sábado, 19 de junio de 2021

El uniforme

 



Aquel fin de semana no nos podíamos ver, yo tenia un viaje relámpago, un palizón de carretera por un asunto personal, así que nada, había que esperar unos días. Salía el viernes y retornaba el domingo y el viernes por la tarde cuando ya estaba en ruta, en una parada me llamó.

-Hola como va el viaje?

-Hola bien....ya queda  menos y tú que tal? ya has salido?

-Si hace un rato, por cierto he quedado con mi compañera de prácticas esta noche para ir a un concierto de unos amigos de ella, que tocan en un bar.

-Pues genial, pasadlo muy bien que envidia.

-Y no te preocupes, que me portaré bien

-Asi me gusta chica responsable

-Como siempre papá (risas)

-Tenéis pensado volver muy tarde?

-Ya veremos...según vaya la noche.

-Muy bien, si vais a volver muy tarde cogeros un taxi,que no me gusta que vayas a esas horas por la noche conduzcas

.-Que siiii papá (más risas)

-Pues nada ya me contarás.

-Tu tambien cuidado con la carretera y que te sea leve

-Gracias guapa pasadlo muy bien. Un beso

Me puse en marcha otra vez, en parte contento de que saliera un poco y se despejara. Cuando llegué a mi destino le envié un Whatsapp para avisar. Me contestó diciéndome que ya estaban cenando algo antes de ir al concierto y me envió una foto. Yo estuve un rato viendo la tele y me dormí. Al levantarme me di una ducha y mientras terminaba de vestirme cogí el móvil y vi que tenía varios mensajes de ella. Eran de pasadas las 3 de la mañana y decían.

-Ya nos vamos para casita. Lo hemos pasado genial, me he acordado mucho de ti, te hubiera gustado mucho. Por cierto no aprendí la lección porqué al final he cogido el coche.


Al leerlo me reí pensé que debía ir contentita cuando lo escribió pero enseguida empecé a darle otro contexto, me estaba provocando descaradamente, le había dicho que si volvían tarde cogiesen un taxi y no solo no lo había hecho, lo cual se podía haber callado perfectamente, sino que me escribía a las tres de la mañana para decírmelo y encima en plan provocativo...Le contesté que ya hablaríamos del tema para que lo leyera en cuanto se despertara y salí a dar un paseo por la ciudad bien temprano. Entré en una tienda de estas de cosas del hogar, en plan franquicia y dando un vuelta vi algo que llamó mi atención era una tabla de estas de cortar quesos o embutidos, pero cuya forma tamaño y peso eran idénticos al de una paleta de madera, incluso el mango tenía un agujero para poder colgarla en la pared a imagen y semejanza de las palmetas que colgaban en las antiguas escuelas. Le hice una foto y se la envié acompañada de un texto.

- He encontrado algo que hará que aprendas la lección 

Me contestó enseguida.

-Que peligro tienes con eso!-Bueno pronto lo descubrirás y podrás opinar por ti misma.-Joooo, que lo de ayer era una broma tampoco te pongas así.

Tardé unos diez minutos en contestar.

-Perdona que estaba pasando por caja, ¿entonces estabas de broma ayer?

-Siiiii

-Pues yo no....ya hablaremos de esto, pero hazte a la idea que el próximo fin de semana te voy a castigar. Te dejo que llego tarde a comer y me esperan, luego hablamos.

El resto del fin de semana ya no comentamos más el incidente, es más me preguntó alguna vez, pero cambié de tema, ya estaba todo dicho e ignorando el incidente sabía que provocaba que su cabeza fuera por libre.

La semana también transcurrió con normalidad sin mencionar para nada más la travesura del viernes en el concierto, aunque estaba convencida que conforme se acercaba el día ella si debía tenerlo cada vez más presente y sobre todo mi silencio al respecto, no era tonta y sabía que ese silencio significaba que tenía algo maquinado.

La primera pista se la di el mismo día de reencontrarnos, apenas dos horas antes, cuando le mandé un mensaje que decía:

-Te acuerdas de tu travesura del fin de semana pasado ¿verdad?. Pues como te dije va a ser castigada severamente para que no se vuelva a repetir. Así que cuando llegue te quiero vestida con tu uniforme de colegiala gafitas incluidas. (El uniforme sólo lo usaba para las ocasiones especiales y poco a poco había incluido algún accesorio, como las gafas, cuyo único motivo de ser, era darle un toque más formal aún)

Se lo envié y no volví a contestar más aunque ella me envió algún mensaje. ¿Quería  jugar? pues muy bien íbamos a jugar solo que ahora con mis reglas. Yo ya me había vestido también de forma especial, me puse una traje, con su americana, su camisa y su corbata.


Cuando llegué y abrí la puerta salió a recibirme, el primer objetivo cumplido, pues iba vestida con el uniforme completo incluidos los calcetines y las gafas, me dio un abrazo al verme, y yo le dije.

-Te he dicho alguna vez que estás monísima vestida así?

-Entonces se te ha pasado el enfado?

-Yo no me enfado nunca, ya lo sabes, pero si me provocas tiene consecuencias, así que mientras voy a dejar mis cosas y preparar otras, tu ya puedes ir tirando al rincón. Va!!!!!

Ese va fue acompañado de un cachete entre el muslo y la nalga, que dejaba muy claras mis intenciones, para que no hubiera ningún tipo de duda.

Y lo entendió, yo me tomé todo mi tiempo, estuvo bien bien unos 20 minutos de reloj en el rincón, mientras yo preparaba todo lo necesario para el castigo que tenía pensado. Con todo preparado pero sin que se viera nada. Me fui hacía donde estaba. Cogí una silla y me senté en el centro de la estancia y entonces la llamé.

Salió del rincón, debía estar ya aburrida, aunque estoy convencida que si hubiera metido las manos por debajo de la falda del uniforme me hubiera encontrado con las braguitas mojadas de la impaciencia y la incertidumbre. La hice acercarse hasta mi, justo hasta delante de mis rodillas, yo sentada y ella de pie.

-Supongo que te reíste mucho el viernes cuando me enviaste el mensaje ¿verdad?. Yo también me reí en un primer momento, pero luego empecé a pensar y ya no me hizo tanta gracia, por dos motivos. El primero es que evidentemente me estabas desobedeciendo y no sólo eso sino que además disfrutabas d de eso. Y el segundo es que por hacer la gracia corriste un riesgo innecesario. ¿Tienes algo que decir?.

Tras alguna vacilación se arrancó y ruborizada dijo.

-Tampoco hay para tanto solo jugaba un poco...

-Pues lo que tienen los juegos arriesgados, lo va a descubrir ahora tu culo. Colócate tu  misma en mis rodillas, como te resulte  más cómodo porque vas a estar un buen rato.

Despacio se puso en mis rodillas, podía haber elegido la cama o el sofá donde hubiera estado más cómoda pero quería que aquel día se sintiese castigada y así en la silla como una niña traviesa daba más esa sensación de castigo. Una vez estuvo puesta en la posición empecé la azotaina, los primeros azotes fueron encima de la falda del uniforme, pero al tener vuelo enseguida coge aire y amortigua, así que a los pocos azotes se la levanté y continúe por encima de las braguitas, no tenía prisa fui haciendo, cuando me picaba la mano, hacia una pausa y le acariciaba los muslos, hasta que decidí que era el momento de bajarle las braguitas, lo hice ordenándole que colobarara levantando el culo y se las bajé los justo, hasta la mitad de lo muslos, no era necesario bajarlas más. Entonces seguí la azotaina a mano, larga muy larga, tuve que parar tres o cuatro veces porque a mi me picaba la mano y eso que cuando le bajé las braguitas ya tenía el culo bastante rojo. Después de un largo rato insistiendo con la mano en el culo desnudo, si hubiera apagado la luz creo que el rojo de su culo se hubiera brillado en la oscuridad como la luz roja de un avión en cielo de la noche.. Entonces paré la azotaina y le dije

-Vuelve a rincón ahora de rodillas.

Lo hizo, aunque tuve que levantarme a enrollarle la falda del uniforme en su propia cintura, para que en todo momento mostrase su culo enrojecido por los azotes a causa de su travesura. Al querer darle ese componente de castigo, la tuve allí en esa incómoda y humillante posición más rato del habitual, otro cuarto de hora más o menos, en absoluto silencio. Pasado el tiempo me levanté con un cojín en la mano que puse encima de la mesa.

-Ven aquí.

Se levantó del  rincón suspirando aliviada. Antes le había advertido que bajo ningún concepto podía frotarse el culo y tuvo la tentación pero una mirada hizo que se quedara en eso.

-Inclínate sobre la mesa, quiero que la barriga te toque la mesa, puede usar el cojín para la cabeza.

Sin decir nada lo hizo, la mesa quedaba a la altura ideal, las piernas quedaban rectas y todo el tronco doblado sobre la mesa, exponian su culo. Una vez en la posición le levanté la falda por detrás y me fui a buscar la paleta. Con ella en la mano entré otra vez en la estancia, donde me esperaba en posición para recibir la segunda parte del castigo.

-Hoy no te voy a decir un número simplemente yo decidiré cuando es suficiente, eso si los vas a contar, así para otra vez sabré donde puedo llegar. ¿Esta claro?

Hizo un gesto afirmativo con la cabeza y yo me situé detrás, pasé la paleta varias veces como acariciando su culo rojo con ella y de repente cuando no se lo esperaba, le cayó el primer paletazo, con aquella paleta densa y pesada. Ella soltó una pequeña queja y contó

-Uno....

Conté mentalmente unos diez segundos, para que sintiera bien el azote y le apliqué el segundo azote. Siguiendo la misma técnica seguí, los 5 primeros los aguantó bien sin inmutarse, a partir del sexto, empezó a arquear un poco la espalda despues de cada azote y quejarse más, cuando llegué a la docena hice una pequeña pausa, dejé la paleta en la mesa y me fui a  observar como tenía el culo, dos grande círculos de color granate decoraban la p iel de la parte baja de su culo y el inicio de los muslos, le pasé suavemente la yema de los dedos por la zona y volvi a coger la paleta. Apunté y disparé esta vez si saltó levántandose incluso un poco y resoplando, le di unos segundos hasta que tajante le dije.

-Vuelve a la posición que aun no estamos.

Como pudo aguantó tres más sin moverse y eso que cada vez espaciaba más el tiempo entre azote y azote, pero a partir del que hacía 17 en cada azote no pudo evitar el levantarse y quejarse, fueron 5 más en total 22 azotes con la paleta, cuando decidí parar, deje la paleta encima de la mesa y simplemente miré los efectos del castigo, iba a estar unos días acordándose de las consecuencias de su provocación.

-Voy a guardar la paleta no te muevas, ni por supuesto te toques.

La tuve en la posición de castigo más rato del que hubiera tardado, con la idea que sintiera bien el picor y el escozor de castigo. De vuelta creo que imaginaba que llevaría conmigo algún tipo de alivio, en forma de toalla húmeda, crema....pero nada de eso aún, llevaba algo que pronto sabria que era y entonces le dije.

-Pequeña ahora quiero que con tus manos agarres tus nalgas y las separes.

-Que?!! ni en broma!!

-Ya me has oido o quieres que vuelva a coger la paleta?

Muy avergonzada y despacio lo hizo, como no queriendo.-Señorita se me está acabando la paciencia.Finalmente me hizo caso. Y entonces llevé hacía esa zona tan intima el plug de jengibre que había preparado antes, primero lo froté bien alrededor del ano y despues haciendo fuerza con el pulgar lo fui introduciendo justo hasta el anillo sin pelar, al principio se quejó, pero hacía algún tiempo ya que sabía que la sensación del jengibre le ponía muy caliente así que como quien no quiere la cosa pasé mis dedos por su sexo.

-Vaya, vaya, asi que este es el efecto del castigo? no es precisamente lo que esperaba pequeña traviesa.

 Pero se me ha ocurrido una cosa, ya que eres tan descarada, vas a serlo del todo, tócate.Se puso de todos los colores.

-Ahora tienes vergüenza, vamos tócate y quiero que llegues hasta el final sin que se caiga el jengibre o tendré que ir a por cepillo.

Tras unos momentos de dudas llevó su mano a su sexo, en la misma posición de castigo y empezó a tocarse tímidamente, yo me apoyé medio sentada en la mesa y mientras lo hacia pasaba mis dedos suavemente por sus nalgas castigadas y de vez en cuando comprobaba que el plug no se saliera volviendo a la meter si se había salido algo, costó un rato, pero al final se dejó ir hasta que se corrió....entonces aún con las contracciones del orgasmo en su cuerpo, le acaricié el pelo y le dije.

-Asi me gusta que seas obediente- y retiré el plug.

Le ayudé a levantarse, le di un largo abrazo y le dije que se tumbara boca abajo en el sofá,  fui a buscar una toalla húmeda y fresquita y se la puse en el culo, al sentirla suspiró aliviada, la tuve un rato mientras seguía acariciándola. Después con la crema le dí un largo masaje en el culo, tras el cual le subí las braguitas, como a una niña traviesa cuando ha terminado su castigo. Pedimos algo de cenar y cuando llamó el repartidor, la hice recoger a ella el pedido, vestida con el uniforme. Regresó con el pedido roja como un tomate y maldiciendo entre dientes. Lo que le costó cenar, con las braguitas en las tobillos y la falda levantada sobre la dura y fría silla de madera. Cuando terminamos de cenar, le dije.

-¿Que, seguimos con ganas de jugar?

-No jugaba, pero creo que sobraba el ridículo de tener que abrir a un extraño con estas pintas.

-Seguro que le has alegrado la noche.

-Idiota!!!!

-Bueno ya veo que no aprendemos.

Me levanté serio y firme, la levanté de un brazo y de  nuevo al rincón, alli manos sobre la cabeza, le enrollé la falda por detrás otra vez y le dije.

-Vaya, parece que cuando baja el rojo, sube el orgullo, pues habrá que volver a subir el rojo, voy a recoger la mesa y luego me ocupo de ti.

Recogí la mesa con calma, di varios viajes del comedor a la cocina, ella permació allí, en posición de firmes, las manos sobre la cabeza, piernas juntas, braguitas en los tobillos y el culo rojo expuesto.

Cuando terminé la fui a buscar, la acompañé hasta el brazo del sofá y le dije que se colocara. Resopló, pero una docena de azotes de pie, sujeta del brazo le hicieron entender que lo mejor era obedecer. Cuando se colocó sobre le brazo del sofá, simplemente me apoyé en la mesa a admirarla un rato, me parecía una escena terriblemente sensual, ella allí inclinada sobre el brazo, que levantaba especialmente su precioso culo, rojo y marcado de la azotaina de antes, las piernas separadas lo que le dejaban las bragas en los tobillos y la faldita escocesa enrollada por detrás sobre su propia cintura. Me quité el cinturón, con todo el ritual de sonidos y demás, me acerqué, pasé mis dedos por su coño, sonreí, estaba muy mojada. Entonces hice algo que estoy seguro no entraba en sus planes, le quité del todo las braguitas, separé más sus piernas me agaché y empecé a pasar mi lengua por toda su intimidad expuesta, desde el clitoris, entre los labios, pasando por el perineo y hasta la rosa más oscura de su cuerpo,  hasta que un momento determinado, mi lengua se quedo fija en su culo y mis dedos la masturbaron hasta hacerla retorcerse de placer, en esa posición, dónde seguro que su mente imaginaba  una sesión de correazos. Aun jadeante del orgasmo, me desnudé, cogí mi polla hinchada y dura y la apunté contra su culo, mojado de mi saliva entonces le dijé

-Dame las manos

Echó las manos hacia atrás, cogí sus dos muñecas, una con cada mano, y estiré despacio los brazos hacía a mi, lentamente pero firme y plantado firme, era el movimiento de sus brazos hacía mi, lo que hacia que mi polla fuera entrando en su culo, centímetro a centímetro aprovechando cada exhalación para entrar un poco más, hasta que mi piel quedó tocando la suya, caliente y roja, entonces le solté las manos  y la cogí de la cintura y allí sobre el brazo del sofá, le follé el culo.

Fin.


2 comentarios:

  1. ¡Gran historia! Emocionante y al mismo tiempo - romántico!

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  2. Me encantó esta historia/historia emocionante, preocupante, picante y ruborosa🥰
    Hay toda la vergüenza, el ritual, la ternura, la vergüenza, el azotamiento de la cocina y un torrid erótico...

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