El vídeo de Jillian Keenan que os comparto hoy, ha sido de los que más me ha impactado, de todos sus vídeos.
En primer lugar, porque estamos hablando de una persona, que ha expuesto públicamente, con su cara e identidad reales, sus gustos en abierto, que no ha tenido reparos en hacerlo público, en definitiva que ha demostrado una valentía inusual y que supongo que muchos niveles habrá pagado cara la osadía.
Pues bien, el vídeo de hoy, ha estado un año guardado en un cajón, sin atreverse a hacerlo público. El título: "Bad Fantasies" (Malas fantasías) nos da una pista. Así que voy a dar mi opinión antes de compartir el vídeo.
Jillian trata muy bien en el vídeo, esa frontera a vece difusa entre fantasía, deseo y realidad. Y pone como ejemplo una escena de la película: "El club de los poetas muertos"; es una escena que representa un castigo corporal escolar, por lo tanto, que representa una situación abusiva, no consensuada y un abuso de autoridad, del poder sobre el subordinado. Incluso expresa cierta culpa, por la perturbación que le provoca esa escena. Pero explica muy bien la idea principal, lo que le excita no son los protagonistas de la escena, es el acto o incluso porque no, el ritual del acto. A mi me sucedió exactamente igual, con una escena que ella narra en su libro: Sex with Shakespeare. Es una anécdota real de ella siendo una niña y me pareció perturbadora y excitante, pero volvemos a lo mismo, es la escena y no los protagonistas (una niña y su madre) lo que me resulta excitante. Es la traslación a esa misma escena, entre dos adultos que consienten, lo que interpreta mi mente.
Si creo que hay algo que debemos reconocer y es que nuestras fantasías tienen una raíz cultural, que se basa en relaciones de poder abusivas y consideradas normales hasta hace bien poco. Ya lo he contado varias veces, pero lo vuelvo a repetir, las dos primeras personas con las que yo jugué en serio, las dos tenían un uniforme de colegiala, antes de haber jugado nunca. Uniforme que de vez en cuando se probaban a solas, luego la realidad hizo que apenas los usáramos nunca y estoy seguro que ellas se veían como una mujer disfrazada, sensual, provocativa y ante todo adulta y a mi me gustan las mujeres y más fantasías siempre han sido con adultas. Pero en el fondo da igual, si entramos en el campo de juzgar fantasías todos nos vamos a la cárcel, por suerte, lo que se juzgan son las acciones, no los pensamientos, deseos o fantasías y aquí no hay línea difusa, está muy clara.
En los juegos reproducimos situaciones de abuso de poder, pero con una gran diferencia. La primera que son entre adultos libres que saben lo que hacen y consienten, la segunda es que al erotizarlas y pervertirlas, de alguna manera estamos ridiculizándolas.
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