sábado, 10 de octubre de 2020

Un castigo diferente.

 



Viernes, el otoño cada día se hacía sentir más, llegué pronto, lo cierto es que el trabajo había bajado del golpe con la pandemia y eso me tenía bastante preocupado. Nada más bajar del coche, noté un golpe de viento frio y constante, sabía que no estaría ella en casa, había quedado a tomar café con unas amigas y habíamos quedado que más tarde la iría a recoger.

Entré en casa, reinaba cierto desorden, la manta arrugada en el sofá, la mesa llena de papeles en una especie de bandeja, me fui a hacer un café me apetecía algo caliente y fue tomando el café en solitario cuando empecé a darle vueltas a la cabeza. El fin de semana anterior habíamos salido, más que nada por si nos volvían a encerrar, como flotaba en el ambiente, me había liado un pollo importante, pero entre una cosa y otra se libró del castigo que merecía por su actitud desafiante, de aquella noche. Durante la semana, también había estado enfadada consigo mismo que digo yo, porqué al final es eso, se enfada por temas de trabajo y de entorno, pero al final tampoco consigue más que eso enfadarse consigo misma y ahora me encontraba aquel desorden, algo había que hacer, un revulsivo, algo que hiciera y dejase muy claro que a partir de ahora volvía a tomar las riendas, ya que por si misma siempre acabábamos en el mismo callejón sin salida.

Me fui a dar una ducha y el baño parecía una trinchera de la guerra, aquello acabó de encenderme, sabe perfectamente, que me da mucha rabia ese detalle y no había excusa posible, no era cuestión de tiempo, bueno seguro que si, pero porque lo habría perdido procrastinando y al final a correr como de costumbre. Algo tenía que hacer, así no podía seguir, necesitaba un castigo de verdad y un castigo diferente, una azotaina "normal" no podía ser, alguna variante tenía que introducir, porqué aquel día estaba dispuesto a provocar un cambio de actitud.

Al final acabé recogiendo el baño yo claro, doblando la manta, guardando los papeles, en fin quería que al llegar notara diferencia. Me fui a buscarla, como habíamos quedado, le puse un mensaje y quedamos en un sitio conocido. Tenía un cuarto de hora de camino, así que espabilé, al llegar a la ubicación que me había enviado, la vi ya fuera esperándome, llevaba un vestido, medias gruesas, chaqueta más larga que el vestido y unos botines, parecía tener frío. Paré el coche, abrió la puerta y subió.

-Joder si has tardado, me estaba quedando helada....

-Había un poco de tráfico ¿que tal?

-Bien ¿y tu?

-Con ganas de descansar.

-Pues vamos.

Durante el camino, estaba como de muy buen humor, haciendo bromas, hasta el punto que yo también en broma le dije.

-Ya se te ha pasado el enfado con el mundo?

Le dio por reír y me dijo aquello de

-Como me conoces cabrón y que rabia me da.

-Pues te aguantas, es por tu culpa

-Jajajajaa siempre es por mi culpa según tú

-Pues claro

Total que la vuelta fue muy amena, cuando llegamos me dijo que metiera el coche dentro del parking, que el suyo lo había dejado, en casa de una de las amigas con las que había ido y que ya mañana iriamos a buscarlo. Abrió con el mando la puerta del parking y aparqué en su plaza. Fue parar el motor y las luces, cuando se me quedó mirando con esa sonrisa de traviesa, me besó y a la vez llevó su mano a mi entrepierna, frotándome con ganas...cuando nos separamos, seguía mirándome juguetona y metiéndome mano.

-¿Vaya que le pasa a la señorita?

-¿Me tiene que pasar algo?

-No, no...pero mejor cómodos no?

Sonrió con picardía otra vez y nos bajamos, yo abrí la puerta trasera y cogí una bolsa de farmacia.

-¿Y eso?

-Nada que necesitaba, unas cosas y aproveché

Subimos a casa, dejé la bolsa de la farmacia en mi maleta y de vuelta ella estaba en el salón, en el sofá. Y ahí vi el momento de entrar.

-¿No has notado nada diferente?

-Jjajajajaja bueno está más ordenado, por cierto donde has puesto los papeles de la mesa, que había uno del trabajo importante.

-Los he tirado a la basura al bajar

-¿QUE?!!!!!!!!! Joder tío, quien te mandará a tocar nada.

-Si hubiera estado en su sitio....

-A ver en su sitio estaba, es que no entiendo que tengas que hurgar en mis cosas.

-Te repito si hubiera estado en su sitio...

-¿Y ahora qué?

-A mi que me cuentas

Se puso a renegar y dar vueltas como una leona enjaulada, la dejé desfogar un poco hasta que le dije.

-Ve a ponerte el pijama y ven que vamos a hablar muy en serio y de muchas cosas.

-No si encima, no me da la gana!!!!!!

-Te llevo yo? porque si hace falta te llevo de la oreja ¿estamos?.

Ahí bajó de repente la intensidad, la conozco se que es aguantarle ese momento de fiereza con firmeza y entonces baja al menos en apariencia. Me hizo caso se fue a la habitación, pero cerró de un portazo (eso le costaría caro). Unos minutos después aparecía en el comedor con el pijama, pantalón a cuadros azules y camiseta blanca. Se quedó plantada apoyada en la mesa de brazos cruzados y con cara de enfado, pero la cara le cambió enseguida cuando vio que en mi regazo descansaba el cepillo de madera que colgaba tras la puerta del baño, el cuadrado. Y con voz más suave dijo

-Puffff sin calentamiento ni nada....

-Chica lista

-Joder Santi en frío pica mucho...

-Bueno algo ya hemos ganado, al menos implícitamente empiezas a reconocer que mereces un castigo y lo del calentamiento, ha sido decisión tuya, con ese portazo, que sabes que no soporto.

-Ya me conoces...

-Si claro, precisamente por eso porque te conozco y sé que o me pongo serio de vez en cuando o al final haces hablando en plata lo que te sale del chichi. Y puedo empezar desde el pollo que montaste el sábado.

-Joder el sábado había bebido un poco, estábamos de fiesta.

-Estoy  hablando yo!!!!!

Se calló de golpe y bajó la mirada.

-Pues eso, desde lo del sábado, pasando por la semana y tus enfados con el mundo y terminando, por llegar y encontrarme la casa echa un desastre y sobre todo el baño, porqué además lo sabes, sabes que no lo soporto. Ven aquí.

Caso omiso, pero una mirada bastó, para que entendiera que no estaba dispuesto a negociar y que lo más prudente por su parte era aceptar su destino. Cuando estuvo a mi altura, justo al lado derecho de mis piernas dejé el cepillo en el brazo del sofá, busqué la cintura del pantalón del pijama y se lo bajé estando aún de pie.

-Puff ya directo, no vas a tener  ninguna consideración?

-La misma que tu conmigo.

De un tirón la tumbé sobre mis rodillas, le levanté un poco la camiseta para despejar bien el culo y empecé a acariciarle las nalgas algo frías, pero pronto las caricias se transformaron en azotes con la mano y bastante intensos desde el principio, pero su reacción al principio fue con de alivio, supongo que la amenaza de usar el cepillo en frío y encontrarse con mi cálida mano fue un cierto alivio. Del cepillo no se iba a librar por eso, de hecho la intención de aquella primera azotaina a mano, era enrojecerle el culo para luego pasar a mayores. Pero lo cierto es que aguantó estoicamente esa primera embestida a mano y no fue precisamente suave, no paré hasta no ponerle el culo bien rojo y caliente.

Le di un respiro, un pequeño respiro, antes de pasar al temido cepillo de madera, que se había convertido en el objeto de disciplina por excelencia, cuando usaba el cepillo, el castigo era duro seguro. Jugueteé con el por su piel roja un momento, para acto seguido empezar a azotarla con él, todo muy mecánico un azote en cada cachete alterno, más lento pero más intenso que lo habitual, cada nuevo azote dibujaba primero un circulo blanco en su piel roja, que enseguida se transformaba en escarlata. A los cinco minutos de azotaina sin pausa, empezaba a moverse demasiado y paré un momento, para pasar mi pierna por encima de las suyas y sujetarla con fuerza de la cintura, para controlarla bien y seguí, en algún momento, incluso me apareció cierta compasión por como le estaba poniendo el culo, pero quería que recordara aquel castigo y fueron diez minutos muy largos, hasta llegar a ese punto ya de límite que nunca hay que pasar.

Al terminar dejé el cepillo de nuevo en el brazo del sofá, le pasé muy suavemente las yemas de los dedos por la piel, le ardía, solo por el color, sabía que las marcas le durarían unos días, seguí así un rato, esperando que se calmara y volviera poco a poco a la normalidad, entonces la envié al rincón.

Se levantó sin decir nada, y obediente se fue a su rincón de castigo, creo que necesitaba un rato de soledad y ordenar emociones. No interferí para nada en ello, me límite a observarla desde mi posición privilegiada en el sofá, esperé un rato, no se cuanto, bastante, hasta que me levanté, la fui a buscar, la saqué del rincón, se dio la vuelta y se abrazó a mi, le acaricié el culo, esta vez con ambas palmas, mientras le susurraba.

-Quiero que esto sirva de algo, no tener que repetirlo ¿de acuerdo?

No dijo nada,  entonces la cogí de la mano y le dije

-Va vamos a la habitación, que necesitas crema urgentemente.

Al llegar, puse las almohadas en el centro de la cama, se tumbó boca abajo, con el culo bien expuesto, yo cogí la bolsa de la farmacia, la puse a su lado, saqué de ella un bote de crema reparadora, eché un chorro en cada nalga y empecé a extenderla con mucho mimo y cuidado, hasta que la piel la absorbió toda, luego repetí, sólo que ahora más en plan masaje recreándome, a sabiendas que la relaja mucho que le soben el culo y a la vez la excita. En un determinado momento separé sus nalgas y empecé a masajear alrededor del ano, ella empezó a suspirar ante el estímulo, en un determinado momento, con mi dedo apreté con la intención que meterlo un poco y en un acto reflejo contrajo...

-Señorita relaja y será más fácil

Volví a jugar un poco alrededor de la piel rugosa del ano y entonces si muy despacio metí el dedo, se le escapo un pequeño gemido y otro al sacarlo, entonces cogí algo de la bolsa, lo manipulé, era un enema preparado de farmacia, un botella de un cuarto de litro con cánula, precisamente el tacto de la cánula en esa zona tan íntima, la hizo reaccionar.

-¿Que haces? ¿Que es eso?

En ese momento introduje la cánula en su culo y empecé a apretar, la botella.

-Esto es algo, para que aprendas la lección

Se quejó algo al notar como el líquido entraba, dijo varias veces "no, no, no....", al terminar la primera, cogí  una segunda e hice lo mismo y luego una tercera, en total tres cuarto de litro, al terminar tenía la cara enterrada en las sábanas, muerta de vergüenza, en cambio al pasar mi mano por su sexo, tenía los labios y el clítoris hinchados y sensibles y estaba mojada como nunca. Empecé a jugar con mis dedos en su coño, pero muy despacio, mientras le decía.

-Ahora tendrás que aguantar un rato y después irás al baño...yo me iré al salón así tendrás intimidad y allí te esperaré y espero que hayas aprendido la lección.

Unos minutos después, se levantó y sin decir nada se metió en el baño, yo me fui al comedor y la dejé.

Un largo rato después apareció en el salón, roja como un tomate, no se si del agua caliente de la ducha o de vergüenza, me levanté, nos abrazamos, la acaricié un rato, primero sobre la ropa pero volví a bajarle el pantalón del pijama, entonces de nuevo al sofá y a mis rodillas, seguía teniendo el culo rojo y en algunas zonas ya empezaban a aparecer los cardenales de las marcas, le separé las piernas, comprobé su coño, mojado de nuevo y ahí en mis rodillas la masturbé varias veces, mientras encadenaba orgasmos.

Al final estaba agotada, entre una cosa y la otra muchas emociones y sensaciones, nos fuimos a la cama, tiempo de lavarme los dientes y al volver estaba frita, me metí en la, la abracé por detrás, haciendo la "cucharilla" bien pegado a su culo caliente y yo también caí.

Durante unas semanas, dio resultado el castigo "especial" pero una spankee, es una spankee y la memoria es frágil.

Continuará.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

"

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...>