jueves, 10 de diciembre de 2020

Un paseo por los orígenes.

 



Soy un poco pesado lo sé, pero voy a volver a escribir algo basado en una de las reflexiones que aparecen el libro de Jillian Keenan "Sex with Shakespeare", libro del que por desgracia no hay edición es español y sólo se puede conseguir en inglés. 

A parte de ser el único libro que trata específica el spanking como fantasía y fetichismo, lo hace desde la propia experiencia personal de la autora, lo que aún lo hace más interesante. No se trata de un novela de ficción, es el camino de la propia autora en el reconocimiento de su sexualidad y por extensión de si misma. Pero bueno al grano, me gustaría comentar aquí una reflexión que expone en el libro.

Jillian explica algo, que yo también sentí y que mucha gente me ha compartido y es que la toma de conciencia de la fantasía, de que hay algo ahí que no se puede definir, pero que está,  una perturbación que nace antes, que la propia sexualidad consciente.

Jillian habla de una fantasía infantil, que tiene una dinámica con respecto al "partenaire" muy concreta, en el caso femenino:

-Es un hombre adulto

-Tiene un rasgo de autoridad positiva, ella dice que "educativo"

-Es estricto

-Y es platónico


Y continua diciendo que si bien esto se mantiene en el tiempo, en la adolescencia la parte platónica va mutando hacía una admiración onanista y finalmente se acaba sexualizando por completo.

Es decir en la fantasía primigenia, el objeto de la fantasía cumple con un rasgo de cuidador/protector aunque a la vez es estricto y severo, inalcanzable y desexualizado, posteriormente sigue teniendo esos atributos y sigue siendo inalcanzable pero se sexualiza y finalmente se incluye la posibilidad de alcanzarlo sexualizado pero dejando intactos  el resto de atributos.

Se podría pensar que esto es una vivencia muy personal de la autora, pero lo cierto, es que cosas muy parecidas me han contado, diría que el 90% de con quien he hablado de esto, me ha referido una fantasía primera, antes ya de la adolescencia y que con algún pequeño matiz (el sexo del protagonista por ejemplo) son un calco a la describe Jillian. Incluso en mi propio caso, hay alguna similitud, obviamente mis fantasías fueron siempre de spanker, pero ese platonismo que va mutando, también lo recuerdo.

Y sobre eso quiero incidir en esta entrada, porqué personalmente creo que ese platonismo, no se elimina del todo, ni aún en la práctica totalmente adulta y erotizada del juego. Para empezar un número nada desdeñable de practicantes, prefieren o se siente más cómodos en juego en ausencia de sexo, aunque reconocen explícitamente sentir una gran excitación sexual jugando, no practican sexo con sus compañeros de juegos, por lo tanto de alguna manera ese platonismo asociado a la figura de autoridad persiste, pervertido pero persiste. Pero incluso entre los que consideramos el sexo . unido a los juegos como la fórmula ideal, tendemos a hacer una distinción entre juego y sexo o bien introduciendo al sexo como parte del "castigo" muchas veces en formas de sexo "especiales" o bien separando temporalmente juegos de sexo y convirtiendo el sexo, en la puesta en escena palpable del retorno al plano de igualdad o lo que es lo mismo, el sexo marca el fin del juego y el inicio de otro juego de tu a tu. Con lo cual, también estamos de alguna preservando ese platonismo asociado a la autoridad. Es como si una parte de nosotros preservara al menos simbólicamente esa primera fantasía, donde la autoridad y quien se somete a ella, están desexualizados, al menos temporalmente.

Y todo esto me lleva a pensar en una figura y el tabú máximo de la sociedad y como de alguna manera aún en una simulación ese tabú: el incesto, se preserva, no se transgrede ni tan siquiera de forma teatralizada como es un juego.

¿Como eran vuestras primeras fantasías, tenían algo en común con lo contado?



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