Se presentaba un fin de semana diferente, ella había salido un día antes, retornaba por unos días a la casa de su infancia y adolescencia. El motivo, es que su padre estaba de viaje y tenían que hacer una pequeña obra, con lo que necesitaba que alguien estuviera allí. Desde el primer momento que me lo dijo, pensé que aquella experiencia sería especial, aunque nunca imaginé como sucedió todo.
El viernes por la tarde al salir de trabajar cogí el coche y me fui en su busca a la dirección que me había dado, me puse el gps y kilómetros, tras un par de horas largas de viaje llegué. Me había hablado muchas veces del lugar, pero siempre la imaginación no se ajusta del todo a la realidad. Al llegar me encontré un barrio obrero, como el de tantas ciudades, bloques y más bloques de pisos todos parecidos, a veces solo distinguibles por el color en que estaban pintadas las fachadas. Aparqué y busqué el número y piso, llamé al portero automático, se abrió la puerta, cogí un ascensor al que se lo notaba el paso de los años, al llegar al piso del destino, una puerta abierta en el rellano y ella esperando en la puerta. Un beso.
-¿Que tal el viaje? ¿Lo has encontrado rápido?
-Ya sabes que me desenvuelvo bien
-Pasa..
Entré en el piso, típico piso de los años 60 o 70 para acoger a toda esa gente que buscaba una vida mejor en una gran ciudad, tengo una extraña fijación con los olores de las casas y el olor de aquella me resultaba familiar, a muchos kilómetros de allí a otro piso, de otra gente que también buscó una vida mejor. Fuimos directo al salón principal, ella se sentó sin decir nada como ausente, se encendió un cigarrito como pensativa, yo me fije en una foto que había en el mueble, la miré, sonreí y la escuché decirme.
-No, si te lo vas a pasar bien cabrón...
-Yo veo una niña muy guapa
-Ya...pelota
-¿Te pasa algo?
-Es fácil de deducir ¿no? muchos recuerdos enterrados entre estas paredes.
-Imagino, pero habrá de todos buenos y malos
-Claro, pero eso no quita que desde que se fueron los operarios, lleve llorando como una magdalena.
-Ahora entiendo la raya del ojo, yo que creía que era para recibirme.
Sonrió...
-Sabes hacerme reír y no vale. Bueno venga ya está bien de melancolía, porque no te das una ducha y te llevo a cenar al bar que hace las mejores tapas del mundo, que le den a la dieta hoy.
-Mmmmm tu si que sabes como ganarme.
-Bahhhh como todos sois muy fáciles jajaajj
Me indicó donde estaba el baño y que luego ya me enseñaría la casa de su infancia.
Hacía tiempo que no me duchaba en una bañera, con pinta de aquellas viejas bañeras de hierro colado. Al salir en ropa interior sólo, fui directo al salón, pero no estaba, miré a través de un pasillo y vi una puerta entreabierta, fui hacía allí al ir descalzo no hacía ruido y al asomarme la vi sentada en una cama de 90, sobre la que había algún peluche, en un lado de la cama todo un montón de papeles, carpetas, libros...ella hojeba uno de ellos cuando levantó la mirada.
-Esta era mi habitación
-Lo imiginaba.
-Esta casi igual que cuando la dejé.
-Yo la imaginaba con la pared llena de pósters y esas cosas de adolescente jajajaja
-Jajajajaj sabes que nunca he sido así. Ven siéntate.
Me acerqué y me senté en su cama a su lado.
-Mira esta es la foto de final de curso de octavo de EGB...¿a ver si me encuentras?
Cogí la foto y señalé una de las niñas.
-Jjaajajja, era fácil parezco la madre de todas...el uniforme aun tiene que estar por ahí, luego lo busco.
Empezó a hojear más papeles, y comentar, hasta que encontró uno, era tipo carpeta, que se abría por la mitad, lo miró y empezó a reírse, me lo dio,
-Mira mis notas del instituto, aquí tenía 16 años.
Lo cogí y lo miré.
-Joder que te pasó ese año, siempre me habías dicho que en el instituto, fuiste bien.
-Bueno a rachas, mira el final que es lo que importa.
-Ya....pero las primeras evaluaciones tela...
-Jajajajaj ya sabes procrastinadora nata, lo dejaba todo para el final que es lo que importa
-Ya pero arriesgado también
-Ya debía tener el gen del riesgo jajajjaja
-¿Y en casa no te decían nada?
-No tenía porqué enterarse, mira las firmas jajajajaj
Me fijé en las firmas y si había alguna pequeña diferencia de trazo, para mi fácilmente detectable, había hecho un curso de grafología en el pasado.
-Es curioso lo tuyo
-¿Por?
-No sé, lo de la procrastinación y dejarlo todo para lo último cuela a medias, también parece haber necesidad de llamar la atención, pero al final no atreverte del todo.
-Me conoces demasiado, tienes ventaja, siempre me ha podido mucho el miedo a defraudar, cuando fui consciente de ello claro...¿Tu que hubieras hecho si te llevo estas notas?
-Jajajaja a esa pregunta no tengo respuesta, hablar contigo supongo.
-¿Y ahora?
-¿Cómo ahora?
-Pues ahora en este momento, imagina que estudio algo
-Hombre no es lo mismo, si ahora estudias algo, es porque quieres y ahora eres adulta.
-Ya pero los adultos también procrastinan, también necesitan atención....
-En ese caso, creo que lo sabes ¿no?.
-Imagino
-Te importa dejarme a solas un momento
-No claro
-En la nevera hay cerveza fresca, no tardo.
Me fui al salón, pasando antes por la cocina y abriéndome una cervecita fresca, me ensimismé pensando en la conversación cargada de melancolía de antes, hasta que unos pasos que se acercaban me despertaron, mi sorpresa fue verla vestida con el uniforme...
-No me mires así, ya me lo había probado antes y sabía que me entraba, no he cambiado tanto.
Entonces se acercó y me dio el boletín de notas.
-Toma
De repente lo entendí todo, lo cogí, lo abrí, lo leí , la miré y le dije
-Y esto? ya no eres una niña.
-Lo sé, aunque una parte de mi lo será siempre, pero si te las enseño es por algo...
-Si me traes estas notas de adultas, no hay mucho que hablar.
Se ruborizó un poco
-Y lo sabes, yo consideraría esto una provocación en toda regla y una transgresión, ya eres mayorcita para decidir, pero también para asumir consecuencias
-Aquí estoy ¿no?, si no estuviera dispuesta a asumir....
-Entonces sobran las palabras.
Le indiqué mis rodillas, por primera vez en todo este tiempo, no tuve que luchar, amenazar, o forzar que se pusiera lo hizo, relajada y tranquila, como aceptando un castigo merecido. Nada más ponerse, metí las manos por la falda tableada negra del uniforme, solo encontré piel, así que despacio la levanté, para descubrir que debajo solo llevaba un pequeño tanga negro, le acaricié la piel desnuda de las nalgas...
-Eso llevabas debajo del uniforme?
-Jajajaja o nada, quien sabe, ya soy adulta ¿no?
Fue acabar de decir eso y las caricias se transformaron en palmadas, sin protección directamente sobre la piel desnuda, a esas alturas tenía muy claro que me había buscado para algo intenso y largo, así me lo tomé, los azotes fueron cayendo con ritmo y sin pausa, la piel se fue coloreando poco a poco, tiene un piel reactiva pero que cuesta que enrojecer. Estuve un largo rato, aplicándole mi mano con ganas, ni se movió, solo la escuchaba respirar y no parecía precisamente una respiración que indicara sufrimiento a pesar que llegó un momento que ya si tenía las nalgas como dos cerezas y a mi me picaba la mano. Paré, pasé muy suavemente la yema de mis dedos por su piel que emanaba calor, me picaba la mano y la tenía hormigueante, entonces le dije.
-En mi bolsa está tu cepillo "preferido" ve a buscármelo, ya que estás dispuesta a asumir, vamos a hacerlo bien.
No dijo nada, no se quejó, no suplicó, se levantó fue a buscarlo, volvió con el en la mano, me lo entregó, tampoco dijo nada, cuando le ordené bajarse el tanga, simplemente metió las manos debajo de la falda lo bajó dejando que cayera hasta los tobillos, puse un cojín en mis piernas y le dije que se pusiera, lo hizo sin queja también, ni tan siquiera cuando le volví a levantar la falda del uniforme, dijo nada. Su comportamiento, pedía caña y cuando cogí el cepillo, no hubo juegos previos, pasé directamente a aplicarle jarabe de cepillo, golpes rápidos y secos, sin pausa. Idee sobre la marcha tres tandas. La primera bien repartida y larga, la segunda centrada en la frontera entre las nalgas y los muslos insistiendo ahí, hasta llegar al límite de aguante, ahí ya la respiración no era tranquila, agitada y si expresaba el dolor y la última buscando la parte interna de las nalgas, zona muy sensible y dolorosa.
Cuando decidí parar, no tenía rincón de su culo sin enrojecer y las marcas en especial en la parte baja serían bien visibles al día siguiente. Dejé el cepillo en el suelo, la tuve ahí un rato en mis rodillas, en silencio, sin tocarla, dejando que su cabeza centrara ideas y organizara estímulos, así un rato en mis rodillas, sintiendo su culo en llamas. hasta que le dije.
-Ahora vete a tu habitación un rato a pensar, ya iré a buscarte y quiero encontrarte cara a la pared, con las manos en la espalda, aguantando la falda levantada, al entrar lo primero que quiero ver es tu culo castigado ¿está claro?
Se levantó sin decir nada, se perdió por el pasillo. El tiempo de fumarme un cigarro, cuando terminé fui a buscarla, llevaba conmigo un bote de aceite de masajes, lo dejé en la mesilla, me acerqué por detrás, llevé mi mano entre sus piernas, solo para comprobar si estaba mojada y lo estaba....mucho. La cogí de una mano, la invité a tumbarse boca abajo en la cama, al ver como tenía el culo, incluso me entró cierto remordimiento, unté mis manos de aceite y empecé un suave masaje por todas las nalgas y los muslos, sin prisa, recreándome, sobándole el culo, pocas cosas al relajan más...
En un determinado momento, noté algo raro, la miré giró la cara, y el rimmel hacía un camino por su rostro, pero me sonrió mientras la lágrima resbalaba hasta caer en la sábana.
-Al final, ni nos acordamos de cenar nunca...
-Estás llorando...
-Hace rato, pero sonrío, lloro de alivio...
Y no, no cenamos aquella noche, dormimos pegados en aquella cama de 90 cm.
Fin.
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