jueves, 24 de junio de 2021

El placer de rendirse (Por Nadia)

 



Como hacía tiempo que no compartía una traducción, ya toca. La de hoy nos llega desde la Canadá francófona y es obra de Nadia, bajo el título original: Le plaisir de se rendre (el placer de rendirse).


"Nos educan a huir de la rendición, rendirse es algo humillante y de débiles. La vida son objetivos  y metas, que hay que cumplir y no vale rendirse. Es un concepto equivocado, la rendición es humillante cuando te es impuesta a la fuerza, cuando esa rendición significa concesiones, renuncias o represiónes. Pero cuando la rendición es elegida en libertad, no sólo no implica renuncia alguna, al contrario, es liberadora, bella y tiene recompensa.

Me costó mucho llegar a esta conclusión. Fui educada en todo lo contrario, me inculcaron que aún cuando ya no podía más a engañar al resto del mundo y no mostrar nunca mi vulnerabilidad y eso chocaba frontalmente con mis deseos más profundos, ocultos y oscuros, pero también más excitantes, intrigantes y presentes.

La primera vez que me rendí, voluntariamente se debió a un gesto inocente, algo tan simple como una mano firme en la parte baja de mi espalda, que me impedía escapar. Que nadie me interprete mal, podía perfectamente haberme dado la vuelta e irme, pero no lo hice, aquella mano, aquel gesto me ató y me liberó de mi tabús y prejuicios a la vez. Desde entonces me he rendido muchas veces, para sentirme después más libre, más fuerte, más segura, más tranquila. 

Todas mis rendiciones tienen siempre un gesto ritual que me indican eso, que me estoy rindiendo. Un mensaje de texto, un azote en el culo inesperado en medio de la calle cuando nadie mira, una mano dentro de mi falda mientras cenamos en un restaurante rodeados de gente, mi boca lamiendo su polla mientras conduce por una carretera desierta, las marcas bajo la ropa en el trabajo que me hacen levantarme  para ir al baño y deleitarme con ellas, esa molestia al sentarme en el metro, el plug que me hace sentir llena en el Sturbucks, esas preguntas que me hacen bajar la cabeza y ruborizarme, toda esa rendición toma forma de bandera blanca, cuando obediente y rendida represento mi rendición, exponiendo mi culo en tus rodillas, apoyada en la mesa o tumabada boca abajo en la cama. Nadie dice que rendirse es fácil, al principio es odioso, pero necesito sentir eso para sentir que me rindo. Luego ya se mezcla todo, el dolor, el placer, la excitación, la incertidumbre, el temor, la relajación. Todo un carrusel de emociones y sensaciones. Incluso a veces me pregunto si lo que estoy viviendo es real, hasta que al día siguiente veo las marcas en mis nalgas, como una especie de documento visual y sensorial de mi capitulación.

Puede parecer ilógico para mucha gente ¿pero a quién le importa la lógica, cuando te sientes así de bien y te pasas un día entero con las bragas empapadas recordando?"

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