sábado, 20 de febrero de 2021

El viaje relámpago

 



Llevaba ya unos días nerviosa, todas las tardes colgada del teléfono, el tema era un asunto familiar, pero vamos la conozco de sobra y sé lo que la afecta y más en la situación, está de restricciones. Una tarde hablando le dije.

-Lo que tendrías que hacer es ir y solucionar el tema de una vez.

-Ya joder,  pero cómo, si no se puede salir.

-Ya sabes que puedo tirar de contactos y conseguirte un pase sin problema, así que deja de excusarte.

-No quiero darte problemas

-A ver, parece mentira, si fuera para irte de fiesta, pues no, pero pareces una leona enjaulada y al final ya se cómo  y por dónde explotas.

-Eres un sol

-Venga va no digas tonterías, vete el fin de semana, lo arreglas y todos tranquilos, déjame el DNI y mañana te hago el pase y te cojo billete.

-No que va, mejor voy en coche

-No en coche no, a ese coche hay que hacerle distribución ya

-Pero si aún le faltan casi 20 mil kilómetros

-No me fio, si rompes la correa coche nuevo y darle un palizón en 48 horas, mejor te vas tranquila en tren, que tardas menos

-Pfffffffff valeeeeeeeee

-Así me gusta.

En eso quedamos al día siguiente una llamada, una cita y pase de viaje sin problema, me pasé por la estación y compré un billete de ida y vuelta. La ida viernes tarde, la vuelta domingo tarde. De vuelta a casa por la tarde le dí el pase y los billetes. El jueves por la noche, le dije que hiciera la maleta, pero me dijo que saldría un poco antes de trabajar y que ya la haría. Yo también había pedido media jornada, así que había tiempo de sobra.

Llegué pronto a casa, ella estaba en la cocina, la saludé y fui a dejar las cosas en la habitación, al llegar vi la maleta sobre la cama, un montón de ropa, pero sin hacer, me fui para la cocina.

-¿Aún no has hecho la maleta? venga va ponte, que mientras hago algo de comer, que nos da tiempo de sobra.

-Paso

-¿Cómo?

-Que no voy a ir, estoy enfadada y paso.

Entonces me soltó  un discurso, del que no vale la pena entrar en detalles, pero resumido en un "al final siempre soy yo, quien se come los problemas".

-A ver nena, deja de comportarte como una niña y más cuando sabes que de todo lo que dices te arrepentirás y acabarás por comértelo igual, pero enfadada con el mundo, así que espabila va y deja de hacerte la digna ofendida, porqué te conozco.

-Que no que paso, que no pienso ir.

-A ver te he hecho un pase, pidiendo un favor, tienes los billetes, para dentro de tres horas, lo dicho deja de hacer la niña

-Y dale, a tomar por....

Salió de la cocina cerrando la puerta de un portazo. Cogí aire y conté  hasta 20 salí, fui directo al salón, sabía que estaría en su rincón de sofá con la armadura. Con calma y sin levantar la voz le dije.

-Venga va ve a hacer la maleta

-Que no!!!!!!!!! y no insistas!!!! ya vale!!!!!

-No me levantes la voz, sabes que no soporto ni portazos ni gritos y estoy siendo muy paciente ya está bien, la maleta.

Se cruzó de brazos con esa mirada altiva y me ignoró

-Tú lo has querido

La cogí del brazo suavemente, sin forzar en un último intento, pero me apartó la mano de un manotazo y hasta ahí, la levanté a la fuerza y sin mediar palabra la puse delante sin soltarle y le di cuatro o cinco azotes en el culo fuertes.

-Ya está bien de tonterías de niña caprichosa

Un breve forcejeo y a mis rodillas, manos sujetas en la espalda y mi pierna por encima de las suyas. Lluvia de palmadas sobre los vaqueros, con ganas de verdad. Es curioso como funciona el mecanismo de la rendición, durante los primeros dos minutos de azotaina, intentó zafarse, se movió, protestó, pero de repente, se relajó, no podía escapar y aunque yo seguía y con ganas, toda ella se relajó, como aceptando el castigo. Me aseguré que no volviera a sacar el genio y entonces la hice levantarse, le desabroché los vaqueros, tiré de ello para abajo y el tanga igual, y de nuevo a mis rodillas, pensé que los asientos del AVE son demasiado cómodos y que igual debía convertirlos en algo más incómodos. 

Al ponerla de nuevo, ya no hubo resistencia, ni sujeciones, su culo desnudo estaba ya algo rojo y desde luego caliente, en el estado ideal para terminar de ponérselo incandescente con mi mano sin protección ya. Unos cuantos minutos más de azotaina a pelo. mi mano desnuda y su culo desnudo. Azotar sobre las rodillas es especial, el contacto físico es íntimo, el golpe cae de arriba a abajo con lo cual hace presión justo ahí, en la zona en contacto con mi regazo, presión además rítmica y constante, es como un doble estímulo condensado en uno, el del picor de  las palmadas continuas, mezclado con esa presión y movimiento leve pero a ritmo constante. Paré de cansancio, de estaba empezando a doler la mano y el brazo, así que su culo estaba como dos cerezas maduras, rojo y brillante. Miré el reloj, mientras valoraba el desacato, la quería suave y tranquila las dos horas que quedaban antes de dejarla en la estación. Le dije que se levantará y sin darle tiempo a mucho, la tomé de la muñeca, la llevé hasta el brazo del sofá y de un gesto le hice saber lo que quería.

Que no era otra cosa, que se inclinara sobre el brazo del sofá y me ofreciera el culo bien levantado y expuesto. Cuando lo hizo me desabroché el cinturón, lo doblé, lo dejé caer despacio sobre sus nalgas desnudas, para comprobar que tenía la medida adecuada y le dije.

-Levanta bien el culo

Lo hizo, pero me recreé un poco en la escena.

-Mas, quiero verlo bien alto

Suspiró e hizo un esfuerzo.

Entonces levanté el cinturón y le di una docena de azotes seguidos y fuertes, hasta que volvió a bajar del escozor.

-Levanta

Resopló.

Esperé a ver de nuevo su culo que ya empezaba a estar marcado, bien levantado y cuando estuvo, le cayó otra docena más de azotes con el cinturón de cuero. Y volvió a caer, respirando aceleradamente, mientras yo me volvía a colocar el cinturón. Cuando terminé, le separé una pierna y llevé mi mano a su coño, mojada a pesar de que acababa de recibir una buena, entonces la quité y le dije.

-Ve a hacer la maleta, que hago algo de comer mientras.

Se levantó y se fue a la habitación sin subirse los vaqueros, el aire fresco acariciando su piel en brasas le vendría bien  un rato. 

Hice algo rápido de comer, en media  hora, estaba la maleta hecha y la comida en la mesa, comimos, ella siempre con los vaqueros en los tobillos, el culo desnudo y suave como una gamuza. Al terminar me dijo que se iba a dar una ducha,  había tiempo, yo recogí y al terminar fui al baño, en ese momento salía, me senté y cogí la toalla, la sequé suavemente, los hombros, los brazos, las manos, las piernas, los pies, entre los dedos, la espalda y el culo muy suavemente y aun así algún suspiro al tocar alguna zona, el fin de semana lo iba a pasar bien marcada, al terminar estando de espaldas y desde atrás, pasé dos dedos entre sus labios y se los metí en el coño de golpe, seguía tan lubricada que solo un pequeño gemido salió de su boca.

-Anda ve a vestirte que esto ya lo acabaremos el domingo. 

Un rato después ya estábamos en el coche, camino de la estación. La acompañé hasta el control, allí nos despedimos, un beso, un azotito, una mirada y un "avisa cuando llegues y tranquila"

El fin de semana pasó, me fue informando de todo y el domingo de nuevo a la estación, la recogí y para casa. Nada más llegar dejó las cosas, se sentó conmigo, me estuvo contando, le pregunté si se había quedado más tranquila, me prometió que sí y entonces le dije, que teníamos algo pendiente aún.

La hice levantarse de espaldas a mi, pero bien cerca, de pie. Entonces le dije.

-Desabróchate los vaqueros.

Lo hizo

-Bájatelos

También

-Y el tanga

Cuando tenía su culo totalmente expuesto, pasé mi dedos por las marcas, que aún quedaban del viernes, en forma de pequeñas tiras en tono morado, presionando en algún punto más marcado y le dije.

-Ese carácter y tu culo, no se llevan muy bien

Pasé mi brazo izquierdo alrededor de su cintura, bien sujeta, mientras mis dedos empezaban a entrar y salir de su coño. Aún nos quedaban cuentas pendientes, pero ya de otro tipo.

Continuará.




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