sábado, 23 de enero de 2021

La nevada del siglo II

 





Llevaban toda la semana anunciándolo, un temporal de frío y nieve como hacía décadas que no se vivía, que no llegaba y parecía que cómo en otras ocasiones toda quedaría en agua de borrajas, pero el viernes por la tarde empezó a nevar y ya no paró hasta el domingo, casi 48 horas seguidas de nieve que cubrieron todo con una espesa capa blanca. Todo muy fotogénico y bucólico, hasta que piensas en que aquel paisaje idílico te va a complicar la vida, los próximos días. Y la primera no tardó en  llegar, en forma de mala noticia; ella debía ir a su puesto de trabajo el lunes de forma presencial.  Los dos nos echamos las manos a la cabeza, en las condiciones que estaba todo y la segura helada que compactaría la nieve por varios días, el peligro que significaba y lógicamente sin poder usar el coche. Lo único bueno es que el trayecto aun a pie no es muy largo, pero de nada sirvieron nuestras quejas estériles.

Los días siguientes ocurrió lo previsible, helada la nieve dura y resbaladiza, madrugones, abrigos y paciencia no había más. Yo por suerte, pude teletrabajar, con el paso de los días fue mejorando algo, los servicios de limpieza y aunque durante el día subían algo las temperaturas por la noche volvía a helar y vuelta a empezar. 

El jueves por la noche, algún vecino había sacado ya el coche del parking y me dijo:

-Mañana cojo el coche, que bastante frío he pasado durante la semana.

-¿Seguro? yo por un día no lo cogía, ayer me dí una vuelta y aun hay mucha nieve y placas de hielo.

- ¿Que pasa que no te fías de mi conduciendo?

- Mucho y lo sabes, pero el tema está como está

-No pasa nada, ya hay quien ha venido en coche

-Bueno tu misma pero mucho cuidado sobre todo por la mañana

-Si papa!!!!!!!!!!

Esa contestación me la conozco de sobra, traducida viene a ser: "di lo que quieras, que yo haré lo que me salga del chichi". Aunque lo cierto es de las pocas personas que no me pone nervioso de copiloto y ya es decir.

Desayunamos juntos el viernes, yo no tenía prisa y la semana cubierta a falta de enviar cuatro cosas, salió cuando aún no había salido el sol y ahí quedó la cosa. Yo hice otro café, me abrigué fui a hacer algo de compra, ante el previsible nuevo confinamiento, volví a casa y me puse a hacer caldo, un caldito caliente seguro le apetecía al volver. Por la radio me enteré de las nuevas restricciones, que prácticamente nos aislaban otra vez. Cuando ya faltaba poco para que llegara puse la calefacción para que al llegar encontrara la casa calentita y esperé, se retrasaba un poco, pero no sospeché nada hasta que sonó el móvil, lo cogí era ella.

-¿Ha pasado algo?

-Pfffff, que se me ha clavado el coche

-¿Como que se te ha clavado?

-Que lo tenía encarado hacía abajo, he querido dar la vuelta en el callejón y ahora no hay manera ni para delante, ni para detrás, patina....

-Mira que te avisé, por un día....

-Puffff ahora no te pongas moralista ¿que hago? está en medio

-Espera que ya voy.

Colgué el teléfono, me vestí, iba en pijama, salí bien abrigado caminando por las rodadas de los coches y maldiciendo en arameo claro, cuando llegué finalmente ahí estaba metida en el coche, aun quedaban un par de horas de sol por lo menos, pero el aire cortaba y el sol alumbraba sin calentar, al verme bajó del coche y mi primera frase fue

-Es que no se puede ser más tozuda....

-Jooooo no te enfades

-¿Están las llaves puestas?

-Si

Me subí al coche arranqué, la posición en la que había quedado era complicada, las ruedas a medio girar y medio encarado en ligera pendiente, la suerte es que al ser diesel igual a ralentí tenía suerte, pero no, se calaba, probé en segunda dando gas muy suave, pero una rueda me perdía tracción, probe tirar algo marcha atrás, para coger un poco de inercia, pero al llegar a encarar la ligera pendiente patinaba con el peligro que si aceleraba más el coche se fuera de lado sin control, al final desistí, me bajé.

-Aquí hay dos soluciones, dejarlo aquí o conseguir unas cadenas o que alguien con un 4x4 nos estire hasta el llano

-¿Y con una pala?

-¿Has visto lo duro que está esto? nos tiramos hasta la noche y aun así ya veremos

-Ppuffff joder, por no pasar frio y al final congelada igual

La miré serio pero no dije nada.

-Lo dejamos aquí, total al callejón no va a entrar nadie y tampoco molesta si alguien quiere pasar y ya mañana conseguimos unas cadenas o alguien que nos estire, que al final nos pilla la noche aquí.

-¿Seguro que no le va a pasar nada?

-Que quieres que le pase, venga va coge las cosas y vamos para casa.

En aquel momento tenía las manos, los pies, la nariz y la cabeza congeladas.

Cogió una mochila y las llaves y empezamos a caminar por las calles heladas. Cuando ya faltaban unos 200 metros para llegar me dijo...

-Estoy helada más que ningún día, no se si de lo nervios, pero lo primero que hago al llegar es una ducha caliente.

La miré y le dije

-No te preocupes que frío no vas a pasar hoy, te lo aseguro

No me contestó, pero ya sabía que aquello iba a tener alguna consecuencia en forma de calor localizado en una zona muy concreta de su cuerpo. Por fin llegamos a casa, lo primero botas fuera y el calor reconfortante...

-Mmmmm huele muy bien

-Si había hecho caldo

-Eres un sol, lo sabes ¿no?

-Tira al ducha pelota, que tienes la nariz como Rudolph

Se fue a la habitación a por las cosas, yo me quedé pegado a un radiador y cuando cogí algo de calor me puse el pijama y esperé que saliera, con la ropa bajo el brazo y desde el pasillo me dijo.

-El caldito para cenar, pero me voy a hacer un vaso de leche con colacao, quieres algo.

-Si, que dejes la ropa y vengas aquí. Antes de nada.

-Bueno me caliento la leche y voy

-No, ven ya.

Me hizo caso y apareció enseguida en el comedor, yo estaba sentado en el sofá y ella apareció estaba roja, pero más por el cambio de temperatura imagino, la miré serio, sonrió.

-Ya sé que me vas a decir y tienes razón, pero entiende que vaya semana llevo.

-No te venía de un dia ya....

-Era por quitarme  un día de frío, que bastante he pasado.

-Ya, pero ¿cual ha sido el resultado final? ¿acaso no has pasado frío? ¿Y mañana crees que no pasarás?

-Es que eso no entraba en mis cálculos

-Pues a veces vale la pena calcular, señorita impulsiva ¿o no?

-Jooo pero no ha sido queriendo, si he llegado genial esta mañana.

-Ya pero mira como has vuelto, así que el conjunto de tu decisión es un suspenso. Acércate.

-Pffffffff

Se acercó despacio, pero sin mucha resistencia, creo que en el fondo sabía que había metido la pata. Cuando estuvo frente a mi, metí mi dedo por la cintura del pantalón del pijama y le dije.

-Ya te he dicho de camino, que frío hoy ibas a pasar poco en casa, es más igual hasta en algún sitio vas a tener demasiado calor. Fue terminar de decirlo y de un tirón le bajé el pantalón del pijama. Ahí si se quejó.

-Ya directo!!!!!!!! sin calentar?

-Acabas de salir de la ducha, no creo que lo tengas muy frio y si lo tienes dame un minuto y verás.

El siguiente pasó a mis rodillas, sin resistencia, sólo verbal, el pantalón por las rodillas, el culo desnudo y ese momento de duda, en plan y si lo dejamos correr y follamos, pero me acordé del frío, del rato trasteando con el coche y se me fue la mano. Las palmadas empezaron a caer sobre la piel desnuda y para nada fría, al revés mi mano estaba mucho más fría que su culo, así que había que igualar temperaturas, un par de minutos de zurra continúa y mi mano ya estaba caliente y su piel rosada.

-Ya te aseguro, que lo que queda de día no vas a sentir frío más.

Seguí un largo rato, aumentando a la vez la intensidad de las palmadas, la piel cada vez más roja y caliente, las ondulaciones en la carne a cada nuevo azote, así hasta conseguir ese rojo uniforme que cubre toda la piel de los dos globos carnosos de sus nalgas. Entonces paré y empecé a acariciarle el culo, a la vez que le recordaba, las consecuencias de las imprudencias por impulsos, un regaño juguetón mientras le sobaba el culo, eso si advirtiéndole que no habíamos terminado y que aun pasaría más calor, aunque fuera local. Ahí otro momento de debilidad, queriendo o no, alguna caricia rozó su sexo, y notarlo palpitante y mojado, me hacía tener malas ideas, pero merecía una lección y vencí la tentación, le di una palmada y la envíé a mirar el radiador, con las manos en la cabeza, el culo rojo al aire y el pantalón en los tobillos. Y a mi se me ocurrió que algo más de calorcito por toda la zona no le iría mal, como recordatorio, así que me fui a buscar y preparar unas cosas que necesitaba para completar, la lección.

De vuelta con las cosas tapadas en un recipiente para que no las viera, dejé el recipiente en el brazo del sofá y la fui a buscar, la cogí del brazo, me senté y la puse de nuevo en mis rodillas.

Nada más ponerla cogí el cepillo del pelo nuevo, lo empecé a pasar por su piel desnuda, al sentirlo se tensó, se que no es precisamente su objeto preferido, pronto lo sintió le di un tanda corta en las nalgas, entonces paré y con la otra mano empecé a manipularlas, buscando llegar a los sitios más difíciles de llegar, para que tuvieran también su dosis de calor, la cara interna y estirando la piel, la frontera con los muslos aún más dolorosa con la piel estirada, una y otra nalga, todo bien rojo. Ahí dejé un momento el cepillo y quité el trapo que cubría el recipiente, separé sus nalgas rojas, cogí un dedo de jengibre pelado, que llevaba varios días ya en la nevera, con lo que debía estar bien maduro, lo pasé alrededor de su culo y lo metí despacio, una vez dentro solté las nalgas y esperé unos segundos hasta escucharla suspirar, señal que el jengibre empezaba a trabajar dando calor por dentro, entonces cogí otra vez el cepillo y continué con el, quería que el calor de la zurra durará el resto del día, así que me apliqué bien y a conciencia, unos días con marquitas para recordar la imprudencia. Cuando tenía dos grandes círculos rojo oscuro en la mitad inferior del culo y empezaba a tensar demasiado los músculos, decidí que era suficiente, pero en vez de acariciarle las nalgas lo que hice durante unos segundos fue apretarlas contra el jengibre, así las sostuve un rato.

-¿Tienes suficiente calor o necesitas más?

-Pffffff ¿tu que crees?

-Pues la próxima vez, te lo piensas dos veces......

Solté sus nalgas, le quité el jengibre y lo sustituí por un refrescante plug de acero frio...

-¿Mejor así?

No contestó, sólo un nuevo suspiro al notar el aceite en su piel magullada y bien trabajada por el cepillo y mi mano, lo extendí suavemente en un pequeño masaje, que terminó con mis dedos entrando y saliendo de su coño hasta hacerla gritar de placer. Al terminar, le subí el pantalón del pijama y le dije.

-Ahora, ya puedes ir a prepararte la leche caliente si quieres. No lo hizo ya era casi hora de cenar, y espero al caldo. Aquel día le permití un cojín para sentarse a cenar. Cuando ya nos fuimos a la cama, la hice tumbarse boca abajo, le bajé de nuevo el pantalón del pijama, parte del rojo se había ido ya, pero ahí donde más había insistido seguía coloreado aún, le di un buen rato de aceite y sobada de culo y le quité el plug, entonces estornudó....

-Vaya, sólo faltaría que te hubieras resfriado, aún tendré que ir a por el termómetro....

Pero no, acabamos de otra manera, ya habría tiempo al día siguiente para el termómetro.


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