martes, 31 de agosto de 2021

6 leyendas urbanas sobre el spanking

 






Los azotes  consensuados entre adultos son la piedra angular de nuestro juego. Es un juego muy excitante y la vez simple, porque no necesitas accesorios, puedes hacerlo en cualquier lugar, en muchas posiciones diferentes, con muchas intenciones y sentimientos diferentes. Básicamente, no necesita de ninguna preparación más que  el consentimiento. Una azotaina" encima de las rodillas" u  OTK puede ser suficiente para crear miles de mariposas. Y las azotes con las manos desnudas son muy íntimos porque son piel con piel, y generan conexión directa e instantánea.


Entonces, si aún no lo ha hecho y tiene curiosidad, le animo a que pruebe las nalgadas. Más de un tercio de los estadounidenses ya lo están haciendo según un estudio reciente sobre diversidad sexual, por lo que ni siquiera se destaca. 😉 Aquí hay algunos consejos sobre cómo empezar a dar nalgadas.


Cada vez hay más estudios sobre diversidad sexual que tratan el tema, y algunos de los más recientes calculan que alrededor de un tercio de la población siente atracción por los azotes. Pero por desgracia, sigue siendo un tema del que de habla poco y hay escasez de publicaciones de calidad, más allá de lo puramente estadístico, que se atrevan a abordar el tema.


Así que os voy a hablar de seis mitos o leyendas urbanas a propósito del spanking


1. Una azotaina consensuada, no puede ser un castigo, ya que gusta.

Puede no serlo cierto,  puede ser una diversión sensual y erótica sin más. Se puede sentir más como un masaje, más intenso. Pero la experiencia me dice que gran parte de los adeptos a los azotes, disfrutan más de sentirlo cómo un castigo real, por una causa real también. El spanking para mí es mucho más que el acto físico de dar unos azotes y tiene todo un envoltorio mental que hace que este acto tenga sentido erótico. Un punto regresivo, vulnerabilidad, entrega, sentir la firmeza, incluso la impotencia de no poder evitarlo, son sensaciones pretendidas por un gran número de adeptos, para los cuales muchas veces los azotes, son la prueba física que la fantasía está siendo realidad. Que algo guste no significa que deba darse una rendición inmediata e incluso cierta resistencia, puede hacerlo aún más excitante.



2. Existen técnicas que aseguran no dejar marcas.

Si alguien os dice esto, simple y llanamente: miente.

Nadie puede asegurar que durante un juego no se vayan a producir marcas. Y esto es algo que hay que tener claro siempre que se afronte un juego. Hay alguna forma de intentar minimizarlas, por ejemplo calentando bien y de forma progresiva. Pero aún así cada persona responde de forma distinta, hay pieles que se marcan solo mirarlas y otras que hay que insistir mucho, pero esto es algo que no sabes, hasta que no pruebas. Así que nadie puede asegurar con rotundidad absoluta que no va a provocar marcas en un juego.


3. La responsabilidad de un juego, es exclusiva del spanker.


Esto es un juego entre dos personas adultas, por lo tanto las responsabilidades son siempre compartidas. Y si está claro que desde la parte spanker no se está poniendo el cuerpo y que eso lleva asociada una responsabilidad, pero si algo sale mal o de forma diferente a lo esperado, la responsabilidad es compartida. Probablemte se deba a una falta de comunicación previa, así que ante cualquier duda, parar es la opción más sensata, aunque corte el rollo.


4. Existe un spanking terapéutico.


Si entendemos lo de terapéutico como una forma de hablar simbólica, lo acepto. El spanking si puede tener un componente de alivio emocional, de estrés, de sentimiento de culpa y tener una capacidad de relajación. Pero en eso no difiere de otras actividades sexuales o no, que nos pueden dar eso (yoga, deporte...). Pero es un alivio temporal y bajo ningún concepto se puede pensar en el spanking cómo algo "curativo" de problemas serios. 

Aún cuando se pueden producir durante un juego explosiones emocionales importantes (llorar por ejemplo) un buen juego siempre termina en sonrisas.


5. Cualquiera puede dar azotes.


Cierto, si nos atenemos estrictamente a la acción de dar azotes, no se necesita de ser un experto en algo, como por ejemplo el bondage o el shibari que necesitan de cierta preparación y saber hacer. Pero es que el spanking no es dar azotes. Estoy seguro que mucha gente le ha pedido alguna vez a alguna pareja "vainilla" que le dé unos azotes y el resultado ha sido frustrante. El juego del spanking es mucho más que el acto físico y eso requiere sobre todo sentirlo y que te guste todo eso que envuelve al acto. Pero aún centrándonos sólo en el acto, hay ciertos detalles que se perciben. La seguridad, la firmeza, hasta el ritmo de los azotes tiene su importancia.


6. Los azotes con la mano no duelen.


A quien afirma esto, le diría que probase y luego seguro que cambia de opinión. Está claro que la mano, no es una rígida pala de madera, ni tiene la picadura del cuero de un cinturón. Pero pica, además las azotainas a mano, suelen ser mucho más largas que cuando se usa un instrumento y a la mayoría de spankers nos gusta mucho usarla precisamente por eso, porque permite juegos muy largos y además con tu también sientes, modular muy bien. Así que no subestimeis nunca el poder de una mano. 15 o 20 minutos de azotaina a mano y el resultado va a ser un culo rojo y caliente durante bastante tiempo.




 




  


 

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