martes, 17 de agosto de 2021
Con los ojos cerrados. (Por Nadia)
Como es costumbre de los lunes, vamos con la traducción de la semana, esta vez de nuevo el honor le corresponde a Nadia, en un artículo muy personal que se titula: "Avec les yeux fermés" (Con los ojos cerrados). En el Nadia nos habla de las percepciones en los juegos y de los estímulos no visuales de los mismos.
" Todos tenemos la tendencia a cerrar los ojos en situaciones de intimidad muy concretas, como por ejemplo cuando nos besamos o cuando nos acarician. Sin ser un experta, creo que esa reacción natural se debe a una especia de privación voluntaria del sentido dominante de la vista, aunque quizás también algo tenga que ver la vergüenza, creo que al cerrar los ojos ante un estimulo placentero nos concentramos más en él, en esa sensación y disfrutamos más de ella. Todos sabemos que al privarnos de un sentido, nuestro cerebro potencia más los estímulos que llegan al resto.
Hace algún tiempo me di cuenta, que también cuando me azotan cierro los ojos, de forma involuntaria los cierro y siento de otras maneras. Para empezar hay algo, que para mi es especialmente excitante, el sonido o los sonidos de una azotaina. Tuve una pareja que decía que se podía distinguir el tipo de zurra por el sonido de la misma. Se refería a si era erótica o disciplinaria. Yo no llego a tanto, pero si que es muy estimulante el sonido de una azotaina. Ese sonido rítmico, casi de percusión de una azotaina a mano o el chasquido del cuero de un cinturón, que sientes unas décimas de segundo antes de su calor o el tenebroso golpe seco y pesado de una paleta de madera. Es curioso como pese a que hayan otros sonidos de fondo, ya sabéis algo de música o la televisión para disimular o incluso esos sonidos que llegan de otros lugares, pasan totalmente desapercibidos. Los únicos sonidos que interfieren o más bien interactuan con el sonido de los azotes, es esa mezcla de jadeos, gemidos, respiraciones profundas o entrecortadas y sollozos, que juntos conforman la banda sonora del spanking.
La otra sensación protagonista es táctil, se siente en la piel, es la mordedura de los azotes, tan variable y extensa que puede ir de un ligero rubor palpitante, a un dolor agudo e intenso, que se transmite por ondas a todos los rincones de mi cuerpo y que con los ojos cerrados se percibe mucho mejor. Cuando abro los ojos puede ser para demostrar mi arrepentimiento en forma de lágrimas mágicas que expulsan mi estrés, o para abrir a la vez la boca y mostrarme aun desafiante e insolente en busca de más sensaciones. Aunque también a veces continuo con los ojos cerrados un rato, alargando ese sentir, cuando pasa eso, a veces ocurre otra reacción instintiva, sobre todo estando en sus rodillas, y sin pensarlo de forma inconsciente empiezo a mover mis caderas, buscando la forma de frotar mi entrepierna en su regazo. Como si ese calor que emana mi culo, se hubiera expandido, inundando mi sexo e implorando en ese movimiento que el pirómano se convierta en bombero y con los ojos cerrados espero y suplico, aunque luego me ruborice de nuevo y vuelva a cerrar los ojos al oirle decir con esa voz grave y segura: Mira como me has dejado los pantalones, eres incorregible!!!
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