Recupero una vieja entrada escrita por allá el 2013....
Sigo con mi ejercicio de exhibicionismo, escribiendo algo sobre las sensaciones y las preferencias, desde este lado del juego, que no dejan de ser personales e intransferibles, pero que tal vez arrojen un punto de luz sobre que sentimos nosotr@s, l@s spankers.
Hoy voy a intentar describir, que sentimos, en uno de los momentos culminantes, o mas bien, que nos gusta, perdón por el plural, sale sin querer. Es el momento de dar esos azotes, de ajustar cuentas y las dos opciones posibles en ese momento.
Una seria, tal vez las mas lógica, encontrar resistencia, osea un/a spankee que llegado el momento del castigo, se resiste al mismo, de todas las maneras posibles, excusas, cambios de tema, usando armas de seducción, pero también de manera mas intensa, incluso durante el mismo castigo, gritando, pataleando, intentando escapar, insultando...resistencia a fin de cuentas activa o pasiva. La verdad es que puede ser un juego muy divertido, tiene ese aroma de lucha, de resistencia que puede ser muy excitante y esto no creo que extrañe a nadie, por ejemplo también encontrar cierta resistencia en un juego "vainilla", puede ser muy morboso. Ademas en el spanking tiene un añadido, la afirmación del control, es como decir: "puedes patalear, gritar, hacer lo que quieras, que al final te la vas a llevar igual o peor, de esta no te vas a librar" y eso tiene un plus de excitación también.
La otra opción es radicalmente opuesta, el/la spankee, acepta su castigo, sin mas, sin ofrecer resistencia y esta otra opción también a veces puede ser muy gratificante, por lo que transmite, también transmite sensación de tener el control, de entrega absoluta, de convicción, de aceptación de tu rol y tu papel por parte de tu compañera de juegos y de confianza. Aunque claro, también depende mucho del concepto y de la actitud de quien esta jugando. Aunque parezca una contradicción, la aceptación sin rechistar de un castigo, a veces es todo un desafío y una muestra de orgullo " Me puedes dar, con todas tus ganas, que ni me voy a inmutar, que no vas a quebrar mi orgullo"...y de obediencia pasamos a una forma de resistencia pasiva, muy eficaz a veces.
Conclusión: pues que ambas formas tienen cabida y pueden ser igual de morbosas, que como siempre lo ideal es el equilibrio y la compenetración que haga que dependiendo del momento y la situación se puedan combinar una u otra actitud. Es como el sexo "vainilla", que a veces pone mucho fluir, hablar, decir durante y en cambio otras veces, apetezca hacerlo en silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario