martes, 22 de junio de 2021

Disciplina anal V (Los enemas)

 




Le he estado dando muchas vueltas a esta entrega de la serie "discipina anal". Es algo sobre lo que había que escribir, pero de dífícil enfoque y una práctica que puede generar tantas adhesiones como rechazos, así que he pedido a alguien que con mayor conocimiento de causa, lo escriba. Muchas gracias T. por atreverte.

"Cuándo Santi me pidió que escribiera, esta entrada, tuve muy claras dos cosas. La primera es que, lo que voy a explicar quiero que se entienda como unas experiencias y vivencias personales, Por lo tanto no extrapolables a todo el mundo. La segunda es que no iba a intentar "vender" nada, vamos contar desde mi experiencia, el proceso con sus pros y contras.

Siendo sincera, la idea que te metan un tubo por ahí y acto seguido una cantidad de liquido, no parece muy erótica al revés, lo que genera más bien es reticencia, pero al menos en mi caso particular, a pesar de todo eso, si tenia cierta curiosidad y una extraña mezcla de temor y excitación. Que importante, es a veces la persona que tienes al lado, para atreverte, primero a comunicarte  y luego a dar el paso. Os voy a resumir un poco, cómo fue aquella primera vez y lo que sentí y luego ya entraré a explicar otro aspectos.

Lo habíamos hablado en alguna ocasión, es cómo cuando hace aquellas listas de límites y esto estaba un poco como un limbo, ni si, ni no. Pero yo creo que una buena pareja de juegos, es aquella que a veces te empuja un poco y tantea a aquello a lo que no te atreves. La sorpresa en este caso fue el motivo principal de mi rendición. Recuerdo, que por un motivo que no viene al caso, me dijo que tendría un castigo que no olvidaría nunca. Yo estaba en el rincón, con esa sensación de tener el culo palpitante y ese escozor que seguro conocéis, me acaba de dar una buena a mano y con cepillo pesado y odioso. Desde mi rincón no podía ver, pero si escuchaba movimiento y eso no podía significar nada bueno para mi.

Cuándo me llamó , no vi nada extraño, pensaba que aún mis nalgas arderían más, pero al acercarme vi los preparativos. Un recipiente con agua y una pera negra con una larga cánula algo curvada, lo que más me chocó fue esa cánula y se me cortaron hasta las palabras, no me negué, ni supliqué, mi mente estaba ausente, seguí sus intrucciones con una obediencia militar. Me tumbé en sus rodillas, me acarició suavemente las nalgas y con esa voz firme pero tranquiliizadora me dijo, que confiara. Estuvo un largo rato acariciándome, podía notar su polla dura bajo  mi vientre y me sentía excitada, confundida, avergonzada y entregada. Tal vez el momento más incómodo fue cuando noté entrar la cánula, no se si la forma o que era algo rígida o tal vez mi propia resistencia, pero esa incomodidad pasó a ser una sensación que hoy definiría como placentera, al empezar a notar fluir el líquido tibio dentro de mi, el agua tibia iba entrando lenta pero constante y a medida que entraba, notaba una sensación de llenado que me resultaba relajante. Cuando terminó, la sacó y la volvió a llenar, ya no tuve la sensación de incomodidad al entrar la cánula, estaba absolutamente relajada y excitada, cada vez más llena. Al terminar, me puso un pequeño plug de silicona y me dijo que ahora tocaba aguantar, ahí volvió a salir de nuevo la tensión, la vergüenza y tantas sensaciones, pero a la vez me notaba excitada como nunca.

Durante todo el rato, estuvo acariciándome suavemente, no recuerdo cuanto tiempo pasó, hasta que empecé a sentir molestias y ganas de expulsar, me tranqulizó y me dijo "Un poco más". Hasta que me quitó el plug y salí disparada al baño. Esa es quizás la parte más vergonzosa de todas, pero tiene un punto de alivio placentero brutal. Terminé y me metí en la ducha automáticamente, bueno creí terminar, a media ducha me volvió a hacer efecto...cuando pasó, me dí cuenta que estaba excitada por encima de mis posibilidades y me masturbé en la "paja" más corta de mi vida, tardé medio minuto o menos en correrme. De vuelta, ya duchada, me esperaba en la cama, no me atrevía ni a mirarlo, me tumbé boca abajo y siguió acariciándome, mientras me sentía increíblemente relajada y flotando.

Así fue mi primera experiencia, con este juego. Luego he repetido más veces, siempre dentro de un juego de castigo. Creo que no hay sensacion que más sensación de rendición me pueda provocar que recibir un enema. Es ceder el control incluso de tus propias funciones más básicas y es abrumador, el tiene el control, de lo que entra y cuando sale y es una sensación de intimidad compartida deliciosamente vergonzosa. Seguramente si aquello hubiera sido planeado conscientemente, me hubiera negado, así que agradezco el factor sorpresa, que me sirvió para romper una barrera y disfrutar de una sensación especial.

Ahora toca la parte mala, como he prometido. Para empezar es realmente algo abrumador, sobre todo las primeras veces, luego como todo acabas disfrutando más de lo bueno. Mi primer consejo es que si imaginarlo no tiene en ti ninguna capacidad de excitarte y producirte esa mezcla de temor y curiosadad; no lo hagas. Si te atrae e imaginarlo te excita, háblalo, no tengas miedo a hablarlo, no eres la única persona en el mundo y bien hecho va a ser una experiencia increíble, física pero sobre todo emocional. Es algo absolutamente seguro siguiendo unas mínimas normas. Usar siempre agua tibia, ni fría, ni caliente. No añadir aditivos de ninguna clase, el agua es suficiente. Quien lo pone debe hacerlo de forma lenta pero constante, si se introduce muy rápido, va a provocar calambres e incomodidad. La cantidad de agua a introducir puede ser de hasta dos litros, pero os aseguro que entre 3/4 de litro y un litro es más que suficiente para provocar todas esas sensaciones. Esperar o más bien aguantar es para mi fundamental para la experiencia, aunque esa espera no debe ser muy larga, 15 minutos es suficiente. Otro momento fundamental y el más crítico para mi es el de expulsar, ahí necesito intimidad y tiempo para mi con mis sensaciones, pero aún con todas las consideraciones negativas, al final es un momento placentero. Luego una ducha relajante y a solas hasta que estés preparada para el reencuentro. Mucha gente cree en los enemas como preparación al sexo anal, no es mi caso, después me siento terriblemente vulnerable y solo me apatecen caricias y silencio. Algo muy placentero para mi después y que de alguna manera me devuelve al mundo real, son las caricias íntimas pero lentas y sin buscar el orgasmo y por último lo más probable, es que después aun pasado cierto tiempo y habiendo expulsado, se repitan durante un tiempo, ciertas molestías, no constantes, pero si suele pasar, es cuestión de soportarlas, hasta que desaparezcan del todo.

Ahora unos cuantos enemas más tarde, puedo decir que para mi, es una práctica a tener en cuenta en mis juegos. No es algo para hacer a menudo, creo que perdería el factor emocional de sensación de entrega y descontrol, pero si algo que esté ahí y que pueda usarse. En mi caso personal he llegado a pedir alguna vez, simplemente por sentir otra vez toda esa tormenta de emociones y sensaciones".

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