sábado, 12 de septiembre de 2020

Curso, abrazo y chocolate.

 




Se acercaba la vuelta del todo a la normalidad, los últimos días de nervios, caos, inseguridades, se acababa la pesadilla, para entrar en la angustia del desconocimiento. Yo sabía perfectamente, que lo mejor para aquellos días era darle espacio, dejar que siguiera con sus rutinas y que llevase su "orden" a su manera. No es algo difícil siempre y cuando nada venga a perturbar esa idea básica, el problema surge cuando algo inesperado actúa de desestabilizante y ahí todavía la mano izquierda tiene que funcionar mejor.

Como este puñetero año parece que haya hecho un pacto con Murphy, el temido factor desestabilizante llegó en forma de curso de prevención de riesgos laborales, una semana antes de empezar, dejando aquel amargo regusto de improvisación absoluta, incluso de injusticia. Desde el momento que lo supe, supe también que aquello era el factor desestabilizante y que tarde o temprano acabaría pasando factura. La primera pista el humor, al llegar a casa aquella semana todos los ideas la encontré con el puñetero curso online, le ofrecí ayuda una vez, negativa, ya no volví a preguntar, pero tenía muy claro que la válvula de la olla a presión de su cabeza empezaba a atascarse.

Pese a todo, los días fueron transcurriendo con cierta normalidad, también sabía que eso podía ser engañoso y que a medida que se acercara el día "D" la tensión iría en aumento. Llegó el fin de semana, todo parecía que más o menos se había podido encauzar con cierta normalidad y que mis presagios no habían sido acertados esta vez, incluso el sábado tuvimos un día muy tranquilo, salimos un poco, vamos de los más normal del mundo. Con la idea de que el domingo, lo tuviéramos más o menos ocupado y sin mucho a pensar, aplacé para el domingo hacer las cuatro cosas de casa y así al menos ocuparíamos la cabeza.

Se levantó un domingo casi otoñal, no hacía frío, pero tampoco el sol calentaba lo que debería a primeros de septiembre, la dejé durmiendo, cuando desperté me fui a preparar algo de desayuno, no tardó mucho en aparecer, dándome un abrazo sorpresa.

-¿Y esto?

-Jajajajaj, luego dices que soy una borde en que quedamos? me apetecía y punto.

-Pues nada genial, ya sabes que no te voy a decir que no.

-Pobre de ti....además siempre acabas de romper la magia...

-Jajajaj en eso tienes razón, a veces mejor callarme

-Lo vas pillando, pero tienes que mejorar jajajaj

Me sorprendió el buen humor, estaba acostumbrado a los nervios las horas previas, las noches en vela o casi....y por el contrario parecía muy tranquila. Desayunamos con calma, sin prisa, relajados, todo parecía ir genial, extrañamente tranquilo y pausado, hasta que se me ocurrió decir algo.

-Habría que ir a comprar algo, la nevera está casi vacía...

-Joder hablando de comprar, yo debería encontrar alguna farmacia de guardia, que necesito una mascarilla...

-Nena.....

-¿Que?

-Ahora te acuerdas? ya sabes que hoy aquí imposible, hay que ir al centro, joder has tenido toda la semana.

-No te preocupes que yo voy yo.

Se levantó toda digna y ofendida y se fue. Yo lo interpreté cómo algo del momento y tampoco le presté mucha atención, me quedé recogí la cocina, al salir ella estaba en la ducha, así que me fui al salón con un segundo café y un piti. No tardó mucho en aparecer ya vestida, cogió el bolso y me dijo.

-Voy a por eso, ya volveré.

-Bueno espera y me cambio y te acompaño.

-No hace falta, si quieres "ayudar" puedes ir a comprar y si no da igual. Hasta luego.

Tan digna y orgullosa como había salido de la cocina se dio media vuelta camino de la puerta, con el bolso y las llaves del coche.

-Nena vaaaaa no seas cría, espera un momento.


Ni caso siguió abrió la puerta cerró con llave y se fue, me quedé flipando, pero pensando que todo era fruto de la tensión y que no tardaría en volver. Esperé como media hora y al ver que no volvía me fui a hacer la compra. Al volver esperaba encontrarla allí, pero no estaba, no me preocupé en exceso, no creía que fuera a tardar mucho. Cuando dieron más de las dos, si empecé a preocuparme, el puse un mensaje un whatsapp:

-Venga va deja de hacer el tonto y vente a comer.

No tuve respuesta, media hora más tarde la llamé y aunque me daba tono no me contestó. En aquel momento no es que empezara a preocuparme, que un poco también, pero más que nada, lo que empezaba era a picarme la nariz y a pensar en ese comportamiento y sus consecuencias. Un par de llamadas y mensajes más sin respuesta. No comí, a eso de los 4 de la tarde hice la intención de salir, pero ¿donde?, no tenía ni idea donde había ido, salí más que nada a tomar el aire y calmarme. De vuelta de nuevo la casa vacía, hasta que sobre eso de las 6 o las 7 se abrió la puerta y apareció, se acercó hasta el salón a dejar el bolso y las llaves me miró y me saludo con un tímido:

-Hola

-Hola....

-Ya tengo la mascarilla.

-Imagino, que si en 8 horas vuelves sin mascarilla si sería una caso digno de estudio.

-Bueno fui a hacer alguna visita ya que estaba.

-Imagino, pero no te costaba nada avisar...

-Ya...

-Entonces? te he llamado 3 veces y no se cuantos mensajes te he puesto.

-Ya lo sé, pero no tenía ganas de broncas.

-Te vuelves a equivocar, no iba a echarte ninguna bronca.

-Joder lo primero que me dices, es que llevo toda la semana y me acuerdo el último que quieres.

-He dicho alguna mentira?

-.....no

-Pues ya está, otra cosa es como te lo has tomado tú.

-Ya sabes que estoy agobiada y que la semana no está siendo nada fácil, que me mata la incertidumbre, ya me conoces.

-Si claro eso lo sé.

-Pues ya está no le des más vueltas, necesita aire.

-Pues lo dices como una persona adulta y ya, tu también me conoces a mi y sabes que no me molestará nunca darte espacio cuando lo necesites, pero lo que no puedes hacer es traspasarme un sentimiento de culpa porqué te ha dado un ataque de orgullo y es más, aun así, solo que hubieras contestado un puto mensaje, en plan "estoy bien, necesito aire, luego voy" ya está, suficiente, no necesito más explicación,  pero al final siempre te empeñas en hacerlo sin mesura y no puede ser.

Ahí ya no contestó, eso es todo un síntoma así que seguí.

-Y sabes lo peor? que se que hay algo más que no me dices, pero bueno ya me lo dirás de momento, ve a ponerte cómoda y ven que tenemos que hablar.

Lo hice como siempre voz pausada pero firme, yo sabía que ese tenemos que hablar, le haría muchas cosquillas y también que era consciente que su proceder no había sido el adecuado, reconozco que tenía mucho ganado. Cuando volvió a aparece camiseta y pantalón cortito, la casa aun estaba caliente y me daba que no sería lo única caliente aquella tarde. Se quedó quieta a la expectativa, solo le dije una cosa.

-Dime si crees, que todo lo que ha pasado hoy, te parece normal? Solo necesito un si o un no.

Silencio tenso...aspiró aire profundamente y contestó.

-No

-Algo es algo, tu misma te das cuenta que todo este rato ha sido una chiquillada sin explicación posible, más allá de eso una chiquillada.

Quiso decir algo, pero no la dejé y seguí.

-Y dime, al menos ha servido de algo? 

Esa pregunta fue la clave, no había respuesta.

-No ha servido de nada, vamos de momento, a partir de ahora igual si sirve.

Simplemente estiré la mano, una tímida queja, pero me dio la suya y la acompañé despacio a mis rodillas, cero resistencia, entregada...le acaricié los muslos, mientras le dije.

-Era bastante más fácil, necesitas alivio, liberarte un rato, bueno pues que al menos tengas un motivo para necesitar alivarte.

Ya no dije nada más, empecé a azotarla encima del pantalón corto, era elástico pegado a la piel, pero algo debía amortiguar, no tenía prisa, quería una válvula de escape, pues ya me aseguraría yo que la tuviera. 

Un rato de calentamiento sobre la ropa, lo justo y necesario, para dar un toque de color y calor. Paré para hacerla levantarse, le hice poner las manos sobre la cabeza, mientras ahí frente a mis piernas deslizaba el pequeño short por sus muslos, hasta medio muslo, con el culo al aire, la invité de nuevo a mis rodillas, una pequeña duda solucionada con un azote contundente, piel contra piel. Mensaje claro, más te vale hacerme caso. Lo entendió y se colocó de nuevo en mis rodillas, le acaricié tímidamente el culo desnudo, rosado y algo caliente, antes de empezar a dar buena cuenta de el. Me encanta el contacto directo de la mano, con la piel desnuda, desde el sonido, el tacto, como puedes modular la zurra, jugando a los ritmos y las intensidades, ahora una tanda rápida e insistente, de repente cambio de ritmo a algo más pausado, observando como cambia de color, como a cada palmada por unos segundos los dedos se dibujan en blanco sobre un fondo rojo, que enseguida se vuelve aún más rojo, la precisión  y el control, el propio quemor en la mano, cuando esta empieza a cansarse y ese rojo escarlata uniforme, que queda en todo el culo indefenso y expuesto. 

Estuve un rato largo ocupándome de su culo con la mano, un rato mucho más largo de lo habitual, al decidir parar, creí que convenía darle un respiro, además el goce de acariciar su culo rojo y caliente no me lo quería perder, no se movió un milímetro al revés parecía estar tranquila, incluso a gusto aunque tenía el culo como dos cerezas maduras. En esos momento el tiempo se detiene, no sé el rato que estuve acariciando, tal vez 5 minutos, tal vez 20...da igual, en un determinado momento le dije que se levantase.

Lo hizo, yo también me levanté, le dije que me quitase el cinturón, protestó un poco, nada que no solucionara una mirada, empezó a desabrocharme el cinturón, me lo sacó y me lo dio, mientras lo doblaba le dije, que se pusiera en posición sobre el brazo del sofá, con todo el ritual, es decir cojín sobre el brazo para levantar bien el culo, manos metidas en la hendidura que separa los cojines del asiento, para evitar tentaciones. Cuando estuvo, dejé el cinturón doblado sobre su culo, terminé de bajarle el pantalocito hasta los tobillos, cogí el cinturón lo puse a la medida exacta, no dije número, hoy no iba de eso, empecé a soltar el cinturón siempre haciendo el recorrido de arriba a abajo, por detrás del hombro y golpe seco para terminar impactando en su piel desnuda. Le di una docena, hice una pequeña pausa, ya se podía ver si piel veteada por los efectos del cinturón sobre el fondo bien rojo, con esos pequeños puntos rojo oscuro, en las zonas más sensibles o donde caía el borde, le di un par de docenas más, suficiente, dejé el cinturón amenazante colgando del respaldo de una silla, por si acaso debía volver a usarlo. Pasé la yema de los dedos sobre su piel suavemente haciendo que se erizara....pero esto vez fue mucho más corto, el periodo de caricias, enseguida la envié al rincón, manos encima de la cabeza, pantaloncitos en los tobillos, culo rojo y marcado y silencio.

Salí del salón un momento del salón, de vuelta me senté, esperé  un momento, la llamé. Se acercó le indiqué de nuevo mis rodillas, una vez puesta empecé a jugar con algo frío sobre tu piel caliente, era un plug de acero, pequeño y estriado, tras jugar con su piel, lo llevé entre sus piernas, lo pasé por su sexo empapado, lubricándolo, mientras con la mano izquierda separaba un poco sus nalgas, entonces apunté el plug a su culo, despacio moviendo a un lado y otro haciendo la presión justa, hasta que entró, una vez dentro, solté las nalgas, le di un cachetito y le dije que fuera de nuevo al rincón, mientras preparaba la cena.

Así fue se levantó y de fue al rincón, ahora con el culo rojo, marcado y con el plug. Me fui a preparar la cena algo rápido y la llamé, cenamos en la cocina, le dije que trajese con ella un cojín para sentarse. Cenamos en paz y harmonía, cuando acabamos directos a la cama, al día siguiente había que madrugar, y aun quedaba alguna cosa pendiente.

Ya en la cama, mientras le daba cremita, me dijo....

-El miércoles estaba atacada...

-¿Y?

-Pues que al llegar, me comí media tableta de chocolate....

-Jajajajaj ya lo sabía, se donde está el chocolate.

-Pufff y no dijiste nada? llevo sintiéndome culpable desde entonces.

-Esperaba que me lo dijeras tú, sabía que era cuestión de tiempo

-Eres un cabrón...

Le quité el plug.

-Venga va a dormir, que mañana a la guerra.

La abracé por atrás, mi cuerpo tocaba su culo desnudo aun caliente, muchas ganas de otras cosas, pero no era el momento. 

Continuará

1 comentario:

  1. Muy acertado crear la situación de conducta incorrecta que motive el castigo..., que muchas veces parece que se olvida por las prisas de entrar en materia...

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