sábado, 24 de julio de 2021

Vacaciones movidas I

 



Era mi último día de trabajo antes de las vacaciones, ella llevaba ya una semana de vacaciones y aquella noche dormíamos aún en casa,  pero al día siguiente bien temprano. nos poníamos en marcha. Habíamos alquilado una casita cerca del mar con piscina y todo para pasar dos semanas, un año encerrados o más nos había dado para ahorra y poder permitirnos ese pequeño lujo. 

Así que aquel día desayunando, acabamos de concretar lo que faltaba, para tenerlo todo preparado y descansar antes de partir. 

-¿Entonces quedamos para comer o no?

-Pufffff no sé si me va a dar tiempo de todo

-Tengo que ir a por un bikini, a por las recetas y a tráfico a renovar el carnet.

-Es que lo tuyo tiene delito, has tenido toda la semana para renovar el carnet.

-No empieces, ya lo sé, bueno ya te digo algo si me da tiempo 

-Vale, tú misma, si te da tiempo no hace falta ni que me llames antes, sólo esta Fani, la administrativa y ya te conoce. Venga me voy a ver si salimos antes.

-Venga que te sea leve y piensa que es el último

-Y tú espabila que te conozco

-Que siii!!!!! papá, que ya me pongo en marcha.


Le dí un beso, cogí mis cosas y me fui, hacía un día tórrido de aquellos que aún te hacen desear más estar de vacaciones, sin horarios, sin prisas y con todo para refrescarte cerca. Llegué al despacho puntual, me tomé un café con Fani y me encerré en el despacho, quería dejar todo listo antes de irme y así evitar llamadas y demás, quería desconexión absoluta, así que me puse a ello y concentrado me pasó el tiempo rápido, entonces me sonó el móvil personal, miré la pantalla era ella y eran ya las 13:30. Descolgué

-Hola!!!, que ya estoy en el parking, sal tú anda que me da corte entrar.

-Jajajaja me hace gracia lo tímida que eres a veces

-Idiota

-Voy

Salí al parking de la nave industrial, allí la vi apoyada en el coche bajo el sol, llevaba una bolsa de una conocida franquicia de ropa interior y de baño, unos pantalones anchos y frescos y la eterna camiseta básica de tirantes en rojo (la tenía de todos los colores creo), le di un beso.

-Bueno ya veo que te han cundido  las compras, esto abulta demasiado para un bikini sólo...

-Es que igual hay dos y alguna cosita más  pero eso será sorpresa.

-Mmmmm interesante.

-¿Dónde vamos a comer?

-Iremos aquí al restaurante del polígono, pero acompáñame, que te enseño el despacho nuevo, son dos minutos

-Vale

Fuimos a entrar y cuando subiamos los tres escalones que daban a la entrada, le dije.

-¿Has renovado el carnet?

-Pufffff no, cuando fui ya no daban horas, cerraban a las 13.00

-¿Cómo?

-Ya....lo siento de verdad.

Mi cara cambio y se puso seria, no me lo podía creer, una semana libre para renovar el puñetero carnet de conducir y al final sin hacerlo. Lo que significaba, que tanto la ida como la vuelta, me la iba a comer yo y los desplazamientos allí también, sin poder tomar una copa de más, entramos al cobijo del aire acondicionado de la oficina de la nave industrial, allí estabab Fani tras el mostrador. Me fui directo a ella y le dije.

-Fani ¿has ido a comer?

-No, yo me voy a las 15:00 a casa, ya me espero

-Vale, nosotros vamos a comer algo en mi despacho, si llama alguien dile que en un rato le devuelvo la llamada y si viene alguien, que ahora no puedo atenderle, que se espere o que pase más tarde.

-De acuerdo

-Sígueme -esto se lo dije a ella, pero es que todo la conversación había sido en un tono imperativo, incluso con Fani.

Tras el mostrador de entrada y sala de espera hay un pasillo con una serie de despachos, al final del cual una escalera de hierro conduce a una estancia un piso por encima que es donde está mi despacho. Subimos las escaleras en silencio, abrí mi despacho, y entré ella me seguía y al entrar le dije, en el mismo tono imperativo.

-Cierra y aprieta el botón del seguro en el pomo.

Lo hizo

-No íbamos a comer fuera.

-Tu lo has dicho "íbamos"

Su cara se ruborizó ligeramente, consciente que se había metido en un lío

-Joder Santi...déjame que te explique.

-Silencio!!!!!! cuando quiera explicaciones te preguntaré. Saca el cepillo del bolso y ponlo sobre mi mesa.

-¿Qué?

-No te lo voy a repetir.

-Pero.....aquí, esto....

La cogí del brazo y sin pensarlo dos veces, le di  un par de azotes con la mano y sin soltarla, le dije.

-Estoy cansado de esa mania de dejarlo todo para el último momento, a mi no me va a tocar más remedio que conducir todas  las vacaciones,  porque la señorita tiene el carnet caducado, habiendo tenido una semana  por delante  para renovar y será que no te lo he dicho días, pero tu vas a empezar las vacaciones calentita, así que ya puedes poner el cepillo sobre la mesa.

Suspiró y abrió el bolso, desde el primer día de nuestra relación había  una norma, el cepillo que le había regalado aquel día iba siempre con ella a todas partes, era un pequeño cepillo ovalado de madera oscura, tamaño bolso, nada sospechoso para el resto del mundo, pero muy simbólico para los dos, abrió el bolso a regañadientes, lo sacó y le dije.

-Ponlo sobre la mesa.

Lo hizo y se quedó de pie como expectante. Bajé las persianas de librillo, y le indiqué que se pusiera allí con la nariz tocando las persianas y las manos sobre la cabeza.

-Ahora vengo y pobre de ti que te muevas.

Salí del despacho dejando la puerta entreabierta, la nave estaba en absoluto silencio, sin trabajadores, ni maquinaria, ni teléfonos sonando, así que me debió escuchar bajar las escaleras, hablar un momento con Fani y subir de nuevo. Al entrar cerré de nuevo la puerta, echando el seguro. Conmigo llevaba una silla de respaldo recto de madera, las dos únicas que había en el despacho, eran de oficina, con ruedas y reposabrazos. Coloqué la silla delante de mi mesa, pero de espaldas a la mesa.Y la llamé.

-Joder Santi....lo siento, me he entretenido comprando y se me ha hecho tarde

-¿Qué te he dicho antes?

-¿Qué me has dicho?

-Que no quería escucharte más, que cada vez que hablas empeoras las cosas, que si ya estuviera hecho como debería, hoy podrías haberte entretenido todo lo que hubieras querido y más, seguro que te ha dado tiempo a tomarte  un café con alguna amiga ¿verdad?

No me respondió pero su rubor y la mirada baja la delataron.

-Lo vés, como es mejor que te estés calladita, además no voy a entar en ningún debaté, porque no hay nada que debatir, una semana señorita, toda una semana por delante has tenido. Acércate.

No sé porque aquel día mi tono era especialmente convincente e imperativo y se acercó con la mirada en el suelo, ni tan siquiera rechistó cuando metí los dedos por la goma elástica del pantalón estilo hippie y los deslicé hasta las rodillas, tampoco cuando hice lo mismo con el tanga, ni cuando cogiéndola de la mano la puse en mis rodillas, sus muslos morenos del sol, contrastaban con el culo blanco y sin mucha parafernalia empecé a azotarla con la mano directamente sobre la piel desnuda, no dijo nada, creo que estaba más preocupada por el ruido de los azotes, que por el posible escozor, la acústica de las naves industriales es peculiar, el techo metálico hace que todo resuene más y aunque había mucha distancia entre mi despacho y recepción, creo que en su mente imaginaba que Fani, nos podía escuchar, a mi lejos de amilinarme esa posibilidad me animaba a seguir haciendo mucho ruido con su culo en mis rodillas, subiendo el ritmo y sosteniéndolo un buen rato. Cuando paré y se hizo el silencio, ambos pudimos escuchar el teléfono sonando en recepción. Sonreí y le dije.

-Luego al salir espero seas educada y te despidas de Fani.

Entonces cogí el cepillo, la sujeté con fuerza de la cintura y empecé a darle con el cepillo, ahí el sonido era diferente, menos escandaloso, más sordo, que con la mano, ya tenía el culo rojo por acción de mi mano, pero un buen repaso con el cepillo, no le iría nada mal. No estuve mucho tiempo con el un par de minutos o tres, se me hacía tarde, lo justo para que la vuelta a casa en el coche se le hiciera incómoda. Al terminar le hice levantarse, guardar el cepillo en el bolso y al rincón, con los pantalones,el tanga por las rodillas y el culo bien rojo y caliente. Hice un par de llamadas y envié un par correos con ella en el rincón del despacho. Me levanté y cogí la silla, le dije.

-No te muevas que ahora vuelvo.

Al salir volví a dejar la puerta abierta, bajé, hablé un momento con la administrativa, imagino que ella desde su rincón y con el culo rojo nos pudo oir y volví a subir, cerré la puerta, me fui hacía el rincón, yo mismo cogí unas tijeras del bote de accesorios del despacho, corté la cintura del tanga y me lo quedé, acto seguido le subí los pantalones, la cogí de la mano y la llevé hasta mi mesa, me senté tras la mesa, la miré y le dije.

-Ahora te vas a ir para casa espero seas educada, te despidas de Fani y le desees buenas vacaciones. Yo tengo cómo una hora aún, cuando vaya para casa te enviaré  un mensaje y me esperas en el rincón, que tu culo y yo aún tenemos cosas pendientes ¿está claro?

-Si

-Pues dame un beso

Me lo dio, sin mucho afán, cogió sus cosas y se fue, desde la escalera la observé caminar por el pasillo y llevarse la mano al culo, sin pararse, se despidió de Fani, le deseo felices vacaciones y salió lo más rapido que podían sus piernas sin correr, desde la ventana la vi montarse en el coche y salir. Cerré sesión y baje a recepción, me tomé un café con Fani, que si se había percatado de algo, disimuló muy bien. Recogimos, cerramos, nos deseamos buenas vacaciones y nos fuimos. 

De camino a casa, yo también tenía que comprar alguna cosa y paré en un bazar chino a comprar cuatro cosas que necesitaba y allí vi algo que llamó mi atención y es que a veces, en estos lugares encuentras lo inesperado, era una tabla con mango, que si la hubiera visto en un sex-shop hubiera jurado que era una paleta de madera tipo fraternidad americana, ni pregunté que era, la sospese, vi los bordes redondeados y pensé que de repente aquello me iba a ser muy útil. Al subirme al coche le envié el mensaje.

"Voy para casa, 10 minutos"

Ese mensaje significaba que debía irse ya para el rincón y esperar. Que lo hiciera nada más recibirlo o no, no tiene importancia, lo importante era que al llegar estuviera cómo le había dicho y así la encontré en el rincón, con el culo bien rojo aún al aire y las manos sobre la cabeza. Dejé las cosas, en la habitación, menos aquella paleta improvisada, que dejé encima de la mesa. Entonces la fui a buscar, la cogí de la oreja, se quejó un poco,  pero aquel día estaba especialmente autoritario la llevé frente a la mesa y le dije.

-Quiero ver tu mejilla, tu barriga y tu pecho apoyadas en todo momento en la  mesa, el culo bien alto y las piernas separadas, si te portas bien y no te mueves, serán 10 contados y pasaremos a otra cosa, pero si te mueves, o no cuentas, volveremos a empezar de cero ¿está claro?

Le solté la oreja y se inclinó totalmente sobre la mesa de cristal, agarrándose con fuerza al otro extremo y en la posición solicitada.

Cogí la gran paleta, la verdad es que impresionaba, la pasé rozando sus nalgas ya rojas varias veces hasta que le dije.

-¿Preparada?

No dijo nada, levanté el brazo y sonó un "plafff" como un trueno....seguido de un "Uno....resoplido y un joder como pica"

-Esa boca señorita o tendré que aumentar el número

Al segundo, ya sólo hubo un resoplido largo, tras el "dos", no había prisa, dejé pasar casi un minuto entre azote y azote a sabiendas que el efecto de cada azote no empezaba a bajar hasta pasado ese tiempo y justo cuando empezaba a bajar el siguiente. En el quinto, ya tenía en la parte baja del culo, dos círculos casi morados. Pero dije 10 y serían 10, los siguientes 5 aún los espacié más, dando más tiempo pero también más anticipación entre azote y azote. Aquel día fue de las pocas veces, que realmente la sentí una expresión de alivio sincero, al decir el número diez. La dejé un rato recomponerse, allí en la posición de la mesa.

Pasado el rato, la hice levantarse le di la paleta y le dije que la fuera a colgar tras el armario, ahora sabria que estaba allí y que al volver trajera consigo la crema hidratante.

Cuando vino le hice quitarse del todo los pantalones y a mis rodillas. Cogi la crema refrescante y empecé aplicársela con mucho mimo y cuidado, todo y eso se quejó un poco y me dijo

-Esa paleta del infierno me da que se va a perder un día de estos extrañamente.

-Bueno si se pierde se donde conseguir más rápido y fácil tu misma

Poco a poco los gemiditos de dolor se fueron transformando en gemidos de placer, mientras seguía sobándole el culo con mucha crema, hasta que pasé mis dedos entre sus piernas y descubrí que estaba muy mojada.

-No si al final resulta que vas a ser masoquista-le dije en broma-

-Ni lo sueñes, me quema, pero es esa puta actitud que me descentra y no puedo evitarlo

Sonreí y seguí, hasta que de repente, le di un pequeña ráfaga de azotes con la mano, una veintena seguidos, que la sorprendieron y la hicieron moverse....

-Puffffffffffff eres un cabrón

-Venga va enséñame ese bikini a ver como te queda.

Se levantó sonriente, eso si todo el camino frotándose el culo, apareció con el bikini puesto, le quedaba genial, le hice darse la vuelta, y me levanté, la cogí de la mano y la llevé junto al espejo, allí le di la vuelta y le hice mirar.

-Creo que los primeros días lo mejor será que no nos movamos de la piscina...¿no crees?

Se puso roja, al ver como tenía el culo y si dos moratones asomaban por los límites de lo que tapaba el bikini, pero en vez de quejarse, me tiró en la cama se puso encima y prácticamente me violó, ni si quitó la braguita del bikini, solo lo apartó para cabalgarme hasta corrernos.

Al día siguiente viajamos, con  un cojín extra en el asiento del copiloto.


Fin



2 comentarios:

  1. ¡Amo esta historia!
    Este comienzo de unas vacaciones agitadas y picantes ...
    Esto también es totalmente lo que necesito una "pasantía" de desconexión absoluta, disciplina, ternura, atención, azotes punzantes y placer!
    Gracias por este emocionante e inquietante compartir, que huele a verano y libertad...

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