Jardín, ducha y rodea.

 

Habíamos salido, aunque todo el programa de fiestas se había suspendido, se nos hacía muy raro no salir un día al menos, a celebrar lo que aquel año no se podía celebrar. Tal vez por eso y por el tema de horario de cierres de bares a la 1 habíamos querido correr mucho y todo hay que decirlo volvíamos a casa contentitos, entre risas, previsores eso si no habíamos cogido coche y en vez de pillarnos un taxi de vuelta, que era lo lógico, nos dio por volver o al menos intentarlo andando, la noche estaba bonita y no hacía aún frío. 

Por querer acortar nos metimos a atravesar el Campo Grande, entre risas como dos adolescentes, no es que fueramos equipados para andar, ella aun menos, con unos tacones de vértigo y el vestido blanco con topos azules que tanto me gusta, muy del rollo pin-up, en algún momento dimos alguna vuelta extraña y nos dimos cuenta que andábamos por alguna zona apartada del parque, apenas había nadie, entonces vi un banco con vista a un jardín, uno de los muchos y el único ruido en aquel momento era el de un pavo real que andaría escondido entre la maleza, me senté y me encendí  un cigarrito, que nada más encender me quitó riendo.

-Bueno como estamos hoy....entre el numerito de antes y ahora chistosa, yo diría que buscas algo.

-Jjajajaajaj puede ser...pero vamos el experto eres tú.

-Me estás retando?

-Yo??? sería incapaz de eso, soy toda una señorita...

-Bueno eso está bien pero siempre señorita es un poco aburrido ¿no?

-Jajajaja vaya yo pensaba que te gustaba que me portara bien "disciplina y orden" (dijo imitando mi voz) jajajaajja

-No si risueña estás

-Y más cosas, que no voy a decirte estoy

-Y para eso hay cura?

-Ya te he dicho que el experto eres tú.

Le hice el gesto con el dedo que se acercara, lo hizo prudente, pero juguetona, cuando la tuve a tiro, todo fue muy rápido, directa a mi regazo boca abajo en el banco, al principio le dio por reír y provocar moviéndose sensualmente, pero en el silencio del rincón solitario del parque se empezó a escuchar un sonido monótono y rítmico el sonido de mis palmadas en su culo, siguió riendo un poco y peleando también, para liberarse hasta que con mi pierna libre aprisioné las suyas, y le levante el vestido, el rincón era oscuro, pero había la luz suficiente para ver las pequeñas braguitas de encaje negro, empecé a acariciarle el culo, a pasar un dedito entre las braguitas y su piel por todo el borde.

-Mmmmmm sabes que me encantan estas....

-Por algo me las he puesto.

-O, sea que ya tenías un plan trazado?

-Yo? no sé de donde sacas eso, las señoritas no van sin  ropa interior jajajjaj

-Así me gusta que tengas ganas de reir.

Entonces empecé de nuevo a azotarla ¿había motivo? bueno a veces el motivo son las ganas de jugar y si encima sigue la provocación, vía libre. Estuve un rato ocupándome de su culo, en aquel banco, en un determinado momento, tiré de las braguitas hacía arriba despejando las nalgas, el sonido de la piel contra la piel es inconfundible, si hubiera pasado en aquel momento un vigilante o la policía hubiera tenido un problema para explicar la escena. Ella en mis rodillas tumbada, con el vestido levantado y recibiendo una lluvía de azotes, las risas cesaron, se hizo el silencio, un silencio de respiraciones y gemidos...hasta que paré, sin apenas luz, el tacto de mi mano con su piel y el calor que desprendía era mi única guía para saber que estaba siendo efectivo, calentita hasta llegar a casa, para seguir.

La situación, la excitación, la escena hizo efecto en nosotros despejando los vapores de alcohol, serenándonos y provocándonos otro tipo de efecto, nada más levantarnos la cogí de la mano, se acabaron las risas tontas, pero la tensión erótica se disparó, esa tensión silenciosa, necesitábamos espacio y teníamos prisa, salimos del parque y pedí un taxi, cuando paró le susurré al oído.

-De camino dame las braguitas...

Nos montamos en el taxi, el taxista me pidió la dirección mientras yo miraba de reojo por el retrovisor el asiento de atrás, ella sonrió, no fui malo y le di conversación al taxista para despistarlo y facilitarle la operación. 

-Como ves al Pucela este año?

Mano de santo, el taxista empezó a largar sobre fútbol, mientras yo seguía atento al retrovisor su contorsiones, finalmente me alargo la mano, la cogí y en ella había algo, lo cogí con disimulo y al bolsillo, por el retrovisor le lancé una mirada, que entendió a la primera, con disimulo levantó el vestido por detrás, para que su culo desnudo y calentito tocase directamente la tapicería del taxi.

Diez minutos más tarde, el taxi paraba en la puerta del edificio, nos bajamos, pagué al taxista y entramos en el recibidor, pulsé el botón del ascensor, se abrió la puerta entramos, le di al número de piso, se cerraron las puertas y empezó a subir, nada más cerrarse, ella se abalanzó sobre mi y su mano fue directa a mi entrepierna...

-Mmmmm veo que te ha gustado la escenita del taxi....no me creias capaz o que?

-Bueno...si no te hubiera creído capaz no te lo hubiera dicho, otra cosa es que hubieras decidido probarme y no te conviene.

-¿Por qué?

En ese momento es ascensor se detuvo y se abrieron las puertas.

-Tenemos cuentas pendientes y no te conviene añadir  una más -le dije antes de salir-

Enfilamos el pasillo, hasta la puerta de piso, abrió y entramos, nada más llegar me dijo: 

-Voy a quitarme los tacones....

-Espera un momento...

Me senté en el sofá, se quedó expectante y extrañada.

-¿Que día cogiste mi coche?

-Mmmm ¿y eso a que viene ahora?

-Pues una pregunta

-No se el martes, no, el miércoles.

-No sabrás nada de una quemadura de cigarro en la tapicería verdad? 

-¿Yo? 

-(Dije su nombre completo) te repito la pregunta?

-Puffff si es muy pequeñita apenas se nota, ya sabes la ventanilla abierta una chispita con el aire.

-Ya....una chispita.

Me levanté la cogí del brazo y la llevé al rincón.

-Las manos detrás aguantando el vestido levantado "chispita"

Lo hizo, me senté y me encendí un cigarrito...

-Me encanta el culo que te hacen los tacones y no está mal el color que tiene para haberlo hecho a casi oscuras, pero tu trastada silenciada merece un color más vivo. 

Me levanté, en otra habitación habia un sillón de cuero, fui a buscarlo, lo puse en el centro del salón, mirando hacia la pared. Y la fui a buscar, la llevé hasta la parte trasera del sillón, el respaldo desde atrás, la hice doblarse sobre el respaldo apoyando las manos en el asiento, a pesar de los tacones casi tenía que estar de puntillas, le levanté el vestido, por encima de la cintura. Las piernas un poco separadas, le pasé las uñas suavemente  por la piel roja aun del culo y le dije:

-No te muevas.

Fui hasta la cocina, directo al tarro de los utensilios de madera, había uno nuevo, que jamás había tocado una olla, era una cuchara de madera de boj artesanal, con ella en la mano de vuelta al salón, ella seguía allí en posición prácticamente de puntillas, me situé a su izquierda, puse la mano sobre la parte baja de su espalda y con la otra mano armado con la cuchara empecé a pasarle la cuchara lisa, dura y fria sobre la piel, hice un poco más de presión en la espalda justo en el momento de empezar a azotarla con la cuchara, al principio azotes cortos y secos, cuando le di algo de color en especial en la parte baja del culo, pasé a darlos más intensos y largos, alternando con precisión germánica nalga y nalga. Aunque todo había empezado en plan juguetón, en el parque y de fiesta, ahora si estaba siendo un castigo real, por un motivo real y que tenía que dejar huella. Cuando decidí que era suficiente tenía la mitad inferior del culo rojo intenso con algún tono azulado, que al día siguiente se transformaría en un bonito moratón recuerdo de su travesura. 

Debía quemarle, entonces junté sus piernas y puse el mango de la cuchara entre sus nalgas, ahí sujeto, como muestra del castigo. Me senté un momento a contemplarla.....obviamente con la instrucción que si la cuchara resbalaba, habría dosis extra, no pasó y tras unos minutos fui a la cocina, cogí una rodea nueva en tela de toalla, la empapé con agua fresca, la escurrí bien y fui de nuevo al salón, allí le quité la cuchara y puse sobre su piel castigada la rodea refrescante, un suspiro y la pie de gallina y así estuve un rato acariciándole la espalda.

Tras el rato de silencio y reflexión, la ayude a incorporarse...

-Una ducha no nos vendría mal...

Nos desnudamos y nos metimos en la ducha, la hice poner contra la pared, mientras yo cogía el teléfono de la ducha, empecé con el agua fría del todo, mojándole el culo recién castigado y poco a poco yendo a caliente, hasta colgarlo, el agua le caia humeante por la espalda, empecé a acariciarle la espalda, los hombros, para ir bajando, me salté el culo y mi mano desde atrás fue directa a su sexo, lo froté con deseo, dos dedos entraron en su cueva, ella arqueó la espalda más...

-¿Me estás pidiendo algo?

-Tu que crees?

-Que si, y además hoy te voy a follar por todos los agujeros...

Guié mi polla erecta hasta la entrada de su sexo, de un golpe la hundí toda en el chocando contra su culo castigado, la cogí de la cintura mientras el aguas salpicaba en su espalda y me mojaba también, allí estuvimos bajo el agua, un largo rato y cumplí mi promesa dos veces por delante y una por detrás, bajo el vapor de la ducha.

Continuará....