domingo, 6 de septiembre de 2020

Alcohol, termómetro y anginas.

 




Necesitábamos salir los dos como el comer, se nos presentaba  una buena oportunidad, ni guardias, ni turnos raros...todo un puñetero fin de semana entero y libre por primera vez en mucho tiempo. Ni me lo pensé, reservé una casita de madera en un complejo a  los pies de un parque natural, entorno privilegiado, buen tiempo, incluso piscina propia. Cuando se lo dije, no se negó pero tampoco mostró excesivo entusiasmo, lo achaqué a toda la tensión propia del momento. Hicimos la maleta, lo básico la idea era no salir mucho, descansar, piscina, tranquilidad y desconexión.

Nos pusimos en marcha aun con el sol radiante, un par de horas de excursión y llegamos atardeciendo ya, descargamos y nos instalamos, el lugar era espectacular en plena montaña, rodeado de bosques de pinos, la casita mejor, lo justo y lo mejor la parte de atrás un patio con un porche y la piscina rodeada de césped. Fui a dar otro viaje al coche y al llegar me la encontré tumbada en el sofá, como habíamos llevado lo justo le dije.

-¿Y si nos vamos a cenar al pueblo?

- Pufff no me encuentro muy bien

-¿Que te pasa?

-Me duele la garganta y creo que tengo un poco de fiebre.

Me senté a su lado le puse la mano en la frente y si parecía algo caliente. Con todo el tema candente piensas mal, pero ella misma me dijo.

-No te preocupes son anginas, me lo noto

-Bueno no te voy a contradecir está claro

-Pobre de ti jajaja

-Te preparo algo?

-No, tranquilo creo que me voy a ir a la cama a ver si mañana me levanto mejor.

-¿De verdad? ¿No quieres nada? ¿Quieres que pregunte en recepción si tienen un paracetamol, que seguro tienen?

-Que no, no te preocupes ya mañana si eso, me voy a la cama me duele todo.

Se levantó me dio un beso y se fue para la habitación, empezábamos bien el fin de semana. Yo salí al porche a fumarme un cigarrito y hacer una cerveza, me apalanqué en  una de las tumbonas, el cielo estaba súper limpio, el reflejo de la piscina, el paraíso, pero claro preocupado por ella, sin disfrutar...Me fui a la cama pronto y si estaba caliente así que algo de fiebre tenía.

El sábado a poco de levantarme, apareció ella con cara de haber dormido mal.

-Buenos días ¿que tal estás?

-Pufff ahora mismo como se mi hubiera pasado un camión por encima.

-Normal, pero te encuentras mejor?

-Si al menos parece que no tengo fiebre y me duele menos al tragar. Necesito una ducha a ver si espabilo que vaya hartón a sudar.

-Ya, ya...

-No tenemos de nada, bajo al pueblo y algo encontraré, subo lo más básico al menos para comer y cenar.

-Si vale

-Me visto y voy

-Ok busca una farmacia y compra parecetamol al menos

-Vale ¿Algo más?

-No, no, ya si eso cuando volvamos me pillo antibiótico, pero parece que mejor.

Quedamos así ella se metió en la ducha, yo me vestí cogí el coche y bajé al pueblo más cercano, al llegar, primer problema, no había farmacia, así que ya que estaba me fui hasta el pueblo más próximo con farmacia y compré todo allí, pero al final entre una cosa y la otra me dieron casi dos horas fuera, entré con las bolsas de la compra, las dejé encima de la encimera de la cocina, coloqué lo que era de nevera y no apareció. Me extraño, pensé que igual estaba en la cama y fui, no estaba, salí al patio y para mi sopresa ahí estaba tan tranquila tomando el sol en bikini y con un martini blanco. Reconozco que su actitud en ese momento me sentó como un tiro, llevaba dos horas dando vueltas, preocupado y ahí estaba tan fresca.

-Vaya....recuperación en tiempo récord

-Jajajaja no te creas, aun ando algo fastidiada.

-Ya claro y lo mejor para las anginas es secarse al sol y tomarse un Martini....

-Jajaajaajjaa bueno mal no va ¿Has tardado mucho no?

-Si claro he tenido que buscar una farmacia en el quinto coño....si lo sé me lo ahorro, el Martini parece más efectivo.

-Jjajajaaja uyyy como venimos ¿Prefieres verme como ayer hecha un trapo?

Entonces empezó a fingir que se encontraba mal entre risas y eso acabó de encenderme. Me fui directo para ella, la cogí de la mano y la hice levantase, el complejo era de casitas adosadas, entre casa y casa había una valla de madera, que impedía ver, pero no escuchar claro, tampoco sabía si estaban ocupadas pero me dio igual, estaba realmente encendido con su actitud, la llevé hasta el porche entre quejas, pero sin mucha resistencia, sin soltarla con la otra mano saqué una de las sillas que había junto a la mesa, me senté y directa a mis rodillas, llevaba un bikini rojo, de aquellos muy bajitos de tiro y que cubren solo media nalga, ella se quejaba que nos iban a oír los vecinos.

-Haberlo pensado antes -le dije-

Pasé la mano por las nalgas, aun estaba algo mojada la braguita del bikini. Me encanta su culo, pequeño pero redondito, precioso, pero no era el momento de admirarlo, sino de ponerlo del mismo color que el bikini.

Y me puse a ello, empezó a caerle una lluvia de palmadas en mis  rodillas, el bikini tapaba más bien poco, así que muchos desde el principio cayeron en piel sin protección, ya es escandaloso de por si, aun más con la braguita medio mojada, al principio siguió protestando por el tema del ruido, pero cuando empiezan a picar, la cosa se olvida. Estuve un rato sin pausa, unos cinco minutos largos de continua zurra. Paré y se hizo el silencio, a lo lejos se escuchaban los gritos de unos niños jugando en alguna de las piscinas, pero no parecía que hubiera nada en las casas contiguas. Entonces se levantó y se llevó las manos al culo...

-¿Se puede saber que haces?

-Puffff estoy malita...ya vale ¿no?

Me levanté la cogí de la mano, bajamos los tres escalones que daban al césped de la piscina y la puse mirando la valla.

-Las  manos encima de la cabeza, que no tengas tentaciones.

Cuando lo hizo, cogí la braguita del bikini  por detrás y tirón hacia abajo, ella sola terminó en los tobillos.

-Aqui quietecita y piensa si el alcohol es lo que te conviene.

Ahí la dejé, desde las otras casas nadie podía verla, pero no dejaba de estar al aire libre, con el culo también al aire y rojito. Me senté el porche me encendí un cigarro, sin quitarle ojo de encima, pensando en su actitud. En el único momento que la perdí de vista, fue un momento que entré dentro a buscar algo, me senté de nuevo y la llamé. Salió del improvisado rincón, con la braguita del bikini en la mano, subíó los tres escalones, y se puso frente a mi que seguía en la silla, encima de la mesa había un termómetro que había comprado en la farmacia, un rato antes, lo vio, rechistó, le indiqué que la quería en mis rodillas ya. La tuve que mirar fijamente unos diez segundos hasta que cedió, saqué el termómetro del estuche.

-Has tenido suerte solo tenían de estos digitales.

Le di al botón, con la mano izquierda le separé las nalgas y le metí el termómetro en el culito, aguantándolo esperando que sonase la alarma, ella allí quieta, como  una niña, mientras le tomaba la temperatura de aquella forma. Cuando sonó la alarma lo saqué...

-No tienes fiebre.

-Ya te lo he dicho.

-Bueno pero este culito necesita más calor, a ver si así aprendemos algo de responsabilidad.

Dejé el termómetro en la mesa, la coloqué bien y empecé de nuevo a azotarle el culo ahora ya sin  protección de ningún tipo, el escándalo era considerable, además inconfundible, el sonido de una zurra a mano culo al aire es inconfundible. Poco a poco fue cogiendo colorcito, síntoma inconfundible de efectividad en la zurra. Cuando empezaba a picarme la mano paré, cogí la braguita del bikini la puse en sus muslos....

-Mmmmmm aun le falta un poco y me duele la mano ya. Levanta.

Se levantó y otra vez manos al culo, cachete en el muslo.

-Las manitas  y no te lo digo más. Entra dentro.

Entramos, dejé por eso la cristalera que daba al patio abierta, al lado del sofá había una mesita baja de madera redonda y me pareció justo lo que necesitaba. La cogí la puse en el centro, un par de cojines del sofá encima y le dije :

-Ponte....y no voy a repetirlo.

Resopló pero lo hizo, la medida era exacta, culo bien expuesto y bajito, se agarró de las patas de la mesa cuando escuchó que me desabrochaba el cinturón, lo saqué de las presillas, lo doblé a la medida exacta, y lo dejé en su culo rojo, fui a por la braguita del bikini, la puse sobre su espalda.

-Está será mi guía, cuando lo tengas de ese color, pararé.

Cogí el cinturón y lo dejé caer golpe seco de arriba a abajo, el cuero cruzó su piel, un suspiro...y empezaron a caer los azotes a base de cinturón. Hay un truco, para igualar ambas nalgas, que es ir cambando de lado, el cachete más lejano al lado, es el que más sufre, así que un cambio de lado, iguala color y escozor. Diez de un lado y cambiaba a diez del otro, así lo hice cuatro veces, dos desde cada lado, dejé el cinturón colgando de una silla, el color de la piel ya era bastante parecido al de la braguita del bikini, incluso algo más oscuro en algún punto, me puse en cuclillas y empecé a acariciarle el culo, rozándolo solo con mis dedos, me encanta las reacciones de su piel, fue sentir el roce y erizarse a pesar de tener el culo como un tomate maduro, lo malo de esas reacciones corporales es que incitan a buscar más y acabé buscándolas en otras zonas más intimas también muy expuestas en esa posición, mis dedos jugando en su sexo, los labios hinchaditos, la lubricación bajando por los muslos y el clítoris duro y sensible...así estuve un rato, simplemente jugando a mantener la excitación y aumentarla pero sin culminar...

Hasta que la cosa escapó de control, y terminamos de desfogar los dos en el sofá.

Un rato después yo estaba en la cocina y ella en la piscina desnuda totalmente con el culo rojo. Después de comer una larga siesta, al despertar ella seguía durmiendo y yo caté la piscina por primera vez, estuve un rato y no salió, al entrar estaba tumbada en el sofá desnuda me miró y sonrió.

-No sales?

-Creo que me va a dar fiebre otra vez...

-Si claro, el pico de la tarde...

-Ya

-Pues paracetamol antes que suba ¿no?

-Si me lo traes por favor.

-Si claro.

Fui a buscarlo, con el dejé la caja en la mesa,  me senté a su lado.

-No me traes un vaso de agua

-No lo necesitas

Entonces se fijó en la caja y se puso roja, en la caja se leía "Febrectal  adultos600 mg".

-Venga antes de que suba.

Y así fue como volvió a mis rodillas aquel día, no sé si sería muy efectiva la medicación, lo que es seguro es que después de ponérsela volvía a estar mojada..

Continuará...




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