sábado, 24 de abril de 2021

¿De verdad pensaste que te saldrías con la tuya?

 




Ese fue el mensaje que escribí en la pantalla de mi teléfono móvil, aquel mediodía.


-¿De verdad pensaste que te saldrías con la tuya?


Le dí al botón de enviar y esperé. A medida que avanzaba la primavera, se me iba acumulando el trabajo, llevaba unas semanas con mucho estrés, saliendo de casa muy pronto y llegando muy tarde, así que aquel día, decidí al terminar una visita irme a casa, necesitaba relajarme un día y desestresar. Llegué muy pronto y justo cuando llegaba, un repartidor me preguntó por ella, llevaba dos paquetes de Amazon, le dije que me los podía entregar a mi, firmé el recibo y subí a casa con ellos. No los abrí, pero podía imaginarme que había en ellos.

Hacía unas semanas que ya nos la habíamos tenido con el tema de las compras online y decidí ponerle un límite, estaba claro que el límite no se había respetado.

Me respondíó un rato después.

-¿De que me estás hablando?

-En media hora lo sabrás ( era el tiempo que más o menos le faltaba para volver)

-¿Estás en casa?

-Si, hace rato

Ya no tuve más respuestas, pero me imaginaba que claramente sabía de que iba el tema y que la había cazado.

Cuando escuché la cerradura abrirse, me levanté y planté de pie con los brazos cruzados, en el salón, entró y parte de verme a mi serio, vio encima de la mesa los dos paquetes. En cuanto dejó el bolso le repetí la misma pregunta.

-¿De verdad pensaste que te saldrías con la tuya?

-Bueno tampoco dramatices, además seguro que te gustará.

-No es eso "señorita", además eso no responde a mi pregunta.

-Pffff joder, tampoco hay para tanto y si pensé que me saldría con la mía y te daría una sorpresa.

-Vamos por partes, la primera es vigila esa boca o te la lavaré con jabón, cuando estamos "debatiendo" no quiero palabras malsonantes, la segunda es que la excusa de la sorpresa es malísima. Teníamos un acuerdo, que además te recuerdo que me pediste tú y no sólo lo has incumplido, sino que además has intentado ocultarme.

Ahí ya bajó el tono, la chulería y hasta la mirada...

-Ya.....pero son unos vestidos muy chulos y te encantarán ya verás.

-Si me conozco, la excusa de sobras, vestidos que te pondrás un día con suerte....

-Nooo de verdad, son muy bonitos, los usaré.

-Eso es totalmente secundario "señorita", aquí lo importante es que estoy muy decepcionado ahora mismo, en primer lugar por incumplir tu acuerdo y en segundo lugar por mentirme y esto va a tener una consecuencia acorde con la falta....

Me interrumpió...y la corté en seco.

-No tengo nada que debatir, con  una adulta que se comporta como una adolescente, ve a ponerte el pijama y te espero aquí.

-Pero....

-Ni peros, ni nada, no pienso repetirlo.

Se dio media vuelta y se fue a la habitación, enfadada pero creo que más bien consigo misma y por haberse dejado pillar y por supuesto con mariposas en el estómago, creo que tenía muy claro que su culo no iba a salir bien parado de aquel lio.

Ya empezaba a hacer muy buen tiempo y el pijama era una simple camiseta vieja y un culotte de hacer deporte gris. Y así vestida apareció de nuevo en el salón, nada más verla le dije.

-Ve a buscar el cepillo

-¿Que?!!!!!!

Me levanté la cogí de  un brazo, le dí media vuelta encarándola dirección a la puerta y le di dos sonoros azotes en el culo. 

-¿Te lo tengo que repetir?

No hizo falta, empezó a caminar la seguí con la mirada, todo el trayecto y cuando la vi venir con el cepillo en la mano, me senté. Se acercó con la intención de entregarme el cepillo, pero le dije.

-No, lo vas a aguantar tu hasta que te lo pida.

-Pfffff ¿y no podemos abrir los paquetes antes? seguro cambias de opinión.

-Ponte en mis rodillas, ya!!!!!!!

Tiró el cepillo desafiante al extremo del sofá y se colocó en mis rodillas. De inmediato la sujeté con mi brazo izquierdo de la cintura y pasé mi pierna derecha por encima de las suyas, entonces le dije.

-Coge el cepillo.

Lo cogió..

-Por graciosa en vez de apoyar la cabecita en el sofá, vas a apoyar los codos y vas a sostener el cepillo hasta que te lo pida ¿está claro?

Resopló...pero un par de azotes en los muslos desnudos, de esos que dejan los dedos marcados, fueron suficiente estímulo para obedecer. Una vez sujetó el cepillo, como le había dicho, le dije.

-¿Y ahora dime por qué te voy a  marcar el culo esta tarde?

-Pffffff.....por haber hecho compras online cuando te prometí estar un tiempo sin  hacer.

-¿Y por qué más?

-Por intentar engañarte.

-Bien, ahora si veo que vas entendiendo tu situación y eso te va a librar de que empieza directamente sobre el culo desnudo.

Ya no dije más, empecé a azotarle el culo con mi mano, encima del culotte. Cómo llevaba la protección no fui demasiado progresivo y empecé a un ritmo que sostuve un par de minutos, mientras ella luchaba por sostener el cepillo. Tras el par de minutos, paré y le dije.

-Ahora voy a quitar mi pierna, espero no tenga que volver a ponerla y tener tu colaboración durante toda tu corrección que ya te aviso que será muy larga. Suavemente levanté mi pierna, levanté las suyas y las puse encima de mi regazo, esta vez sobre las dos piernas.

-Ahora señorita, quiero ver ese culo levantado.

Reaccionó de forma mecánica a mi "orden", entonces mis dedos se metieron en la cintura del culotte y empezaron a tirar de el hacia abajo, hasta dejarlo enrollado a medio muslo. Su culo desnudo y bien expuesto bajo mi vista, no puede evitar pasar la mano por sus nalgas ya sonrosadas y calientes. Le cogí el cepillo que sujetaban sus manos, suspiró, temía bastante sus efectos, pero lo dejé en el brazo del sofá y seguí acariciando sus nalgas y sus muslos un instante, hasta que empecé de nuevo a azotarla con la mano. El sonido de los azotes a mano, me suenan a música celestial, empecé alternando nalga y nalga, pero a medida que subía la intensidad del castigo y su piel se enrojecía, el ritmo era más caótico e impredecible. Tres seguidos en un cachete, cinco en el otro, ahora bien repartidos, de repente concentrados en la misma zona, así estuve unos cinco minutos seguidos, sin pausas, sin caricias, sólo palmadas constantes e "in crescendo" hasta que paré en seco. Tenía el culo de color rojo brillante e intenso, dejé un momento que sintiera el aire fresco que acariciaba su piel caliente y de repente un tanda rápida, corta e intensa. Sin darle tiempo a coger aire nada más parar, le dije.

-Levanta y ponte aquí al lado de mis piernas de lado mirando la cristalera.

Lo hizo....

-Extiende los brazos hacia delante, palmas hacía arriba.

Cuando lo hizo cogí el cepillo, lo puse sobre la palma de sus manos y le dije.

-Ahí te quiero inmóvil, sólo quiero oírte respirar.

Así la tuve otros cinco minutos más o menos, de vez en cuando le acariciaba un poco las nalgas, bien rojas y calentitas. Y en ese rato me vino a la cabeza una idea, teníamos en la habitación un cojín redondo y duro, que usábamos a veces para masajes o para levantar su culo cuando la azotaba tumbada en la cama. Fui a buscarlo y lo puse en la mesita, pero en vez de cruzado, lo puse en el mismo sentido que la mesa, en el centro. Una vez puesto, le cogí el cepillo y le dije.

-Ahora móntate sobre el cojín con una pierna a cada lado.

El cojín le quedaba entre las piernas y hasta casi el, pecho, con lo que parte de su sexo se apoyaba en el, cuando se colocó, le terminé de quitar el culotte, para que pudiera separar las piernas bien, con las manos podía agarrarse del otro extremo de la mesa. Aunque me quedaba baja, aquella posición prometía. Con el cepillo en la mano derecha puse la izquierda sobre su espalda y le dije.

-Ahora voy a asegurarme, que no tengas más tentaciones de repetir.

Empecé a azotarla con el cepillo, apuntando bien al pliegue donde se unen muslos y nalgas, alternando metódicamente mejilla y mejilla. El sonido del cepillo es muy distinto al de la mano, más sordo, pero más doloroso y en especial en esa zona, que a la docena de azotes, ya estaba pintada en forma de dos círculos púrpura, a cada azote, la misma presión del azote hacía que hicieran un leve movimiento sobre el cojín, frotando su sexo contra el al mismo ritmo de los azotes. Seguí implacable hasta que empecé a escucharla gemir a cada nuevo azote y ahí me detuve. Respiró aliviada y destensó el cuerpo. Dejé el cepillo en el sofá, me agaché y con un dedo empecé a reseguir muy suavemente los dos grandes círculos rojo-azulados cuanto más al centro del círculo, en la parte baja del culo. Al día siguiente serían dos moratones y una incomodidad al sentarse. La estuve acariciando un rato, primero la zona más castigada y después todo el culo, entonces la ayudé a levantarse y juntos de la mano ya guié hasta la habitación.

Una vez allí la solté, le hice poner las manos sobre la cabeza, mientras yo hurgaba en el armario. Saqué de el un felpudo de fibra de coco, áspero en incómodo para sentarse sobre el con la piel desnuda y azotada. 

-Siéntate

Lo hizo, con mucha suavidad, suspirando en el momento de tomar contacto con todo él y cargar todo el peso, entonces la hice echar el cuerpo hacía atrás, de tal forma que los pies le quedaban en el suelo y la espalda y la cabeza en la cama, le separé las piernas, pasé un dedo por su sexo y como sospechaba estaba empapado.

-Ábrete el coño, quiero verlo bien.

Lentamente descendió ambas manos por su vientre, y se separó los labios externos, su flor abierta, roja, húmeda y palpitante, me arrodillé entre sus piernas, pasé mis dedos por los labios internos pinzándolos suavemente, lo mismo hice con dos dedos en su clítoris, duro e hinchado, como queriendo echar hacía  atrás el capuchón, para terminar con dos dedos dentro de su coño, mientras lo saboreaba como mi lengua, pero duré poco ahí mi objetivo era otro. Saqué los dedos y me lengua descendió por el perineo, hasta llegar a su agujero más secreto y estarse un rato jugando ahí, por ese anillo de piel rugosa y sensible, lejos de mostrar incomodidad, el trabajo de mi lengua ahí la hizo gemir y moverse a pesar de lo molesto que debía resultarle con la piel castigada sobre el áspero felpudo. Bien húmedo de saliva, usé un dedo para hurgar en él, entró con facilidad, sin resistencia ya relajada y excitada y ahí le dije.

-Ahora el que voy a transgredir soy yo, con tu cuerpo y no encuentro mejor forma de transgredir la norma, que follarte el culo, en la posición del misionero.

Me desnudé rápido, tenía una erección potente, así que simplemente pasé un poco mi polla entre sus labios y con su propia lubricación la llevé a su culo y empecé a presionar suave pero constantemente, en esa posición además le podía ver la cara y sus gestos, poco a poco fue cediendo, cuando entró la punta hice una pequeña pausa.

-Mírame

Abrió los ojos y entonces una embestida suave pero constante, los volvió a cerrar, se mordió el labio y mi polla entera entró en su culo. Con la polla hasta el fondo, cogí su mano, la llevé al coño hice que metiera sus dedos y alguno mío también y empecé a moverme. Mis embestidas hacían  que toda ella se moviera y su piel castigada rozara el felpudo , pero no se quejó al revés, empezó a masturbarse con más ganas, a la vez que le follaba el culo y se corrió casi a la vez que yo me corría dentro de su culo. Allí me quedé un rato cogiendo airé con mi polla hasta el fondo y mi pubis contra su coño mojado.

Cuando la saqué, la ayudé a levantarse y la puse un rato en el rincón, mientras iba a buscar cremas. De vuelta, también cogí el cojín, esta vez si lo puse cruzado, la hice salir del rincón, tumbarse boca abajo sobre el cojín, le hice un suave masaje en las nalgas, el rojo más externo empezaba a difuminarse, pero los tonos más oscuros y centrales, aún estaban más oscuros y sensibles al tacto, en  un momento determinado separé sus nalgas, para ponerle también crema en su estrecho agujero profanado, una gota de semen salía, la recogí con la yema del dedo y la volví a meter, acto seguido comprobé de nuevo su coño y era una fuente, imposible resistirme a seguir jugando.

Continuará.







3 comentarios:

  1. Una esfera de fibra de coco en vez de un cojincito... Cómo sois.
    Me recuerda a un vídeo de la página de Zoe: Zoe decide aflojarse los nudos del corsé y es sorprendida por el chico que la estaba ayudando en el entrenamiento... pues como premio, tiene que usar un corsé de áspera fibra bajo el propio corsé que, además, debe llevar más apretado que al principio. Luego, una larga zurra con el cinturón acaba por poner los puntos sobre las íes.
    Estos castigos suplementarios, me parecen, súper excitantes.
    Como siempre, gracias por tu bonito relato.

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    Respuestas
    1. Los castigos suplementarios son un poco como el postre del menú, no crees?

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    2. No diré nada, que cualquier cosa podría ser utilizada en mi contra 😂

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