sábado, 11 de septiembre de 2021

La compra

 







Seamos sinceros, las tareas domésticas suelen ser un engorro, además con el ritmo de vida actual, muchas veces sólo nos queda tiempo para ellas el fin de semana o tendemos a procrastinar y dejarlas. Pero al final no hay más remedio que hacerlas. 

Una de esas tareas es hacer la compra, nosotros habíamos llegado a un acuerdo de repartición de tareas y la compra era una de ellas, aunque a veces cuando había que hacer la compra grande. Aquella semana había que hacerla y cómo dio la casualidad que el viernes por la tarde  los dos habíamos salido pronto de trabajar y decidimos ir al supermercado y quitarnos de encima una cosa para el fin de semana. Hicimos una lista, cogimos el coche y nos fuimos a ello, con la esperanza que no hubiera mucha gente, esperanza en vano porque si había gente. Una vez allí carro y a recorrer pasillos lista en mano.

Y las cosas suceden de la forma más tonta, es lo que tiene el juego diario o de disciplina doméstica. Todo se desencadenó en el pasillo de las galletas, cogimos algo para desayunar, lo que había en la lista, cuando de repente ella vio algo y exclamó.

- Ohh gofres!!!!

Y cogió dos paquetes y los echó al carro. Yo no buscaba conflicto ni mucho menos, me salió espontáneo sin pensar.

- Lo que te faltaba luego te quejarás y vendrá el arrepentimiento.

Su respuesta fue totalmente desmesurada y levantando la voz, algo que odio y más en un lugar público.

- Joder tío si no dices la tuya no te quedas contento, ya los pagaré yo!!!

Yo, me quedé sorprendido por la reacción, pero sobre todo el tono y el hecho que varias personas nos estaban mirando y traté de suavizar las cosas, bajando el tono de voz y casi al oído, le dije:

- Esa reacción sobra, ha sido un comentario sin mala intención.

Pero en vez de conseguir el objetivo, siguió ofuscada y en un tono demasiado elevado.

- Es que no sé a qué viene ese comentario, está fuera de lugar, sólo faltaría que no pudiera comprar lo que quiero.

- Nena vale ya...no es necesario que te pongas así.

- ME PONGO COMO ME DA LA GANA!!!!!

Ahí ya elevó el tono en exceso y no iba a permitir eso en un lugar público cogí el carro y continúe, ella a mi lado, seguía con lo mismo y fui a parar a un pasillo vacío, pensé que lo más seguro que hubieran cámaras pero me dió igual, la cogí del brazo, y le di un par de azotes encima de los vaqueros que seguro escucharon en los pasillos cercanos. Mi reacción la pilló tan descolocada, que de calló de golpe y entonces le dije.

- Prepárate cuando lleguemos a casa que te vas a acordar.

No dije más seguí caminando con la lista. Ella se quedó quieta supongo que sorprendida por lo que acababa de pasar, luego me dio alcance y se agarró a mi brazo, paré y le dije al oído.

- Ahora de repente te has vuelto amable? Esto no me lo haces más.

Y seguí ya casi estábamos y volví al pasillo de la fruta y la verdura.

- Ya hemos pasado por aquí

- Acabo de recordar que necesito algo

Fui directo a por algo, cuando me vio escoger un buen trozo de jengibre, se puso de todos los colores.

- Venga vamos a caja.

Pasamos la compra por caja, pagué y fuimos con el carro al coche, la cargamos y para casa. Al subirnos antes de arrancar me dijo.

- Estás enfadado?

- No, más bien decepcionado

- Lo siento

- Vas tarde

Ya no dije más conduje hasta casa, descargamos la compra y nos montamos en el ascensor, ella estaba tensa, sabía que si algo no soportaba eran esas pataletas infantiles y el descontrol y seguro que sabía que eso le iba a costar un doloroso correctivo. 

Nada más entrar en el piso y cerrar la puerta dejé las bolsas en el suelo a la entrada de la cocina, ella también, la miré y no dije nada, simplemente la cogí de la oreja y la conduje por todo el pasillo hasta el comedor, de la oreja y dándole algún que otro buen azote de camino, directa cara a la pared. 

- Voy a colocar la compra, ya puedes ir pensando cómo te voy a dejar el culo.

La dejé allí cara a la pared, me giré un momento y la vi frotarse.

- Pon las manos inmediatamente en la cabeza y los codos en la pared, cómo te vea frotarte otra vez no te sientas en una semana, está claro?.

Las subió de inmediato, esperé un instante mirándola desde la puerta y me fui a guardar la compra. Una vez había guardado todo lo de nevera, fui un momento a verla antes de seguir. Seguía allí a la expectativa, me acerqué por detrás, rodeé con mis brazos su cintura buscando el botón de los vaqueros, los desabroché y empecé a bajarselos, por un momento odié los vaqueros ceñidos que cuestan tanto de bajar, pero después le vi ciertas ventajas. La primera es que las braguitas bajaban al unísono y la segunda es que llegó un momento que no bajaban más y se doblaban sobre sí mismos, lo que los hacia una buena contención. Bajados y dejándola con el culo al aire, me fui a colocar el resto de compra.

Mientras lo hacía pensaba que aquel comportamiento merecía un castigo diferente e inolvidable y así iba a ser. Cuando estuve de colocarlo todo, cogí el jengibre y preparé un ardiente plug con un trozo, lo puse en un bol pequeño y fui de vuelta al salón, dejé el bol con el jengibre en la mesita de café y la fui a buscar. La cogí de la otra oreja y la llevé hasta la mesa, ahí la hice inclinarse sobre ella con el pecho tocando la mesa y la espalda y las piernas formando un ángulo de 90 grados. La piel le quedaba estirada, puse mi mano izquierda sobre su espalda y con la derecha empecé va darle palmadas empecé por una nalga le di una quincena en la misma bien repartidos, hasta que empezó a coger calor, luego repetí en la otra nalga.

Así con un poquito de calor y color la dejé allí inclinada sobre la mesa, fui a la habitación abrí el armario y sin pensarlo cogí uno de los instrumentos más temidos y que había usado contadas veces: la pala grande de madera con agujeros. Con ella en la mano volví a entrar en el comedor, no me vio tenia la cabeza girada hacia el otro lado. Pero cuando me puse detrás suyo y empecé a darle toquecitos con la paleta se estremeció. La gran paleta quema literalmente y una docena de azotes bien dados sin protección son suficientes para dejar un culo morado días.

Cuando apunté y el primero impactó de lleno en su piel desnuda, ya escuché un largo suspiro. Dejé pasar un buen tiempo medio minuto, hasta el siguiente, como un grifo que gotea, gota a gota. Además el tiempo entre azote y azote largo hace que cada azote se sienta en toda su amplitud y justo cuando el efecto del impacto empieza a bajar, cae el siguiente. A la media docena paré, hice una pausa más larga, incluso dejé la paleta. Tenía dos círculos rojos en cada nalga y el centro blanquecino, así que esperé un tiempo a que la sangre fluyera de nuevo, y esos puntos blancos oscurecieron hacia tonos por encima de rojo. 

Un par de minutos de reposo y volví a coger la paleta, apunté bien y el sonido sordo y pesado del azote. Aún los separé más los siguientes, dejando pasar más tiempo entre azote y azote le di media docena más. Dejé la paleta sobre la mesa, y enseguida toque con el dorso de ni mano, los centros de impacto en su piel, desprendían calor y tenían un tono ya azulado. La ayudé a incorporarse y la llevé hasta la pared de al lado del sofá, allí la puse con la nariz tocando la pared, las manos sobre la cabeza y los vaqueros mal bajados. Quería que sintiera bien el culo a fuego durante un rato. Además así yo estaba sentado en sentido contrario pero a un metro escaso de ella y no podía hacer nada. 

Esperé un buen rato, hasta que creí que el fuego de la paleta debía ir ya de baja. Entonces la hice venir frente a mí y le dije.

- Cómo te he dicho antes no estoy enfadado, pero esto no puede volver a repetirse, no quiero que nunca más en público te pongas así. Y ahora te vas a poner en mis rodillas y nada más ponerte vas a colaborar en tu castigo separando bien las nalgas para facilitarme el acceso a tu culo, está claro?

Bajó la mirada, se colocó suave y despacio, esperé y sus manos fue lentamente una a cada nalga, para exponerme su rincón más íntimo.

"Obligarla" a separar los cachetes tenía un doble objetivo, por una parte  que sintiera el castigo con el tacto de sus propias manos, por otra la vergüenza de mostrarme el ano y sabiendo que algo iba a suceder. La hice estar un rato sujetando las nalgas separadas sin hacer nada, el castigo mental es importante también, hasta que cogí el jengibre.

Lo pasé alrededor de su rosa oscura y oculta varias veces como si fuera un lápiz trazando círculos, hasta que lo sitúe en el centro y empecé a hacer fuerza con el pulgar, fue entrando despacio hasta el tope que le había esculpido y que me dejaba dos centímetros fiera para manejarlo. Jugué un rato a meterlo y sacarlo, hasta dejarlo bien metido, entonces usé un dedo de la mano izquierda para mantenerlo bien metido, más o menos entonces el frescor inicial del jengibre daba paso a la reacción esperada de ardor. 

Justo en ese momento a la vez que lo sujetaba bien metido con la izquierda con la derecha empecé de nuevo a azotarla palmaditas suaves, pero subiendo y después del castigo con la paleta, cada palmada debía picar. No alargué mucho, un par o tres de minutos y dejé de azotarla, eso sí aguanté el jengibre bien metido. Durante un rato el único alivio fue el del aire, luego mis dedos empezaron a acariciarle la piel rozando, de su boca salían jadeos y sollozos, entonces le quité el jengibre, durante una media hora aún no estando el efecto sería similar.

Así la tuve un rato, en mis rodillas sobandole el culo amoratado y con el ardor del jengibre presente. Hasta que la envíe de nuevo al rincón. Cuando estuvo en el rincón me levanté. Ya era suficiente lección. Fui a la cocina en la nevera había enfriándose un plug de acero lo cogí y me fui hasta el salón. Le dije que se inclinará hacía delante exponiendo el culo, lo hizo, le hice separarse de nuevo las nalgas. De pie inclinada, con el culo magullado y expuesta hasta lo más. Le puse la mano izquierda en la espalda y llevé la punta del plug a su entrada trasera expuesta, al sentir el acero enfriado en la nevera se le erizo toda la piel, con la palma de la mano empecé a apretar el tope del plug, cuando la parte más ancha entró y con ella todo el plug suspiró, con el frío plug dentro, llevé toda la mano a su coño, lo agarré y me mojó toda la palma...pero no hice más sólo comprobar. La última parte del castigo fue estar unos minutos así de pie, inclinada y aguantando las nalgas separadas, para más vergüenza.

Cuando di el castigo por terminado, la hice pasar por mis rodillas, una buena sesión de crema, un orgasmo con mi mano en mis rodillas con el plug puesto y el culo marcado. Y para terminar le quité el plug y le folle el culo echada en el brazo del sofá.

Un castigo inolvidable.

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