sin salir. Me levanté cogiendo el cinturón. Se dio la vuelta, la miré muy serio y sin levantar la voz pero firme le dije.

- Ya puedes poner las manos en la pared otra vez y sacar bien el culo. 

Pensé que encontraría más resistencia pero lo hizo, igual pensaba que así me echaría para atrás en mi decisión. 

- 25 más cuenta. 

Esperé un momento a que se ofreciera bien, y empecé a aplicarle el castigo. Esta vez más lento, dejando pasar unos segundos entre azote y azote, escuchando cada número de su voz, que cada vez contaba con más dificultad. Pero eso no fue motivo para perdonarle ni uno sólo. Al terminar, le dije.

- Ni te muevas, a ver si así eres capaz de estar 5 minutos quieta y callada.

Volví a sentarme y a mirarla, toda la idea de noche que tenía antes de llegar había cambiado. Esta vez sí pasaron 5 minutos, incluso alguno más, imagino que el escozor del cinturón era suficiente motivo. Entonces me levanté, me fui hasta ella, sin decir nada llevé toda mi mano a su coño, lo apreté estaba empapada... sonreí lo empecé a frotar con toda la mano. Pero me detuve.

Le cogí las dos manos que apoyaba en la pared y la hice incorporarse, la abracé por detrás y le susurré al oído.

- Hoy no sales, estás castigada, quítate el vestido y la ropa interior, pero déjate las medias y los tacones y espérame en posición sobre el brazo del sofá, voy a buscar crema.

Le di un beso y fui hasta el baño. De vuelta allí estaba desnuda sólo lo las medias y los tacones, sobre el brazo del sofá. Dejé la crema a su lado, cogí un cojín para elevarle más aún la cintura, pero en vez de horizontal, lo puse vertical de tal forma que el borde del cojín quedaba entre sus piernas, también cogí su móvil y le dije.

- Sujetalo, con la pantalla en negro.

Entonces me puse entre sus piernas. Cogí la crema y eché un chorro en cada nalga, las franjas carmesí del cinturón eran bien visibles, empecé a extenderla, dándole un suave masaje, que pasó a más intenso y apretando haciéndola suspirar más de una vez.

La crema hidratante que uso es de aloe vera natural, así que sirve para muchas cosas y en un momento determinado empecé a masajearle también con un dedo su agujero más oscuro. Yo estaba muy excitado y notaba mi polla dura y palpitante apretando el pantalón del pijama, la liberé y directamente la apunté a su culo, sin mucha preparación, quería que sintiera mi polla entrando en su culo como parte del castigo, creo que nada da más esa sensación de entrega que notar como tú polla va entrando en el agujero más íntimo y más asociado al tabú, entrega, conexión...como despacio se va abriendo paso en sentido inverso al natural, en el momento que toda mi polla se alojó en su culo hasta que mi pubis tocó la piel caliente y castigada de sus nalgas le dije.

- Llama a tus amigas y diles que no vas a ir.

Suspiró, pero vi iluminarse la pantalla.

- Pon el altavoz.

Lo hizo, empezaron a sonar los tonos de llamada y yo a moverme despacio entrando y saliendo con mi polla de su culo, la conversación fue breve,  les dijo que se encontraba mal y probablemente fue creíble su respiración y su voz enculada en ese momento podían parecerlo, cuando colgó, empecé a bombear más rápido y ante mi sorpresa se corrió, no sé si el roce rítmico con el borde del cojín en su coño o la excitación pero se corrió brutalmente entre espasmos y gritos, poco después me corrí yo dentro de su culo.

Y así fue una parte de la noche, que la dejé castigada sin salir. 















4 comentarios:

  1. Me ha encantado. Ni le falta, ni le sobra. Gracias por este relato.

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    1. Gracias!!! Me ha hecho mucha ilusión, no sé suelen comentar los relatos.

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  2. Me ha encantado este relato por su justa medida de erotismo y disciplina a partes iguales. Espero que escribas más relatos, nos hacen soñar despiertos con pasiones y castigos de placer.

    Besos.

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  3. Tenía más actitud de adolescente el spanker

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