jueves, 19 de agosto de 2021

Disciplina entre damas ll (por P.)

 



Cuándo hablamos con Santi y nos propuso la idea, de cedernos está sección, estuvimos un tiempo para darle un enfoque. Sé que los relatos es lo que más audiencia tiene y os prometo que más adelante los habrán, que más que relatos serán narraciones de nuestras vivencias, pero antes me gustaría que conocierais un poco, como se gestó nuestra relación y todas esas barreras que hubo que romper. Cómo soy la mayor y la spanker me toca a mí dar el primer paso.


Cuando empecé a conocer más a fondo a L. tras nuestras largas conversaciones siempre me quedaba un regusto amargo; " lástima que sea chica" en todo lo demás era la persona ideal, toda ese energía contagiosa que sacudía a esta gris funcionaria, divorciada de provincias. Nunca me planteé que ella pudiera sentir algo parecido, hasta que un día me lo dijo, con una expresión de anhelo "ojalá fueras un tío", yo me puse a reír con su espontaneidad capaz de expresar lo que yo pensaba y no decía y le di la razón, yo pensaba igual.

Eso pasó cuando ya llevábamos un tiempo coqueteando, con bromeando y demás. Aquella confesión me hizo hacerme más preguntas y tomar conciencia de ciertas cosas. Desde siempre me había fijado mucho en los traseros femeninos, de hecho los consideraba más bellos que los masculinos, pero yo era hetero y eso me creaba confusión.

El tiempo fue pasando y tal vez eso fue lo bueno de que L. no fuese chico, de haberlo sido seguramente todo hubiera ido más rápido y no me hubiera regalado el tiempo de reflexión. 

Otra vez ella fue quien la dejó ir cuando me planteó un fin de semana juntas. Le dije que si, que se viniese a mi casa. Durante toda la semana fantasee mucho, con ella en mi casa todo un fin de semana, recordé la cantidad de bromas y coqueteo, pero estaba paralizada. La idea de pasarme unos días con una amiga hablando de spanking y no hacer nada era muy frustrante. Otra vez ella se me adelantó y la noche antes de venir hablando me soltó la bomba, como siempre medio en broma.

"Bueno si voy a tu casa imagino que debes tener unas normas, si no las cumplo actúa en consecuencia"

Me dio por reír y me puse roja, tonta de mi desvíe el tema, para darle mil vueltas con la almohada.

La primera parte del fin de semana fue una fiesta del pijama permanente, risas y mucho tonteo subliminal. Así que el sábado decidimos que el domingo nos íbamos a levantar pronto, para irnos de excursión.

El domingo por la mañana, yo madrugué y empecé a preparar cosas, me dio tiempo a tomarme un par de cafés y ella seguía durmiendo y sin planear salió todo sólo.

Cuando fui a buscarla a la habitación y le dije que se levantará, se hizo la remolona y me pidió un poco más, y todo estalló sin planear.

Salió mi vena más seria, le di un sermón sobre responsabilidad y cumplir promesas, ella me contestó irónicamente y entonces fue cuando la levanté a la fuerza y terminó en mi regazo.

En ese momento, tuve una sensación apabullante, había un tensión en el ambiente eléctrica. Ella quieta, entregada y a la expectativa y yo sin saber que hacer. Recuerdo que me dio por acariciarle el trasero, firme y suave a la vez, respingón, en un determinado momento metí una mano por debajo del pantalón del pijama y me encantó el tacto de su piel suave y caliente. Sin decir nada le bajé el pantalón y el tanga rosa de encaje, el trasero desnudo aún impactaba más y su belleza y proporción, sentí deseo, por primera vez en la vida deseo por una mujer. Hasta que la cabeza me hizo "click" y recordé que no estaba ahí, para que la acariciase. 

Empecé a azotarla y me perdí, el sonido, su carne temblorosa, no recuerdo haberla regalado, sólo que no podía parar de azotar aquel trasero en mi regazo. Cuando paré aún el impacto era mayor, todo aquel culazo tenía un precioso color rosado, la piel caliente al tacto y algo áspera. Yo confusa, excitada, la acariaba compulsivamente, en una de estas caricias sin pretenderlo rocé alguna parte más íntima y noté una humedad caliente en mi mano, la retiré de inmediato aún no estaba preparada, para ir más allá de los azotes.

Le dije que se levantase, recogiese la habitación y que tenía 10 minutos para estar en la cocina a desayunar. 

Cuando se presentó yo la esperaba sentada en un taburete con la cuchara de madera en la mano. La volví a regañar, le dije que ya era tarde para ir de excursión, pero que sus nalgas se iban a acordar. Cuando le volvía a bajar el pijama y el tanga de pie, la visión de su vulva desnuda frente a mí, me excitó muchísimo, pero fue un instante, enseguida la hice colocarse en mis rodillas y le apliqué una buena azotaina extra con la cuchara, hasta dejárselo bien rojito.

Al final cambiamos la excursión, por un aperitivo en el centro, entre bromas y momentos de rostros rojos en las dos direcciones.

Pero desde entonces hasta ahora, hemos seguido rompiendo barreras juntas.

El próximo le toca a ella.




1 comentario:

  1. Muy interesante!!!! y eso que soy hetero...

    Me encanta cuando veo a la gente dar con ese clip y expandir la mente para dejarse llevar y probar cosas que nunca se habían imaginado... Enhorabuena!!!

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